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martes, 28 de noviembre de 2023

LA PUERTA VILLENA

 XVII






Por la Tejuela, desde el Camino Nuevo se alcanza por la vista la cruz de hierro

de Villena. Haciendo una digresión de su origen, ya vivía Tomé Ruiz  de Villena en el siglo

XVI y algún familiar regentó el mesón del entorno a la puerta y cruz de Villena.Junto a la Puerta Villena estaba la casa de Pedro Velázquez que la arrendó por ocho ducados a Alonso Pérez de Moya en 1611- Esta casa  era donde vivía Tomé y heredó su hija Ana. Esta

cruz, era de humilladero y estuvo ligada con la puerta de Villena. Abundan los

humilladeros de la Santa Cruz, como los de San Marcos y la Tejuela. Esta cruz se define

también como una cruz de término y es una especie de mojón que se colocaba desde la

conquista de las ciudades por las tropas cristianas a la entrada de los pueblos "como

muestra de piedad por parte del pueblo y para su fomento entre los viajantes". También

pertenecen a este tipo de humilladero la Cruz de los Muladares, la de los Moros o de los

Valencia, la de las Tórtolas y la antigua del Barrero. No hay duda de que la cruz estaba

presente en las dos puertas más importantes de la ciudad que bajó de la Mota: la de

Villena y la de los Arcos.

Su decadencia festiva tuvo lugar por el accidente pirotécnico de años sesenta del

siglo XX. 

Por el norte de la ciudad del llano se habían urbanizado varias hazas que

correspondían a varios caminos o calles que llegaban a las Azacayas, haza propia de la

familia Garrido, relacionada con una zona de huertas, tejares, barreros, tenerías y

tiendas de tinte; otra haza en el entorno de la Tejuela, propia de otras familias

alcalaínas, que dio lugar al barrio de la Tejuela, cuyo camino continuaba con el de

Castillo de Locubín. En 1587, la puerta Villena, final del tramo de calle con el mismo

nombre, cerraba la salida de la ciudad hacia el norte y nordeste del territorio abacial,

tanto a los caminos de Priego, Baena y Alcaudete que partían desde la misma ciudad

fortificada de la Mota hacia estas direcciones por tierras de Barrero, la Fontanilla y


Pasaílla Baena. Este lugar era asentamiento de personas excluidas en el siglo XVI. Los

gitanos formaban un grupo que participaba poco en la vida de la ciudad. Aunque

asimilado, en los libros de penas de cámara se ven altercados entre estos miembros,

dedicados a la venta de animales. Habitaban, a principios del siglo XVII, en las afueras

de la ciudad, lejos del recinto amurallado, como pone de manifiesto el año de la peste de

1602, que se hallaban varias familias fuera de la Puerta Villena

Varios momentos de pestes y epidemias confirman la existencia de la Puerta

Villena a lo largo del siglo XVII, integrado su tramo de calle en la calle Tejuela, así

como el límite del suelo urbano de la ciudad de Alcalá la Real. Fueron muy

significativas las medidas para prevenir la extensión de la peste de Málaga en 1637, sin

afectar a Alcalá. Sin embargo, por su cerco, se constata la importancia que adquiere la

Puerta Villena. Este era el circuito urbano; desde la calleja de Francisco Velasco, hasta

la Tejuela y Puerta Velasco, desde la puerta Villena hasta el barrio de San Sebastián y la

cuesta del Cambrón, colocando tres puertas de entrada y salida en Villena, los Álamos y

Peña Horadada, Como era notorio, en esta puerta se ordenaban rondas de vigilancia 44 .


Consolación

hasta Fuente

Tejuela 21


Toril Tejuela 20 Tejuela (3)

48


Tejuela 45 Tejuela

Callejón

del Huerto

SD


Villena 40


Callejuela


Tejuela 33 Tejuela Tejuela

SD


Calle 1587 1640 1668 1710 1751 1810


En el siglo XVIII, dos mesones se colocaron en el Llanillo, uno el de los

Álamos, propiedad de la Obra Pía del abad Moya, y otro el de los Arcos, propiedad de

la capellanía de las Niñas Huérfanas de Córdoba. Junto al primero, en el Llanillo,

lindando en su parte posterior con el Pradillo, el de Juan Leo. Además de los anteriores,

en la Tejuela existían algunos otros. En los primeros decenios de siglo, eran los

siguientes: el del clérigo Juan Ignacio Navarro, el de Juan de Murcia, el de Alonso

Bellido, el de Manuel de Mármol, el del francés y afincado en la ciudad, Antonio Bertín

que se creó en el año 1751 en solares o casas junto a la Cruz de Villena, y el de Alfonsa

de Alba.

Una nueva vía se abrió en tiempos del Felipe V con todo el beneplácito real. Era

el Camino Nuevo. Algunos la remontan a un acta de cabildo de 1643 por el pago de un

haza al convento y monasterio de las Madres Dominicas. En 1730, tras su muerte, dejó


44 AMAR. Acta del 23 de junio de 1637.


de ser maestro mayor de obras de la ciudad Manuel del Álamo siendo sustituido por

Felipe Peinado. En este año se edificó un arco que unía dos solares de Juan Montijano

en la calle Gala frente a la Puerta Villena, para que permitiera el paso de coches y

carretas. Por cierto, otra referencia de este lugar.

En este año, las monjas en cabildo, presididas por la priora sor María de las

Mercedes y Tapia, se comprometían con los regidores perpetuos Felipe José de Rincón

y Ricardo de Utrilla, a elevar a escritura este acuerdo 45 ;

"que por parte de esta Muy Noble Ciudad se recibió fabricar un camino nuevo que sale

por el sitio de la Cruz de Villena para su lugar del Castillo, Mancha y Corte, según

aprobaron las Reales Facultades de Su Majestad y Señores de Su real y Supremo

Consejo de Castilla, refrendadas por Miguel Fernández Munillas, secretario de S.M, y

su escribano de Cámaras".

Dos documentos habían decretado que se abriera esta nueva obra, con destino a

la Corte y otros lugares con fecha de ocho de noviembre de 1742, y otra, mandando al

corregidor don Fernando Riquelme que continuara en 7 de septiembre de 1743. Don

Ciriaco de Paredes acudió al cabildo municipal para reclamar doscientos ducados,

alegando que se habían pagado a los dueños de las tierras lindando y pertenecientes al

camino que se abría e inmediatas a la salida, y entre ellas se encontraba la de un haza

del convento dominico cercana a esta salida y corral de Terrones. En concreto, le

afectaba en dos fanegas y media y levantar las nuevas cercas tras la puerta Villena. El

quince de septiembre de 1743. Al estar cargadas sobre dos censos (uno de Aparicio

Martínez de Colomo, y otro de la capellanía de María Ruiz de Écija), y ser una de las

tierras más productivas por ser ruedo de la ciudad, se propuso el 26 de octubre de 1744

y se aprobó el 17 de noviembre del mismo año trueque y cambio por otros lugares

propios del ayuntamiento de Alcalá la Real con 5.725 reales por el haza del tejar que

partía el camino de entrada para carruajes y cabañas; en su compensación se ofrecieron

un haza en la Cuesta del Cambrón, junto a la Cruz del Hierro, otra en San Francisco,

pero se dieron las hazas de los Portales, (once celemines), o del Rastro, otra fanega y

dos celemines en La Peña Horadada, y dos fanegas y cinco celemines en el Barrero,

linde con la cerca del Convento Nuestro Padre San Francisco y cinco fanegas y tres

celemines en el sitio de la Pasada de Baena y arroyo del Guadalcotón que bajan a la

Fuente Nueva.

No fue este el único documento, el cura Ignacio Navarro Malo también fue

privado de un haza en las Azacayas y Fuente Nueve. El auto de reclamación por no

estar de acuerdo con la indemnización de 1780 reales, y verse recompensado con un

haza de cinco fanegas en la Dehesa de los Caballos en el Coto. Aparece nada menos

como propuesta de emprender el camino al corregidor Salafranca que se asesoró el

arquitecto fray Juan Nieto, y para conseguir la provisión real adujo que (20-3-1745) era

necesario por ser camino de comunicación del reino de Jaén con Granada, Córdoba, La

Mancha, Extremadura y Madrid.

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