Ante el escribano Francisco Jiménez, el 14 de septiembre de 1599, se firmó este documento de contrato entre Pedro Hernández de Santisteban y los los que labraban las tierras del entorno de la Rábita. Manifestaban que habían hecho una ermita en honor del Señor San José, en la que se había de decir misa todos los domingos y fiestas del año. Y para que se llevara a efecto, se fundó una capeanía, por la que pagaba al capellán elegido por el prelado 16 fanegas de trigo y una de cebada , y para decir la misa todos los domingos.
Fueron testigos Juan de Vilches, Bartolomé de Espejo y Francisco Gutiérrez Montañés.
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