DECAE EL CORPUS
Sin embargo, la
decadencia es notable y a partir del año 1830, Y, así, se nos muestra el caso curioso de que la fiesta del
Corpus solía coincidir con la de San Fernando y obligaba a gastos comunes hasta tal
punto que se restringió tanto la colocación de cortinas como adornos en la Plaza de la
Iglesia Mayor de Consolación, y sólo se colocaron doscientas luminarias en las
Casas Capitulares y la música se hizo presente con dificultad no permitiéndose el refresco.[1]
Todo ello tenía lugar el día del Corpus, su Octava y el mencionado día de San
Fernando, no permitiéndose por la escasez de recursos el resto de los días
intermedios, ya que no alcanzaba el presupuesto a los tres mil reales para
afrontar todos los gastos.
La dejadez de estos años es manifestó hasta tal
punto que se fijó un contrato con un vecino de Granada, Pascual Muñoz, que
recibe las quejas del cabildo del veintiocho de mayo por los adornos de damasco
que eran secillos e indecorosos, por las colgaduras de la fachada
prinicìpal,rota, descolorida y enmendada, por el dosel del Rey muy pequeño de
mal prospecto y estilo que en lugar
de aderezar afea y desagrada a santidad del día que es dedicado, mientras la ciudad pretendía un dosel con buen
gusto adornado de espejos y cornucopias para colocar los retratos reales y
poderles hacer guardias en los días de vocación y funciones. El cúmulo de
quejas alcanzaba a la ausencia de los pernos de la Corte que nos lo había
puesto, a la de los pabellones de damasco con platilla y pendicios de las
ventanas de las galerías convertidos en unas tiras falndo los parabosi, y la
conversíon del gran pórtico a corcel anchuroso en un un indecente un cuatropie
de damansco viejo y un lienzo de fardo sin cubrir. En los portales de la plaza
también afectó todo esto, los pabellones y colgaduras se redujeron a una faja
con cortinas de filipidum y unos indecentes pabellones. Se completaba el adorno
de la plaza con el laberinto alegórico dedicado al Santísimo Sacramento en la
fuente de la plaza, que quedó converitdo en uno irrisorio en lugar de la
suntuosidad, sutituyendo las figuras alegórica y columnas en puras líneas
indecentes y poco significativas [2].
Es frecuente
que se amenizaran las fiestas con castillo de fuegos a lo largo del año, como hay constancia
en el año 1848 [3].
Los antiguos comisarios van a dejar paso en la organización a la Comisión de
Ornato que son conscientes de que deben celebrar la fiesta con ostentación y
suntuosidad.
No obstante, en
los momentos de periodos revolucionarios, que frecuentemente coincidieron con
épocas de escasez y penueria económica, se restringieron los gastos de ostentación
y lo primero que se quitó fueron los fuegos artificiales y el refresco como
sucedió con el Corpus del dos de Junio de 1771, año que estalló la primera
República [4]
El horario era
matutino tras la función de iglesia. Sin embargo a finales del siglo XIX, el
cabildo solicita que se celebrase por la tarde por lo intempestivo de la hora y
se concedió hasta hoy día desde el año 1891[5].
No hay comentarios:
Publicar un comentario