Archivo del blog

martes, 26 de agosto de 2025

DE LA CIUDAD-FORTALEZA A LA CIUDAD MODERNA

 






















 


 

 

Aunque, al principio, el cabildo alcalaíno trató por todo tipo de medios de  mantener la vida administrativa, social, religiosa y política en la fortaleza de la Mota, en este reinado se dieron los principales pasos para el traslado de muchos órganos de poder hacia la nueva ciudad moderna que se había ido reubicando desde el siglo anterior hacia el Llano. Es verdad que la hacienda municipal no disponía de  un importante desembolso de dinero para afrontar este importante cambio urbanístico.Pues era contínua la destrucción del recinto  amurallado, se multiplicaban las evasiones de los controles de las tiendas de abastecimiento, comenzó el traslado de las dependencias oficiales y públicas hacia el llano para evitar aquella fortaleza, situada en un lugar tan alto y áspero, y nacieron  nuevos intereses ligados con la agricultura cerealística y los servicios de comercio y transporte, ubicados en la arteria principal del Llanillo y en la calle Real. Como canto de cisne, eran comprensibles las declaraciones del alcalde Gamboa, defendiendo la ciudad amurallada y el establecimiento de una ordenanza de prohibición de casas fuera del recinto amurallado, en estos primeros años del reinado ante la petición de Francisco de Velasco que pretendía edificar una casa de manpuesto en la Viñuela en un solar de Juana Martínez Calvo, que lindaba con el realengo, en la parte opuesta al cerro de la Mota:


 

“Por esperiencia se ha visto el grande incoveniente en dar licencia a semejantes vecinos que labran al cabo del lugar en tan mal sitio como la Viñuela, y lo uno por el ornato de esta ciudad en estender de los arrabales y dejar la fuerza principal y murallas por poblar, porque ay dentro de las murallas más de setecientos sitios para poderse poblar donde tanto importa para ejercicio de S,M., fuera de que ni se pueda empedrar por ser tan mal sitio y lo principal en la conservación de la fuerza y estar tan lejos de la justicia y vecincdad y que pueden ocurrir delitos graves con la tala de los montes”.

 

Los primeros síntomas de su decadencia acontecieron en 1621 con la caida de una gran parte del lienzo de barbacana, que cerraba  la fortaleza, relacionado con las murallas y el gaban. Un año más tarde algo parecido le sucedía al arco de la puerta  Nueva, a  la Puerta de Martín Ruiz y al lienzo de muralla, que limitaba con la ermita de San Blas y las casas de Francisco Ramírez, que fueron reparadas, lo mismo que la Casa de la Justicia y la Audiencia que se celebraba en los soportales  bajo los corredores. En 1623, los regidores reclaman el arreglo de la muralla:

en la barbacana se despegó un pedazo de muralla y en la puerta segunda viniendo a la plaza le llueve y ay cantidad de goteras por falta de rejas y techo que lo hubo[1]se repare una torre que se está cayendo en la segunda puerta y por aberse derribado una almena que está por caerse[2].

En 1624 dentro de la fortaleza se cayeron dos tiendas y mataron a un hombre. En una situación de peligro similar  se encontraban algunos tejados y paredes de la cárcel pública y  el ayuntamiento, la muralla del trabuquete que caía encima de las carnicerías, donde vivían mucha gente, la primera torre arriba junto a la carnicería, y los corredores, que son en los portales donde están los escritorios. Hicieron los informes Marcos Ruiz y Pedro de Lara, valorando la obra en doscientos ducados y en 1600 reales los tejados y paredes[3] .

El reparo de las Entrepuertas, espacio comprendido entre las carnicerías hasta la calle Real, pretendía que no se despoblara la fortaleza y mantener esta zona comercial:

 

ningún mercader ni pañero  pueda tener tienda que benda a la bara ni tienda ni tenderos  en la calle Real de esta ciudad que es la más pública y tengan sus tiendas con las puertas en la calle para que no se haga fraude[4].

Este mismo año se repararon la torre y la muralla que arrimaba a los corredores de la plaza.

La muralla que lindaba con la cárcel pública por la parte arrimada de los  escritorios se arreglaba por el año 1627. Pues, el aspecto de la plaza es bastante desolador, porque se habían caído muchas tiendas y casas, entre ellas la de la pescadería y las de la iglesia, convertidas en solares y perdiendo ésta última la fuente de ingresos de las tercias, por las que reclamaba su restablecimiento. La iglesia tenía en la plaza sus tercios y los arrendaba para la obra de la Capilla Mayor:Aunque hubo que derribar dos tiendas por la obra de la iglesia mayor solicitó construir dos nuevas para recuperar la falta de ingresos. En cuadro adjunto se expone las tiendas, localización y proporción de tercios

:

 

Tienda de Melchor de Góngora, propiedad de d. Alonso de Valenzuela

 

 

 

Un tercio

 

Alquildada por María de Solís

 

Es casa habitada

 

Tercio y tabla

 

Botica de Quesada

 

 

 

Un tercio

 

Botica de Caudilque

 

Vive Pedro Nuñez

 

Un tercio

 

Botica de María González

 

Vive

 

Un tercio y tabla

 

Tienda de Juan Vázquez

 

En la esquina

 

Un tercio

 

Tienda de Juan Vázquez

 

En la esquina

 

Un tercio

 

Botica vieja

 

De propios

 

Un tercio y tabla

 

La tienda de la Mazmorra

 

De propios

 

Tercio y tabla

 

La casa de Alonso Cabrera

 

 

 

De propios Dos tercios y tabla

 

Mesón

 

 

 

tabla y tercio

 

La casa de Luis de Haro

 

 

 

Tercio y tabla

 

La torre de la Cárcel Vieja

 

Propios

 

un tercio

 

La tienda de Magdalena

 

Vive Juan Bautista

 

un tercio

 

Casa de Avendaño

 

 

 

Tres tercios y una tabla

 

Los corredores con el pórtico

 

 

 

Nueve tercios y tabla

 

A finales del  año,  se reparó en la parte alta los corredores de la plaza y las Casas de Comedias de la Iglesia de la Veracruz. En 1628 amenazaban ruina la muralla de los corredores  ante las lluvias caídas. En el 1633, de nuevo hubo que arreglarlos con dos vigas de la alameda.

 


Y no sólo era la ruina física sino que los mercaderes y tenderos poco a poco, habían ocupado otros espacios públicos alejados de la fortaleza, valiéndose de provisiones reales que legislaban contra las ordenanzas municipales. Prácticamente, aunque la vida administrativa y comercial se realizaba en las plazas, alta y baja, de la Mota, y continuaba por las Entrepuertas, la mayoría de los oficios, mesones, y tiendas artesanales como telares, herrerías, carpinterías se habían concentrado en los dos  ejes citados de la calle Real y el Llanillo. En la fortaleza, practicamente había quedado la Iglesia Mayor Abacial, la parroquia de Santo Domingo, las Casas Abaciales, las de la Justicia y corregidor, las del Cabildo, los escritorios y otras particulares, las casonas más principales y antiguas por su nobleza y linaje, como las de la familia Aranda, Góngora, Pineda, Cabrera, Sotomayor.

En 1582, el primero que promovió ordenanzas de obligar a usar las tiendas en la Mota  y nombró ejectores para cumplirlas fue el alcaíde don Antonio de Gamboa. Más tarde, se permitió que pudieran establecerse las tiendas desde  la plaza Alta hasta el adarvillo de Moya, prologándose hasta el esquina del Rosario  en los pimeros años de del siglo XVII. Su objetivo no era otro sino que la concentración de los oficios y tratantes se fijara en una calle para una mejor racionalización y control por parte de  la ciudad. 

En el año 1629, tan sólo quedaban en la plaza baja las tiendas de especería y mercería y una botica, las demás se habían situado desde la primera puerta de la fortaleza , que era de Juan de Hinojosa, hasta la calle Real abajo, sin entrar en callejuela alguna. Pero los servicios públicos comenzaban a establecerse en el Llano, porque los escribanos sólo asistían a sus labores burocráticas por la mañana en los corredores de la Mota y trasladaban todos sus archivos a sus casas, provocando con esta postura probablemente saltarse la norma de fijar sus servicios en la fortaleza de la Mota. Con estos la ciudad inicia un nuevo pleito parque se cumplieran las ordenanzas.[5]  En 1631, son los propios oficiales de tiendas quienes solicitaron que se confirmaran las ordenanzas de los tenderos, no permitiendo otro sitio de venta sino en la calle Real y prohibiéndole la venta en un  lugar distinto al señalado  a cuaqluier tratante de seda, mercader, lencero, jubetero, polainero o ropero. Para ello impedía que los sastres de lo nuevo y lo viejo tuvieran tienda para vender[6].

En la fortaleza, tan sólo se ofrecía un espacio urbano que era un simple recuerdo y  testimonio de anteriores  periodos de frontera  y guerras, porque  se encontraba  en un estado lamentable de ruina hasta tal punto que el alcaide Antonio de Gamboa solicitaba el reparo en el año 1629 basándose en el informe que Ginés Martínez de Aranda llevóa a cabo en el 1592. En 1634, con moivo de las procesiones del Corpus que transcurrían por la callejuela Baja se ofrecía un triste espectáculo donde  casi todos los solares estaban abandonados y bahía que reparar las tapias caídas [7].

 En este contexto de recuperar y mantener la fortaleza, hay que entender los esfuerzos de la iglesia para acabar las obras de su iglesia Mayor, lo que supuso una nueva remodelación de las plazas Alta y Baja con la incorporación de parte de las Casas de Cabildo, una calle y los mesones que le importaron a la Iglesia 14.000 ducados. . Aquellos vecinos de la plaza pública se sentían orgullosos de que fuera una de las más bellas de Andalucía y de ahí no nos extraña que cuidaran el ornato de sus fachadas, como acontece con don Juan de Aranda y Cañete que solicitó levantar una pared de cantería en su casa que caía a la plaza pública con un juego de ventanas.

 Algunos bienes propios de la ciudad como las tiendas de la Escaleruela supusieron una pérdida de  entrada de ciento cincuenta ducados a las arcas municipales.  La torre  del reloj de la iglesia fue derrumbada para colocar en su lugar la capilla mayor de la Iglesia en 1623 [8].

En el 1622, se embargaron todas las rentas de los capitulares de la Capilla Real de Granada y de todos los prebendados. Mediante una proviisión real, concedida en 1614, por la que se permitía que uno de los cuatro repartos de dos mil ducados de las rentas de la Abadía, que se estimaban en ocho mil ducados, se destinaran al reparro y finalización de la Iglesia, que había diseñado en su parte final  Ambosio de Vico y ahora intervenían Ginés Martínez de Aranda y  Luis González [9] y ante Alonso Ramírez de Molina 30 .. En 1623 las obras se habían terminado y se arreglaron n las juntas de la esquina con la obra nueva.

Los intereses del estamento civil eran compartidos desde tiempo inmemorial por el eclesiástico, pues habían vivido en aquel recinto y coadyuvado a la defensa de la ciudad. Uno de estos aspectos vino determinado por la renovación de la campana de la iglesia que servía de reloj, toque de queda para rebatos señal de alerta de catastrofes y testimonio de manifestaciones politicas y religiosas. En el mes de noviembre de 1622, al quitarse la campana del reloj, el mayordomo de la iglesia Juan de Santa María  pidió una ayuda para su renovación, pues la anterior se remontaba a más de doscientos años. No era una mera colaboración, sino que la función radicaba en que

“se oiga la campana en todo lugar y los vecinos gocen de saber la hora, libra 100 ducados...acudiendo la fábrica con los demás que fuere necesario y con esta cantidad acude la ciudad por ser la campana que era y ...en la nueva fábrica de la campana se an de poner las armas y letreros que oy tiene....poniéndola en la parte donde señoree y se oyga a dos leguas de aquí...(ante las alegaciones del corregidor respondió el cabildo municipal)...no  tiene noticia  de los acuerdos que la ciudad ha hecho acerca de la campana que se hará por aver más de cien años que el rey Católico don Fernando hizo merced de ella a la ciudad y por tradición se sabe hizo donación de ella a la Iglesia  para que hiciese un relox”[10].

 

El ayuntamiento palió esta deficiencia con un reloj de sol, instalado el año 1623 en la plaza de la fortaleza de la Mota

Tambien en los años treinta del siglo XVII tuvo lugar el despoblamiento paulatino de los barrios cercanos a la Mota. A pesar de que  los capuchinos intentaron fundar el convento en el paraje de San Bartolomé,  en 1632,  los vecinos eran muy pocos y se vieron obligados a traladarse al egido de la Alameda, recibiendo mil ducados  de donativo en la fundación del convento  procedente de otra anterior donación del convento capuchino del Castillo[11].

Junto con este barrio, comenzaron a decaer los de la Peña Horadada, del Rastro y de San Sebastián. En 1634, en la subida de las Entrepuertas el lugar situado entre el colegio  y el Albaicín, esataba caído y convertido en solares. Ya no valían medidas algunas  de urbanización. Se asistía a su despoblamento y ruralización permitiendo que se cercaran los solares y se convirtiera en corrales para animales domésticos como los conejos, ya que los vecinos no hacían caso de las  órdenes de los regidores [12]. En 1634, los escribanos solictaron una plaza o despacho en medio de la ciudad, porque allí se encontraba toda lavecindad y la Mota practicamente despoblada[13].   

 

Otros edificios públicos se trasladaron a la nueva ciudad. La escuela en estos primeros años tambien se ejercía cerca de la torre de la Imagen, al frente de la cual había  una maestro de escuela y un rector. Poco a poco, se trasladó al convento de san Francisco que solía tener algunos frailes preparados para ejercer la docencia.

Había desaparecido la casa pública en la entrada de la ciudad cercana a la puerta de los Álamos y nuevos servicios municipales intentaron a ubicarse en sus inmediaciones como fue la casa del Peso de la Harina . También nuevas iglesias se colocaron en la zona llana, tal como relata el acta del 9 de marzo de 1623  por la ermita de san José- lo que sería el convento de los Capuchinos-casa que en otro tiempo se trató de hacer en la esquina de los Álamos porque muchos devotos pidieron que se hiciera.

La oleada de aire de diciembre de 1623 supuso la renovación de la alameda con una nueva plantación de álamos negros que se extendió desde la ermita de la Magdalena hasta la Fuente Nueva.

Además, la sanidad obligaba a que nuevos servicios se ubicaran lejos del hacinamiento de la ciudad fortificada. Así, en 1623,  el remojadero de l pescado, se ubicó cerca de la Fuente Tejuela junto a la casa de Juan Méndez Zamorano  [14] y en el 1633 se inicia el debate sobre una instalación de una carnicería desde la calle Real hacia Trinidad para evitar la venta insnan de carne mortecina.             

En este reinado, todavía, un bien básico para la poblción como era el abastecimiento de agua a los pobladores de la fortaleza se realizaba a través de aguadores y cantareros, a quienes hubo que controlar el fraude y  dio lugar a que la ciudad emitiera una ordenanza que establecía la medida de una arroba para todo tipo de cántaros [15]. De ahí que se  produjera  un gran avance en toda la red de encañado de agua y alcantarillas. En 1624, los remanentes de la Fuente Nueva, Lavadero y Alameda se renovaron y distribuyeron para canalizar y adecentar aquel sitio público.

 

Servía de acicate para el progresivo abandono de la ciudad fortificada, el molesto acarreto de agua a sus vecinos y la distancia y el poco caudal de la fuente de San Juan, que era impotente ante el númeroso consumo. Si a ello añadimos que, en 1621, se inició una serie de obras encaminadas a la distribución del agua del Nacimiento de San Marcos por los barrios que circundaban al Llanillo, se comprende porqué la población poco a poco comenzaba a establizarse y aumentar en los barrios de la ciudad llana. Tuvo lugar, en concreto a finales de este año, en el que se contrató al maestro de obras de la Alhambra  Francisco de Potes, que también realizó la revisión de las obras de la carnicería del Castillo, de los corredores de la ciudad fortificada  y las del Rastro, y levantó una fuente

en el Humilladero que ba a san Marcos para adorno de la ciudad y utilidad de los vecinos del agua que pierde del nacimiento y de la que trae del nacimiento dejándole a cada uno la necesaria.....en lo que toca dejar agua en el camino de san Marcos de a que el arca junto al Calvario se deje allí una blanca de agua quedaría  quien haga el pilar sin que cueste blanca y que la sobrare se arriende  y que si sobrare más se haga otro pilar en la pared de anchuela  ..[16].

Al mismo tiempo que este  distribuyó en las restantes fuentes para que tuviesen abundante caudal, reparó la Fuente de la Mora, centro básico de abastecimiento de la ciudad llana y canalizó el agua  para arrendar sus remanentes a los vecinos de las calles del barrio de  la Tejuela  para sus tierras y heredades.

El pilar definitivo que más tarde se conocerá con el nombre de las Tórtolas se edificó en el mes de diciembre de 1628 ante la petición de los vecinos del barrio que trataron de encauzar el agua de la  Fuente la Mora, situado en uno de los lados del Cauchil, hasta el sitio denominado Corral del Concejo, porque se encerraba el ganado y tenía un pilar de abastecimiento. Desde allí

  

“encañar la dicha agua y sacarla a la pared de donde se ve la calle Real y de Antón de Alcalá y calle las Parras y allí hacer n pilar con dos cañerías y poner encima un escudo con las armas de la esta ciudad a nuestra costa y volver el remanente el remanente de dicho corral para que el ganado tenga su aguadero [17].

Además, la ciudad no permitió que los nuevos asentamientos urbanos se habitaran por nuevos vecinos y, como fórmula de transición, al principio, trató de impedir su llegada de ellos por medio de una  ordenanza que restringía su empadronamiento[18] .  No obstante tenemos datos de dos vecinos de Montefrío en el año 1631: Millan García y Blas de Vázquez [19].

            Tan sólo los vecinos del cortijo de la Cartuja se les consideró en esta situación al llevar ya diez años y por no afectarle a la ciudad. 

Aunque se restrigieron la edificaciones en algunos puntos de la ciudad como en los Álamos, los vecinos aprovechaba los solares anteriores para reubicar nuevas viviendas como aconteció en un solar de Alonso de Moya que se encontraba en el camino de Granada[20]. El control de la edificación se manifestaba en la restricción de licencias para edificar, sobre todo, en torno a la Fuente Nueva. En 1625, con motivo de unas obras de riego situadas en el pilar de Manuel de Sotomayor, junto al prado de la Fuente Nueva, se hicieron obras de reparo muy intereasantes: Por estos parajes  se nos ofrecía una ciudad de casas dispersas sin tener la concentración de los barrios altos.

Sin embargo, de lo que hay constancia es de que  había miembros de familias hidalgas que residían fuera del recinto fortificado como ra el caso de Juan Vazquez Mesía en el Humilladero de San Francisco (1629). Curiosamente estos coincidían con los regidores que calificaban de poderosos que comenazaron a residir en el llano, mientras las familias hidalgas de sangre se mantuvieron en la fortaleza. Así en 1630 Rui Díaz de Mendoza, solicitó vivir entre la calle Real y Ancha, y lo mismo    Pedro Narvez Padilla en el ejido junto a las casas de Francisco de Mendoza, que junto con otros familiares ( Rui Díaz, Francisco de Salazar, y su allegado luis Méndez de Sotomayor) controlaban gran parte de los solares  en torno a la alameda [21]

El barrio a las faldas de los Llanos adquirió un amplio impulso en el desarrollo urbano, al instalar un Calvario del que hay noticia desde el 1628.Además,  por la  cercanía con el nacimiento del agua, comenzó a habitarse, sobre todo, en la calle de Mari Rosa, demodo que algunos vecinos disfrutaban de los remanentes del agua [22]. Por lo tanto, toda la trama urbana se racionalizó en este periodo de tal modo que  se abrieron bocacalles y el diseños reticular se fue perfeccionando como en la calle Llana, donde se abrió la calle Hernán Grande hasta la esquina de la botica por las casas de Francisco Muñoz de Orduña [23]

 En torno a las obras emprendidas por la renovación de las ermitas, iglesias y conventos, el cabildo municipal colaboró de diversas formas y se abrieron espacios públicos como nuevas plazas de cuyo ornato la ciudad  se preocupó como la del Rosario [24]. Tampoco olvidaba  aportar  dinero o materiales como  cuando a la de la iglesia de Consolación le donó  un álamo caido para la capilla del Santísimo Sacramento[25]. Pero, sobre todo, varias cédulas reales permitieron que, parte de los arbitrios de la ciudad, grabados sobre las tierras rotas de 300 fanegas, se empleara en la reconstrucción y y edificación de nuevas iglesias.

En 1627, se recibió unaporvisión[26] en la que se concedieron mil ducados para la obra del Convento de la Encarnación, porque la iglesia llevaba diecisiete años sin construirse, a pesar de haberse iniciado en el 1610 y habrá dieciséis años que tan sólo estaban levantadas las paredes y sin cubrir con poca decencia para el Santísimo Sacramento. El motivo no era otro sino la baja de las rentas de los censos y  no tenían recursos para aobrevivir. En 1627 con la baja de la moneda, los réditos eran aún menores y no tuvieron más salida que acudir al cabildo municipal que colaboró con los mil ducados. El convento procedía del antiguo hospital del Dulce Nombre de Jesús y la iglesia no era sino

 

un cuerpo de casa en bajo pequeño, adonde está el Santísimo Sacramento indecentemente[27]

 

El convento de san Francisco que se remontaba a principios de siglo recibe un fuerte impulso a partir del presente reinado y gracias a la colaboración ecomómica del alcaide Antonio de Gamboa que tenía el patronazago de la capilla mayor y como miembro del cabildo logró la concesión de caulquier tipo de ayuda desde los álamos del túmulo de Felipe III (1621)  hasta la concesión de diversos donativos para la construcción del convento.En concreto  recibió una ayuda parecida de mil ducados, pues los censos y las limosnas eran escasas y la ruina de la iglesia era inminente[28]).

 

Otro convento franciscano, el de Consolación, emprendía de nuevo de las obras con ayuda de los fieles y también del cabildo municipal. Muestra de ello es este acuerdo de  21 de mayo de 1621:

algunos vecinos de esta ciudad han dado manos a dicho convento en razón de haber prestado del arbitrio algunas cantidades para hacer la última paga a su Magestad y el nuestro fray Andrés de Angulo pide libranza para que se les pague En  1631, este convento ya se encontraba realizando las obras de la iglesia y cubierta con zarzos de caña  la capilla del Santísimo Sacramento y, habéndose hecho cargo de los arbitrios, solicitó una limosna de 1000 ducados, regulados en 10 años[29]

Pero, la ayuda de mil ducados recibida por el convento de Santo Domingo o del Rosario, supuso un avance decisivo en la nueva ciudad que bajaba al Llanillo. Tuvo lugar en el año 1628, ante la petición de Fray Bartolomé Díaz,porque hasta ese año tan sólo tenían un pequeño oratorio del Santísimo Sacramento y ahora emprendieron las obras de la iglesia en el centro de la ciudad.

 

la ciudad dió y sacó los cimientos y se han gastado las limosnas de los frailes

 

En el 16 de enero de 1629, se dio un paso definitivo para  la parte sur de la ciudad. Se establecieron los capuchinos fundando un convento, porque era una religión tan santa y de edificación de las almas. A pesar de que, al principio,. se ubicaron en lugares apartados siempre com la intención de acercarse a los vecinos que no tenían cercana la institución eclesiastica- san  Bartolomé, donde se trasladaron en un pedazo de tierra entre el camino y la ermita[30]), y la Peste- y lo intentaron en la calle Rosa, al final se establecieron en los aledaños de la Alameda de acuerdo con el criterio de no verse colisionados los intereses de otros monasterios [31]. El 17 de marzo, la propia ciudad asistía en procesión al traslado del Santísimo Sacramento a la casas de la calle de la Peste, acompañada de dos danzas y en una procesión, en la que participaba con veinte velas. Tras la estancia de dos años en este lugar solicitaron el traslado, concediéndosele por la ciudad en un terreno baldío del camino de san Marcos bajo las donde está el Calvario. Al oponerse algunos vecinos, y, sobre todo, los  frailes de Consolación, se trasladaron de la casa pública que les concedió la ciudad en el camino de san Marcos, costumbre que solía hacerse con el restode monasterios y conventos, a la Alameda. En el cabildo del 14 de abril de 1631, se le concede el solar de Rui Díaz de Mendoza, permutándole el sitio del Lavadero de la Fuente Nueva que se había trasladado a la Fuente Beber de la Tejuela;

 desde las casas de Gadea  hasta las casas que han de fundar los dichos padres capuchinos ha de haber calle y calzada de dieciocho pasos y desde el horno de Moyano hasta la cerca de la  huerta otros dieciocho pasos, dejando fuera fuera todos los álamos  grandes y por la parte baja del haza de don Alosno Cabrera  hasta donde se ha de hacer zanja y cerca ha de aber veintidós pasos , dejando todos los álamos y una calzada de otra parte ha de quedar otros dieciochos pasos señalada.

En 1633, los conventos de la Encarnación, del Rosario y el de los capuchinos comenzaron a cubrirse recibiendo madera de álamos del egido[32].)  Las ermitas del extrarradio también fueron reparadas. Así la de san Juan y  la antigua ermita de la Magadalena se repararon  en 1632 [33]

Los nuevos servicios e industrias artesanales se van extendiendo también hacia el llano. Un claro ejemplo son los diversos tejares que se ubica en la Tejuela, aprovechando los remanentes de la Fuente de la Mora[34]

Las reformas llegaban hasta la pavimentación de las dichs calles, olvidando  las trazas de antiguos caminos y las empolvadas calles.  Las  del nuevo camino de la Corte suelen ser las que generalmente se empiedran y adecentan para ofrecer un mejor ornato de entrada de la ciudad desde el Humilladero hasta los  Álamos [35]y lo mismo los empedrados del Llanillo entre la Mora Vieja y Nueva, que presentaban un aspecto irregular por los remanentes de agua

 

También un punto delimitador  del contorno de la ciudad van a ser los Humilladeros y cruces que se establecen en los límites de su espacio urbano ( San Marcos, Cruz de los Moros, San Francisco (1629) Magdalena, Tejuela, y muy importante va ser la instalación de fuentes públicas y lavaderos. En 1630 el lavadero de la Fuente Nueva se hallaba en desuso y ante la copiosidad de agua del  lavadero de la Fuente Beber en las Azacayas, o sea la Tejuela, se produce un cambio importante para la nueva población que se extendía hacia el llano. [36]

Las comunicaiones, que habían sido muy importante en el siglo anterior, supusieron un nuevo impulso en estos años, en los que los carros se acrecentaron en número, pues el camino de Granada a la Corte pasaba por Alcalá y había que sortear  gran cantidad de puntos embarazosos como barrancos y vados de ríos. Muchos de  ellos se salvaban mediante rudimentarios puentes de maderas que sufría las embestidas de los vendavales y había que renovarlos continuamente.

De ahí que cada vez los vecinos consideraran que  había que emprender grandes obrascomo se intento en el 1624 por el puente del Salado en el año 1624 con motivo de la frustada  venida del rey, Años más tarde en 1631 se le encargaron las trazas  al maestrode obras de la Catedral de Jaén Juan de Aranda Salazar y se hicieron posturas [37]



[1] AMAR. Acta de cabildo de cuatro de febrero de 1623,

[2] AMAR. Acta de cabildo de 26 de noviembre de 1623.

[3] AMAR. Acta de cabildo de 21 de mayo de 1624.

[4] AMAR. Acta de cabildo de 15 de octubre de 1624

[5] AMAR. Acta de cabildo de uno de junio de 1629.

[6] AMAR. Acta de cabildo de ocho de mayo de 1631

[7] AMAR.  Acta de cabildo de siete de junio de 1632..

[8] AMAR. Acta de cabildo de tres de amrzo de 1623.

[9]  AMAR. Acta de cabildo de 28 de septiebre  1622 y  AHPJ. Escribano Alonso Ramírez 30 de otubre de 1614

[10] AMAR . 19 de noviembre de 1622.

[11] AMAR. Acta de cabildo de 5 de junio de 1632

[12] AMAR . Acta de cabildo de 4 de marzo de 1634.

[13] AMAR. Acta de cabildo de cinco de mayo de 1634.

[14] AMAR. Acta de cabildo del nueve de diciembre de 1623.

[15]  AMAR. Acta de cabildo de 22 de septiembre de 1624.

[16] AMAR. Acta de cabildo de 10 de septiebre de 1621.

[17] AMAR. Acta de cabildo del 10 de noviembre de 1628

[18] AMAR. Acta de cabildo de 28 de febrero de 1622.

[19] AMAR. Acta de  cabildo de cinco  de febrero de 1631.

[20] AMAR. Acta de cabildo de  15 de cotubre de 1624

[21] AMAR. Acta de cabildo de 12 de septiembre de 1630.

[22] AMAR. Acta del cabildo der.21 de mayo de 1628.

[23] AMAR. Acta de cabildo de  9 de diciembre de 1631. 

[24] AMAR. Acta de cabildo de  5. de mayo de .1623.

[25] AMAR  .Acta de cabildo de 16 de julio de  1624

[26] AMAR Acta de cabildo de  29 de julio de 1627,.

[27] AMAR. Acta de cabildo de 13 de julio de  1627.

 

[28] AMAR. Acta de 29 de ciciembre  de 1631

[29] AMAR Acta de cabildo de 20 de octubre de 1631.

 

[30] AMAR . Acta de cabildo de 25 de septiembre de  1631

[31] AMAR. Aca de cabildo de  16. de enero de 1629.

[32] AMAR. Acta  de cabildo  de  15 de diciembre de 1633.

[33]  AMAR Acta de 24 de febrero de 1632.

 

[34]  AMAR. Acta de cabildo de (23.6.1623)

[35] AMAR Acta de  .26 de mayo de  1632

[36] AMAR., Acta de cabildo de  12 septiembre de 1630.    

 

[37] AMAR Acta de cabildo de 2 de mayo de 1621.

No hay comentarios:

Publicar un comentario