SU SINGULARIDAD
El paraje de la Fuente del Rey
formó desde tiempo inmemorial un lugar de asentamiento que se remonta a
la cultura argárica y e iberorromana como se constata en los restos
arqueológicos, que han aportado en las estancias del Museo Local varias tumbas
y sarcófagos. Su territorio , en torno a varias fuentes que surgen de los
Llanos, da lugar a unas tierras ricas de regadíos, propensas al cultivo de todo
tipo hortalizas, moreras m nogales , cerezas, cereales y otros cultivos como el
maíz de tiempos más recientes. Por eso, no es de extrañar de que , en el primer repartimiento, estas
tierras fueran asignadas a muchos caballeros dentro del lote que les correspondió tras la conquista de
Alcalá la Real
por parte del rey Alfonso XI. A partir de ese momento, muchas huertas quedaron
gravadas a fonaciones, memorias y capellanías que administraban cofradías ,
mayordomos de iglesias y conventos hasta que cayeron en manos particulares. En
torno a la famosa fuente del Rey,
surgieron una serie de alquerías y un recinto sagrado que tuvo una historia
intermitente entre momentos álgidos y decadentes hasta el siglo XX, cuya
fábrica de estilo neogótico se levantó y perdura hasta la actualidad.
Pero, el paraje, debido a su mayor población con respectos a
los núcleos rurales circunstantes, en el siglo XVI llegó a alcanzar tanta importancia
que se denominaba como uno de los cuarteles o barrios de repartimiento, en detrimento
de la misma Santa Ana, para protección
de la ciudad de Alcalá en diversos
aspectos que abarca desde lo militar, sanitario, agroganadero y
financiero.
LOS PRIMEROS CIMIENTOS
CONSTRUCTIVOS
Por eso, hay noticias de
que, desde 1514, siendo corregidor el
licenciado Lorenzo Arias Maldonado[1]
tuviera que regular el entorno de este paraje organizando variaos aspectos sobre la regularización del agua. Así , en
primer lugar, en este mismo año, el 16 de junio de 1514 se creó la jurisdicción del
alcaide del agua como gobernante que regulaba el reparto, la limpieza y el
horario de la canalización del agua hacia las diversas huertas. Por otro, lado,
un año después, el 15 de julio, se cuidó del entorno de la misma fuente, y se
ordenó la prohibición de echar la ceniza a treinta pasos de la Fuente del Rey y de entrar
los ganados en los linares hasta fin de agosto. Un mes después, el día diez, se
regularon las remuneraciones que habían de llevar los alcaides y alarifes del
agua para evitar algunos agravios entre ellos. Se entiende este sistema normativo
en una Alcalá la Real
expansiva en el caso y en el campo. La ciudad trataba de atraer nuevos pobladores
, concedía solares que debían edificarse en el plazo de un año y habitarse en
el plazo de tres, en cuyo incumpliendo
pasaba de nuevo al cabildo que podía
concederlo a otros nuevos vecinos (9-11-1515)
FUENTE Y LAVADERO
Pero el gran avance constructivo
de la Fuente
del Rey tuvo lugar a mediados del siglo el famoso corregidor Francisco de Chirinos ( 1542-1549)[2], porque e la
Fuente del Rey, se llevaron importantes obras, cuyo maestro
de obras fue Martín de Bolívar [3] y en la que se requirió la
venida del famoso arquite4cto jiennense Francisco del Castillo. De este año
data el abovedamiento interno de la
canalización, la boca de la mina, las primeras hileras de los sillares del
pilar que dejaron el cerramiento sin cubierta hasta el siglo XVIII en tiempos
del abad Esteban Mendoza y Gatica.
Pero, le tocó
el final de las obras de la fuente y Lavadero de la Fuente del Rey al
corregidor licenciado Juan Montano, que
llevó a cabo la residencia del anterior corregidor Francisco de Cherinos permaneciendo
en tierras del corregimiento desde el doce de enero de 1549 hasta final de año.
El famoso
maestro de cantería Francisco del Castillo estuvo dos días en la ciudad para
tasar las obras del Lavadero ( Fuente del Rey) por las que cobró en el mes de
junio de 1549 ocho ducados (3.000 maravedíes). Varios pagos se le hicieron,
distribuidos en 50 ducados ( en concreto 18.750 maravedíes 15-2-49) Estas obras
fueron realizadas, según hemos dicho, por Martín de Bolívar, cuya última
libranza cobrada alcanzaba la cifra de 285 ducados (106.871 mas.) en el 6 del
mes de julio de 1549.
LUGAR DE COMERCIO
No relacionado
con el paraje, pero muy interesante es la labor normativa de comercialización y
de organización territorial del
corregidor Juan Torres Garnica [4](1577-79). En 1577, para evitar la dispersión del mercado y la
falta de control por el cabildo municipal, se promulgó una ordenanza que impedía la
compraventa de esclavos, leña y otras cosas en la Fuente del Rey y en otros lugares del municipio. Y como
consecuencia de que continuó un tiempo de restricciones de trigo hasta el punto
que hubo que hacer un registro, llamado de cata y cala , entre los vecinos a
finales del mes de noviembre, se hace referencia a la territorialización del
municipio de Alcalá. La ciudad lo encargaba a dos personas, generalmente a un
regidor o cargo de justicia, y se dividía en zonas o cuarteles: el de la margen derecha de la calle Real con
Frailes y Fuente del Rey , el de la margen izquierda de la calle Real con los
barrios de San Sebastián y Ana Ramírez y el de Santo Domingo y San Bartolomé. A
veces, se subdividían con las siguientes
demarcaciones: El de la Mota ,
el de la Cuesta
del Cambrón, el Anillo, San Sebastián y Santo. Era frecuente la llegada de
manada de borregos de pueblos de Jaén ( Torredonjimeno, Alcaudete, Martos, Y, en los documentos, se cita que los caminos
más importantes eran el de Frailes que atravesaba el río, y el de la Fuente del Rey y Santa Ana, que pasaba por el
Portichuelo Domingo.
En su tiempo, se llevó a cabo una revisión de veredas en los
sitios afectados por los repartimientos de tierras anteriores: los limístrofes
con el arroyo del Palancares y los que se dirigían al cortijo de la Fuente el Piojo y hacia el
Pinillo y el del Cañuelo que se dirigía a la Fuente del Fresno. Continuaron los pleitos entre los vecinos que invadían los terrenos baldíos
y comunales, pues, salvo casos especiales, no se concedía dicha tierra. Este
fue el de un pedazo junto a la ermita de la Coronada solicitado por Juan López de Hinojosa, a
quien en octubre de 1578 se le hizo merced por la ciudad, debido a sus pequeñas
dimensiones., lo que nos demuestra que, por aquel tiempo, se mantenía en pie la
ermita y con uso devocional.
FRANCISCO MARTÍN ROSALES
[1] Recibió la ciudad de Alcalá
el nombramiento de corregimiento que se conservaba en el archivo municipal.
Llegó a Loja el veintiséis de diciembre de 1515 en calidad de pesquisidor o juez de residencia, juntándose
de nuevo las ciudades de Loja, Alcalá y Alhama, pues hasta ahora el gobierno de
la ciudad lojeña había corrido a cargo del Gran Capitán y de su alcalde Diego
de Ayala, que los mantuvo en la tenencia de la alcaidía. Sus alguaciles en ésta
ciudad son Juan de Castellanos, mayor, y Francisco Nieto, menor.
[2]
Su labor legisladora en el mundo de las ordenanzas del campo y ganadería fue
muy significativa, al mismo tiempo que se labor urbanística en la plaza alta de
la Mota ( los
Corredores y Casas de Cabildo).
[3]
Ese maestro de cantería procedía de Guernica y trabajaba con Diego de Siloé en
la catedral de Granada hasta que se vino a tierras de la Abadía dejando su huella en
muchos edificios de la fortaleza de la
Mota y las ciudades de
su entorno como Moclín, Castillo de Locubín, Priego y Alcaudete. o
[4] Juan de Torres
Garnica estaba casado con Isabel y tuvo un hijo en Alcalá el mes de marzo de
1578. Fue nombrado corregidor el cuatro de abril de 1577, y tomó posesión del
16 de julio en Alcalá la Real ,
según la orden de don Luís de Eraso, secretario del Rey Felipe II. Nombró por
alcalde mayor al Licenciado Alonso de Castro; por alguacil mayor, a Alonso de
Zaragoza y alcaldes menores Pedro Delgado y Alonso de Alarcón. Al alguacil
mayor, pronto lo sustituyó y le amplió las competencias como alcaide de la
cárcel en la persona de Pedro Barrientos vecino de Loja, desde donde le proveyó
el nombramiento. También nombró los alcaldes ordinarios del Castillo en el
mismo acto ceremonial de la toma
Bernardo de León y Bartolomé Pérez. Recibió la vara de
justicia del anterior corregidor y pronto se trasladó a Loja, dejando en su
lugar al alcalde mayor, que tuvo un primer enfrentamiento con el cabildo
municipal, a consecuencia del nombramiento de un alguacil del campo, un lojeño
de nombre Alonso Hernández Saucedo, porque se interponía con las competencias
de los guardas de campo. Ejerció el cargo de teniente de corregidor Cristóbal
de Vera.
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