SALVADOR FRÍAS PINO
Pablo Batmala y Salvador Frías saliendo del ayuntamiento alcalaíno tras los primeros ayuntamientos de la II República |
Hace unos
días, en el cementerio de San Eufrasio de Jaén se rendía homenaje a las víctimas de la guerra civil y
se entregaba a la familia de Salvador Frías Pino el expediente de sus últimos
momentos de su padre. Ha sido una persona que casi ha
pasado desapercibido por la historia de Alcalá y su figura fue muy importante en el movimiento
político de las clases populares de esta ciudad.
Nacido en 1888
en la ciudad de la Mota, era de familia republicana, porque su padre, Juan Paredes, había sido concejal
en la Primera República
y , en los apenas dos años que se mantuvo aquella Asamblea Ciudadana, como se
denominaba en las actas municipales, muy activo, transmitiéndole la ideología
republica en una población dominada por el partido conservador.
Gracias a las fotografías y a las descripciones
de sus expedientes oficiales, era de tez morena, cara fina y una altura de
1.61. Como herrero, tenía su taller en una de las primeras casas de la calle
Tejuela ( Abril y , luego República)
donde se encargaba del arreglo de muchos aperos del campo y otros instrumentos
y herramientas del mundo agrícola ganadero; había recibido los primeros pasos de la enseñanza en aquellas
escuelas oficiales, que se arrendaban en casas particulares y , en algunas
ocasiones, se ubicaron en los claustros de Consolación y del Rosario, sabiendo
leer, escribir y adquiriendo los conocimientos básicos de ortografía, cálculo,
doctrina y materias básicas de aquellos tiempos. No quedó su instrucción en las
simples destrezas escolares, sino que, en su adolescencia, recibió, de su propia familia, una formación autodidacta en el campo de la
política, pues desde el principio se
formó con los libros recibidos de Francia sobre el socialismo, como comentaba
un sobrino suyo que visitó las salas altas de su casa y comprobó en su niñez
algunos ejemplares procedentes de editoriales parisinas.
En su madurez,
se casó con la alcalaína Mercedes Álvarez Canovaca, con quien tuvo dos hijos
(Antonio y Esperanza). Todavía vive la hija Esperanza en la capital del Santo
Reino, y el hijo expandió su estirpe por
tierras francesas tras la guerra civil. Salvador pronto se inició en la vida política
en medio de una comarca completamente dominada por los partidos turnistas,
sobre todo por el partido conservador representado por miembros de la tendencia
datista. No llegó a tener mucho éxito en
los primeros decenios del siglo XX para alcanzar un cargo de concejal dentro de
la candidatura socialista-republicana, porque se encontró con muchos
impedimentos y restricciones para la difusión de sus ideales de tal modo que, en
1909, ya fue perseguido e investigado
por el juzgado de Instrucción, por el
hecho de que estuvo relacionado con su
militancia política republicana junto
con su padre Juan Frías Paredes. Fueron tiempos , en los que había nacido el
Círculo Republicano de Alcalá la
Real y los de muchas aldeas, y se hizo una fuerte campaña contra ellos por
el partido del poder, como manifiesta el propio cronista Guardia Castellano en
el Libro de Notas para la
Historia de Alcalá la Real. Incluso , recibió una
acusación judicial por sus ideas junto contra Juan Miguel Bermúdez, Manuel Medrano, y Francisco Moya Pérez.
Fue
miembro fundador de la S.O. de la Emancipación de Oficios
Obreros, sita en la calle Veracruz de Alcalá la Real , (
años después quedó reconvertida en la S.O. Unión
y Defensa, que se mantuvo hasta el fina de la guerra civil en la capital jiennense),
concejal del ayuntamiento alcalaíno en tiempos de los primeros años del
Directorio Militar representando a los sindicatos ( UGT) junto con Pablo
Batmala en 1924 y 1925; ambos dimitieron
sin llegar a los dos años;
posteriormente secretario de la Agrupación Socialista
de Alcalá la Real
hasta su disolución en los años treinta. Fue reelegido concejal alcalaíno
representando la candidatura republicano socialista que triunfó el 14 de Abril
, en la
Segunda República ,
ocupando el puesto de primer teniente alcalde del ayuntamiento alcalaíno, y, tras
la dimisión del Pablo Batmala como alcalde, los sustituyó en este puesto y ocupó el cargo
de alcalde de Alcalá la Real
(1931-1933) que lo desempeñó hasta ser
cesado, dos años después, por el Gobernador
Civil y ser elegido el candidato republicano liberal Calvo Montañés. Formó, de nuevo, parte como concejal del consistorio tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, y
ocupó, por esta misma fecha, el puesto de diputado provincial (1936).
Le tocó vivir
los momentos más difíciles de la guerra
civil en la localidad alcaláina durante el periodo republicano como presidente del Comité del FP en 1936.Tras la toma de la ciudad por las
tropas del coronel Muñoz en 30 de septiembre de este año, se marchó a Jaén,
donde ejerció de comisario político
hasta finalizar la contienda civil. Al mismo tiempo, fue alcalde o presidente del Consejo Municipal de la zona republicana (1937-1939); dicho
ayuntamiento sufrió varios desplazamientos de sede en Ribera Alta y La Hoya de Charilla para acabar residiendo en la aldea de La Rábita.
Participó
activamente en todas las medidas de guerra con rigor y seriedad enfrentándose,
incluso, al delegado gubernativo de Jaén
al que llegó a apresar, y defendiendo los intereses alcalaínos frente a las decisiones
de las autoridades foráneas. En este tiempo, el Boletín Oficial de Granada publicaba que se le
incautaba todos los bienes de su herrería y vivienda personales.
Fue fusilado y
sepultado en la fosa 548 del cementerio de San Eufrasio de Jaén, acusado de ser el líder de los
socialistas, Frente Popular y de todos los cargos que había ejercido
anteriormente.
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