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martes, 19 de mayo de 2015

ABAD JUAN DE AVILA DE ALCALÁ LA REAL

APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ABAD JUAN DE ÁVILA



            Hasta ahora,  varios investigadores alcalaínos han contribuido con sus estudios a la  biografía del abad Juan de Ávila ( +1556) a través de diversos artículos[1], al mismo tiempo que han aportado fuentes de documentación escrita desde la órbita de los archivos alcalaínos o de algunas intuiciones basadas en su  inscripciones funerarias. Con este estudio, pretendemos coperar en el conocimiento de este abad y de su familia  tan ligada a la familia  de los Reyes Católicos. Partimos de una serie de documentos testamentales encontrados en el Archivo HistóricoProvincial de Ávila. Son en concretos los protocolos  211, 250 y 251 del escribano  Gómez de Camborrio que recogen el contrasto del sepulcro, dos testamentos, un codicilo y todo el aparato de apertura, división de bienes,  y fundación de memorias con motivo de la muerte del abad.
                                               I
            En primer lugar, el primer testamento se llevó a cabo el 26 de marzo de 1550, ante el mencionado escribano y se recoge con la signatura 250( folios 21 y 43). El propio abal lo escribió con su propia letra y firmó con su propio puño en cada uno de sus folios con una preciosa letra cortesana.  Así  lo recoge unos primeros renglones escritos por el escribano con estas frases “fecho por el dicho don Juan de Ávila, se le guardó  a Su Señoría en XIX hojas y media de pliego entero, en cuatro días de abril de 1550 años” Fecho guardo otra por el dicho.  Fecho diósele en sábado siete días de mayo de 1550”.
El segundo fue llevado a cabo pòr el escribano mencionado anteriormente en sus casas de los arrabales de Ávila, junto al monasterio de Santo Tomás, donde vívía y moraba en 22 de septuiembre de 1553 en medio de varios sacerotes que hicieron de eestigo ( dos canónigos de la iglesia de Burgohondo, Francisco Gallego y Cristóbal de Arlagos, los clérigos Juan Luis de Vitoria y Domigo Garcez y el procurador Francisco de Peñalosa) y ocupa los folios 340 hasta el 351 del legajo 250. Revoca algunos aspectos del anterior testamento y  fue escrito por escribano, su firma es firme y con rasgos notorios.
-          El tercer testamento está muy cercano a la muerte del abad, porque se realizó en 8 de octubre de 1556,  y se levanto ante el mismo escribano en las casas de su morada, ya mencionadas, extramuros de la ciudad y junto al monasterio mencionado, estando presentes por testigos el padre vicario  fray bernardo de Ladrada, , el licenciado Sebastián Delgado, el camarero Francisco Gallego y los clérigos Juan Luis de Vitoria, Juan Bautista Guillamas y Gregorio González. Este testamento se enriquece muchísimo por nuevos personajes que aparecen beneficiados de su mayorazgo, relacionados con la Corte. Además, la firma del abad es muy débil fruto de la debilidad y consecuencia de la enfermedad.   
            El día catorce de octubre de 1556, ya había  fallecido  el abad Juan de Ávila y sus albaceas se dispusieron a llevar a cabo  el inventario de bienes, reconocimiento de rentas de los distintos beneficios y la partición de bienes. Estos son los documentos que completan el legajo 251, desde el folio 223 hasta  el 303.
            Por último , en el protocolo 211, desde el folio 204 hasta el 209, se encuentra el contrato entre don Juan de Ávila y el escultor Pedro de Salamanca para realizar el sepulcro de  sus padres en la capilla del monasterio de Santo Tomás de Ávila.


Muy bella introducción  del primer testamento propia de  un hombre culto cristiano frente a las otras introducciones que son más protocolarias y  adpatadas a las creencias cristianas del abad.

            HOMBRE HUMANISTA Y CRISTIANO

                        Sus manifestaciones son rotundas y típicas del humanista, porque en la primera frase  se percibe la condición humana material del cuerpo  cuyo último destino en la muerte::

            “In nomine Dei Nostri Jesus Christi. Amen.. Cogncoscida cosa es que el hombre  es criado y hecho de materias alterables e corruptibles, que perpetuar no se puede.E ansi por orden natural  e por Status univeral de Dios, esta establecido e ordenado  que todo hombre naturalmente muera, de donde se sigue  qie el morir es muy cierto a los hombres;  por esto el día e ora de la muerte es incierto e no sabido, lo qual, considerando  yo don Juan de Avila, abad de la abadía de la ciudad de Alcalá la Real e administrador perpetuo  de  la abadía y monesterio de Nuestra Señora Santa María de Burgo el Hondo, estando sano  e bueno de salud corporal,  que Nuestro Señor Dios es servido de me dar, y en   todo my juicio y entendimiento natural,  otorgo e conozco por este público instrumento que ordeno mi testamento e última voluntad, a gloria e honra de Dios Nuestro Señor en la forma e manera siguiente, lo qual quiero se tenga  e guarde, después de mi fallescimiento, en la distribución de los bienes temporales de que por la  su voluntad de Dios he gozado e gozo”.

            Pero, a su vez,  toda la vida proviene de Dios quye lo ha creado y ante el que  presenta esta bella confesión :

“Primeramente  confieso que creo y tengo todo lo que cree, tiene y confiesa la Santa Madre Iglesia Apostólica de Roma baxo de cuya fe católica protesto vivir e morir e moriré e viviré e con esta fe, encomiendo mi ánima a Dios Padre todopoderoso que la hizo e crió a su imagen e semejanza, e, a nuestro Señor Jesucristo que la redimió por su muerte y pasión, al qual suplico me quiera perdonar mis culpas e pecados e ofensas e contra su divina Magestad he cometido”.
El abad don Juan. 
            Se muestra como una persona sencilla, moderada, austera y, rigurosamente, parca y sobria a través de sus manifestaciones de mandas en las celebraciones funerarias.
            A través e las distintas mandas,donaciones y claúsulas testamentarias, podemos sacar las conclusiones muy interesantes de las familia, sus legados, sus amigos, su hacienda y su formación cultural. Nos vamos centrar en los asuntos eferentes a Alcalá la real, reservando los otros puntos para una publicación provincial.

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            VIVIENDA DEL ABAD Y FECHA DE SU MARCHA DE LA ABADÍA

            Aunque estaba relacionado con la abadía por medio de sus  provisores, el abad marchó de Alcalá en 1542, tal como se manifiesta en la partición de bienes realizada a finales de octubre de 1556.
El abad vivía en la posada y casa de su provisor Diego Hernández, casa austera y sobria donde dejó los utensilios tras su marcha.

PARA HONRAS FÚNEBRES, MISAS Y ENTERRAMIENTO

            Su sepultura se fijó en la iglesia y monetario de Santo Tomás, situado en los arrabales de Ávila junto con sus casas y huertos, concretamente en la capilla de su madre doña Juana Velázquez de la Torre “ en le vaso de piedra que está en la dicha capilla y cae hazia la parte donde se dize el Evangelio”.
            Su memoria quería que fuera recordada con honras, novena e cabo de año y “ se haga a vista y determinación de mis testamentarios a los que encargo se haga con moderación sin pompa del mundo”.
            En concreto, es muy interesante la referencia a las pompas fúnebres de la abadía de Alcalá la Real, porque nos ilustra del boato de la abadía, su personal eclesiástico y la liturgia de la Iglesia Mayor de la Mota “  item  mando en la iglesia Mayor de mi Abadía de la ciudad de Alcalá la Real me sean hechas e se me hagan mis honras en la manera siguiente. Que un día a vísperas se llamen todos los clérigos, sacerdotes que en la dicha ciudad de Alcalá oviere al presente, e se junten en la dicha Iglesia Mayor. e me digan una vigilia cantada de nueve lecciones y sus vísperas  de difuntos , y mando que den a cada uno de los clérigos que presentes se hallaren  vestidos con sus sobrepellices, medio real de plata o su justo valor, e, a los que fueren beneficiados en la dicha ciudad, un real a cada uno; e, otro día luego siguiente, se junten todos los dichos clérigos sacerdotes de la dicha ciudad en  la dicha iglesia, e se diga una misa cantada de requiem por mi ánima con sus dáconos e  subdiáconos, e un respondo asnymismo cantado, e todos los que de  los dichos clérigos pudiere e quisiere dezir misa este día la digan por mí en la dicha iglesia  de requiem; y quiero que den a cada uno de los clérigos, que presentes se hallaren al oficio de la dicha misa vestidos con su sobrepelliz,  diez maravedíes , e, si dijere misa, se le dé más de los dichos diez maravedíes, veinte y cinco maravedís  por la misa, y si fuere beneficiado, déle por que se halle presente diez maravedíes e un real más por la misa, si la dijere; e mando que, al sacerdote que dijere la misa cantada, por ser hallar presente e por la dicha misa,  le den los dos reales, e, a los diáconos e subdiáconos por ser vestir a la dicha misa y estar a ella, y al responso, den cada uno un real; e quiero que, si todos los clérigos sacerdotes de la dicha ciudad  no pudieren decir misa el día que se celebrare la misa de mis honras, la celebre e diga por mi ánima otro día, luego siguiente,  y se le den veinte y cinco maravedís por ella, y, si fuere beneficiado, un real según dicho es. E otrosí mando  que a  los sacristanes de la  dicha Iglesia Mayor  de Alcalá se les dé un ducado por el trabajo que tendrán en tañer a la vigilia y responso de las vísperas y a la misa e responso de las honras a la mañana, y que mis testamentarios den lo que les prareciere que es menester  para cera e incienso para las dichas honras, que les encomiendo y encargo que lo hagan dezir e se digan e hagan dentro del año de mi fallesimiento lo  más presto que ser pueda.



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