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jueves, 16 de mayo de 2024

EL CERRICO VILCHES 75 AÑOS DE CEMENTERIO NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES

 

 

EL CERRICO VILCHES




 

75 AÑOS DE CEMENTERIO NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES

Tras la guerra civil, el hacinamiento de cadáveres y sepulturas del cementerio de la Mota desbordaba dicho recinto fortificado  y esto dio lugar a que se emprendiera por el año 1947 la construcción de un nuevo cementerio en el Cerrico Vílchez. Los últimos cadáveres que se sepultaron en la Mota fueron los de Miguel Guardia Sánchez y Carmen Roldán Conde. El número de cadáveres inscritos en el libro de sepulturas había alcanzado la cifra de 4.101 ( hay que tener en cuenta que sólo se registraban desde 1875 y, a partir de los últimos decenios del siglo XIX y  primeros del XX, se abren  cementerios en Charilla, Frailes, Mures, Pedriza, San José de la Rabita, Ermita Nueva, Santa Ana y Riberas.  Otros lo llamaban Cerrico de los Caballeros, por eso de que se establecían en su parte los palacios (no de hidalgos, sino en el sentido de viviendas cerradas dentro de un solar). Dicho cementerio fue realizado por la Dirección de Regiones Devastadas y fue inaugurado el uno de julio de 1949. Se le llamó de Nuestra Señora de las Mercedes, y lo consideraban dentro del estilo arquitectónico racionalista franquista, modélico en sus pabellones, distribución de patios, iglesia y departamentos de servicios forense, sepultureros y almacén. Unos meses antes, se hicieron ordenanzas sobre el nuevo cementerio y comenzaron a trasladarse y venderse mausoleos que ocupan la fila primera de los cuatro primeros pabellones.. Muchos cadáveres de nichos, bóvedas y panteones del antiguo cementerio de la Mota se trasladaron al primer piso de las nuevas galerías de nichos del nuevo cementerio, produciéndose poco a poco un paulatino abandono del antiguo camposanto, que cegó prácticamente la entrada del templo de Santa María la Mayor y convirtió en una terreno tétrico e inhóspito las ruinas de pabellones, galerías de nichos y tumbas de tierra,

Todo parecía que iba sobre ruedas, pero. poco a poco, se descubrieron  sus fallas constructivas de modo que tuvo que derrumbarse la iglesia y la techumbre de muchas galerías no aguantó el gran deterioro de la cimentación y la composición del terreno. Desde los años ochenta, se afrontaron obras de mantenimiento y de ampliación, se mejoró el camino de acceso y nuevos servicios como el tanatorio que cambió las costumbres de los vecinos alcalaínos alojando  a los difuntos y familiares antes de su exhumación y sustituyendo a las moradas de los allegados. Aún más, de seguro con la supervisión técnica correspondiente y  superando el avance tecnológico ante las adversidades  anteriores, en torno al cementerio se ha creado una unidad donde se alojó hace tiempo el hospital de alta resolución, y , en estos últimos años, un vivero  municipal de jardinería y, em construcción se encuentra un tanatorio de excelencia. Parece como si hubiera resucitado el cerrico de los Caballeros y se vistiera con un nuevo diseño urbanístico. Como es lógico, no me ofrecen dudas que  todos estos edificios han sido estudiados para ubicarlos en este sitio, y que hay que prevenir y realizar obras de mantenimiento, pues cualquier fisura sin cerrar mucho tiempo puede dar un susto imprevisto en todas estas edificaciones y viales. Son  ya 75 años, y, este entorno hace aparecer goteras, pero lo nefasto sería conocerlas, descubrirlas y no afrontarlas. Si no, el mismo sitio se va a ver en el Cerrico Vilchez.

 

 

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