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miércoles, 12 de agosto de 2020

EL MATRIMONIO DE JUAN DE ARANDA SALAZAR


El matrimonio entre Juan de Aranda Salazar y  la primer mujer se realizó en 6   de enero de 1624. Ya lo comentamos hace años. Pero nos ceñimos a los datos susacintos de sus aportaciones dotales. Ahora estamos en disposición de aportar toda la información sobre este documento de la carta de dotal que se levantó ante el escribano Francisco Jordán en 1624. Lo hacía Juan de Aranda Salazar, hijo de Francisco de Aranda, ya difunto, y de Juana Villén. Y le aportaba sus bienes Ana de Jerez Cortecero, hija de Francisco Ruiz Cortecero y MAna de Jérez. Ya se habían  desposado por la Iglesia Católica y debía de tener más de veinte años, por lo que nacer en torno a 1603, y ya habia superado las fases de aprendiz, peón-cantero y oficial de cantería al amparo de su tío Ginés. En el libro diario de las cuentas de la sacristía  de la Iglesia Mayor Abacial,  se disitnguen perfectamente los diversos grados en el oficio ded Juan Aranda según el pago de los días de obra de modo que no estuvo con su tío en tierras gallegas ni en Madrid.  
Entre los bienes que la esposa aportó para ayuda al matrimonio procedente de sus padres se disitnguen los siguientes, muy ilustrativos para conocer el ajuar,  mobiliario y otras haciendas y fincas de aquel tiempo:
-Para el camaje, una cana de nogal con su barandillas y media cama con sus pañuelos (3.356 maravedíes), dos colchones de estopa con lana (1568), 4 sábanas de estopa (90), delantera de cama (tres ducados) otra ( 2), una cercadura de cana de tiradizo (  con tres sargas y un  cielo (9 ducados ), dos almohadas de tiradidillo de seda azul ( 6) , otras dos de grama ( 3), otras dos con pie (3). 
-Para la cocina y aseo,  manteles de lino (8 reales) , de estopa (12),  dos pañuelos de lino (3), dos de estopa (2), unas maseras de estopa (6), una toballa mantelada (6), otra toballa de medianillo y seda (20) cuatro toallas de tiradizo con puntas ( 6)
-Vestidos: camisa de hombre (34 reales ), otra de medianillo (25), cinco camisas de mujer a viente reales cada una, un  cercandero ( 5)  y un tendido (12), y un manto medrado ( medio ducado), dos cojines de tafetan uno negro y otro verde ( 6 ducados),  una basquiña de picardía verde ( tres ducados),  una ropa de bayeta (4 ducados).
-Muebles; garapeta (6) , arca (30),  guadamecíes (9 ducados y m edio), 3 almohada de ropilla colortada ( 13ducados), dos cojines (14 reales).
-Una tabla de horno con su  (13), un velador (5), dos sillas francesas (siete ducados), una artesa (18 reales)
-Unas devanaderas y su pie y medio (4 reales)
-Una fuente y cuatro platos (2 ducados) y  y una caldera mediana ( dos ducados).
-Dos candiles (10 reales) un morillo  con pie hueco (real y medio)..
-Unas llaves (8), unas tenazas y parrillas (6), un rayo ( 2) , una artesa grande y otra pequeñla (8), tres asadores y unn garabato (11).  tres pares de trebedesmy un morillo y una paleta pequeña ( 16) , (un almirez (11), un lebrillo (5), una canasta de vidriado (11).
-5  cuadros en quince reales.
-25 fanegas de tierra con la mitad de un cortijo en lso Coscojares, que linda con tierras de  doña Ana de Jerez, y de otro vecino  y del camino de Monterreal ( 100.044 maravedíes) , cinco carretas de paja en el cortijo (5 ducados), 
-Otro guadameci medrado en quince reales. dos esterasd de junco (once reales).
-Una aranzada de olivar en pozuelo lindero con Juan Palomoino  y Matías Ruiz Cortecero y camino (11.229)  y unos cordeles  en seis realesy un baul de cinco reales. .
La suma toral de la dote de Ana alcanzaba    174, 096 naravedíes 
Firmaron el capintero Juan Pérez, Francisco Hernandez Cabrero. y Diego Hernandez  Marques y el propio Juan de Aranda. 

LA  DOTE DE JUAN DE ARANDA

Hizo dedclaración  de los siguientes bienes, unos procedentes de su madre y otros de su trabajo e industria:
-Medio cortijo en las Vegas del Carrizal. Con cinco fanegas ( la mitad de riego y la otra de secano) , linderas con tierras de Diego López de Siles, el río y arroyo de las Parras, a setenta las de riego y a doce el secano, sumaban  120 ducados. 
-Un vestido de paño leonado con ferrezuelo (12 ducados).
-Vestido de raja y tafetán ( 24 relaes) vestido de paño negro ferrezuelo , ropilla  y calzón de terciopelo  y jubón (36 ducados).
-Un baul encorado (50 reales).
- Arca de pino en tres ducados. 
-Los papeles del oficio de las trazas de cantería en treinta y cinco ducados.
-Las herrmaientas del oficio en cien reales.
-Un coleto de ante en 30 reales. 
-Dos pares de medias de seda (90 reales).
.-Dos sombreros en 24 reales.
-Una espada, aderezos de dafatiros y pretina  en cuatro ducados. 
-Un cobertor. 
-En dineros y oros mil reales. 
Sumaban en total la parte de Juan d Aranda, teniendo en cuen ta que la mitad del cortijo era de su madre, 169.358 maravedíes del total. 
CONCLUSIONES
-Nos hemos atrevido a darle de nacimiento en torno a 1603 , porque los matrimonios se realizaba en torno a la edad de los veinte años aproximadamente. Por otra parte, por otras fuentes, por este año ya había acabado las obras de la sacristía y bóveda de la Igelsia Mayor, y el actuaba ya como oficial de cantería, de ahí que en el documento aparezca en este año como a cantero, y no maestro de cantería. En este año de la carta dotal, se le ve comprando a su madre el nueve de diciembre unas tierras como vecino del Castillo de Locubín. 
-Es  curioso que lo más valorado, salvo el cortijo fue el libro de trazas de cantería. Nos preguntamos si estos papeles no fueron sino la obra de su tío Ginés. Y debían estar muy valoradas. Hacemos nuestras las palabras de José Calvo Lopez.  en este artículo de  LA TRAZA DE CANTERÍA, PRINCIPAL PARTE DE LA ARQUITECTURA A los ojos de un arquitecto del siglo XXI, no es fácil comprender la enorme importancia que se concede a la traza de cantería en el Renacimiento y el Barroco español y francés. Ginés Martínez de Aranda, cantero, arquitecto, maestro mayor de las catedrales de Cádiz y Santiago de Compostela a principios del siglo XVII, comenzaba así el manuscrito titulado Cerramientos y trazas de montea: «Como considerase que muchos de los sabios arquitectos antiguos que escribieron en el arte de Arquitectura y la experimentaron en grandes edificios que al presente hay hechos no pusieron en plática los lineamentos de las trazas de montea [...] me pareció ponerlas por escritura [...] especialmente sabiendo la necesidad que el arte de arquitectura tiene de estas dichas trazas de montea por ser principal parte suya». Estos misteriosos lineamentos son trazados de piezas singulares de cantería, que se tienen por finalidad principal obtener las plantillas de intradós y lecho de las dovelas del elemento que el cantero quiere construir. En el caso de los muros, los arcos de medio punto o escarzanos y las bóvedas de cañón o rebajadas, este problema es elemental, y Martínez de Aranda no se molesta en explicarlo; la primera parte de su manuscrito trata sobre arcos dificultosos, que son todos los demás. Ahora bien, este saber olvidado es necesario para construir una fábrica de piedra medianamente compleja: cualquiera que incluya lunetos, bóvedas de arista, de naranja, vaídas u ovales, o escaleras de cualquier tipo, desde los humildes husillos ocultos en los contrafuertes de las catedrales hasta las escaleras imperiales de los palacios españoles. Y al contrario de lo que ocurre en Italia, la arquitectura pétrea es la arquitectura por excelencia del Renacimiento español y francés; de ahí la importancia que concede Aranda a este saber. (...). Por tanto, la extraordinaria importancia que se concede a este saber no se debe únicamente a su utilidad para resolver cuestiones prácticas; la traza de cantería goza de un enorme prestigio porque permite al arquitecto mostrar su destreza al afrontar difíciles problemas geométricos y diferenciarse del simple cantero. En el contrato firmado en 1597 con su aprendiz Pedro Pablo de Ordóñez, Martínez de Aranda se compromete a enseñarle al aprendiz el oficio de la cantería, pero «si quería adentrarse en el estudio de traza y arquitectura ansí mismo lo tengo de hacer». La distinción entre una cosa y otra no era meramente académica; unos años antes, el alguacil de Alcalá la Real había denunciado ante el corregidor a Miguel de Bolívar, Juan Meléndez Vizcaíno y Pedro de Fraguagua, porque ejercían el oficio de cantero sin estar examinados. Los denunciados respondieron que lo suyo es un arte y no un oficio, y que por tanto no estaban obligados a rendir el examen que exigían las ordenanzas, lo que dio lugar a un pleito interminable ante la Chancillería de Granada. Pero lo más significativo del caso es que se procede contra Bolívar, miembro de una familia de canteros de larga tradición en la zona, y no consta que se haga lo mismo contra Ginés Martínez de Aranda, un recién llegado a Alcalá en aquellos años. El episodio parece indicar que el estudio de traza y arquitectura es lo que permite a Martínez de Aranda escapar de la condición de artesano tardomedieval, de laborator, de artífice mecánico, por medio de la ciencia, y en particular de la geometría.  De esta manera, la consideración de la traza de montea como disciplina científica justifica su elevada posición dentro de los conocimientos que debe poseer el arquitecto. Llegados a este punto, es momento de examinar en qué consistía este estudio






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