DÍA SEXTO DEL RUTERO DEL CAMINO
Día intenso, con
el punto de mira en los Montes de León. Me recordaba un romance que cantaba
nuestros antepasados sobre un caballero perdido EN ESTOS LARES. Tras
el fuerte desayuno en el hotel leonés, el guía le dio contenido épico al tramo
del camino hodierno para azuzarnos y darnos acicate de héroes. Estábamos en las
puertas de Galicia. Como escribía el guía Nos
vamos acercando a Santiago y el camino vuelve a hacerse duro. Como penitencia
cogeremos una piedra del llano y la dejaremos a los pies de la Cruz de Fierro como llevan
mil años haciendo todos los peregrinos.
Mal
día para el que suscribe, tras echar una foto al Hospital de León nuestro amigo Pablo Aguilera, y mira
por dónde se produjo un trabajo del duende del camino y me dejé en la
habitación el teléfono móvil. Lo que podría haber sido una pesadilla y un
ataque de ansiedad, me sirvió de relajamiento durante dos días que lo
recuperamos con la ayuda de todos y de Ismael a la llegada de Salamanca.
Tras pasar
por pueblos cercanos a la capital leonesa, el
Camino Francés se internaba por la maragatería. Encantadora comarca que
fue habitada a por arrieros y que aún
mantiene su hábitat rural plasmado en
sus casas de sillarejo y provistas de
portalón, y " sus danzas al son de
la flauta y el tambor y sus guisos pantagruélicos”- Por una carretera comarcal
, nos dirigimos a Castrillo de
Polvazares y Santa Colomba de Somoza. Preguntas sobre abades ( Somoza y su Laberyntus) , y ,ante la
revuelta de la dificultad de las preguntas, el tribuno de la plebe Pepe
Cazado me sugirió otras más pueblerinas
y sencilla, que inauguramos con el descubrimiento de un personaje popular y
apodo alcalaíno. e inauguramos una nueva
serie que acabamos cantando el pasadoble de Chivami. Bajamos el listón de los
premios y ya se encarmaba al primer lugar Antonio León y segundo Paqui Cano.
Los terceros se multiplicaban. Por un paseo paralelo a la LE-142 bajamos suavemente
hasta la altura de Valdeviejas, donde se encuentra la ermita del Ecce
Homo, construcción del siglo XVIII Se hicieron las necesidades y se facilita credenciales. A unos 150 metros a la derecha
de la ermita, en la carretera que conduce a Valdeviejas, Desde allí partimos
hacia la Cruz del Ferro. Y, luego,
llegamos a Foncesbadon por
entre pinos, chaparros y algún que
otro abvedaero que nos palió la sed. Antes, se produjeron algunas bajas-
Despedimos Foncebadón tras
habernos repuesto y, calle arriba, entre
muros caídos y la iglesia, cuya espadaña recibe siempre las primeras luces del
día y algún que un albergue . A la salida tomamos el camino de la izquierda,
que en suave pendiente nos acerca hasta la carretera LE-142, nuestra guía en la
etapa de hoy . Algún que otro abrevadero de camino, cuestas
empinadas, ubn boj de color cárdenos, monte leonés, pizarra. Por una senda paralela a la carretera, que
avanza junto a algún bosquete de repoblación, llegamos hasta la Cruz
de Ferro. Situada a
unos exactos 1500 metros
de altitud (el techo del Camino Francés en España), no es más que una pequeña cruz
de hierro aupada por un desproporcionado mástil de madera. De espaldas a la
cruz es tradición arrojar una piedra al montón ya levantado. Un gesto calcado
al que hacían los segadores gallegos cuando se desplazaban a Castilla para
trabajar en los campos de cereal y también los arrieros y los pastores
trashumantes . La fotografía
colectiva, encuentro con peregrinos franceses que rezaban en el prado, mientras
lance una piedrecita al montón, zaherido pòr muchos ante mi vagancia y subimos al autobús que estaba esperando
y rezamos el Ángelús. Epopeya cumplida y sin mucho esfuerzo. Junto a la cruz se
erigió en 1982 una capilla consagrada a Santiago Apóstol, que todos visitamos
Después, la recompensa consistió en un cocido maragato en el encantador pueblo de
Castrillo de Polvazares. Excelente cocido maragato, natillas,
orujo y café, vítores a los cocineros, vista la pueblo de recinto histórico por
doquier, panaderías del medievo, ....Y Nos dirigimos a Astorga, en una breve
visita, donde contemplamos la
Catedral y Plaza del Ayuntamiennto ,comprando el célebre chocolate.
En Astorga comprobamos "el amor de Gaudi por la Edad Media" con el
palacio episcopal en forma de exin castillo .
La : Asturica Augusta, nos recibió
en la Estación de Autobuses, y , tras pasar la muralla romana, llegamos a la
catedral, seo y palacio episcopal .Luego
rápidos como unos centellas, por la calle principal contemplamos gran cantidad
de confiterías que hay en Astorga, que nos con sus anuncios de engatusaron, mantecadas
y hojaldrados, es muy difícil o, más bien imposible, abandonar la antigua
ciudad romana sin haber probado un solo dulce. Ya desayunados, dando la espalda
a la fachada del Ayuntamiento de Astorga, atravesamos la plaza Mayor para
colarnos por la calle Pío Gullón, situada a la izquierda de la plaza. Tras
cruzar García Prieto continuamos de frente por la calle de Postas y la calle
Santiago.
Y
de allí, por autopista, emprendimos la entrada a Galicia psando a lo lejos por
Ponferrada y comentando su castillos templario.
En principio castro y más tarde ciudadela
romana.
La En Orden del Temple lo amplía y mejora desde el siglo XI al XIII.
El aspecto actual se debe a una gran cantidad de ampliaciones y reformas llevadas a cabo desde el siglo XV hasta nuestros días.
La En Orden del Temple lo amplía y mejora desde el siglo XI al XIII.
El aspecto actual se debe a una gran cantidad de ampliaciones y reformas llevadas a cabo desde el siglo XV hasta nuestros días.
Llovía y cambió el paisaje desde Ferreiras,
donde lanzamos algunas preguntas sobre su origen y relación con los primeros
moriscos que se afincon en Alcalá. Y, al paso por el monte O Cebreiro comentó
el guía la leyenda. Como el camino era muy largo, se nos hizo corto entre preguntas
y poe,as. Sirva de ejemplo este romance titulado MARAGATOMAQUIA:
Vamos a cantar , señores,
las hazañas de guerreros,
las hazañas de guerreros,
Que no son los de la Iliada,
Ni Eneas ni Odiseo,
Ruteros del Maragata,
Que porfían un Campoameno.
Van todos muy empatados,
No ha conseguido ni un terreno,
Por eso Paolo Aquileira,
Hombre fiel y rociero,
A cambio de preguntar,
Se hace en la ruta el primero.
Decían que era de alma épica,
Y que no era tampoco un cuento,
Subir esta dura cima
Sin alaridos y resuellos.
Y tuvimos mil Aquiles,
Patroclos y Polifemos,
Por eso que un solo ojo
No hubo ni mal tropiezo.
Penélopes hubo pocas,
Y Telémaco el de menos.
Pues, cuando llegamos a la cruz,
Que la llaman la del Ferro,
Nos sorprendieron los de Ïtaca,
Franceses y anglo-norteños
Entre cantos y salmodias
En medio de un gran silencio.
Faltó la pregunta culta,
¿por qué Paolo fue el primero
No sin antes realizar
Y ser un buen consejero
En el páramo burgalés,
Donde llano era el terreno,
Que Troya no se gano en un día
Sino en nueve años completos?.
En el Cebreiro entramos ya en otro mundo, en
Galicia, por la lluvia lo observamos desde los puentes elevados de la autopista
por Piedrahita casi al final de nuestro peregrinaje d aquel día. Lloviendo, con
el gris de la tarde y un revolcón de preguntas con paisajes de grelos, verdes
pastos, vacadas y caseríos por doquier llegamos a Lugo. En el hotel nos
alojamos. Pero, tras dejar las maletas, fuimos a la catedral y a la plaza de
Lugo, regrésanos para la Cena por lo alto de la muralla roma de Lucus. Un
día completo y empapados.
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