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domingo, 9 de julio de 2023

EL ESTRUJÓN EN EL JAÉN

 

EL ESTRUJÓN

Es frecuente que en el habla se encuentra acepciones de la palabra que exprimen su significado original, ya sea desde el punto anímico como material. Muchos hemos escuchado la frase “dale al niño un estrujón” con un valor sentimental de amor. Parece como si en el primer sentido de la palabra se reconociera que estrujón se identifica con un abrazo muy fuerte para expresar esta relación con un ser de menor de edad. Sin embargo,  ya el origen etimológico descarta inmediatamente esta acepción. Pues estrujar proviene del vocablo del latín vulgar extorculare, que se traduce por prensar. Y de ahí los significados castellanos referidos  al verbo estrujar como apretar algo para sacarle el zumo, apretar una cosa blanda de manera que se deforme o se arrugue, apretar a alguien y comprimirlo tan fuerte y violentamente que se le llegue a lastimar y maltratar. Y, muy en consonancia con la frase  primera abrazar muy fuerte y con mucho cariño, como aparece en la frase anterior o esta  variant: Estrujó al niño entre sus brazos.

Incluso coloquialmente , coincide con exprimir , es decir sacar todo el partido posible.Y, en este sentido, en la provincia de Jaén, y más concretamente el término estrujón significa  la acción y efecto de estrujar. Y, más concretamente, la vuelta dada con la briaga o soga de esparto al pie de la uva ya exprimida y reducida a orujo, echándole agua y apretándolo bien para sacar el aguapié.

Si nos centramos, dentro de la provincia del Santo Reino, en la comarca de la Sierra Sur, nos ilustra de esta palabra en la actividad vitivinícola. Y, como es lógico , en la presencia abundante  de estrujón en el mundo del olivar, por eso del primer prensado de la aceituna.

Con la conquista cristiana, desaparecida la inestabilidad de la frontera y la posible tala de campos y vides,  la expansión del viñedo es un hecho innegable hasta el siglo XX. Además, de elemento esencial para la vida y de productor de riqueza, el vino impregnaba  todas las actividades de la vida. Así lo recoge  la poetisa alcalaína María Pilar Contreras:

 

         “Los capitanes que mandaban y los nobles que siguieran, formaron la primera clase social, los demás habitantes cultivaban el hermoso terreno virgen. A las márgenes de los arroyuelos que brotaban al pie de las gigantescas rocas, levantabanse las humildes casas de campo, hoy aldeas, hiciéronse plantaciones de extensos viñedos, espesos bosques de álamos y frutales, dando rápido impulso a la agricultura y a la ganadería”.

                    El paisaje  de viñas solía estar en las proximidades de las aldeas ( La Viñuela en Alcalá y Castillo), se entremezclaban las viñas con las casas; en las zonas rurales, el cereal y viñedo. Formaban una extensión de una a cinco aranzadas, que se agrupaban para su custodia con un chozón de támaras, piedras, para protegerse   de los furtivos y tenían un lagar común: sirva de muestra el gran número de nombres de l Cortijo  del lagar, lagarillo. Estos lo eran de grandes dimensiones dentro del cortijo, pequeños( cobertizo , lagar y habitación de bodega, cobertizo de retama y el lagar urbano. Claro ejemplo son los  de la Mota con su prensa, cana de conducción, receptáculo y bodega.

  De estos lagares, salían los mejores caldos. Y se clasificaban con distintos nombres  según las variantes de uva  o  el de extracción tras pisado en el estanquillo del lagar y prenda. Se cuentan entre los primeros : el vidueño o dulce, realizado con garnacha o moscatel; el más frecuente torrontés o de color amarillo, variedad española de uva blanca y muy transparente y que tiene grano, pequeño y el mollejo muy delicado que se obtenía de viñas blancas y muy dulces; el baladí que era  una variedad de cepa vinífera de Andalucía oriental, cuyo nombre procede de los árabes; mosto,, el añejo y trasañejo. Según el modo de extracción se frecuentaba el de yema que se sacaba de la mitad del tonel, el de aguapié, sacado del mosto final mezclado con agua y el estrujón.

Se reservaban  los vinos torronteses  para los acontecimientos festivos  y para la exportación y venta en lugares lejanos de la Sierra Sur. El rey Felipe IV llegó a probar los vinos alcalaínos; hidalgos, nobles, obispos y arzobispos se lo rifaban; en Granada y en la ciudad de la Alhambra las tabernas se ufanaban de los caldos alcalaínos.

 El vino ocupaba, aparte de su  función alimenticia fundamental. uno de los ingredientes en tres actividades  festivas: las mascaradas o fiestas de víspera, los juegos de caña y toros y las mascaradas o gremios.  Con motivo de la fiesta, se agasajaba con la bebida a los hidalgos caballeros que acudían de otras localidades, mientras participaban en juegos que consistían en simulaciones de luchas de caballeros cuerpo a cuerpo o contra una alcancía, figura de trapo a la que trataba de clavar alguna de sus armas.

          Los gremios de las clases populares y artesanales representaban ingenios, que no eran otra cosa que pequeñas comedietas graciosas referentes a sus distintas especialidades, A ellos se  les convidaba a vino y así ejercitaban con mayor agudeza todo tipo de excentricidades que no eran capaz de hacerlo estando cuerdos.

Pero siempre existían clases, el torrontés ocupaba el comercio entre los hidalgos y las ciudades, y se reservaba el estrujón para  las clases populares pues respondía a un vino con sabor avinagrado, prácticamente este  vino era un aguapié que se conseguía con la vuelta dada en la bisagra o soga o de esparto al pie de  uva y apretando bien. Eran conscientes de la presencia del vino en la fiesta como esta canción de un morisco en las fiestas de san Diego de Alcalá: 

Mala fiesta te dé Dios,

          Y luego tan mal San Juan

          Que te falte vino y pan

          Y tengas catarro y tos.

 

Aquel vino de estrujón debía relacionarse con todos los efectos efusivos de las personas  de modo que lo ligaran a las relaciones paterno familiares para conseguir extraer el sentimiento amoroso a la hora de abrazar a un niño.

 De este modo se extendió a otros miembros de la familia o amistades de diferente edad para alcanzar un estadio de demostración amorosa que se exhibía ante los demás. Sin embargo, no siempre el estrujón derivó en estos ni se extendió con este sentido, sino que en frases como Entre golpes y estrujones no pretendes perder mi corazón, adquiere un sentido  violento que recoge su valor original y se refleja en muchas relaciones humanas y sociales. Pues vivimos tiempos de abrazos, estrujones y besos. Pero hay que tener cuidado con la acepción más certera. Pues para algunos. Pronto se cumplirá aquel dicho :”Tres días hay en el año,/ que relucen como el sol, /la vendimia, la matanza,/ y el día del estrujón./ Está por ver a quien le tocará este estrujón final, y si se recibe con sentimiento anímico o violento.    

 



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