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miércoles, 6 de abril de 2022

UN NUEVO Y EL PRIMER TESTAMENTO DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA

 












Realizamos y publicamos un primer artículo   sobre  el primer testamento de Ginés Martínez de Aranda, y  lo que nos presenta la historia, he descubierto,  uno nuevo. Así  lo manifestábamos en aquel , que consideramos el primero de los tres que llevó a cabo.




1   Son varios los artículos que he escrito sobre el maestro de obras Ginés Martínez de Aranda. Desde el descubrimiento de su testamento y la partición de sus bienes hasta su última etapa en tierras alcalaínas dirigiendo las obras de la sacristía de la Iglesia Mayo. Unos los fueron pòr los años ochenta en revistas locales, como las del programa de ferias del periódico Jaén. O le dediqué varios artículos en el periódico provincial Jaén. Decía en uno de los últimos publicados: “ A la hora de desvelar enigmas de  la  biografía  de los personajes o artistas de Jaén, juegan un papel fundamental las fuentes documentales relacionadas con sus momentos culminantes de su trayecto vial. Si las partidas de bautismo o los certificados nacimiento dejan en entredicho muchas hipótesis promovidas por el simple comparativismo, las partidas de defunción abren una abanico informativo que encuadra a los personajes desde su entorno familiar o generacional hasta su estilo y modo de vida ( hacienda, tendencias, estudios, cultura...). No podemos obviar ni pasar por alto  la contribución de los  estudios genealógicos con  su diversa gama de  documentos  para complementarla.   Hace años,  se divulgó  un descubrimiento muy esperado que fue la división y participación de bienes de Ginés Martínez de Aranda, en el que se insertaba su testamento  escrito en Castillo de Locubín en 1622 ante el notario Lucas Jordán.  Ponía al día el entorno familiar de este maestro de obras,  nacido en tierras de Jaén,  y que dejó su huellas en tierras muy lejanas de la provincia del Santo Reino”.

. Pero, antes de este testamento hubo, al menos, otros dos anteriores. Ya comentamos uno  levantado ante el el escribano castillero Juan Bautista Cano, en seis de enero de 1616, según recogen sus protocolos notariales de Castillo de Locubín donde lo realizó siendo testigos don Alonso de Benavides, Juan Colomo el Viejo y Pedro Hurtado, todos vecinos  de esta villa. Lo redactaron , estando enfermo de cuerpo, pero sano de alma( en voluntad, entendimiento y juicio, pero antes el temor de sobrevenirle la muerte), y declarándose vecino de Castillo de Locubín como Ginés Martínez de Aranda. Tras la fórmula de rigor de testimoniar sus creencias católicas de salvación en el Dios que le dio la vida, inicia una serie de mandas, que aportan los datos biográficos. No es tan rico en aportar nuevos datos al que comentamos en anteriores artículos, pero tiene la importancia de haber sido el segundo que, hasta ahora, se había descubierto. Pide ser perdonado por su vida y ser acogido al seno de Dios Padre. Declara que, en el día de su enterramiento, sea enterrado en la iglesia de San Pedro, y, señala que se haga en la sepultura de la la capilla nueva de la Iglesia Mayor de ella (sic); lo que es una clara confusión o un lapsus calami por capilla mayor ; para el día su entierro, manda ser acompañado por los beneficiados, curas y capellanes y religiosos de Castillo de Locubín. Se mandaba que se dijeran la misa de requién cantada, y otras misas por su alma ( las nueve de las fiestas de la Virgen , cinco por las Llagas de Jesucristo, tres de Espíritu Santo, 33  de San Amador), 6 por sus padres sin citarlos, otras seis por sus suegros, con lo que aporta el linaje de su esposa ( en concreto eran el castillero Juan Galán). Las seis misas por las ánimas del Purgatorio son frecuentes en los testimonios, pero las seis de sus hermanos, nos ilustran de su familia, y que habían fallecido Hernando y  Francisco de Aranda (padre de su sobrino el famosos arquitecto Juan de Aranda Salazar). Se señala a su mujer, la castillera María de Morales,  para que ella administrase una manda de 200 misas por su alma donde  quisiere y en el sitio que le placiere. Recuerda la carta dotal que trajo para contraer matrimonio en la cantidad de cien ducados, con el fin de que lo supieran sus herederos, cuando falleciera su madre. Estos herederos los nombra universales para que se repartan los bienes cuando falleciere tras pagar todos los gastos; eran María de Aranda, Ginés Martín de Aranda y Juan: a la primera levantó carta de dote para casarse con Luís González, vecino de Priego ( también arquitecto que trabajó en la iglesia de Santa María Mayor de la Mota)  , ante este escribano y manifiesta quee allí se encuentra lo que le donó; al segundo, le dio entre dineros, oro, paño, trigo y cebada   en 133 ducados. Y en este contexto cita una serie de fincas que se añadió a este hijo en un memorial firmado  por él y jurado ante Dios con un cruz: una alameda en el río, lindera en lo primero de todo con la presa de don Fernando de Aranda y el camino empezado por la parte baja, tenía que sacar 24 álamos y se valoraba en 100 ducados, más dos aranzadas de  viña  en el Picacho de Castillo de Locubín, lindera con la viña de Bartolomé López Hidalgo  y la viuda de Mateo García,  un pedazo de zumacal y aranzada y media de olivar en el mismo sitio, linderos con el resto de heredades y con el camino de la Nava ( afirma que lo escribe para que se sepa y no había hecho escritura)  . Declaraba como albaceas a su hijo Ginés Martín y a su esposa María de Morales, al mismo que anulaba cualquier declaración o codicilos testamentarios.

 Pero, antes de este testamento hubo, al menos, otro anterior levantado ante el escribano alcalaíno Francisco Jiménez, en 22  de mayo enero de 1598, según recogen sus protocolos notariales de Alcalá la Real y  Castillo de Locubín donde los realizó siendo testigos Bartolomé Ruiz de Prados, Antón Martín, y Martín Sánchez de la Jurada, todos vecinos  de Alcalá la Real  y de su villa del Castillo de Locubín (sic). No se le olvidaba que había dejado en una arquilla a un criado del obispo de Cádiz, don Maximiliano, una ropa y camisa. Lo redactaron, estando enfermo de cuerpo, pero sano de alma(entendimiento), y declarándose maestro mayor de obras de la ciudad de la Mota y  vecino de ella como Ginés Martínez de Aranda. Tras la fórmula de rigor de testimoniar con fórmula simple sus creencias católicas, inicia una serie de mandas, que aportan los datos biográficos. Nos descubre datos muy interesantes de  su biografía tras su estancia desde 1595 en Cádiz con el abad Maximiliano de Austria y resalta por ser  el primero que, hasta ahora, se ha descubierto con seguridad.  Declara que, en el día de su enterramiento, sea enterrado en la iglesia alcalaína  de Santa María la Mayor  o la castillera  de San Pedro, a criterio de su esposa María de Morales para el día su entierro, manda ser acompañado por los beneficiados, curas y capellanes  de Alcalá la Real y, si fuere en la villa, todos los religiosos de Castillo de Locubín. Se mandaba que se dijeran la misa de requién cantada, y otras misas por su alma (las nueve de las fiestas de la Virgen, doce de los Apóstoles, cinco por las Llagas de Jesucristo, tres de Espíritu Santo, y  varias series de cinco  en las festividades   San Amador, Santos Juanes, Santa Ana, San Ginés, Dulce Nombre de Jesús, San Andrés entre otros), 6 por su suegro, y  las seis misas por las ánimas del Purgatorio son frecuentes en los testimonios, pero las seis de sus hermanos, Se señala a su mujer, la castillera María de Morales,  para que ella administrase una manda de misas por su alma donde  quisiere y en el sitio que le placiere al ser sepultado. Recuerda la carta dotal que trajo para contraer matrimonio en la cantidad de cien ducados, con el fin de que lo supieran sus herederos, cuando falleciera su madre. Estos herederos los nombra universales para que se repartan los bienes cuando falleciere tras pagar todos los gastos; eran María de Aranda, Ginés Martín de Aranda y Juan, y otra póstuma, ya que su esposa estaba preñada, No se habían casado, por tanto, no habla de dotes futuras.

Ya comenzaba a invertir en ganancias y adquirir tierras y bienes, entre ellos una alameda de Jerónimo Nava en la Ribera del Nacimiento del Río del Castillo de Locubín por la cantidad de diez ducados.  Pero resulta muy interesante para conocer las obras de esta etapa del  maestro de obras baezano y asentado en las tierras de la abadía de Alcalá la Real (Castillo y Alcalá).

Citaba a sus hermanos Juan y Francisco, a los que dejaba unos vestidos de paño, uno vellorí y otro ferreruelo. 

Como maestro de obras, por la parte civil  estaba realizando como maestro    y le acompañaban Miguel de Bolívar y Bernardo Sánchez el molino del licenciado Carvajal, abogado de la Real Chancillería de Granada, en Alomarte del término de Íllora y ya había recibido adelantos y algunos pagos para alcanzar la cantidad de 205 ducados, los contratos los había firmado en las escribanías de Granada y mantenía algunas deudas por su trabajo y la obligación de darles de comer sábados y días de fiesta. Con Bernardo Bonmar, contrató y construyó un molino con su casa en Milanos de Montefrío de Granada por 150 ducados, y trabajaba en la obra Bastián Pérez. 

Por la parte religiosa, realizaba una parte de la obra de la ermita de San Bartolomé, que los maestros Miguel de Bolívar y Juan Sánchez habían tasado en 20 ducados, que concedió como limosna para obra de la iglesia. Y también llevaba a cabo el avanzado de la Iglesia Mayor de Alcalá la Real a la parte de la tribuna y torre para ganar "cierto viraje que tenía de más abancamiento en la parte de la capilla mayor, porque con ello se conseguía que la obra quedar más perfecta y más sigura"

Su maestría era compartida en obras y enseñanza a aprendices, entre los que cita a Cosme (desde 1595 a ducado y medio al mes), Damián, hijo de Juan López de Elvira (le ajustaba las cuentas que le debía del vestido con la casa de Juan Francés). 

 

   Declaraba como albaceas a su esposa María de Morales, al mismo que anulaba cualquier declaración o codicilos testamentarios.

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