LA DEVOCIÓN A SANTA ANA
La tradición alcalaína a devoción la imagen de Nuestra Abuela Santa Ana, se remonta a finales del siglo XV. Y se atribuye a la imagen gótica traída probablemente por D. Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo y Canciller de Alfonso XI, y su ubicación en la ermita de la Aldea del mismo nombre. Por un testamento de Sancho González, administrador de la parroquia de Santa María la Mayor a principios de siglo XVI, también, existía en la iglesia gótica mudéjar una capilla dedicada Santa Ana junto a la capilla de Francisco de Aranda, que desapareció posteriormente con la nueva iglesia renacentista y se trasladó el culto a la ermita de la aldea.
Su devoción comenzó a extenderse en Alcalá la Real a finales del siglo XVI, cuya datación parece evidente y en tiempos del abad Moya, se recogió como fiesta muy importante junto con la de san Joaquín amparándose en un Breve del papa Gregorio XV. En el convento dominico del Rosario, existía una capilla dedicada a Santa Ana por la familia del abad Pedro de Moya; también existía otra en el monasterio franciscano de Nuestra Señora de Consolación.
La Cofradía de Santa Ana cumplió más de 500 años desde que se fundó, según el testimonio de su hermano mayor Pedro Sánchez de la Hinojosa ante el corregidor Gómez de Mesía en 1568, con motivo del intento de la reunificación de cofradías ordenada por Felipe II .
La cofradía de la Señora Santa Ana se había fundado en 1518 por familias labradoras, hidalgas y artesanos. y se edificó una iglesia -ermita (ya se había levantado una primera a finales del siglo XIV), situada a media legua de Alcalá la Real. La dirigía un mayordomo y prioste de la cofradía, acompañado de los alcaldes, y se constituía por un gran grupo de hermanos.
Disponía de una cruz de la cofradía y enterramiento junto con su paño de lecho, ornamentos y recaudos, con los que se celebra misa en la dicha iglesia. Cada día se había aumentado la limosna de los vecinos de Alcalá la Real y se había construido una capilla principal con su retablo de mucho valor. Como declaraban: “Desde esta fecha siempre iba anualmente en el día de la Señora Santa Ana una procesión general con toda la clerecía por tener como se tiene mucha devoción en la dicha iglesia. Cada día se había aumentado la limosna de los vecinos de Alcalá la Real y se había construido una capilla principal con su retablo de mucho valor. Se decía misa ordinariamente y se acudían muchos devotos y aumentaba el número de hermanos y cofrades de la cofradía”.
Su fervor aumentó, a lo largo de los siglos, con la devoción de muchos particulares y el reconocimiento patronal del ayuntamiento alcalaíno en 1638. Solía acudir en forma de romería a realizar su función de Iglesia en la Mota hasta 1744. Luego, la iglesia de Santa Ana fue viceparroquia, parroquia, y de nuevo renació la cofradía en el siglo XX (1961 y 1991).
SANTA ANA, PATRONA ALCALAÍNA EN LAS ROGATIVAS
Con motivo de periodos de sequía o de lluvias torrenciales era frecuente encomendarse a Santa Ana, todavía en 1605 no era patrona, pero sí protectora de la ciudad. Se le traía a la iglesia de Santa María la Mayor, era recibida en los Álamos por un grupo de regidores, y, en procesión, marchaba hasta la Mota, donde solían hacérsele triduos y novenas, con acapilla de música, sermones y cultos solemnes.
Hay noticias por las actas municipales y los protocolos notariales que el culto a Santa Ana se remontaba a principios del siglo XVI, cuando se hacía una romería que partía desde la aldea hasta la Iglesia Mayor, donde se celebraban cultos por el mes de julio. A partir de los años setenta, la imagen de Santa Ana fue trasladada a la ciudad para celebrar rogativas con motivo de cualquier tipo de calamidades, sequías, pandemias o torrenciales. Noticias las hay de 1576, 1578, 1579 y 1580. Y, en palabras del investigador y arcipreste don Antonio Montañés Chiquero, se recogen estos datos que permiten adelantar su patronazgo; “En nuestro primeros pasos de investigación de rogativos pronto nos tropezamos con Santa Ana, viendo confirmado lo que ya sospechábamos, que desde el último tercio del siglo XVI, por lo menos, era venerada la dignísima esposa de San Joaquín, como Patrona de Alcalá la Real, y que, excepción hecha de algún particular, esta santa figuraba exclusivamente en las rogativas públicas, a cuyo efecto su efigie era solemnemente conducida, desde la ermita de Santa Ama, a la Iglesia Mayor, en los años de grandes calamidades, que alguna que otra ve afligían a esta ciudad y su comarca, Así ocurrió con motivo de las sequías de 1581, 1589, 1594, 1596, 1598,1607, 1608, 1619. 1639, 1651, 1653, 1661, 1666, y durante la peste de 1677. Este último año por la salud del rey Felipe II.
COPATRONAS VIRGEN DE
LAS MERCEDES Y SANTA ANA
Con la devoción
popular a la Virgen de las Mercedes a partir de principios del siglo XVII,
compartieron cultos y procesiones. Por eso, no es de extrañar estas palabras
del arcipreste Montañés Chiquero :” en alguna ocasión aparecieron unidas
Nuestra Señora de las Mercedes y Nuestra Abuela Santa Ana, como en 1680(30 de
abril, año de peste), en que se da cuenta que por el Cabildo Eclesiástico se hace novenario a Nuestra Señora de las
Mercedes y la gloriosísima Santa Ana,
para que pidan a Dios nos envíe temporales
de agua que son menester ; n novenario que terminará con vísperas ,
fiesta y sermón, cuyos actos acordó
asistir la Ciudad . Tal fue, también, la
rogativa que se hizo en 1690, a instancias-como la anterior- el Cabildo
Eclesiástico, y la que promovió y costeó el cabildo municipal para obtener del
cielo la cesación de la peste, en el año 1751.
.DECLARACIÓN DE PATRONA DE LA CIUDAD
DE ALCALÁ LA REAL
En
18 de abril de 1638, se recoge la justificación de la traída de Santa Ana y el
acuerdo de declarar patrona por la ciudad. La ciudad dijo que en el Cabildo
antecedente se trajese la Señora Santa
Ana, por la gran devoción que todos los vecinos tienen para pedir, en la
necesidad presente, la falta de agua como lo a fecho en todas las demás ocasiones y necesidades
que a tenido por cuyo medio si
empre a alcançado fertilidad y salud y
abundancia de frutos y que oi
evidentemente estando con tanta
necesidad de agua los campos en el punto
que lo acordó a comenzado a llover y espera en su divina Magostad de abundar los campos de agua y fertificarlos
por su intercesión y porque siempre la a
tenido por patrona y abogada y a estado con buena fe de que todos los antecesores le an votado de nuevo revalidando esta fe se
acuerda a que haga una fiesta solemne
para el domingo dos de mayo que ese día
se jure y vote por patrona y
abogada que desde luego la ciudad la recibe
por tal patrona y nombra
a don Cristóbal Jiménez Muñoz don
Juan Bautista Fernández de Valladolid, rexidores, por comisarios para hacer la
dicha fiesta y al comisario del
corpus y a la vocación se pregone, se pongan luminarias y se haga con todo a solemnidad.
EL
ACTO DEL PATRONAZGO SE REALIZÓ EL CUATRO DE MAYO DE 1638
Se
reunió todo el cabildo municipal, domingo, hizo la fiesta del voto de la
ciudad, en la Iglesia Mayor . Por su merced del señor Gobernador de la
Abadía en el altar mayor de la iglesia,
después de alabado el evangelio, se bajó a la capilla unas andas, encima de un
bufete delante de otro un bufete
Mayor donde estaba la Señora Santa Ana
en donde se puso un misal abierto junto
de su merced el dicho gobernador y la
dicha ciudad y junta. de dos en dos, de
tres en tres, la dicha justicia y regidores y, después, los jurados y el dicho
escribano, todos en la dicha forma fueron pasando , puniendo las manos en el
dicho misal y juraron a tener por
patrona de esta dicha ciudad la gloriosísima
Santa Ana siempre que en toda
ella se tenga por tal , todo lo qual acabado, su merced el dicho gobernador se
volvió a el altar mayo y pasó en presencia de mí el dicho escribano, que
doy fe.
Formaban
parte del juramento el teniente corregidor Antonio Ruiz de Ávila , los
regidores Antonio de Gamboa, Cristóbal Jiménez, Juan Fernández de Valladolid,
Francisco Salazar Mendoza, Juan Vásquez
Mesía, Juan González de Utrilla, Luías de Aranda y Leyva, don Esteban
Ortega Garrido , don Sebastián de Ortega
Valle, don Juan de Aranda Pineda, don Alonso de Benavides, don Diego
González de Mazuela, Don Rodrigo Manuel de Aranda, don Juan Fernández de
Rojas, Francisco Mirez Valenzuela, don
Juan Bustamante, don Juan Menéndez de Pineda, don Pedro de Sotomayor, Salazar, don A Andrés de Torreblanca, don Francisco
de Pedregosa jurado Francisco Muñoz y Felipe Pérez. Escribano Pedro de Medina
IV
LA TRAÍDA A LA CIUDAD DE ALCALÁ LA REAL
Por el cabildo de 22 de mayo de
1615, sabemos que ya aparece sin
haberse jurado por el cabildo municipal como patrona Santa Ana y cómo era el orden
de traer a Santa Ana desde su ermita a la ciudad de Alcalá la Real:
Se
originaban discusiones entre los miembros del ayuntamiento acerca del
orden de llevarla:
“En
este cabildo la ciudad trató de los grandes inconvenientes que tienen las
disensiones que suele haber entre los
caballeros y regidores de esta cabildo y
fuera de ella en razón de llevar las hachas
cuando se trae la Señora Santa Ana por ser doce y no puede ser
posible convidar todos los
regidores que hay; los demás que no se
convidan quedan disgustados y, sobre esto, a habido algunas
pesadumbres y se espera que las
habrá , para evitarlas se confiera al mejor orden que se podía tomar en esto de suerte que cesen los dichos
inconvenientes y sólo se acuda a la
devoción y piedad que se debe a la dicha fiesta”.
Y acuerdan
este histórico consenso, para organizar las procesiones del año (observamos que
número tan reducido se necesitaba para llevar las andas) y la
relevancia del hermano mayor de la cofradía:
“ Y habiéndose conferido la ciudad acordó que el
viernes siguiente después del día de la Ascensión de Nuestro Señor todos los años esta ciudad se junte el
cabildo llamado para el con sus
porteros que en fe de ello han citado a todos los dichos caballeros
y en el dicho cabildo se saquen seis suertes por la justicia y los seis caballeros que en ella salieren
lleven seis de las dichas hachas sin que
puedan renunciar ni dar a otros; y las otras seis las lleven caballeros fuera
de este ayuntamiento, lo cuales pareciere al hermano mayor, que es o fuere
de la dicha cofradía, que ha
de ser a su cargo el
convidarlos y no de esta ciudad ni de
sus comisarios; y han de llevar de los
lugares y, respecto de que se ordene por ciudad para
aconsejar más bien la paz y unión ,(pues
todos son caballeros) vayan interpolados
los caballeros regidores con los que no
los son sin distinción guardados
a cada uno urbanidad que a cada uno se debe”. Pero, en el mismo cabildo
rectifican para evitar disensiones y en el momento de redactar que se le comunique
el acuerdo al hermano mayor, se hace un pintoresco acuerdo:.
“ los seis
caballeros regidores que les tocare por
suerte vayan juntos en un coro por su antigüedad ; y es otro coro
lo lleven los caballeros de fuera de la
ciudad que convidare el hermano mayor,
como es dicho; y que lo que es de llevar el coro derecha e izquierda, se echen dos suertes en dos bolillas que se
hagan ; e que digan qué caballeros la una de los caballeros e la otra la ciudad y la que primero se sacare lleven el lado
derecho y esta se ha de echar el¡ día que se echa la suerte para las dichas
hachas”.
El viernes doce de junio de 1615, se celebró
una reunión muy importante para la cofradía y en ella se acordó lo siguiente:
“En este cabildo se trató de sortear los caballeros
regidores que han de llevar las hachas para traer a Santa Ana por haber de ser
el domingo que viene, conforme al
acuerdo que tiene fecho el 22 de mayo. Y
habiéndose tratado y conferido sobre ello por algunos inconvenientes que se habían de guardar del dicho acuerdo y porque en las demás
cofradías que ay en esta ciudad y la
ciudad nunca se entremete en ninguna
cosa de ella, porque todo orden es de las cofradías y hermano
mayor que convidan a los que les parecen llevar el hacha e imagen y lo demás de la cofradía; concurriendo con esto se acuerda que para la
traída e llevada a su casa de señora Santa Ana
no se den hachas ni se les haga gasto por la ciudad ni su parte se
entienda en cosa alguno; que todo quede
a elección del hermano mayor y demás oficiales de las otras cofradías; que esta
ciudad, accediendo a su celo y devoción
que tiene a Señora Santa Ana, como patrona
de esta ciudad, le hará fiestas y que no conforme a su deseo los
caballeros comisarios den cuenta de este acuerdo a l señor abad para que como a
quien le toca disponga lo que más
convenga para ello”.
FRANCISCO
MARTÍN ROSALES
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