Para pretender un joven a una moza por novia y declararle el
amor aquel le escribía una carta de amor y ella le contestaba
personalmente; otras veces, mandaba a una mujer intermediaria (la
alcahueta de turno) para que consultara
si la moza amaba o no al joven, se
sucedían mensajes cruzados hasta que se accedía a la formalización del
noviazgo. Si se conseguía, el joven se reunía con sus amigos y entre todos le
hacían una serenata a la novia. Para celebrarlo, se asistía al ritual de
“romper la teja”
Era
el momento en el que novio visitaba la novia, y los amigos lo sorprendían hablando y le preguntaban: ¿Qué vale más la
novia o la teja?, a continuación rompían la teja y le daban un pequeña serenata,
el novio acompañaba a sus amigos y los invitaban.
En
tiempos de nieve los hombres y mozuelos tapaban las puertas de las tabernas
hasta cubrirlas y por medio de canciones los increpaban a los taberneros para
que les hartaran de vino y, a continuación, dejaban la salida de la puerta
expedita.
En
los arremates, sobre todo, de la aceituna se frecuentaban en el último día de faena una
comida campesina, donde las mujeres más jóvenes de la cuadrilla colocaban un
pañuelo sobre la cabeza del amo, al que lo cogían descuidado, y le decían “Este
pañuelo es de una señorita pobre y pasa sobre la cabeza de un caballero noble, quién
lo fía”, y le respondía el amo “Yo lo fío”. Con esto se le pedía al amo una
convidada, que consistía en buñuelos con chocolate o guisos con choto.
Los
suegros solían hacer regalos a las novias y se los llevaban a sus casas, donde
la novia les ofrecía a la suegra dulces y una copa de aguardiente. En los días
festivos, los novios y las suegras
tenían un pequeño detalle con las novias, regalándoles el turrón en las
ferias, las castañas en el Día de los Santos…
La mujer aportaba todo el ajuar de la
casa, que era confeccionado personalmente por ella, los novios también le
aportaban cantidades de dinero a la novia durante el noviazgo. El novio
aportaba los aperos para el laboreo de la tierra, los animales del trabajo y el
grano para el consumo de la hacienda familiar. El corral corría a cargo de la
mujer, que comenzaba a poblarlo de
gallinas, pollos, pavos (se los solían regalar). Los novios acudían
separados, como ahora, a la iglesia: las novias eran acompañadas por las
mujeres (a la diestra de la novia iba la madrina y a la izquierda la hermana de
la novia o bien una prima suya); los novios eran acompañados por los hombres, a
la diestra del novio iba el padrino y, a la izquierda, el hermano del
novio bien un primo suyo; detrás de los
dos, iban los invitados.
No era el ceremonial de una boda, como
se hace actualmente, sino que desarrollaban sus rituales durante tres días:
Primer día
La
novia se solía vestir de un vestido nuevo, que no era necesariamente blanco y
que había sido confeccionado por ella misma con ayuda de su madre o de alguna
costurera; el novio también solía estrenar traje y llevaba sombrero de copa. . Solían
casarse los novios en la iglesia por la mañana, y como ahora, a la salida y en
las puertas del templo, les solían echar los amigos y familiares trigo a los
novios. Luego se iban a la casa de los recién casados a tomar el desayuno, a
continuación solían dar el regalo a la novia, que se solía echar en la falda de
la novia. Cuando ya habían juntado todos los regalos, padrinos, padres de los
novios y novios solían contar el dinero. Tras esto, se celebraba la comida o convite
( se invitaba a los más cercanos y había garbanzos tostados, dulces y
aguardiente, el novio y la novia y los suegros ofrecían comida y bebida en una
bandeja de la siguiente manera: el novio ofrecía el aguardiente, luego la novia
los garbanzos tostados, y por último los suegros dulces) en la casa del novio , y por la noche se hacía un baile en el patio
de la casa de los novios hasta la madrugada –para ello se contrataba a alguna
persona o grupo para tocar con un
acordeón canciones, principalmente fandangos de pueblo o aldea . Tras el baile y la marcha de los invitados, se
acostaban los novios, y, a media noche, los invitados le tocaban una serenata a la
vera de la ventana.
Segundo día
Los padrinos solían despertar a los
novios, para que los invitasen a aguardiente. Por la noche, se realizaba otra
sesión de baile en la casa de los recién
casados, y, por la noche los parientes solían tocarle una nueva serenata.
Día tercero
Los
novios solían visitar a los padrinos y a los padres, y en su casa les invitaban
a comer y allí les deseaban suerte para las nuevas vidas.
Las mujeres solían recibir regalos de
adorno. Eran aderezos de filigrana, de oro bajo con piedrecitas y con
esmeralda, que servían para los anillos, gitanillas de uno o dos lazos,
alfileres de pecho y de cruz.
CANCIONES DE NOVIOS
A la calle Rosa,
Me voy a vivir
Por ver a mi novia,
Bajar y subir
Subir y bajar,
A la calle Rosa
Me voy a mudar.
Cuando al hospital llegaste
A visitar a los enfermos,
Y a mi cama no llegaste
Este sentimiento tengo.
La jerigonza( “serigosa”)
Que la quiero ver bailar,
Saltar y brincar
Y andar por el aire,
Que mi niña es
la jerigonza
del fraile,
Déjala sola
Déjala sola,
Que mi niña
parece una rosa,
Busca compaña,
que mi niña
Parece una araña.
tenían su encanto ,tiempos pasados
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