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miércoles, 27 de agosto de 2025

V ALCALÁ LA REAL Y FELIPE IV .LA GUERRA DE FLANDES Y LA VILLA DEL CASTILLO DE LOCUBÍN

 


 

 

Hasta el año 1628, el rey , bajo la batuta de Olivares,  aplicó varias medidas, con las que contribuyeron  las haciendas del  clero y la promoción de los medianos,  con el objeto de recabar hombres y recursos. Pero, todas las medidas fueron insuficientes ante el fracaso financiero, motivado por los decrecientes ingresos y las dificultades financieras. Pues, la hacienda nacional  quedó hipotecada por los juros y préstamos, la  inflación incidió en un 13 por 100 y se devaluó la moneada de cobre respecto a la de plata en un 34 por ciento

 

 

Los costosos gastos que se impusieron, a partir de 1624, las guerras de los Paises Bajos por el continuo desgaste a consecuencia de los largos asedios obligó a  emprender medidas financieras para  conjugar los gastos que suponían la estancia de los ejércitos en lugares lejanos y la prolongada permanencia del servicio militar.

 

Por eso,  en 1627 la comarca alcaláina se vio afectado por la venta real  y  adquisición de la villa del Castillo de Locubín por el Marqués de los Trujillos, todo ello dentro la política de venta de terrenos de realengo para hacer frente a las guerras de Flandes. La medida hay que reconsiderarla desde el punto de vista del nacimiento de nuevas villas independientes y en el afán de recoger todos los fondos posibles  para la Corona. Algunos autores interpretana el proceso desde el punto de vista subjetivo  con óptica  competitiva y para denigrar a Alcalá como villa soberana, considerando que el rey Felipe IV no recompensó el deseo de vasallaje que los habitantes del Castillo le proponían en provecho de  los privilegios concedidos a Alcalá.

Esta villa jugaba un importante papel dentro de la comarca alacalaína, debido a encontrarse en una situación privilegiada en torno a a las riberas de varios ríos y arroyuelos, produciendo una agricultura de excedentes, que daba lugar a un comercio extracomarcal  e inerno  con la ciudad de Alcalá la Real. Sus huertas del río San Juan, arroyo de las Parras, la Isla, y el  Portillo de Jaén eran abundantes en hortalizas, sobre todo melones y berenjenas-frutales y cultivo de la seda. Comerciaban con pueblos de Granada como Montefrío, de la provincia de Jaén- Torredonjimeno, Martos, Torredelcampo, Porcuna y, por supuesto, Alcalá la Real y daba  entrada de beneficios a sus agricultures en tiempos de bonanza. Además estaba organizada administrativa por una delegación de dos alcaldes ordinarios que recibían poderes del corregidor en las penas menores y por los regidores, comisionados por el cabildo alcalaíno, que vivían en el pueblo.  Un escribano desde el siglo XVI, levantaba acta de los acuerdos. A finales del siglo XVIII, una junta de propios, formada por estos mismos llegaba constituirse pra administrar los bienes de propios y las nuevas roturaciones.

 Sin embargo el caso alcalaíno es diferente al de otras villas que se independizaron en el resto de España. De ahí que nada más anunciarse la venta de la villa se produjo un gran alboroto que puso en pie a todos los caballeros con el fin de recuperar la villa. Los alcaldes ordinarios y todos los vecinos protestaron el acto de posesión el día 27 de Noviembre de 1627, iniciándose el pleito para la recuperación[1]. Es verdad que estuvo cierto tiempo en manos del Marqués donde puso una alcalde mayor que regía la ciudad. Fueron los momentos en los que intervino el regidor alcalaíno, Ruiz de Mendoza con una serie de maniobras en las que, dentro del marco legal, trató de crear el ambiente adverso en la villa contra la ciudad de Alcalá, al mismo tiempo que concertaba con el propio marqués las estipulaciones de la devolución de la villa. . Se estableció un precio de 7.250 ducados por legua que comprendía a todos los terrenos. Esta villa tenía  por aquel tiempo dos leguas y media y cuatrocientos vecinos. Por lo tanto la operación ascendió a 7. 250.000 maravedís. Como síntoma del favoritismo de la época y de la red de influencias del conde-duque, la finca fue adquirida por don Antonio Alvarez de Bohorquez, consejero de Hacienda. En veintinueve de noviembre de 1627, pagó el dicho comprador al factor de la Corte, Ambrosio de Espínola, diez mil ducados en moneda de plata doble.

 

La venta del Castillo y las repercusiones que tuvo con el cuarto de legua que se cedió al marqués de lso Trujillos significa un momento trascendnetal de la historia local, porque se cuestionó la  importancia de la ganadería en  la economía local. De ahí que todos los regidores, con todos los medios posibles,  trararan  de que la medida real no se aplicara, invitando a la villa a oponerse mediante una convocatoria de concejo abierto a campana teñida, con el fin de no perder los pastos de aquella zona montañosa. Y, no sólo defendieron esta sona sino la lindera con la del maqués, conocida por el Cuarto de Legua. Lo basaban en estas razones.

.”..muchos aguaderos, criaderos, abrevaderos y ganaderos se sirven de esta dehesa y oto que habán hecho o comprado y de la gran sujección de ellos(... )por la gran estrechez del término por oprimidos los labradores y ganaderos(...)el monte de Cofrida valía más de 100.000 ducados y no los 1.500 que se había vendido..”

 






El Litigio con el Castillo

 










El asunto venía de lejos. Se remontaba al siglo XVII. Además la  villa del Castillo de Locubín ofrecía en este reinado la misma decadencia que Alcalá en su zona fortificada, donde los vecinos minaban las faldas de su base para aprovisionarse de yeso con el que pudieran construir sus nuevas casas, dando lugar a varias medidas de protección del pie de la torre del Castillo[2]. Muchos alcaldes ordinarios eran clientes y amigos de los regidores, y estaban ligados a ellos  por favoritismo y por dependencia económica hasta el punto que primaba más la lealtad personal que los conocimientos, dándose el caso de que muchos de ellos ni apenas sabían leer ni escribir y provocaban situaciones de tensión entre los propios miembros del cabildo que no permitían reelecciones  entre la población.  Así, en el año 1623, una provisión del Consejo de Estado obligaba a que le quitaran la vara de alcalde ordinario del Castillo a Miguel de la Peña[3].

En 1624, con motivo de la llegada del rey a Granada y su fracasado paso por Alcalá, se provocó una serie de desaveneincias con el cabildo alcalaíno, debido a que los vecinos quisieron emprender la construcción de un puente, renovando el anterior de madera, que se hallaba cercano a las Ventas del Carrizal. El alcalde Miguel García, que se había comprometido a arreglar el camino desde el Castillo hasta Chiclana y a construir el puente de madera, fue contestado por los propios vecinos castilleros  que se obligaron a pagar un préstamo de dos mil ducados para que se construyera de piedra con el fin de lograr una mayor permanencia y resistencia ante los contínuos reparos del anterior. Llegaron a declararse en rebeldía e, incluso, encargaron un trazado de la planta y, para ello, se valieron de los regidores Rui Díaz y Vázquez Mesía residentes en el Castillo para imponer las condiciones. En 1625  la propia Corona recabó un informe vecinal en el que recogió la situación problemática en la que se encontraba la villa. El clima se debió alterar bastante porque el último sabado del mes de marzo de este año  los vecinos solicitaron una junta vecinal. Desgraciadamente las actas de cabildo de los años 1625-1626 han desaparecido y no se encuentran, y, en otras fuentes, no aparecen ningun tipo de  grandes atercados.

Sin embargo, la nueva política real de la venta de las villas para recaudar fondos para sufragar su política militar volivió a renacer los deseos de independencia de la villa. El 22 de octubre de 1627, ante la venta de los veintidós mil vasallos por la Corona, se iniciaron los trámites de su valoración y, al instante, Alcalá se opuso a cualquier tipo de enajenación de esta villa de su territorio, alegando que no tenía jurisdicción ni bienes propios, pósito ni término pues era administrada por Alcalá por el privilegio concedido por Alfonso XI tras la conquista de la ciudad y confirmado por los reyes posteriores. Para seguir el pleito en la Corte,  envió a Rui Díaz de Mendoza como regidor comisionado y porvisto de  todo tipo de ejecutorias y privilegios en su defensa. Las gestiones de este regidor no debieron ser muy contundentes ni claras para el cabildo alcalaíno, puesto que siempre presentaba la información desde Madrid a favor de la permanencia de la villa en la jurisdicción alcalaína, sin embargo los intereses personales  iban orientados a apoyar la independencia del Castillo hasta tal punto que el veintisiete de octubre se presentaron en el Castillo de lOcubín otros dos regidores Juan Vázquez Mesía y el escribano Luis Méndez a impugnar la toma y posesión del Castillo por don Antonio Bohorquez, Marqués de los Trujillos. Mientras los alcaldes ordinarios y el alguacil mayor hacían requerimiento, la ciudad contactó con el regidor Rui Díaz para que se opusiera en la propia Corte a esta operación de reconocimiento y tanteara la compra del Castillo por la misma cantidad que había ofrecido el comprador, ya fuera a plazos o de entradas directas de dinero. Incluso, se disponía a vender 1000 fanegas de tierra de los Cortijos de Acquia Ata y Baja y Pinillo para hacer frente, con los arbitrios de sus  tierras, a los gastos que ocasionaran.

El día doce de este año se realizó la venta sin atender las condiciones y ofertas de la ciudad, calificando la acción cmo el perjuicio que se causa a la ciudad[4]   

No onstante, se le pidió una contraoferta al Marque de los Trujillos y en el día de la

 

Nuestra Señora de la Concepción aviendo corrido la voz en éstos de lo que pedía dicho don Antonio fue grande el rumor y el alboroto que causó y lo mal que se recibió por decir que era mucho daño y perjuicio para esta ciudad quitar de los montes mejores que hay en el término donde se albergan tantos ganados

Ante esta situación, de nuevo se escribió  Rui Diaz para quese personara en la Corte y  manifestara el desacuerdo con la venta y  la triste situación a la que se había llegado con su aplicación sin haber  atendido la oferta de Alcalá para comprarla, al mismo tiempo que  propuisera pagar la villa por la cantidad de  treinta mil ducados y,  en el mismo acto, solicitara una facultad para obtener un censo con el que pudieran pagar mediante los propios y vecinos la cantidad de la venta. La propia iglesia, en nombre del abad, se dispuso a cooperar en la restitución de la villa del Castillo.

            Las negociaciones con el marques prosiguieron a finales del año 1627, midiendo desde Cofrida e Hidalgos hasta Noalejo, apreciando un cuarto de legua que sirviera de compensación por la venta del Castillo, terreno muy montuoso. Para ello se sirvieron de la influencia del procurador jiennese en las Cortes de Castilla  Juan de Vera y Ruiz para que concertara con el comprador las claúsulas del auerdo . Aunque un gran número de regidores y familias hidalgas,-Alonso de Moya, Jerónimo Narvaez, Pedro Pineda Mesía- se opusieron el marqués por los privilegios que tenía concedidos la ciudad, el comprador  admitió la postura y ofreció la  contraoferta de convertir en pasto común para todos los vecinos el resto de los tres cuartos de legua de su propiedad colindantes con la ofrecida y aceptó recibir los intereses.

En este intervalos de negociaciones y contraorfetas la noche del sábado día 19 de enero de 1628 se presentaba esta situación

“ha llegado la noticia que el sábado a noche a las diecinueve había llegado a la villa del Castillo el doctor Roger y un juez a tomar posesión del dicho lugar por parte de don Antonio Bohorquez..se hizo contradicción por don Luis Méndez de Sotomayor y fue a tiempo cuando tomaban posesión y, para que la tomase y quedase por juez para la dicha villa, el dicho doctor Roger y otros alguaciles y gente y asistentes a la dicha notificación que el dicho juez mándó hacer a Martín Sánchez Hidalgo, alcalde, por el qual por el cual respondieron y apelaron en nombre de esta ciudad  y hiço requirimiento por esta ciudad contradiciendo la dicha  posesión así al dicho juez que no la diese el qual pretendía tomar y otro cual hicieron los escribanos ofreciendo y protestando ue se quería tantear y que ninguna cosa lesperjudicase y otras diligencias quedaron en poder de don Luis méndez deSotomayor en la villa del Castillo por pner autos y testimonios[5]

Para el cabildo de Alcalá, no se esperaba esta determinación. Pero, la confirmó cuando un escribano vino a la ciudad con una carta que le manifestaba que el marques se había visto obligado a tomar posesión por las contínuas dilaciones. No obstante, el cabildo municipal  percibía, en su trasfondo, la buena disposición por parte del marqués ante el posible convenio que todavía se prefiguraba por el contenido de la carta.

El día 22 de enero un nuevo juez de residencia , de nombre Antonio de Castro, llegó al Castillo para medir el término, a lo que se opuso Alcalá  alegando que no tenía término ni lo hubo desde la antigüedad. También, envió a un abogado y al comisario Francisco de Mendoza para poner todo tipo de obstáculos a  que se llevara  la medida del término castillero.

En este preciso momento, se recibieron algunas noticias desde Madrid bastante   confusas, en las que Rui Díaz les manifestaba que ya conocía la venta del Castillo y manifestaba el retardo de la estafeta de correos, alegando que se había perdido toda la correspondencia anterior.. Los regidores y los hidalgos seguían oponiéndose a la compensación y cesión de Cofrida al marques.

En este intermedio se interceptó  un correo desde la villa de Bédmar, dirigido a los vecinos del Castillo de Locubín,  para que se les apoyara en el derecho de tanteo con el que pudieran  adquirir un censo en  su lucha parecida a la independcia con respecto a la ciudad de  Baeza. Ante esto, han surgido varias dudas entre los historiadores si no había una iniciativa común por parte de los vecinos del Castillo y Bédmar con la que  pretendían llevar a cabo una acción similar para lograr por ellos mismos la independencia.

En los primeros meses de 1628, Rui Díaz proseguía las gestiones en la Corte, negociando con el marqués y solicitando un poder para poder asentar en la escritura el cuarto de censo que exigía en sus condiciones de reversión de la villa del Castillo.

Parece que el abad Moya había realizado algunas gestiones ante el Consejo de Estado para recuperar la villa  según les informaba a los regidores Miguel de Utrilla y Luis de Ortega. Sin embargo, no había posiblidad de acuerdo, porque algunos regidores alegaron queno podía cederse  Cofrida que  era el único aguadero que tenían los ganaderos en la sierra y se oponían al acuerdo.

El día dieciocho de febrero de nuevo se intentó, con la intervención de dos regidores alcalainos, el amojonamiento del Castillo por el marqués, a lo que los regidores se opusieron e hicieron probanzas de que la villa de Castillo no había tenido nunca diezmería ni alcabalas y, sólo dejaban una escapatoria de acuerdo de que, si se llegaba a la medida  del término, correspondería una parte de tres en la división del término de Alcalá.

En este intercambio de negociaciones con la Corte se perdió una estafeta de correos y surgió la sospecha de que se envió la propuesta de tanteo a los vecinos del Castillo en detrimento de los privilegios alcalaínos. Los regidores alcalaínos creían que el pliego de Rui Díaz lo han quitado o lo han hecho con alguna malicia en ella y, por cartas que se han escrito, han entendido que  se tocaban con don Antonio Bohorquez y han desaparecido y no an llegado a efecto y,  porque los vecinos del Castillo tratan de tantearse y ponerse efecto de fianzas(...)no halla quien  dé censos o dinero prestado para hacer dicho tanteo y, en caso de que esta ciudad no pueda conseguir el quedar con la jurisdiccción por la transacción que se trataba de hacer con Antonio Bohóquez, lo más util que quede en poder de los vecinos  que por un fin particular , porque los vecinos  de esta ciudad les es más util y tienen más bien avenidos que con los otros.[6]

En medio de esta situación tan confusa, se aceleraron las gestiones con Rui Díaz, otorgándole todo tipo de poderes para que buscara censos  y, con ellas,  pagara al factor general Bartolomé de Espínola al mismo tiempo que solicitara una facultad real para poder afrontar todos los gastos.

En una corte rodeada de mediadores y de personajes influyentes,  la ciudad agradeció las gestiones del conde de Olinos en la rerversión del Castillo a Alcalá. Ya no importaron que los hidalgos Alonso de Aranda, y Luis de Aranda se opusieran a las capitulaciones hechas por  los regidores Francisco de Salazar y Fernandez Villalba ante el marqués. Pues este instó a que Rui Díaz ejecutara el pago para la reversión de la villa , porque tenía necesidad de comprar en otros lugares. Parece que este regidor, residente en el Castillo y con intereses filocastilleros, no  hacía sino dilatar el asunto al ser proclivede la independencia. Pero, de nada le sirvió.

Y, el cabildo alcalaíno descubrió la operación de ese regidor, tal como expresaba por estas fechas.

“algunos vecinos de Alcalá dicen que el Consejo de Hacienda  ha hecho muy grande agravio por la venta del Castillo a don Antonio Bohorquez, miembro del Consejo, y le envió un regidor para que hiciera contradicción a la autoridad general. presentase privilegios y lebantase con poderes y este maliciosamente y con poco temor de Dios se aunó con don Antonio Bohorquez y dejó pasar el término, vendió a su patria y la puso en gran ruyna y hallándose don Antonio, dueño de esta villa, hiczo concierto con la ciudad que la haría vejación de ella con que se obliase a dar a S.M. la cantidad de maravedís que montaba la venta y que se le pagasen el ocho por ciento desde que se compró y tomó en dinero  en depósito y en recompensa S.M le diese el pedazao de Cofrida y en el se había de hacer dehesa”

 

Se buscaron fórmulas hipotecarias con los bienes de la ciudad ante las contínuas dilaciones que llegaron a prolongarse hasta el mes de junio. A finales de año se consumó la venta y se inició su pago ante el licenciado Ogañón, alcalde de Granada, al mismo tiempo que se le retiraba la confianza a Rui Díaz y se le encomendaban las futuras gestiones al regidor Juan Vazquez Mesía, acudiendo a la corte donde logró conseguir una facultad real que le permitía tomar un censo de 40.000 ducados que se sacarían de la rotura de 5.300 fanegas de tierras.

Este regidor se trasladó a Madrid en febrero de 1629, desvelando la trama del regidor Rui Díaz al que acusa de vende patrias, al admitir la venta del cuarto de legua por mil ducados cuando se valoraba en 100.000 ducados. Pero, gracias a sus gestiones, al final la villa fue recomprada por Alcalá, y  el 28 de febrero de 1628,   el ayuntamiento asumió un censo para hacer frente a todas las obligaciones que se había comprometido el marqués  con la Corona. Aunque pronto la ciudad recuperó la jurisdicción sobre ella por la cantidad de setenta mil ducados de plata doble , y la cesión de una serie de terrenos situados en Cofrida y Puerta Alta al dicho marqués (correpondía un cuarto de legua y el marques se veía obligado a pagar por la cesión 6.404 ducados), ello le llevó a embargar durante mucho tiempo sus bienes con censos, roturación nueva de tierras y otros arbitrios.Mientras Vázquez  negociaba  y ultimaba todo tipo de detallees, el marques de los Trujillos hacía valer la posesión de la villa y  nombró  un gobernador del Castillo, ejerciendo con el cargo de alcalde mayor .

Al final, todas las gestiones dieron su fruto  y el regidor Vázquez Mesía consiguió la escritura de la venta y la facultad real para conseguir un censo de 20.000 ducados con el que  hacer frente a todas las operaciones.. Volvió a Alcalá  y expuso las claúsulas ante el cabildo alcaláino.

De nuevo, por el mes de septiembre Vázquez Mesía regresó a la Corte y finiquitó el asunto   con el reconocimiento de cesión del Castillo y la cesión de las las trescentas fanegas del coto de Cofrida al marqués una vez que se hubo entregado parte del dinero al factor general Bartolomé Espínola. Días después, se midieron los terrenos de Cofrida, se tomó posesión de la villa del Castillo de Locubín  y se nombraron de nuevo alcaldes ordinarios y alguacil mayor por el cabildo alcalaíno.

Por documentación de siglos posteriores, se nos resume la situación de la siguiene manera:

 

Habiendo su Magestad determinado vender y enajenar veinte mil vasallos por reglas defactorias fue rematada dicha aldea a favor del Marqués de Trujillos, por quien fue zedida a esta Ciudad, dicha su Aldea, que la pretendió por el tanto , inbitada y rogada por los vecinos, y con efecto le fue otorgada escritura de venta en la catidad de catorce cuentos nobecientos setenta y cinco mil trescientos veinte tres mil mrs. en plata y  se le dio posesión  para que gozase como antes la tenía por su aldea, que no por Basallaje.[7]       

 



[1]AMAR.CAJA 475. Pieza 1.

[2] AMAR. Acta de cabildo de 1622.

[3]  AMAR. Acta del cabildo de 30 de junio de 1623.

[4] AMAR. Acta de cabilñdo del siete de diciembre de 1627.

[5] AMAR. Acta de cabildo de 20 de enero de 1628.

[6] AMAR. Acta del nueve de marzo de 1628.

[7]AMAR. Libro de cabildo del 1767. Acta del 29 de Octubre del mismo año. Recurso hecho por la ciudad en orden de la pretensión de los diputados y síndico.

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