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jueves, 28 de abril de 2022

LA CAPILLA DEL CRUCIFICADO DE SAN FRANCISCO DE ALCALÁ LA REAL

 Hemos tratado en aneriores artículos sobre el convento de San Francisco. Sobre todo, sus capillas u la capilla mayor. Fue fundado en 1500, según Guardia Castellano y estuvo en obras más de cincuenta años.  Este era el estado de la iglesia, según el Diccionario de Madoz en 1815 al NO. de la c., fue destruido hasta los cimientos en la guerra de la Independencia, quedando solo la igl., ruinosa ya , sin mas que las paredes,  POR  haber sido vendidos los 10 altares, los retablos y las campanas que habia en él; la capilla mayor fue costeada por D. Benito Lopes Gamboa y Doña Beatriz de Herazo, su mujer, otorgando escritura de patronato en 1580: los frailes habitaron últimamente en una casa particular, contigua á la iglesia. 


AMPLIACIÓN DEL CLAUSTRO  Y PATIO

Por los propios de la ciudad y las donaciones de la familia de don Antonio López de Gamboa, el convento llegó a hacerse una realidad. Pero, ante, ante Alonso Ramírez de Molina ( Legajo 4722), folio 409 v) en  dos de septiembre de 1567, a las puertas de su nueva iglesia, el convento franciscano , comenzó ampliando sus dependencias, entre ellas las del patio y claustro con la compra de los solares de su derredor. Se firmó con  Juan de Frías, hermano de Rui López de Frías. Se reunieron a cabildo presididos por  el prior  y delegaron en su síndico Gutierre de Padilla. El objeto del concierto era una tercia parte de un corral  de Juan de Frías, lindero con el monasterio  y las casas de Pedro de Frías, que lol poseía por eherencia de su madre Juana López de Frías. Se fijaba en la cantidad de cinco mil maravedíes.  Sin embargo viene esta nota para aclarar su ubicación con motivo de dos de varios documentos relacionados con la familia de Juan de Frías.  Ante Alonso de Castro (legajo 4588, fecha de 15.10.1570)  hay varios documentos muy similares. El primero entre Juan de Frías, casado con Benita de Santisteban e hijo de doña Juan López de Frías, y el  convento de los frailes de la Orden de San n Francisco, representados por el síndico Gutierre de Padilla, por el que hacía donación de una tercera parte de una casas " que todas juntas alindan con el monasterio del Señor San Francisco y casa de Juan de Aranda Guillén y con la calle al lado En que está el monasterio, y la otra a la iglesia y ermita de San Sebastián, qual dé esta parte de la casa sin tinajas que ellas están dentro"; se valoraban en 13.125 maravedíes.

En otro segundo testamento, Antón Cano y Juana López de Frías  cedían la novena parte de las casas anteriormente mencionadas   con los mismos términos aporta el detalle " que todas juntas alindan con el dicho monasterio de San Francisco y con casas de Juan de Aranda Villén y con dos calles al lado una que está el dicho monasterio y la otra la iglesia y ermita de San Sebastián, se valora en 4312 maravedíes en la misma fecha. E
El tercer documento, del mismo día Teresa de Frías casado con Rodrigo de Cueto, ya difunto,  también concedió la novena parte por su abuela Juan López de Ávila, también concedió otra novena parte valorada en la misma cantidad que la anterior donación.


CUARTO DEL CONVENTO

Por un contrato ante el monasterio de San Francisco de Alcalá la Real y el albañil Andrés Sánchez, conocemos otras partes de su historia constructiva en el escribano Francisco Jiménez (Legajo 4697 folio 50, 8 de mayo de 1588), al tratar sobre la construcción de  el quarto de la casa del convento. 

-En primer lugar, se comprometió a hacer y acabar la pared que daba  al testero de la ermita de San Sebastián y se dirigía hacia la calle que se dirigóia a la ermita.  La tapiería debía ser de mampuesto, salvo las ventanas  con las lumbres de dar luz a las celdas y las esquinas, que debían ser de piedra labrada; y la parte de interior que daba al convento, de mampostería y lo mismo la que daba al claustro.  Con este tipo de construccción, se llegaba hasta el suelo del dormitorio, y , a partir de este cuarto con tapiería de rafas cuchilladas, lo mismo que el cuerpo que ya se encontraba hecho.

-En segundo lugar, se había de realizar una cornisa sobre la pared, de la misma forma del cuerpo construido.

-En tercer lugar, los materiales ( piedra, yeso, cal y agua) debían ser puestos por el convento; y el alabañil  solamente debía poner manos de personal y trabajo. 

-Se le pagaba cuatro reales por cada tapia conforme iba realizando la  obra; y de anticipo diez ducados.

-Debían entregar la obra finales de septiembre de 1588, y ser aprobadas por el el prior del convento, que le pagaba el resto de los  cinco reales que se valoraba la obra bien hecha y acabada por tapia. 

Debía respetar los cimientos propuestos en las trazas, e insiste el contraro en las ventanas y puertas han de ser planas de piedra aguchillada y se contaban como maciezo el hueco o vano.  

LA CAPILLA DE LOS GUTIERRE DE BURGOS

El monasterio de San Francisco creó uno de los primeros barrios nuevos que surgieron conforme se bajaba el pueblo desde la ciudad fortificada de la Mota. Es verdad que, a mediados del siglo XVI, vivió un momento de un fuerte impulso constructivo comprando casas de su derredor para su ampliación, nuevo templo y nuevas capillas y patronos, Entre ellas, se encontraba la de la familia del escribano Gutierre de Burgos. Fueron tres hermanas Ana, Catalina y Margarita Gutiérrez. Por el testamento de Ana ante el escribano Alonso de Castro podemos ilustrar sobre la colaboración e impulso que dio a este monasterio con la instauración de una capilla familiar, donde ordenó ser enterrada tras el acompañamiento y responsos de todos los beneficiados, clérigos y frailes de la ciudad y la entonación del salmo (salvo) Miserere mei antes de salir de su casa. Nada menos que 300 misas fueron dichas por su alma, 200 en San Francisco, 50 en Consolación y 50 en Santo Domingo de Silos, donde fue enterrado su padre. No quedaron solamente en ese si no     que se hicieron muchas más: por el oficio de Cristo (33), su alma (33), san Francisco (5) San Agustín (5), almas del Purgatorio (15), esposas de su padre Gutierre de Burgos (4). Las mandas tradicionales de redención de cautivos, cera para el Santísimo Sacramento de Santo Domingo de Silos, acompañamiento de cruz y cera por las cofradías son recogidas con una aportación superior a la normal.

Y lo más interesante desvelaba que tenía un título de un arco y enterramiento en el monasterio de San Francisco, al que considera que debe estar bien adornado y con un retablo, que debe colocarse lo más pronto posible y con la participación de sus hermanas, disponiendo que se hicieran las imágenes y tallas y obra que a ellas les pareciere. Para ello reservó ya para iniciar este retablo 20.000 maravedíes. 

Se deshizo de unos sarcillos de plata y una imagen para donar con su precio un cáliz y una patena de plata para poder decir misa en el altar y enterramiento.  Con dos de sus sayas (una morada y otra encarnada guarnecida de carmesí) costeó la confección de dos frontales para la capilla; de manteles de tiradizo un alma, una casulla, y faldones y mangones para el altar; las guarniciones del pañol de altar y casulla con un paño que tenía de loanda con seda y red. Fundó una memoria de misas por su alma que dejó como patrona a su hermana Margarita y descendientes.  Se debían decir dos misas rezadas todos los lunes por los frailes de este monasterio colocando sobre su tumba unos cirios por los frailes a los que deba 40 maravedíes por su sustento, y un candelero con dos libras de cirios en el Día de Todos los Santos y Difuntos, y lo que sobrare para las almas del Purgatorio. No quedó solo en la capilla, sino que donó 15.000 maravedíes con el fin de comprar órganos que atendieran el culto divino, y si faltare se sacara de las limosnas. 

Otra memoria estaba ligada con varias misas (en Cuaresma por la Resurrección de San Lázaro (3) y la Encarnación de Nuestra Señora, en la iglesia de Santo Domingo de Silos por su alma y la de sus padres, a la que dejó como patrón su hermano Alonso Gutiérrez de Burgos y sus descendientes sobre una viña en el pago de la Fuente de la Higuera. 

En obras de Caridad empleó 10.000 maravedíes, dos colchones y dos sábanas para los pobres del hospital del Dulce Nombre de Jesús insistiendo que se darán por la necesidad que pasarán y dando cuenta de ello. En la misma línea y nombrando a personas dio dinero para vestir a seis hombres y seis doncellas con saya, sayuelo, calza, caperuza, zapatos y camisas. Como mujer bienhechora, dejó de sus bienes las siguientes cantidades: para la obra y reparo del monasterio de la Santísima Trinidad 3.000 maravedíes y no para otra cosa, para la obra del monasterio de Consolación otros 3.000; para iglesia de Santa Ana tres ducados, para el Hospital e iglesia de La Veracruz 3.000 maravedíes, dos ducados para la obra de las iglesias y ermitas de San Juan, San Bartolomé, Santa María y Santo Domingo y la Coronada dos ducados. 

Como mandas más concretas, deja a su hermana una esclava; la donación de sus atuendos de cama a su sobrina Inés, hija de Alonso; el mato a María del Castillo, su cuñada; 30,000 maravedíes para su sobrino Andrés de Medina como parte de dote; otros a su hermana María y un monjil, 3.000 maravedíes para su sastre Juan de Pareja y el vestido de su hijo, 15. 100 maravedíes para sus hijas y a Santa Cruz de Pareja un vestido. 5.000 maravedíes a los hijos de su hermana Catalina. 

Señalaba sus herederos de sus bienes a sus hermanos Gutiérrez, Lorenzo, Ana, Inés, Catalina o sus descendientes. La fecha del tesamente seis de octubre de 1560. 

Años después, se hizo el contrato del retablo por sus hermanas ante Jusepe de Burgos en 1568, como dice Lázaro Gila no llegó a llevarse a cabo y este retablo manierista hubiera aportado grandes novedades. Se terminó por fin por los hermanos Melchor, Miguel y Nicolás Raxis en 1576 realizaron un retablo dedicado a la Virgen y fue un encargo de las hermanas Ana y Margarita. 

 





CAPILLA DE LOS MONTIJANOS

Ya, en 1573,  se encontraba avanzada la obra del monasterio e iglesia de San Francisco de Alcalá la Real, varias familias colaboraron en el levantamiento. Sobre todo, las capillas, por ejemplo la de la familia de los Peña o Gutierre de Burgos. También la familia de  Bartolomé Lopez Montijano, un labrador y gandero que regentaba tierras por Fuente Államo y las Juntas de Mures, y vecino del barrio de san Francisco, fundó una capilla. Por el testamento de su mujer María de Molina (Hernán Sánchez, Legajo 4671 AHPJ. Fecha de  11 de enero de 1573, Folios 9 y ss, testemnto y codicilo), ante los testigos Pedro López Mejorada cura de Santo Domingo de Silos y Hernando de Moya Arrabal manifestaba que fuera enterrada en la capilla de los Montijanos del convento franciscano. Fue acompañada por beneficiarios y capellanes y cofradías de Santas Ana y Nuestra Señora de la Concepciñon. Pero no nos vamosw detener en ele elenco misas, semjenate al de otros devotos, sino en esta manda:

"Mando de mis bienes se pongan 20.000 maravedíes en depósito en uno de mis albaceas, el qual de ellos haga con la nodad posible un retablo y un frontal de damasco carmesí para la capilla y altar y enterramiento que tene,mos  la carta y sea el retablo de la historia y por el orden que el dicho mi albacea paresciere"..

Lo costeó con 30 fanegas de una haza de sesenta fanegas ne la parte de las Juntas , lindera con las tierras de los frailes de la Cartuja de Granada y marca que se encontraba en la hondonada junto con una casa de cortijo. Como obligación debía decuirse una misa de Pasión de Jesucristo todos los Viernes del año en dicha iglesia. Dejaba como heredero y patrón a su hijo Pedro López Montijano  y, en su ausencia , a su hijo Martín López Montijano, y, en tercer lugar, Felipe de Montijano. 

En esta capilla, se añadía otra  con 20 misas dedicadas a su marido en el Día de Todos los Santos y su Octava, sobre otras veinte fanegas del mismo lugar, alindando con las anteriores, y se inscribía en las tablas del convento.  También se añadía otra dedicada a Nuestra Señora de la concepción, para que luciera una libra de cera en su día. Se cargaba sobre aranzada y media de todos vidueños en Viñas Viejas.

De esta patrona son muy curiosos los detalles de su entorno familiar, Tenía una esclava de nombre con un hiji esclavo de nombre Juan, de diez años, que dejaba en herencia para su hijo tras 10 años de mantenerla en su servicio. Asu hija Quiteria Montijano, dejaba una bodega y su lagar con varias tinajas, lo que nos muestra su comercio vitivinícola y comercio del vino. En un mundo, donde los conflictos se dirimían con las armas, pagó la pena de 20.ooo maravedís a  Maria Fuentes, casada con Francisco Montijano que mató a su hermano Martín, en su hijo Felipe. 
Fundó por un codicilo  una memoria dejando a su hijo Pedro cmo patron, con 20 misas para que se celebrara la memoria de requiem y exequias  en la dicha capilla por su alma.

Como ornamento de la capilla donó una alfombra nueva y otra vieja que " sea para el ornato de la dicha capilla y enterramiento que tiene en San Francisco con más de dos pares de manteles, que tienen tres varas cada uno, la qual se la entregué a dicha mi hija Quiteria Montijano, para que ella la daministre. La cargaba la memoria con ñla bodega mencionada y dos fiestas en el monasterio, dedicadas a la  la Limpia Concepción y al Nacimiento del Señor Jesucristo". Donaba a dem´ñas cuatro libras de cera para la capilla.  

Por las diversas mandas, concluimos que eran hijos suyos y del matrimonio Lorenzo,  Bartolomé López Montijano,  Pedro, Martín, y Francisco Montijano y Quiteria Montijano. 


los demás menesteres". 



LA CAPILLA DEL CRUCFICADO

No siempre estuvo en el mismo lugar. 


 



A mediados del siglo XVI, se levantó el monasterio de San Framcisco en el arrabal de su mismo nombre, y por los años ochenta se iniciaron las obras de la capilla mayor bajo las trazas del arquitecto grandino Ambrosio de Vico y el patronazgo de la familia de los Gamboa y Eraso. 

No sólo fueron importantes las obras del templo, sino también las de su claustro y otras dependencias, que hemos comentado en otras publicaciones. También una referencia especial merecen sus capillas, de las que hemos comentado algunas como la de La Soledad, Descendimiento, Ángeles, Frías, Inmaculada....Viene a colación la  del Crucificado. Según el escribano Alonso Ordoñez en 14 de septiembre de 1590 (LEGAJO 4612, FOLIO 461) , Carlos de Mendoza , vecino de Alcalá la Real manifestaba que por quanto tiene en el monasterio de  San Francisco de esta ciudad una capilla y entierro que le nombran la colateral donde está un crucifijo  de bultom la qual dicha capilla e tenido y poseído, y, de presente, tengo y posseo". Y nos indica la situación que es "a la mano izquierda desde el altar mayor junto  a la capilla mayor ".  Y citaba el concierto que mantuvieron el notario abacial Diego López de Villalobos con el camildo monasterial ( el ministro provincial  fray Pedro de Aspitia de la provincia de Andalucía, fray Antonio de San Francisco, su vicario,  fray Francisco de Velasco, fray Francisco de Buenaventura, fray Francisco de Salamanca, fray Juan de Aguilar, fray Melcho de Bustos, sacerdotes; y los coristas fray Jun de Míres y fray Juan de la Cruz. En dos de diciembre de 1555, ya dispusieron de ella con título, licencia y posesión la familia de Carlos de  Mendoza.

El documento se levantaba por que el regidor don Fernando de Ocón Alarcón cedía el derecho de la capilla por estar casado con doña Juana de Mendoza, sobrina de Carlos de Mendoza, para los sucesores de esta capilla en el uso de enterrmiento. 

CONCLUSIÓN

 Una nueva capilla se localiza en el ala de la Epístola, propiedad de la familia Mendoza, que estaba dedicada al Crucificado desde 1555. Probablemente, ete crucifijo bajó a una iglesia  como la franciscana de Consolación. 



Por otro documento de Francisco Jiménez, en 1611, La capilla del Crucificado era la tercera del ala del Evangelio, se le concedió en su bóveda alta y baja, acabada a todo punto por el convento,  a Licenciado  y cura Diego de la Puerta , su madre  y su hermano el regidor Pedro de Barrionuevo. Aragonés Se encontraba el Crucificado, grande  y de bulto, que no lo podían sacar de la iglesia, y si se sacare, el convento ordenaba que el dispondría como propio suyo; y se obligaba a que tuviera un retablo, reja, altar y todos los demás ornamentos y todos los reparos  a costa de esta familia. El guardián del convento Luis Méndez y su cabildo recibían 185 ducados para la capilla, al mismo tiempo que  manifestaba que la iglesia era la nueva del convento. 














                                   5.-DESCRIPCIÓN DE MADOZ

 

            La plaza albergaba, a finales del siglo XIX, dos casas: una pertenecía a don Juan de  Ortega y era residencia de cuatros jornaleros; por otra parte el propio convento poseía otra, que solía ser usada por algún sirvientes, sacristán o empleado del convento. 

        Pero, con sus datos recogidos de otros archivos, podemos ampliar su descripción. En concreto, Madoz alude a que " fundado en 1828, al oeste de la ciudad, es irregular, con un claustro pequeño y celdas reducidísimas. La iglesia, de tres naves sumamente  pequeñas, con algunas pinturas medianas y portada  de orden dórico, tiene dos coros, y en el bajo, un Apostolado, de mediano mérito, de Giménez y con otros cuadros del mismo autor, que también lo es en el refectorio. En el coro alto, además de otras muchas pinturas, efigies y niños de mediano mérito, se conserva en un relicario de plata, adornado de pedrería y bajo un arca grande, el llamado  Niño del Coro, que está en la mayor veneración tanto dentro como fuera del convento, aunque sean pocas las personas que lo hayan visto; nunca expone al público ni se saca del coro. Para no dar a las monjas d la Encarnación derecho de llevárselo , y esta misma dificultad aumenta la veneración, representa al Niño Jesús  recién nacido , de longitud de dos pulgadas,, pero tan hecho y un colorido tan natural , que difícilmente podría mejorarse; ignoramos la materia de que está formado,, y acerca de su aparición, se cuentan hechos más o menos confirmados con documentos que la comunidad posee.[8] A  principios del siglo XX, se mantiene la casa de la fábrica del convento  y el convento  mantiene su vecindad con el número 91.

MONASTERIO DE SAN FRANCISCO

                              

 

 

Nos dirigimos a este Convento franciscano de los siglos XVI-XVII. Entre los artistas de la obra y su decoración intervinieron: Ambrosio de Vico, Ginés Martínez de Aranda, Miguel de Bolívar, Pedro de Mena, Manuel del Álamo, Melchor Sardo, Nicolás y Miguel de Raxis, Jusepe de Oliva…

En 1840 se desprendieron algunas bóvedas, por lo que el convento se abandonó definitivamente y se clausuró la iglesia, aunque la casa de los venerables o sacristía sirvió de hospedería a los exclaustrados ancianos que careciesen de familia. En estos años fue desamortizado y pasó a propiedad particular. Con los sillares de las ruinas se levantó una plaza de toros en la huerta del antiguo convento, que se mantuvo hasta el año 1936. En la posguerra se desmontó la plaza y los sillares se utilizaron para hacer casas y cercas de solares.


 Descripción:

 

La iglesia estaba conformada en planta por una nave rectangular y una capilla mayor cuadrada, que se cerraba con una bóveda de medio cañón con arcos formeros. Presidía el retablo la Inmaculada Concepción. Poseía tres capillas a cada lado y otra a los pies, bajo el coro. Estaban dedicadas a Nuestra Señora de la Soledad, Crucificado y Santo Entierro, Nuestra Señora de los Ángeles, San Vicente Ferrer, San Antonio, San Diego entre otras…

La portada tenía dos columnas de orden dórico y sobre la cornisa una hornacina con el santo titular, rematándose con una bella espadaña. En cuanto a la casa franciscana hay pocos datos; tan sólo se sabe que los claustros y el patio estaban contiguos a las capillas laterales del evangelio junto con la capilla de enterramiento de Juan Ramírez del Postigo, la cocina y la sala capitula. Las habitaciones daban por la parte  alta con la iglesia de San Sebastián y casas de la familia Frías.

Los restos que quedan en pie son el lateral de la epístola y la capilla mayor lateral, algunas estancias en el subsuelo (como las bóvedas y criptas), la portada principal tabicada (la imagen del santo titular se encuentra en el museo local), la basa de la cruz que presidía el patín y las estancias de la casa de los venerables, que se ha mantenido en pie hasta hace pocos años, cuando se derrumbó el tejado.


 Estado de conservación:

Abandonado y en ruina progresiva, con derrumbe de paramentos y bóvedas, y acumulación de vegetación. 


Con motivo de la desamortización de Mendizabal, el monasterio de San Francisco de la Observancia pasó a manos privadas. Quedaron en pie algunos edificios de vivienda: celdas, refectorio, corredores; templo, sacristía y otras dependencias. Se les adjudicaron a varios vecinos de la ciudad en nueve partes, tres para Vicente García Ibáñez, tres para José Montañés, una para Vicente  García Taheño, y dos para Antonio Arjona. En concreto, el 18 de marzo de 1856 se firmó un contrato de venta de estas dos partes que pasaron al hacendado liberal Juan de la Cruz Sánchez Cañete, persona que había adquirido más posesiones en este proceso desamortizado. Las cláusulas del documento son muy interesantes. Reflejan claramente que la plaza de toros se hallaba inclusa en el exconvento de San Francisco, en concreto por la zona del claustro, cuyos corredores se transformaron en el graderío, y la parte central en el coso.

Hoy, es una calle  a medio camino entre el campo de los arrabales de la Mota. En el siglo XIX, resonarían los cantos de los auroros, cuando cantaban en torno al monasterio de San Francisco de la Observancia, fundado a mediados del siglo XVI y que gozó del patronato de la familia de los Gamboa y Eraso en su capilla principal, y  los Frías, los Peñas, Gutierre de Burgos en las otras capillas. San Francisco, la Inmaculada, la Esperanza , la Soledad, el Santo Entierro eran las  devociones de esta iglesia. La mano de Ambrosio de Vico diseñó su fábrica, que ofrece  los restos de asu presbiterio y de las paredes del claustro. Sus frailes eran muy diestros porfiadores que declamaban sermones en los acontecimientos y festividades más importantes y maestros de la ciudad, donde mantenían escuela secundaria para los hijos de las familias más hacendosas :














El demonio, como es tan travieso, 
cogió una piedra y rompió un farol,
y llegaron los padres francisco,
y lo apedrearon hasta el callejón.
Ángeles, bajad, 
con coronas de lirios y flores
para los devotos que al Rosario van. 
Al principio de la calle vivían los más hacendados y campesinos con tierras, para dar las casas de los pobres  con los callejones de la ermita de San Blas.  

Predominaba el sector primario y, dentro de ellos, los jornaleros:
Francisco Ortiz, y pujarero (1159),
 José Ceballos (1164), que también era pujarero, con tres hijos menores y una hija. 
Francisco González de la Morena (1160), casado con dos hijos menores.
Francisco Relimpios, solo casado  con dos hijos menores y otros dos mayores (1161).
Juan Manuel Relimpio, con dos hijos menores (1165)
Juan Ruiz , casado  ( 1168).
Juan González de la Morena con una hija (1170).
Pedro de Torres con un hijo menor y tres hijas (1176).
Cristóbal de la Rosa, con un hijo menor y dos hijas (1177). 

Pujareros: Andrés de Torres, casados con su mujer y un hijo menor (1156).
Juan Mateo de Frías, con dos hijos de más de 18 años,  que trabajaban de jornaleros, otro menor y dos hijas (1170)
Manuel Hermanándolo García, con dos hijos menores (1171)

En el sector de servicios Juan de Tel, aguador, casado con una hija (1166).
Viudas Magdalena Pérez, viuda, con un hijo de más de 18 años jornalero (1175)

Y Pobres como Isabel del Castillo (1162), con un hijo oficial de zapatería mayor de 18 años y dos hijas.
Juana Berlango (1167) con dos hijas, pobre
Isabel de Navas (1163), sola.


Doncellas
María Monterrubio, soltera, con una hermana, ambas pobres (1173).
María Francisca Rivera Sánchez (1175).

La excepcionalidad fueron los hidalgos. Uno de sangre, y muy resistente al cambio de vivienda. Don Álvaro de Clavijo Valenzuela (57), caballerizo del  rey,  de estado mancebo y de 70 años de edad, con cuatro sirvientes y tres mozas sirvientes.
Otro de oficio, don Domingo Martínez de la Barrosa (1158), teniente de alguacil mayor eclesiástico, de 76 años, viudo,  con una hija viuda  y un hijo menor.
De seguro que si san Francisco se perdiera escucharía por este callejón actual y la rinconada empedrada  en forma de placeta que encierra la sacristía, los pies de la iglesia y el callejón olvidad estos versos
San Francisco se perdió ayer por la tarde,
su hermano glorioso lo salió a buscar,
 se lo encuentran en el Paraiso,
recogiendo las rosas del Santo Rosal. 
Ya se ha caído hasta los restos de la sacristía y entre escombros quedan columnas, y tejas que abren un ángulo de mirador hacia el muro del testero con la huella de Ambrosio de Vico. El resto no es sino un solarín sembrado de huerto y sementaer

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