FRANGOLLO
Con el paso del tiempo, las palabras quedan en
desuso y son sustituidas en su
frecuencia de uso por otras que suelen
impregnarse en el tejido social.
Son muchos los estudiosos que han
recogido a lo largo de la historia del lenguaje estos cambios, que los
diccionarios académicos elevan a su categoría de término oficial. Viene a
cuento un término que, en las tierras del Sur de la provincia, ofrece esta
diacronía semántica a lo largo de los siglos. Recuerdo que mi madre, durante mi
infancia, me amonestaba con una palabra
con valor adjetival en la frase “no seas frangollo”,
y con valor sustantivo “ eres un frangollo”. Como es lógico, de inmediato
reaccionaba a esta amonestación, tratando de corregir los fallos o errores
ocasionados por mi prisa o rapidez en haber completado la tarea. Pero nunca
imaginaba que frangollo se relacionara con
la palabra derivada del verbo latino
frangere ( romper). Se sabe que, en Andalucía este era un acemite, término desusado y arabismo”
asasmid” , que se refería tanto al salvado con alguna porción de harina y a la flor de harina. Por cierto, que se suele usar este término de
acemite y se mantiene en el triángulo
formado entre el sur de Sevilla, Cádiz y el suroeste de Málaga, con la acepción
harina más fina. Y la Sierra Sur, tan cercana a la provincia de Granada, lo recoge y, al principio, con la acepción que se refiere “ al potaje de trigo
remojado y desprovisto del salvado mediante el procedimiento artesanal de la
frotación de dos tejas bien adosadas por la parte cóncava”. No es de extrañar que estos dos términos sean fruto de una zona
de frontera por proceder de dos lenguas tan diferentes, del conquistador y el conquistado. En
términos parecidos, la Sierra de Segura
recoge la misma acepción y recuerda su
clara relación fronteriza con otras provincias , pues esta variante acemite
serrana aparece en el Vocabulario
andaluz de Venceslada como 'pieza de pan
de harina de trigo y de maíz'.
Desde Andalucía,
posiblemente se introdujo en las Islas
Canarias, como andalucismo, y con el
significado de 'salvado' . De los varios significados documentados de acemite,
el de `frangollo' está íntimamente relacionado con la que ofrece el DRAE
de acemite 'potaje de trigo tostado y medio molido'
documentado en 1606 por médico Fontecha,
de modo que el frangollo fue la materia
prima de dicho potaje, como lo es este
plato conocido en Güevéjar y en el Valle de Lecrín (Granada}. Por ello,
tardó la Academia en localizar en Andalucía la acepción hasta 1817; y,
a partir de ese año, desapareció la consideración regional del término.
Sin
embargo, centrándonos en frangollo, que se define como maíz triturado grueso, cocido con agua y otros ingredientes
( canela, pasas, corteza de limón) al que se le añade leche una vez que se ha
espesado, es un postre tradicional tradicional canario que se sirve de frío
acompañado generalmente de leche y miel. Esta acepción de frangollo ha desbancado
otros usos anteriores. Es decir, esta
acepción se ha convertido en norma lingüística frente a la lengua y coincidente
con el habla, como diría Coseriu. Por tanto, entre los tres usos que la Real Academia
recoge en el diccionario como granos quebrantados de cereales y legumbres, cosa
hecha deprisa y mal y, en Cuba y Puerto
Rico dulce hecho de plátano machacado,
se ha mantenido la variante canaria de frangollo como postre típico a base
de leche, harina de millo, limón, huevos, azúcar, mantequilla, pasas,
almendras, canela. No obstante existen variantes de la misma receta: en algunos
lugares se hace con agua en vez de leche, o se añade matalaúva, En 1899,
aparece en Tradiciones de Alfonso
esta referencia: mandó a jacer lebrillos de frangollo [...]. Y, casi
un siglo después en 1985, Millares recoge esta tradición en Los inertes:
Ni faltaban las castañas el día de finados, los pasteles de carne por Navidad y
el frangollo el día de San José.
Entre todas
estas acepciones, la Sierra Sur ofrece una singularidad de pasar de su
significado como sustantivo referido a un grano o semilla a su uso de una tarea
hecha deprisa y mal hecha. En concreto, se
adelanta el uso de la palabra frangollo casi un siglo a la Academia
Española. Pues, en tierras del Castillo de Locubín, a mediados del siglo XVIII
el frangollo se manifiesta como grano quebrantado, astillado y partido de algunos
cereales y las legumbres de las fabáceas como el trigo , centeno, frijol o
habichuela, el acimate o el millo. Y son frecuentes los registros que los
escribanos castilleros inventariaban entre los productos que se encontraba en
los molinos de pan moler junto con el trigo limpio como el de la familia del
Conde de Humanes en las riberas del río San Juan , e, incluso, aparece en un singular paraje de esta villa con el nombre de la Cañada del Frangollo. No es de extrañar
que el término frecuentara en su uso para referirse al mismo tiempo como
producto cerealístico y como semilla sembrada en el campo de peor calidad.
De esta peor calidad del
frangollo no hay más que un paso para convertirse en una cosa hecha de mala manera y apresuradamente. Y,
entre sus sinónimos, campen amalgama,
argamasa, baturrillo, fárrago, lío, mazacote, mescolanza, revoltijo, incluso
granuja pícaro, tahúr, sinvergüenza , estafador y tramposo. Y, sobre todo fullero
bribón y tramposo. No está muy extendida la acepción de frangollo
como mescolanza de personas, cosas o ideas, que algunos escritores recogen en otros lares. Así
Guerra, afirma en sus
Memorias : En el frangollo, alharaquientas todas, las culingas nuevas
chillaban al modo de ratas, las maduras alzaban
el gatillo hasta las torres y las viejas
resoplaban clamores por las ánimas benditas, todo mientras rebullían como
condenadas. Más bien predomina con la acepción de frangollón, referido a una
persona que hace mal las cosas y de prisa Y, en la Sierra Sur no se ha encontrado frangollero
y menos escasa es frangollón, que la anota el professor Alvar en el dialecto canario como
«Persona desastrada», y MacCurdy recoge como
frangullón con el sentido de «chapucero».
Ahora corren tiempos de frangollo. A
más de uno hay que amonestarle con esta acepción que ya utilizaba Benito Pérez Galdós en sus
Crónicas futuras “ Puede
usted suprimir la sopa, el puchero, la ropa vieja, el salmorejo y el frangollo”.
Es decir, hay que ir al grano, al trigo limpio y a la harina blanca. Pues
abundan, en estos tiempos los que ofrecen el frangollo como un dulce, unas gachas de harina de maíz o de
trigo, a las que a veces se añade leche, miel, pasas, almendras u otros
ingredientes. El ejemplo que se transcribe es canario. Hoy es una voz por
completo viva y general en el archipiélago. La palabra se encuentra también en
el uso americano, aunque a veces con sentidos diferentes al canario o al que
recoge la Academia de pan molido. Pero de poca calidad, como los frangollones que abundan en nuestras
tierras.
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