Llegó el final de todo el recorrido electoral, se celebraron los
comicios locales y autonómicos y comienza una nueva etapa en la
vida de muchos municipios y comunidades de España. A lo largo del
todo el territorio nacional se dibuja un panorama muy variopinto a la
hora de formar equipos de gobierno, pues no está tan clara la
composición de muchos de ellos salvo ciudades que han mantenido las
tendencias pasadas o han abierto nuevos aires para la gobernabilidad.
Abundan los municipios y comunidades en los que hay que superar la
inercia de los tiempos pasados y tender puentes para tiempos futuros.
Parece como si costara trabajo a inaugurar un nuevo tiempo,
acostumbrados muchos partidos en dar el paso a otra forma de
gobernar, porque abundan los prejuicios y los obstáculos, el mundo
de murallas y cercas que, a veces, se levanta consciente e
inconscientemente y es difícil abolir de un plumazo. Se necesita una
filosofía y pedagogía de la cultura del pacto, “foedus ”en
palabras latinas, que tanto frecuentaron los romanos en la
antigüedad. Ellos formaron, hace dos mil años, un gran imperio con
pueblos diferentes y lejanos en sus costumbres e historia, pero,
aunque, las armas jugaron un gran papel en su expansión política,
no olvidaron a la hora de incorporar a su sistema político la
palabra federal para mantener buenas relaciones con los nuevos
pueblos que se integraban en aquel amplio sistema. No extraña el
hecho de que la Bética, provincia pacífica romana por excelencia,
fuera la que menos se opusiera a los romanos y lograra que la
mayoría de las ciudades fueran federadas, libres y colonias y las
menos cayeran por las armas en sumamente estipendiarías. En aquellas
circunstancias se evaluaban mejores resultados para la convivencia
civil y corrían con
Malas circunstancias conllevaba otras alternativas. El posibilismo y
el acuerdo prevalecían frente a otras aventuras. De esto hace dos
mil años, se ha llegado a las democracias actuales pasando por
tiempos de vasallaje, feudalismo, tiranías, oligarquías, caciquismo
y dictaduras. Se ha impuesto en la mayoría de los rincones el
sistema menos malo, porque ninguno es perfecto, de la democracia
(luego se adjetivará o se luchara por la social, formal o real).
Es el momento más importante en este interregno de planificar el
futuro de las ciudades y de las comunidades. En cada rincón y
territorio, los ciudadanos se han manifestado con su voto y ahora
toca la lectura de los resultados .Hay casos claros y notorios que
reflejan una composición de una mayoría sin cortapisas, pero sin
olvidar las aportaciones de control, propuestas y palabras de las
minorías, porque es mucho más enriquecedora para toda la
colectividad. En otros casos, los ciudadanos no se han manifestado
con una tendencia tan nítida y es más difícil formar gobiernos.
Muchos países imparten lecciones históricas de superar el
partidismo puro y duro, de asumir las responsabilidades en los
difíciles momentos de la sociedad y de afrontar retos importantes a
favor de todos los ciudadanos. Es la política de la mano tendida y
de tender puentes para que puedan pasar los ciudadanos. Cuesta
trabajo bajarse del burro a cada uno de los partidos y mucho más
difícil es pedir peras al olmo, pero hay que tener mucha altura de
miras para no empeorar los trayectos alcanzados sin mirar hacia
atrás, y, simplemente coquetear o jugar con los muchos papeles o
roles que le corresponde a cada personaje, en este caso, colectivo,
según las circunstancias. Pero, al final, el perjudicado es el
pueblo con la paralización de la maquinaria administrativa, la
indecisión e inedia de la actividad pública, el retroceso de la
vida socioeconómica, y todo lo que significa poner palos a las
ruedas del carro.
Es
el momento de la defensa de lo público frente al interés
partidista, de abrir las ventanas de la trasparencia para sentirse
más agradablemente en la curia de la participación política y,
sin lugar a dudas, el reto de procurar que se abandonen la pobreza y
la exclusión de muchos hogares para recuperar la confianza en los
gobernantes.
Esto
es lo que esperan los ciudadanos de nuestros gobernantes, y de seguro
que serán recompensados en tiempos de nuevos comicios. La pelota
está en el tejado, más bien en el campo de juego de muchos lugares,
toca jugar pero sin jugar con el pueblo. Pasó el momento de alegrías
y de los éxitos, de las felicitaciones y enhorabuenas ( las comparto
sinceramente con los nuevos concejales de nuestro municipio).Es el
momento del improbus labor, el duro trabajo, pero reconociendo que ,
si se hace con altura de miras y generosidad, será recompensado.
Felicidades y
enhorabuena.
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