Aunque, al principio, el cabildo
alcalaíno trató por todo tipo de medios de
mantener la vida administrativa, social, religiosa y política en la
fortaleza de la Mota, en este reinado se dieron los principales pasos para el
traslado de muchos órganos de poder hacia la nueva ciudad moderna que se había
ido reubicando desde el siglo anterior hacia el Llano. Es verdad que la
hacienda municipal no disponía de un
importante desembolso de dinero para afrontar este importante cambio
urbanístico.Pues era contínua la destrucción del recinto amurallado, se multiplicaban las evasiones de
los controles de las tiendas de abastecimiento, comenzó el traslado de las
dependencias oficiales y públicas hacia el llano para evitar aquella fortaleza,
situada en un lugar tan alto y áspero, y nacieron nuevos intereses ligados con la agricultura
cerealística y los servicios de comercio y transporte, ubicados en la arteria
principal del Llanillo y en la calle Real. Como canto de cisne, eran
comprensibles las declaraciones del alcalde Gamboa, defendiendo la ciudad
amurallada y el establecimiento de una ordenanza de prohibición de casas fuera
del recinto amurallado, en estos primeros años del reinado ante la petición de
Francisco de Velasco que pretendía edificar una casa de manpuesto en la Viñuela
en un solar de Juana Martínez Calvo, que lindaba con el realengo, en la parte
opuesta al cerro de la Mota:
“Por esperiencia se ha visto el
grande incoveniente en dar licencia a semejantes vecinos que labran al cabo del
lugar en tan mal sitio como la Viñuela, y lo uno por el ornato de esta ciudad
en estender de los arrabales y dejar la fuerza principal y murallas por poblar,
porque ay dentro de las murallas más de setecientos sitios para poderse poblar
donde tanto importa para ejercicio de S,M., fuera de que ni se pueda empedrar
por ser tan mal sitio y lo principal en la conservación de la fuerza y estar
tan lejos de la justicia y vecincdad y que pueden ocurrir delitos graves con la
tala de los montes”.
Los primeros síntomas de su
decadencia acontecieron en 1621 con la caida de una gran parte del lienzo de
barbacana, que cerraba la fortaleza,
relacionado con las murallas y el gaban. Un año más tarde algo parecido le
sucedía al arco de la puerta Nueva, a la Puerta de Martín Ruiz y al lienzo de
muralla, que limitaba con la ermita de San Blas y las casas de Francisco
Ramírez, que fueron reparadas, lo mismo que la Casa de la Justicia y la
Audiencia que se celebraba en los soportales
bajo los corredores. En 1623, los regidores reclaman el arreglo de la
muralla:
en la barbacana se despegó un pedazo de muralla y en la puerta segunda viniendo a la plaza le llueve y ay cantidad de goteras por falta de rejas y techo que lo hubo[1]se repare una torre que se está cayendo en la segunda puerta y por aberse derribado una almena que está por caerse[2].
En 1624 dentro de la fortaleza se
cayeron dos tiendas y mataron a un hombre. En una situación de peligro
similar se encontraban algunos tejados y
paredes de la cárcel pública y el
ayuntamiento, la muralla del trabuquete que caía encima de las carnicerías,
donde vivían mucha gente, la primera torre arriba junto a la carnicería, y los
corredores, que son en los portales donde están los escritorios.
Hicieron los informes Marcos Ruiz y Pedro de Lara, valorando la obra en
doscientos ducados y en 1600 reales los tejados y paredes[3] .
El reparo de las Entrepuertas,
espacio comprendido entre las carnicerías hasta la calle Real, pretendía que no
se despoblara la fortaleza y mantener esta zona comercial:
“ningún mercader ni pañero
pueda tener tienda que benda a la
bara ni tienda ni tenderos en la calle
Real de esta ciudad que es la más pública y tengan sus tiendas con las puertas
en la calle para que no se haga fraude[4].
Este mismo año se repararon la
torre y la muralla que arrimaba a los corredores de la plaza.
La muralla que lindaba con la
cárcel pública por la parte arrimada de los
escritorios se arreglaba por el año 1627. Pues, el aspecto de la plaza
es bastante desolador, porque se habían caído muchas tiendas y casas, entre
ellas la de la pescadería y las de la iglesia, convertidas en solares y
perdiendo ésta última la fuente de ingresos de las tercias, por las que
reclamaba su restablecimiento. La iglesia tenía en la plaza sus tercios y los
arrendaba para la obra de la Capilla Mayor:Aunque hubo que derribar dos tiendas
por la obra de la iglesia mayor solicitó construir dos nuevas para recuperar la
falta de ingresos. En cuadro adjunto se expone las tiendas, localización y
proporción de tercios
:
Tienda de Melchor de
Góngora, propiedad de d. Alonso de Valenzuela |
|
Un tercio |
Alquildada por María de
Solís |
Es casa habitada |
Tercio y tabla |
Botica de Quesada |
|
Un tercio |
Botica de Caudilque |
Vive Pedro Nuñez |
Un tercio |
Botica de María González |
Vive |
Un tercio y tabla |
Tienda de Juan Vázquez |
En la esquina |
Un tercio |
Tienda de Juan Vázquez |
En la esquina |
Un tercio |
Botica vieja |
De propios |
Un tercio y tabla |
La tienda de la Mazmorra |
De propios |
Tercio y tabla |
La casa de Alonso Cabrera |
|
De propios Dos tercios y
tabla |
Mesón |
|
tabla y tercio |
La casa de Luis de Haro |
|
Tercio y tabla |
La torre de la Cárcel Vieja |
Propios |
un tercio |
La tienda de Magdalena |
Vive Juan Bautista |
un tercio |
Casa de Avendaño |
|
Tres tercios y una tabla |
Los corredores con el
pórtico |
|
Nueve tercios y tabla |
A finales del año, se
reparó en la parte alta los corredores de la plaza y las Casas de Comedias de
la Iglesia de la Veracruz. En 1628 amenazaban ruina la muralla de los
corredores ante las lluvias caídas. En
el 1633, de nuevo hubo que arreglarlos con dos vigas de la alameda.
Y no sólo era la ruina física
sino que los mercaderes y tenderos poco a poco, habían ocupado otros espacios
públicos alejados de la fortaleza, valiéndose de provisiones reales que
legislaban contra las ordenanzas municipales. Prácticamente, aunque la vida
administrativa y comercial se realizaba en las plazas, alta y baja, de la Mota,
y continuaba por las Entrepuertas, la mayoría de los oficios, mesones, y
tiendas artesanales como telares, herrerías, carpinterías se habían concentrado
en los dos ejes citados de la calle Real
y el Llanillo. En la fortaleza, practicamente había quedado la Iglesia Mayor
Abacial, la parroquia de Santo Domingo, las Casas Abaciales, las de la Justicia
y corregidor, las del Cabildo, los escritorios y otras particulares, las casonas
más principales y antiguas por su nobleza y linaje, como las de la familia
Aranda, Góngora, Pineda, Cabrera, Sotomayor.
En 1582, el primero que promovió
ordenanzas de obligar a usar las tiendas en la Mota y nombró ejectores para cumplirlas fue el alcaíde
don Antonio de Gamboa. Más tarde, se permitió que pudieran establecerse las
tiendas desde la plaza Alta hasta el
adarvillo de Moya, prologándose hasta el esquina del Rosario en los pimeros años de del siglo XVII. Su
objetivo no era otro sino que la concentración de los oficios y tratantes se
fijara en una calle para una mejor racionalización y control por parte de la ciudad.
En el año 1629, tan sólo
quedaban en la plaza baja las tiendas de especería y mercería y una botica, las
demás se habían situado desde la primera puerta de la fortaleza , que era de
Juan de Hinojosa, hasta la calle Real abajo, sin entrar en callejuela alguna.
Pero los servicios públicos comenzaban a establecerse en el Llano, porque los
escribanos sólo asistían a sus labores burocráticas por la mañana en los
corredores de la Mota y trasladaban todos sus archivos a sus casas, provocando
con esta postura probablemente saltarse la norma de fijar sus servicios en la
fortaleza de la Mota. Con estos la ciudad inicia un nuevo pleito parque se
cumplieran las ordenanzas.[5] En 1631, son los propios oficiales de tiendas
quienes solicitaron que se confirmaran las ordenanzas de los tenderos, no
permitiendo otro sitio de venta sino en la calle Real y prohibiéndole la venta
en un lugar distinto al señalado a cuaqluier tratante de seda, mercader,
lencero, jubetero, polainero o ropero. Para ello impedía que los sastres de lo
nuevo y lo viejo tuvieran tienda para vender[6].
En la fortaleza, tan sólo se
ofrecía un espacio urbano que era un simple recuerdo y testimonio de anteriores periodos de frontera y guerras, porque se encontraba
en un estado lamentable de ruina hasta tal punto que el alcaide Antonio
de Gamboa solicitaba el reparo en el año 1629 basándose en el informe que Ginés
Martínez de Aranda llevóa a cabo en el 1592. En 1634, con moivo de las
procesiones del Corpus que transcurrían por la callejuela Baja se ofrecía un
triste espectáculo donde casi todos los
solares estaban abandonados y bahía que reparar las tapias caídas [7].
En este contexto de recuperar y mantener la
fortaleza, hay que entender los esfuerzos de la iglesia para acabar las obras
de su iglesia Mayor, lo que supuso una nueva remodelación de las plazas Alta y
Baja con la incorporación de parte de las Casas de Cabildo, una calle y los
mesones que le importaron a la Iglesia 14.000 ducados. . Aquellos vecinos de la
plaza pública se sentían orgullosos de que fuera una de las más bellas de
Andalucía y de ahí no nos extraña que cuidaran el ornato de sus fachadas, como
acontece con don Juan de Aranda y Cañete que solicitó levantar una pared de
cantería en su casa que caía a la plaza pública con un juego de ventanas.
Algunos bienes propios de la ciudad como las
tiendas de la Escaleruela supusieron una pérdida de entrada de ciento cincuenta ducados a las
arcas municipales. La torre del reloj de la iglesia fue derrumbada para
colocar en su lugar la capilla mayor de la Iglesia en 1623 [8].
En el 1622, se embargaron todas
las rentas de los capitulares de la Capilla Real de Granada y de todos los
prebendados. Mediante una proviisión real, concedida en 1614, por la que se
permitía que uno de los cuatro repartos de dos mil ducados de las rentas de la
Abadía, que se estimaban en ocho mil ducados, se destinaran al reparro y
finalización de la Iglesia, que había diseñado en su parte final Ambosio de Vico y ahora intervenían Ginés
Martínez de Aranda y Luis González [9] y
ante Alonso Ramírez de Molina 30 .. En 1623 las obras se habían terminado y se
arreglaron n las juntas de la esquina con la obra nueva.
Los intereses del estamento
civil eran compartidos desde tiempo inmemorial por el eclesiástico, pues habían
vivido en aquel recinto y coadyuvado a la defensa de la ciudad. Uno de estos
aspectos vino determinado por la renovación de la campana de la iglesia que
servía de reloj, toque de queda para rebatos señal de alerta de catastrofes y
testimonio de manifestaciones politicas y religiosas. En el mes de noviembre de
1622, al quitarse la campana del reloj, el mayordomo de la iglesia Juan de Santa
María pidió una ayuda para su
renovación, pues la anterior se remontaba a más de doscientos años. No era una
mera colaboración, sino que la función radicaba en que
“se oiga la campana en todo
lugar y los vecinos gocen de saber la hora, libra 100 ducados...acudiendo la
fábrica con los demás que fuere necesario y con esta cantidad acude la ciudad
por ser la campana que era y ...en la nueva fábrica de la campana se an de
poner las armas y letreros que oy tiene....poniéndola en la parte donde señoree
y se oyga a dos leguas de aquí...(ante las alegaciones del corregidor respondió
el cabildo municipal)...no tiene
noticia de los acuerdos que la ciudad ha
hecho acerca de la campana que se hará por aver más de cien años que el rey
Católico don Fernando hizo merced de ella a la ciudad y por tradición se sabe
hizo donación de ella a la Iglesia para
que hiciese un relox”[10].
El ayuntamiento palió esta
deficiencia con un reloj de sol, instalado el año 1623 en la plaza de la
fortaleza de la Mota
Tambien en los años treinta del
siglo XVII tuvo lugar el despoblamiento paulatino de los barrios cercanos a la
Mota. A pesar de que los capuchinos
intentaron fundar el convento en el paraje de San Bartolomé, en 1632,
los vecinos eran muy pocos y se vieron obligados a traladarse al egido
de la Alameda, recibiendo mil ducados de
donativo en la fundación del convento
procedente de otra anterior donación del convento capuchino del Castillo[11].
Junto con este barrio,
comenzaron a decaer los de la Peña Horadada, del Rastro y de San Sebastián. En
1634, en la subida de las Entrepuertas el lugar situado entre el colegio y el Albaicín, esataba caído y convertido en
solares. Ya no valían medidas algunas de
urbanización. Se asistía a su despoblamento y ruralización permitiendo que se cercaran
los solares y se convirtiera en corrales para animales domésticos como los
conejos, ya que los vecinos no hacían caso de las órdenes de los regidores [12]. En
1634, los escribanos solictaron una plaza o despacho en medio de la ciudad,
porque allí se encontraba toda lavecindad y la Mota practicamente despoblada[13].
Otros edificios públicos se
trasladaron a la nueva ciudad. La escuela en estos primeros años tambien se
ejercía cerca de la torre de la Imagen, al frente de la cual había una maestro de escuela y un rector. Poco a
poco, se trasladó al convento de san Francisco que solía tener algunos frailes
preparados para ejercer la docencia.
Había desaparecido la casa
pública en la entrada de la ciudad cercana a la puerta de los Álamos y nuevos
servicios municipales intentaron a ubicarse en sus inmediaciones como fue la
casa del Peso de la Harina . También nuevas iglesias se colocaron en la zona
llana, tal como relata el acta del 9 de marzo de 1623 por la ermita de san José- lo que sería el
convento de los Capuchinos-casa que en otro tiempo se trató de hacer en la
esquina de los Álamos porque muchos devotos pidieron que se hiciera.
La oleada de aire de diciembre
de 1623 supuso la renovación de la alameda con una nueva plantación de álamos
negros que se extendió desde la ermita de la Magdalena hasta la Fuente Nueva.
Además, la sanidad obligaba a
que nuevos servicios se ubicaran lejos del hacinamiento de la ciudad
fortificada. Así, en 1623, el remojadero
de l pescado, se ubicó cerca de la Fuente Tejuela junto a la casa de Juan
Méndez Zamorano [14] y en
el 1633 se inicia el debate sobre una instalación de una carnicería desde la
calle Real hacia Trinidad para evitar la venta insnan de carne mortecina.
En este reinado, todavía, un
bien básico para la poblción como era el abastecimiento de agua a los
pobladores de la fortaleza se realizaba a través de aguadores y cantareros, a
quienes hubo que controlar el fraude y
dio lugar a que la ciudad emitiera una ordenanza que establecía la
medida de una arroba para todo tipo de cántaros [15]. De
ahí que se produjera un gran avance en toda la red de encañado de
agua y alcantarillas. En 1624, los remanentes de la Fuente Nueva, Lavadero y
Alameda se renovaron y distribuyeron para canalizar y adecentar aquel sitio público.
Servía de acicate para el
progresivo abandono de la ciudad fortificada, el molesto acarreto de agua a sus
vecinos y la distancia y el poco caudal de la fuente de San Juan, que era
impotente ante el númeroso consumo. Si a ello añadimos que, en 1621, se inició
una serie de obras encaminadas a la distribución del agua del Nacimiento de San
Marcos por los barrios que circundaban al Llanillo, se comprende porqué la
población poco a poco comenzaba a establizarse y aumentar en los barrios de la
ciudad llana. Tuvo lugar, en concreto a finales de este año, en el que se
contrató al maestro de obras de la Alhambra
Francisco de Potes, que también realizó la revisión de las obras de la
carnicería del Castillo, de los corredores de la ciudad fortificada y las del Rastro, y levantó una fuente
en el Humilladero que ba a san
Marcos para adorno de la ciudad y utilidad de los vecinos del agua que pierde
del nacimiento y de la que trae del nacimiento dejándole a cada uno la
necesaria.....en lo que toca dejar agua en el camino de san Marcos de a que el
arca junto al Calvario se deje allí una blanca de agua quedaría quien haga el pilar sin que cueste blanca y
que la sobrare se arriende y que si
sobrare más se haga otro pilar en la pared de anchuela ..[16].
Al mismo tiempo que este distribuyó en las restantes fuentes para que
tuviesen abundante caudal, reparó la Fuente de la Mora, centro básico de
abastecimiento de la ciudad llana y canalizó el agua para arrendar sus remanentes a los vecinos de
las calles del barrio de la Tejuela para sus tierras y heredades.
El pilar definitivo que más
tarde se conocerá con el nombre de las Tórtolas se edificó en el mes de
diciembre de 1628 ante la petición de los vecinos del barrio que trataron de
encauzar el agua de la Fuente la Mora,
situado en uno de los lados del Cauchil, hasta el sitio denominado Corral del
Concejo, porque se encerraba el ganado y tenía un pilar de abastecimiento.
Desde allí
“encañar la dicha agua y sacarla a la pared
de donde se ve la calle Real y de Antón de Alcalá y calle las Parras y allí
hacer n pilar con dos cañerías y poner encima un escudo con las armas de la
esta ciudad a nuestra costa y volver el remanente el remanente de dicho corral
para que el ganado tenga su aguadero [17].
Además, la ciudad no permitió
que los nuevos asentamientos urbanos se habitaran por nuevos vecinos y, como
fórmula de transición, al principio, trató de impedir su llegada de ellos por
medio de una ordenanza que restringía su
empadronamiento[18]
. No obstante tenemos datos de dos
vecinos de Montefrío en el año 1631: Millan García y Blas de Vázquez [19].
Tan sólo los vecinos del cortijo de la
Cartuja se les consideró en esta situación al llevar ya diez años y por no
afectarle a la ciudad.
Aunque se restrigieron la
edificaciones en algunos puntos de la ciudad como en los Álamos, los vecinos
aprovechaba los solares anteriores para reubicar nuevas viviendas como
aconteció en un solar de Alonso de Moya que se encontraba en el camino de
Granada[20]. El
control de la edificación se manifestaba en la restricción de licencias para
edificar, sobre todo, en torno a la Fuente Nueva. En 1625, con motivo de unas
obras de riego situadas en el pilar de Manuel de Sotomayor, junto al prado de
la Fuente Nueva, se hicieron obras de reparo muy intereasantes: Por estos
parajes se nos ofrecía una ciudad de
casas dispersas sin tener la concentración de los barrios altos.
Sin embargo, de lo que hay
constancia es de que había miembros de
familias hidalgas que residían fuera del recinto fortificado como ra el caso de
Juan Vazquez Mesía en el Humilladero de San Francisco (1629). Curiosamente
estos coincidían con los regidores que calificaban de poderosos que comenazaron
a residir en el llano, mientras las familias hidalgas de sangre se mantuvieron
en la fortaleza. Así en 1630 Rui Díaz de Mendoza, solicitó vivir entre la calle
Real y Ancha, y lo mismo Pedro Narvez
Padilla en el ejido junto a las casas de Francisco de Mendoza, que junto con
otros familiares ( Rui Díaz, Francisco de Salazar, y su allegado luis Méndez de
Sotomayor) controlaban gran parte de los solares en torno a la alameda [21]
El barrio a las faldas de los
Llanos adquirió un amplio impulso en el desarrollo urbano, al instalar un
Calvario del que hay noticia desde el 1628.Además, por la
cercanía con el nacimiento del agua, comenzó a habitarse, sobre todo, en
la calle de Mari Rosa, demodo que algunos vecinos disfrutaban de los remanentes
del agua [22].
Por lo tanto, toda la trama urbana se racionalizó en este periodo de tal modo
que se abrieron bocacalles y el diseños
reticular se fue perfeccionando como en la calle Llana, donde se abrió la calle
Hernán Grande hasta la esquina de la botica por las casas de Francisco Muñoz de
Orduña [23]
En torno a las obras emprendidas por la
renovación de las ermitas, iglesias y conventos, el cabildo municipal colaboró
de diversas formas y se abrieron espacios públicos como nuevas plazas de cuyo
ornato la ciudad se preocupó como la del
Rosario [24].
Tampoco olvidaba aportar dinero o materiales como cuando a la de la iglesia de Consolación le
donó un álamo caido para la capilla del
Santísimo Sacramento[25].
Pero, sobre todo, varias cédulas reales permitieron que, parte de los arbitrios
de la ciudad, grabados sobre las tierras rotas de 300 fanegas, se empleara en
la reconstrucción y y edificación de nuevas iglesias.
En 1627, se recibió unaporvisión[26] en
la que se concedieron mil ducados para la obra del Convento de la Encarnación,
porque la iglesia llevaba diecisiete años sin construirse, a pesar de haberse
iniciado en el 1610 y habrá dieciséis años que tan sólo estaban levantadas las
paredes y sin cubrir con poca decencia para el Santísimo Sacramento. El motivo
no era otro sino la baja de las rentas de los censos y no tenían recursos para aobrevivir. En 1627
con la baja de la moneda, los réditos eran aún menores y no tuvieron más salida
que acudir al cabildo municipal que colaboró con los mil ducados. El convento
procedía del antiguo hospital del Dulce Nombre de Jesús y la iglesia no era
sino
un cuerpo de casa en bajo pequeño, adonde
está el Santísimo Sacramento indecentemente[27]
El convento de san Francisco que
se remontaba a principios de siglo recibe un fuerte impulso a partir del
presente reinado y gracias a la colaboración ecomómica del alcaide Antonio de
Gamboa que tenía el patronazago de la capilla mayor y como miembro del cabildo
logró la concesión de caulquier tipo de ayuda desde los álamos del túmulo de
Felipe III (1621) hasta la concesión de
diversos donativos para la construcción del convento.En concreto recibió una ayuda parecida de mil ducados,
pues los censos y las limosnas eran escasas y la ruina de la iglesia era
inminente[28]).
Otro convento franciscano, el de
Consolación, emprendía de nuevo de las obras con ayuda de los fieles y también
del cabildo municipal. Muestra de ello es este acuerdo de 21 de mayo de 1621:
algunos vecinos de esta ciudad
han dado manos a dicho convento en razón de haber prestado del arbitrio algunas
cantidades para hacer la última paga a su Magestad y el nuestro fray Andrés de
Angulo pide libranza para que se les pague En
1631, este convento ya se encontraba realizando las obras de la iglesia
y cubierta con zarzos de caña la
capilla del Santísimo Sacramento y, habéndose hecho cargo de los arbitrios,
solicitó una limosna de 1000 ducados, regulados en 10 años[29]
Pero, la ayuda de mil ducados
recibida por el convento de Santo Domingo o del Rosario, supuso un avance
decisivo en la nueva ciudad que bajaba al Llanillo. Tuvo lugar en el año 1628,
ante la petición de Fray Bartolomé Díaz,porque hasta ese año tan sólo tenían un
pequeño oratorio del Santísimo Sacramento y ahora emprendieron las obras de la
iglesia en el centro de la ciudad.
la ciudad dió y sacó los
cimientos y se han gastado las limosnas de los frailes
En el 16 de enero de 1629, se
dio un paso definitivo para la parte sur
de la ciudad. Se establecieron los capuchinos fundando un convento, porque era
una religión tan santa y de edificación de las almas. A pesar de que, al
principio,. se ubicaron en lugares apartados siempre com la intención de
acercarse a los vecinos que no tenían cercana la institución eclesiastica-
san Bartolomé, donde se trasladaron en
un pedazo de tierra entre el camino y la ermita[30]), y
la Peste- y lo intentaron en la calle Rosa, al final se establecieron en los
aledaños de la Alameda de acuerdo con el criterio de no verse colisionados los
intereses de otros monasterios [31]. El
17 de marzo, la propia ciudad asistía en procesión al traslado del Santísimo
Sacramento a la casas de la calle de la Peste, acompañada de dos danzas y en
una procesión, en la que participaba con veinte velas. Tras la estancia de dos
años en este lugar solicitaron el traslado, concediéndosele por la ciudad en un
terreno baldío del camino de san Marcos bajo las donde está el Calvario. Al
oponerse algunos vecinos, y, sobre todo, los frailes de Consolación, se trasladaron de la
casa pública que les concedió la ciudad en el camino de san Marcos, costumbre
que solía hacerse con el restode monasterios y conventos, a la Alameda. En el
cabildo del 14 de abril de 1631, se le concede el solar de Rui Díaz de Mendoza,
permutándole el sitio del Lavadero de la Fuente Nueva que se había trasladado a
la Fuente Beber de la Tejuela;
desde las casas de Gadea hasta las casas que han de fundar los dichos
padres capuchinos ha de haber calle y calzada de dieciocho pasos y desde el
horno de Moyano hasta la cerca de la
huerta otros dieciocho pasos, dejando fuera fuera todos los álamos grandes y por la parte baja del haza de don
Alosno Cabrera hasta donde se ha de
hacer zanja y cerca ha de aber veintidós pasos , dejando todos los álamos y una
calzada de otra parte ha de quedar otros dieciochos pasos señalada.
En 1633, los conventos de la
Encarnación, del Rosario y el de los capuchinos comenzaron a cubrirse recibiendo
madera de álamos del egido[32].) Las ermitas del extrarradio también fueron
reparadas. Así la de san Juan y la
antigua ermita de la Magadalena se repararon
en 1632 [33]
Los nuevos servicios e
industrias artesanales se van extendiendo también hacia el llano. Un claro
ejemplo son los diversos tejares que se ubica en la Tejuela, aprovechando los
remanentes de la Fuente de la Mora[34]
Las reformas llegaban hasta la
pavimentación de las dichs calles, olvidando
las trazas de antiguos caminos y las empolvadas calles. Las
del nuevo camino de la Corte suelen ser las que generalmente se
empiedran y adecentan para ofrecer un mejor ornato de entrada de la ciudad
desde el Humilladero hasta los Álamos [35]y lo
mismo los empedrados del Llanillo entre la Mora Vieja y Nueva, que presentaban
un aspecto irregular por los remanentes de agua
También un punto delimitador del contorno de la ciudad van a ser los
Humilladeros y cruces que se establecen en los límites de su espacio urbano (
San Marcos, Cruz de los Moros, San Francisco (1629) Magdalena, Tejuela, y muy
importante va ser la instalación de fuentes públicas y lavaderos. En 1630 el
lavadero de la Fuente Nueva se hallaba en desuso y ante la copiosidad de agua
del lavadero de la Fuente Beber en las
Azacayas, o sea la Tejuela, se produce un cambio importante para la nueva
población que se extendía hacia el llano. [36]
Las comunicaiones, que habían
sido muy importante en el siglo anterior, supusieron un nuevo impulso en estos
años, en los que los carros se acrecentaron en número, pues el camino de
Granada a la Corte pasaba por Alcalá y había que sortear gran cantidad de puntos embarazosos como
barrancos y vados de ríos. Muchos de
ellos se salvaban mediante rudimentarios puentes de maderas que sufría
las embestidas de los vendavales y había que renovarlos continuamente.
De ahí que cada vez los vecinos
consideraran que había que emprender
grandes obrascomo se intento en el 1624 por el puente del Salado en el año 1624
con motivo de la frustada venida del
rey, Años más tarde en 1631 se le encargaron las trazas al maestrode obras de la Catedral de Jaén
Juan de Aranda Salazar y se hicieron posturas [37]
[1]
AMAR. Acta de cabildo de cuatro de febrero de 1623,
[2]
AMAR. Acta de cabildo de 26 de noviembre de 1623.
[3]
AMAR. Acta de cabildo de 21 de mayo de 1624.
[4]
AMAR. Acta de cabildo de 15 de octubre de 1624
[5]
AMAR. Acta de cabildo de uno de junio de 1629.
[6]
AMAR. Acta de cabildo de ocho de mayo de 1631
[7]
AMAR. Acta de cabildo de siete de junio
de 1632..
[8]
AMAR. Acta de cabildo de tres de amrzo de 1623.
[9] AMAR. Acta de cabildo de 28 de septiebre 1622 y
AHPJ. Escribano Alonso Ramírez 30 de otubre de 1614
[10]
AMAR . 19 de noviembre de 1622.
[11]
AMAR. Acta de cabildo de 5 de junio de 1632
[12]
AMAR . Acta de cabildo de 4 de marzo de 1634.
[13]
AMAR. Acta de cabildo de cinco de mayo de 1634.
[14]
AMAR. Acta de cabildo del nueve de diciembre de 1623.
[15] AMAR. Acta de cabildo de 22 de septiembre de
1624.
[16]
AMAR. Acta de cabildo de 10 de septiebre de 1621.
[17]
AMAR. Acta de cabildo del 10 de noviembre de 1628
[18]
AMAR. Acta de cabildo de 28 de febrero de 1622.
[19]
AMAR. Acta de cabildo de cinco de febrero de 1631.
[20]
AMAR. Acta de cabildo de 15 de cotubre de 1624
[21]
AMAR. Acta de cabildo de 12 de septiembre de 1630.
[22]
AMAR. Acta del cabildo der.21
de mayo de 1628.
[23]
AMAR. Acta de cabildo de 9 de diciembre de 1631.
[24]
AMAR. Acta de cabildo de 5. de mayo de .1623.
[25]
AMAR .Acta de cabildo de 16 de julio de 1624
[26]
AMAR Acta de cabildo de 29 de julio de 1627,.
[27] AMAR. Acta de cabildo de 13 de julio de 1627.
[28] AMAR. Acta de 29 de ciciembre de 1631
[29] AMAR Acta de cabildo de 20 de octubre de 1631.
[30] AMAR . Acta de cabildo de 25 de septiembre de 1631
[31]
AMAR. Aca de cabildo de 16. de enero de 1629.
[32] AMAR. Acta de cabildo
de 15
de diciembre de 1633.
[33] AMAR Acta de 24 de febrero de 1632.
[34]
AMAR. Acta de cabildo de (23.6.1623)
[35]
AMAR Acta de .26 de mayo de 1632
[36] AMAR., Acta de cabildo
de 12 septiembre de 1630.
[37]
AMAR Acta de cabildo de 2 de mayo de 1621.
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