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martes, 17 de junio de 2014

HACIA EL CORPUS II. NO VIENEN LOS GRANADINOS A ADORNAR LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO.


MONUMENTO SAN JUAN
RECORDANDO EL PÁRRAFO DE AYER
 
A mediados de siglo se constata que una familia granadina va ser la encargada de la organización de todos los preparativos, ornamentos, aderezos, danzas, altares, y demás elementos de la Fiesta del Corpus. Era la familia de los Perea, que provenían del Corpus de la ciudad de la Alhambra y, mediante conciertos de siete y ocho años, se obligaban de padres a hijos a organizar los principales actos y adornos. En concreto, el 1757, Juan Perea firma un contrato cuyo memorial recoge el acta del cabildo del día ocho de enero, donde se comprometía a a hacer todos los años la función del Corpus y tener pertrechos suficientes, que eran los adornos y altar de la plaza juntamente con las tres danzas de dichos días [1].
El período de duración del contrato suele establecerse con una periodicidad de siete años, que a veces prorrogan;  como es el caso de este mismo en el año 1763, aunque cada vez exigen nuevos elementos y materiales: en este año precisamente las tablas, madera y rollizo de los altares y de los toldos.[2] Al morir Perea en el año 1772, sus hijos, tulelados por Felipe Guillén, mantienen las mismas cláusulas[3]. En el año 1784, finalizó este contrato y el propio cabildo quien organiza la tramoya del toldo e iluminarias[4].

 

 SEGUIMOS CON EL RELATO....

 

 

  Al perderse el eslabón con ellos, la ciudad va a adquirir algunos elementos de tramoya y aparato, que eran sobre todo los lienzos de damasco rojo que colgaban todos los ventanales de las Casas de Cabildo y de las Carnicerías y que  cubrían el altar levantado en el centro de la Plaza del Ayuntamiento. Concordaba con el color de terciopelo rojo que tenían los vestidos de los porteros y los trompeteros y los asientos del cabildo en la Iglesia Mayor.[5] Muestra de esta situación es el año 1748, cuando los comisarios Diego de Moya y Juan de Callava se ven imposiblitados a traer  un adorno decente de la plaza. Los motivos eran claros: no había persona que se comprometiera a venir por la escasa cantidad librada par tal efecto por la ciudad.
Acudió, entonces , al maestro Arenas, residente en Alcalá, que pide un anticipo de doscientos ducados y se concierte con él un período de ochos años. Así lo refieren los anteriores comisarios:

Han tanteado  al maestro Arenas, que se halla en esta ocasión, y este se obliga a hazer el adorno nuevo para la plaza con la condición de que salgan con la anticipación doscientos ducados y que éstos se extingan en ocho años a razón de veinticinco en cada uno y, con la condición que ha de adornarla dicha plaza en los expresados años de nuev
 
a pintura y a satisfazión de los caballeros comisarios en quien entrase el turno en los ocho años.[6]
Este maestro tenía una hija pintora que coadyuvaría con la obra de arquitectura efímera.

 





[1] AMAR. Acta del cabildo ocho de enero de 1757 y otras del  1761


[2] AMAR. Acta del Cabildo del catorce de abril del 1763.


[3] AMAR. Acta del cabildo del soasw febrero de 1772.


[4]AMAR.Acta del cabildo.


[5] AMAR. Acta del cabildo del treinta de mayo de 1748, donde se libran  6.077 maravedís para los vestidos y la tela de los escaños.


[6] AMAR. Acta  del Cabildo del cinco de marzo de 1758.

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