EL NIÑO MUERTO
También
recogido del libro de Guardia Castellano “De mi pueblo y de mi hogar” es el
argumento de una película que se echaba en el cinematógrafo de principios de
siglo XX en la Plaza
del Ayuntamiento, por cierto muy frecuentado por la población. Otros temas de cine eran sobre vidas de santos, reyes, generales,
detectives, bandoleros, celestinas, damiselas, diablos, barcos, raptos en una
aeroplano, robos en cementerios, erupciones del Vesub
Empezaba el autor viendo dicha película e iba contando:
Érase
un matrimonio que se había unido más por intereses que por afecto y cariño de
tal modo que se habrían divorciado ya desde hace tiempo sino fuera por el hijo
de esta unión en la que tenían puestos sueños contrapuestos.
El
padre era un conde arruinado, jugador, mujeriego; la madre era una honrada
mujer del pueblo, hija de un afortunado naviero. Este último legó en su
testamento toda su fortuna al nieto ante la conducta impropia de su yerno con
respecto a su hija. A pesar de que no le correspondía aquella fortuna, el padre
malgastaba sus rentas con el juego. Para colmo de males, no sólo era un
derrochador y disoluto sino también un insidioso y un criminal. Pues maquinó la
muerte de su propio hijo para quedarse
con la fortuna.
Una
noche, mientras dormía su hijo, tomó un fresco de veneno y se lo puso junto a la mesita del hijo que se encontraba enfermo como si se
tratara de una medicina para curarlo. Inmediatamente, intentó marcharse de la habitación para esquivar cualquier tipo
de sospechas. Sin embargo, la madre estaba presenciando todas las maniobras
escondida tras un tapiz del dormitorio que ocultaba las rendijas de la puerta del dormitorio del niño lo estaba
viendo.
La
madre se inquietaba por los alaridos del niño que no pegaba ojo y no sabía como
lo podía adormecer. Cayó en la cuenta de que en el armario tenía un beleño que
era una pócima antiansiolítica diagnosticada por el médico en los momentos de
sus crisis de nervios. Se lo dio al niño y quedó dormido. A continuación, envió
al niño a una amiga suya modista.
Le
prepara una cajita cerrada donde en su interior encierra al niño y su ropita.
Llama a un mandadero para que se lo entregue a la costurera. Cruza calles y caminos hasta entregarlo.
Se
interrumpió el cinematógrafo y no se supo cual era el final o desenlace de este
Niño Muerto.
Paco nos has dejado intrigados
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