HACE 411 AÑOS MURIÓ PABLO DE ROJAS, IMAGINERO Y ESCULTOR ALCALAÍNO
FRANCISCO MARTÍN
ROSALES
Hace 411 años murió el
escultor e imaginero alcalaíno Pablo de Rojas. Sabíamos que era el maestro del ilustre
imaginero Juan Martínez Montañés y una persona fundamental para el desarrollo
de la escuela granadina. Sabíamos, por importantes críticos de arte, que había
intervenido en muchos retablos, imágenes y obras no suntuosas de las
diócesis de la Bética Oriental, Hoy día, su figura se ha convertido en un
personaje perfectamente estudiado desde que tuvimos la suerte de descubrir el
nacimiento en la ciudad de Alcalá la Real y su bautizo en la parroquia de Santo
Domingo de Silos,el 16 de noviembre de 1549. Su paso por la vida quedó fijado y
descrito cuando descubrimos que sus herederos, de ascendencia
alcalaína, los Sardos, habían acudido a los notarios de Alcalá la Real a
partir de 1611 a testimoniar poderes y ratificar la parte de herencia que les
correspondía por ser miembros de segundo grado y quedar Pablo sin
descendencia, tras haberse casado con Ana de Aguilar. En el interirm, de
aquellos datos encontrados hacia el 1984 han pasado treinta y ocho años muy fructíferos para poner al
día casi toda su biografía: su familia de origen italiano de la isla de
Cerdeña sardo ( por su padre el pintor Pedro Sardo, natural de Cagliari), su
relación y formación con artistas de Alcalá la Real, Granada y Jaén, su marcha
y establecimiento de un taller en la calle Elvira de la ciudad de la Alhambra,
su escuela y sus discípulos, su influencia en la vida local granadina y la
expansión de su obra en otras diócesis ( Málaga) y reinos ( Córdoba,
Granada y Jaén), el refrendo de la maestría sobre Juan Martínez Montañés y
otros escultores, y la revalorización de su figura y obra, sobre todo por estudiosos e investigadores de Arte
de las universidades granadinas y jiennenses, sobresaliendo en su labor el
profesor Lázaro Gila Medina.
Desgraciadamente, no
hemos podido encontrar su testamento, pero documentos derivados con el reparto
de los bienes y pleitos referentes a censos ligados a ellos, nos permiten sacar
varias conclusiones:
En primer lugar, el
gran número de obras que han ampliado su catálogo de atribuciones a su persona,
o, al menos, a su entorno dando lugar a refrendar la importancia de su gubia y
su arte con respecto en el entorno artístico que se desenvolvía. Hoy, gracias a
los documentos notariales, ya son noticia pasada la atribución del
desaparecido Nazareno que se veneraba en la iglesia de los
trinitarios Calzados de Granada, tan bello y cercano a esta secuencia de la
vida pasional de Jesús como lo consideraba la beata Beatriz de Jesús, y el
conde de Maule se lo atribuyó a Gaspar de Becerra; también se han
rechazado falsas autorías como las los cuatro medallones con relieves de los
Evangelistas en la catedral de Granada; además se han revisado algunas
atribuciones de don Manuel Gómez Moreno como escultura del retablo de
Santas Isabel; se han ratificado, por otra parte, la autoría de antiguos
estudios comparativos hechos por Gallego Burín, Emilio Orozco, María Elena
Gómez Moreno y Diego Angulo.
Se han abierto varios
campos de investigación, su conocimiento del trabajo de la piedra (ya se le
atribuía la Inmaculada del Sacromonte), pero hoy podemos conocer muchas
esculturas y bajorrelieves de sus hermanos que aún quedan en Alcalá, en donde
el participaría de pequeño (escudos de los edificios de la Mota) e incluso su
labor de tasador de las esculturas en este material como las obras de la
Contratación de Granada. No podemos olvidar el carácter de mancomunidad
con otros artistas que ha abierto la colaboración en la ejecución con otros
artistas de su tiempo: sobre todo con su sobrino Pedro de Raxis, con el otro
sobrino Bernabé de Gabiria y o con Diego de Navas, Martín de Aranda, que por
ahora conocemos.
De reciente
descubrimiento ha sido la obra de la Virgen y Santa Ana de realizadas en
1591en la iglesia de los jesuitas, hoy parroquia de san Justo y Pastor, a donde
se le atribuyen un crucificado. Ya es conocida su participación en los
retablos de la Capilla de la Antigua de la catedral de Granada con Diego
de Navas y Diego de Aranda, otro en la capilla del convento de la Merced ,
otro del convento de los Mínimos (1596) y la ampliación del retablo mayor de la
iglesia de San Jerónimo. Otro datado es la capilla de la Virgen de la Esperanza
de la iglesia de Santo Domingo de Granada o el de la iglesia de Albolote Ya
sabemos que creó muchos tipos iconográficos, crucificados, nazarenos,
columnarios etc., pero soslayando los sobradamente conocidos como el Cristo de
la capilla de los Beneficiados o el Cristo de la Salud de Santa Fe, o atribuidos como el del seminario de Granada,
recientemente fruto de recientes restauraciones el profesor Sánchez Mesa ha
incluido dentro de su círculo, tomado como el artista que trabajaba con un
equipo de aprendices y oficiales a los Cristos de Guevéjar, Padul,
Cogollos Vega y Quéntar. Esto sin olvidar la consagración de un modelo
importante y significativo del Crucificado que tiene su máxima expresión en la
obra de los hermanos Gómez en la diócesis de Málaga. O el de los nazarenos atribuidos
como el de los Mártires y de la sagrada Pasión y la clara relación
manifiesta de este tipo con los de Archidona, Antequera y el desaparecido de la
cofradía de la Veracruz de Motril. En cuanto a los columnarios, asistimos en Alcalá
la Real ciudad la presencia de un modelino que no llegó a comprarse para fondo
municipal y se le atribuye otro del convento de Santa Ana (Córdoba). Habíamos
insinuado algunas atribuciones de imágenes de Priego como el Cristo
Yacente, San Juan Evangelista y San
Pedro, hoy algunas de ellas no ofrecen duda alguna por la similitud en el
tratamiento y la comparación su Nazareno del convento de San Francisco. Ha sido
una novedad para la investigación el tratamiento de los temas infantiles como
los Niños Jesús, sobre todo el Niño Jesús de Pasión: entre ellos destaca
un Niño Jesús sobre una calavera, que se lo atribuye Sánchez Mesa,
y al que se relaciona el Niño Jesús de la parroquia de Viznar.
En segundo lugar, ya
no cabe duda de esta definición como artista a la figura de Pablo de
Rojas: “Rojas es el eslabón que enlaza el romanismo manierista con el
naturalismo barroco, el creador de los prototipos de Crucificados y Nazarenos
andaluces, y aún de los castellanos”. O coincidiendo con el profesor
granadino Francisco Manuel Valiñas López: “La llegada del barroco
no fue aquí una ruptura, sino un proceso; un caminar, medroso y decidido a la
vez que, guiado por la luz de la intuición, arribara a los dominios de
una poética nueva: la de madurez de Pablo de Rojas y los hermanos García,
en donde el idealismo cede a la fuerza de una pasión que, no por
contenida, es menos palmaria , y donde la belleza, aunque corregida, grande y
neta, no deja resultar próxima. Un arte, que por fin, se sacude el frío
intelectualismo para presumir de su segura ligazón emocional con la tierra”.
Lo digno de destacar
radica en que el estudio de Pablo de Rojas ha dado un viraje auténtico en los
estudios de la Historia del Arte, pues de ignorarlo se pasó a su primer aprecio
por parte de Hernández Díaz que minimizaba el impulso vanguardista en Rojas y
sus contemporáneos granadinos, a favor del magisterio que sobre ellos ejerció
Juan Bautista Vázquez el Viejo y que reclamaba el protagonismo del barroco
andaluz en nuestro otro paisano Martínez Montañés.; para finalmente reclamar
a Granada como punto de partida de la renovación de la imaginería barroca
andaluza, como hacen los profesores Ramón Otero e Ignacio
Henares. Pues, tras lo estudios de Gallego Burín, Orozco, María Elena Gómez
Moreno y los recientes estudios del departamento granadino de Arte de
la universidad de Granada podemos afirmar:
“Las relaciones de don
Emilio Orozco articuladas en torno a los dos ejes creativos
fundamentales , Pablo de Rojas y los hermanos García, y encaminadas a rellenar
una laguna que con la aparición de Beatriz Proske en 1967, ya
comenzaba a resultar alarmante, constituyen hasta el presente la mejor
argumentación de las conductas y valores estéticos con que
Granada comenzaba a asumir el nuevo estilo y lo que de ellos hay
en la obra de Montañés y la subsiguiente escuela sevillana, poniendo de
manifiesto una serie de relaciones de dependencia formal e
iconográfica sobre las hoy día nadie alberga duda”.
Alcalá la Real fue
curiosamente víctima de este ambiente de minusvaloración de la figura de Pablo
de Rojas a favor de Juan Martínez Montañés, siendo olvidado en las
celebraciones que se llevaron a cabo con motivo del centenario del nacimiento
de “dios de la madera”, fruto de seguir la batuta el catedrático
sevillano Hernández Díaz siempre propenso a esta tesis en contra de los
críticos granadinos que vieron plasmados sus deseos en la Exposición de
Montañés con motivo de su reciente aniversario. Menos mal que, en su última
gran publicación Alcalá la Real y la figura de Pablo de Rojas, en palabras de
Valiñas López “Hernández Díaz entonando un mea culpa ensalza el lugar
`preeminente de Rojas en la escultura andaluza y aun en la hispánica”
Y en esta línea, se editó
“La escultura del primer naturalismo en Andalucía e Hispanoamérica (1580-1625),
un estudio de investigación del Departamento de Arte de la universidad
granadina, editado por Editorial Arco y coordinado por el profesor
Lázaro Gila Medina. Un libro que
gira en torno su obra y sus coetáneos por varios profesores de
universidades andaluzas.
En tercer
lugar, durante este último decenio la propia ciudad natal ha
homenajeado a la figura de Pablo de Rojas declarándolo en 1999 como Hijo
Predilecto de la ciudad junto con Juan Martínez Montañés, y le levantó una
estatua en noviembre de 2006 dentro de la plaza de San Antón. Ofrece
la firma renacentista copiada de los documentos notariales de Granada e impresa
en el faldón de bronce donde posan los pies de Rojas. La mirada del
escultor se muestra con la melancolía de sus personajes, y algunas
características en la deposición del cabello, frente abierta, bucle y
orejas descubiertas, con una esquematización en la traza.
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