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domingo, 23 de abril de 2023

BARTOLOMÉ LÓPEZ DE QUIROZ

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EL ORIGEN DEL TEATRO EN ALCALÁ LA REAL

 

 

Como decíamos ayer refiriéndonos a la extinta cofradía de la Santa Veracruz, cuyos restos se conservan en la hermandad de Jesús en la Columna de Alcalá la Real por ser cuadrilla que se mantiene hasta hoy : “En el siglo XVII, fue importante la unión  que mantuvo con la Cofradía de la Santa Caridad, formando  el Hospital de la Veracruz y  Santa Caridad, manteniendo su cementerio y , lo más interesante, creando el Corral de Comedias que sirvió de fuente de ingresos para la cofradía, aunque parece que ya se regentaba en muy malas condiciones sobre el 1587, siendo abad Andrés de Bobadilla.

Podríamos dar datos de la existencia de obras dramáticas desde mediados del siglo XVI, entre las fiestas del Corpus representando autos sacramentales  y recitaciones y en las propias iglesias con autos de Pasión y de Navidad.

Hemos encontrado la presencia de un famoso autor de comedias, que estuvo en la ciudad de la Mota, durante 1595, nos referimos a Bartolomé Lope de Quirós, lo que nos demuestra sobre la presencia del teatro en el Corral junto a la iglesia de la Veracruz. De este autor hay referencia nada menos que en un testimonio de Lope de Vega, que lo cita por sus desavenencias con otro autor de nombre Velázquez, que no tiene nada que ver con el pintor sevillano en beneficio de Gabriel de Porras  en torno a este año y sale a colación en las declaraciones  Quiroz, en un momento que Lope de Vega se encontraba exiliado en Valencia y había escrito obras para estos autores de comedias:

No obstante, cuando el procurador le preguntó

Preguntado, si lo son tanto [sc. amigos], por qué están encontrados ahora

- dijo que porque las comedias que le solía dar las dio a Porras.

Preguntado por qué se las dejó a Velázquez y se las da a Porras

 - dijo que porque estando él en Sevilla no se las pidió y llegó primero el dicho Porras.

Preguntado si le dan algún género de interés porque las dé más a uno que a otro

- dijo que no, sino que él las hace por su gusto a ratos ociosos, y es su gusto darlas más a uno que a otro.  Vio este testigo que [Lope de Vega] le dio a [Bartolomé] Quirós, autor de comedias, que estaba en la dicha ciudad en aquel tiempo, una comedia que allí hizo, y que en todo el tiempo de los dichos dos años sabe este testigo que el dicho Lope de Vega estuvo en Valencia cumpliendo el dicho destierro del reino, porque desde cualquiera parte donde estaban los autores de comedias le escribían al dicho Lope de Vega a la dicha ciudad, y les respondía y enviaba algunas comedias, hasta tanto que hubo cumplido los dichos dos años de destierro del reino.

 

Por lo tanto, la presencia de Quirós nos hace ver que Lope de Vega fue conocido por los alcalaínos de aquel tiempo, probablemente en las obras de Los celos de Rodamante y Las ferias de Madrid. Y se benefició de tener  un teatro de la cofradía, porque la mayoría de los teatros que funcionaban  durante el siglo XVII pertenecían  a un municipio o a una cofradía.  Y las ganancias se aplicaban a la subvención de necesidades comunes, hospitalarias o más ampliamente municipales, con lo que aseguraba la continuidad “ como resultado de la naturaleza permanente de las entidades que regentan los teatros”; también, proporcionaba a la actividad teatral un fuerte argumento defensivo frente a los ataques antiteatrales que acontecieron con su caída en la Ilustración, . por último, enraizaba la legitimidad y defensa de la actividad teatral en su función económica en mucha mayor medida que en sus valores culturales. Paradójicamente, esta última consecuencia va a incidir a finales del siglo XVIII en la prohibición de las representaciones en algunos centros teatrales cuando, debilitado el atractivo económico que el teatro suponía para los ingresos municipales, se allane el camino para el triunfo de determinadas campañas antiteatrales.

Por el documento alcalaíno (AHPJ. Legajo 4804, folio 344 v-347 ) podemos datar el  nacimiento de este autor en Valladolid, y su presencia circunstancial en Alcalá la Real para una escritura de poder que conllevaba el pago de cierta deuda contraída con un mercader de Lisboa. No es de extrañar, porque estos autores de comedias se relacionaban con los gobernantes de la vida de la ciudad a la hora de las celebraciones del Corpus y  del Carnaval, donde preparaban los gremios para sus acciones dramáticas, en Alcalá la Real, los ingenios. Así lo encontramos a Quirós en 1585 en Madrid. Al acercarse estas  fechas importantes los autores de comedias se inquietaban y trajinaban preparando la compañía, junto con os detalles importantes para una representación como lo era la indumentaria. Si tenemos en cuenta que el único capital que posee una compañía, un representante, es la ropa, y también que el vestuario constituye uno de los elementos más vistosos y simbólicos del teatro de la época, no nos extrañará que sea esta cuestión la base fundamental de los preparativos que aparecen con frecuencia entre la documentación  de las fiestas extraordinarias.    Por este documento de Madrid, se  observa  la relación mercantil entre representantes, autores, maestros de danzas y comerciantes en víspera de fiesta, referido sobre telas y ropas para la fiesta carnavalesca:

 Sepan quantos esta carta de obligación vieren, como yo, Bartolomé López Quirós, autor de comedias, estante en esta corte, otorgo y conozco por esta carta, que me obligo con mi persona y bienes, muebles e raíces habidos e por haber, de dar e pagar, e que pagaré realmente con efeto a vos Diego Páez, mercader, vecino de esta villa de Madrid, o a quien vuestro poder oviere, conviene a saber once ducados de a once reales cada uno, los cuales vos debo y son por razón de unos greguescos de terciopelo color rosa seca, guarnecidos con un pasamano de oro fino y una almilla de Granada, todo ello poco traído, que de vos compré, igualado en el dicho precio de que me otorgo por contento y entregado a mi voluntad, por cuanto lo recibo e pase de vuestro poder al mío realmente y con efeto y en razón de la entrega . Y por la dicha razón me obligo y pongo plazo de vos dar y pagar los dichos once ducados para el día de carnestolendas primero que verná deste presente año de 1586 años. Y se declara que todas las vezes que yo el dicho Quirós representare en esta corte [desde hoy el día de la fecha desta en adelante, —entre líneas— ] os tengo de ir dando y pagando y os daré y pagaré de cada representación un ducado y hasta que realmente os acabe de pagar estos dichos ducados, once ducados [fórmula legal]. Otorgo ansí ante el presente escribano público y testigos yuso escritos, que fue fecha y otorgada en la villa de Madrid, estando en ella la Corte y Consexos de Su Magestad, a 25 días del mes de enero del nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo de 1586 años.

Bartolomé López Quirós, autor de comedias, firmó otro contrato de obligación con mercaderes por telas y ropillas que terminará de pagar el día de carnestolendas, y un tercero en el que la deuda finalizó el domingo de Cuasimodo. Bartolomé López Quirós no fue un representante de renombre en el mundo de los cómicos del XVI, Cisneros, Cuevas, Velázquez o Porras encabezaban, como diríamos en términos taurinos, el cartel de primeros espadas en la feria teatral; grandes acontecimientos como el Corpus, su octava o Santa Ana eran motivo de pugna entre ellos, claro que entonces el Ayuntamiento dirigía las representaciones, pero quizá fiestas populares, organizadas por los gremios, las ocupaban autores de segunda fila, posiblemente porque cobraban menos, no podemos olvidar que la parafernalia del Corpus Christi suponía para el Ayuntamiento una fuerte inversión económica. Estamos, pues, ante un autor de comedias que el mismo día 25 de enero de 1586 se compromete en dos escrituras de obligación con dos mercaderes distintos, Agustín de Arcos y Diego Páez, por razón de «una ropilla tranzada de piñuela negra nueva» por 18 ducados, con el primero, y «unos greguescos de terciopelo color rosa seca guarnecidos con un pasamano de oro fino, y una almilla de Granada de polvo, todo ello poco traído», por 11 ducados, con el segundo mercader. Nótese que la ropilla, llamativa, «greguescos con pasamano de oro fino» poco usada, se termina de pagar en carnaval: once ducados, uno por representación. La fórmula más usual de pago a los mercaderes por parte de los autores es la de saldar su deuda una vez que éstos llevan a cabo la última representación, ese mismo día, fundamentalmente en el caso de fiestas oficiales cuando el Ayuntamiento ha asegurado la representación y al parecer también en los casos en los que no organiza el Municipio.

También  Bartolomé López Quirós se encargó de las representaciones en corral desde el 12 de enero y trece días más tarde, el 25 de enero de 1586. Este documento parece que no se refería a las  once representaciones incluidas en la temporada de la representación en corrales, puesto que no nos consta en esta fecha, como a veces ocurre, una petición de licencia para representar más días «como los italianos», por lo tanto, serán, creemos, piezas relacionadas con el festejo carnavalesco las que ocuparían el espacio callejero para la diversión de un público acostumbrado a las manifestaciones colectivas y al espectáculo teatral. Si insertamos el mundo de representaciones paganas carnavalescas en el ciclo de celebraciones públicas, tenemos que destacar las de carácter religioso donde los autores derrochan ingenio: Corpus, Santa Ana, Santiago o Cuasimodo.

Este autor, por el año 1595, se encontraba por Sevilla, y el cuatro de septiembre en Alcalá la Real. Ante el escribano Gregorio Marín declaraba su vecindad de Valladolid, su oficio de autor de comedias ( director de una compañía)  y su estancia en la ciudad de la Mota. Manifestaba tener una deuda  de 2.900 reales con el lisboeta Agustín de Santa Ana  sobre un resto de 3.500 reales. Los había adquirido por una obligación en la ciudad de Calatayud, lo que demuestra su estancia como dramaturgo en esta ciudad con corral de comedias,.  Y su paso posterior por Lisboa donde había pagado seiscientos reales. Ahora solicitaba un aplazamiento de deuda hasta la Navidad de 1596, lo que le fue concedido. Aparecían como testigo Martín Pérez de Escurra , vecino de  Madrid y Juan de Arguello, vecino de Valladolid, por parte del deudor, y, el propio Agustín Santana; los alcalaínos Francisco Méndez de origen portugués y el jurado Miguel de Utrilla . Arguello y su mujer María Gutiérrez eran comediantes suyos, que en 1603 pasaron a la compañía de Granados;  y lo mismo Escurra.

 

 

Esto evidencia la presencia del teatro y el corral de comedias en Alcalá la Real.  Pero, las obras de restauración del Corral de Comedias se llevaron a cabo entre 1626 y 1628, interviniendo los mejores canteros y arquitectos alcalaínos. Así, el veintinueve de Junio de 1628, siendo hermano mayor Martín Hernández Cantarero, tasó las obras del Corral el maestro de la Iglesia del Rosario Pedro de Arévalo Portillo, que fue a apreciar" lo que se hizo a  tasación con el quarto de frente  del teatro, que es donde está el aposento de la ciudad, que son cuatro pilares y sentar las columnas y enlucido y todo lo demás tocante al dicho quarto desde el suelo alto en quanto a la manifactura son los materiales, yeso y maderas y así como  las demás columnas, corredores y gastos en yeso y aposentos y ventanas y la escalera". La tasación de las obras alcanzó dos mil cincuenta reales. Lo que demuestra que respondía a un espacio estamental, donde los pisos altos y cuartos se reservaban a las autoridades civiles y a la hidalguía con sus propios escudos, y  el patio a la gente plebeya.  Solían arrendárselo a una persona ,que le proporcionaba una parte estipulada y la reserva de asientos y determinados días de fiestas. Como datos de lo que venimos exponiendo, en el año 1623, siendo hermano mayor Francisco Ramírez Valenzuela, se le arrendó a Juan Alonso de Bustamante por ciento cuarenta ducados anuales,  en la misma cantidad el año 1626  a Juan Martín Hernández de Alcántara o Rafael Ventura Martínez en 1629. La hermandad se dedicaba durante este siglo a la fiesta de la invención de la Cruz, la Candelaria, al monumento del Jueves Santo, a la procesión del mismo día, sin muchos gastos en ella , salvo la trompeta contratada y los músicos y ministriles que acompañaban a la procesión. Pero, con el tiempo cambió la vida organizativa y se enriqueció con las actuaciones del  Corral. Pues, como manifestamos en otra ocasión:

 

“A pesar de que el principio de siglo significó  un paso en la reorganización financiera de la cofradía, el final de siglo supone una gran participación en la vida cofrade de la Semana Santa. Su cabildo era presidido por un miembro de la curia abacial, un notario o  provisor, y se celebraba el cabildo ordinario y  anual  de elección del hermano mayor-

Hemos encontrado que en 1593 el autor de comedias sevillano Pedro Toro y su mujer Isabel Bautista se encontraban en Alcalá la Real y pagaban a Pedro Illescas de Jaén cien reales de deuda ante Juan de Burgos.

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