Antes de que en el territorio abacial
de Alcalá la Real naciera la
primera hermandad romera, se remonta
el culto a la Virgen de la Cabeza por
los devotos de las diversas ciudades y pueblos, que componen su territorio.
Castillo de Locubín, por su lugar estratégico y su conexión vecinal y familiar
con muchos hermanos de la sede abacial,
estuvo presente en el arraigo de la devoción de la Virgen de la Cabeza entre su
gente. Hemos encontrado documentos
que, antes de esta fecha, se frecuentaba en los testamentos la tradición de ofrecer misas en el santuario del cerro del Cabezo en honor a la Virgen Morenita. Y, aún más,
dudamos de que algunos de los fundadores de la cofradía alcalaína fueran de
Alcalá la Real, e, incluso nacieran en el Castillo de Locubín como Pedro
Hernández de Navas apellido que se encuentra con mucha frecuencia en las tierras castilleras.
Nos basamos en estas conclusiones,
porque el sentir romero de Castillo de
Locubín se remonta a años anteriores a su declaración como hermandad en 1899.
Cuando el obispo de Jaén recogía que “
Los hijos de este pueblo, cuya
salvación confiara en mi custodia,
amantes de la verdad católica y fervorosos devotos de la Virgen candorosa de nuestros cultos, han acudido a mí en respetable falange, manifestándome el
deseo de constituir una Hermandad dedicada a dar culto a la que es reina de
afligidos y Estrella que seguramente nos ha de conducir al punto de salvación,
bajo el título de Nuestra Señora de la Cabeza, venerada en su santuario de
Sierra Morena en la ciudad de Andújar”.
Nadie puede poner en duda de que en
la ruta del Pastor de Colomera, predomina la tradición ganadera, donde arraigó
la presencia romera de muchas personas relacionados con el mundo del ganado que
pastaba por todos estos montes y dehesas
que rodeaban las tierras del
Castillo ( desde la Acamuña hasta el Marroquí , y desde la Nava hasta Encina
Hermosa); era un lugar de paso de ganaderías que, en determinadas épocas del
año pastaba por estos montes cuando bajaban del Alto Guadalquivir a Sierra
Nevada. Esta ruta siempre se mantuvo, y
, por el paso de nuestra tierra, enlazaba con las alcalaínas , por el camino real de la Corte, bordeando la Acamuña;
y en otras ocasiones bajaba por Charilla y río Guadalcotón , se adentraba en
Castillo de Locubín para coger el ramal
junto a las riberas del río de San Juan y, desde allí, subir por la vía romana
de Encina Hermosa a Alcaudete para encaminarse a Martos, Torredonjimeno y Andújar,(
según Pedro Cano Ávila esta vía medieval era una de las vías más importantes de
acceso a la depresión de la Vega de
Granada que discurría junto al Castillo). Por lo tanto todos los
romeros que provenían del Sur, y sobre todo los alcalaínos siempre estaban
obligados a su paso por Castillo de Locubín una dirección NO a SE. De seguro
que aquellos días anteriores a la Romería iban incrementando la comitiva con el
paso por las ciudades y pueblos por donde pasaban. Así lo relataba la poetisa alcalaína María
del Pilar Contreras en el Noticiario Alcalaíno en 1881 música: “La gente del
Cerro regresó de Sierra Morena. Los muchachos esperaban en el puente Castillo.
Otra vez los pitos y las pitadas., el alboroto, los cohetes, la música. Las banderas
de la cofradía, desplegadas al viento, con sus vistosos colores, y sus escudos
bordados, encabezaban la marcha de romeros. Detrás de estas dos hileras, los expedicionarios y los cofrades,
con su banda de terciopelo carmesí.
Ruido, pisotones, contiendas verbales, vino… Y refleja una comitiva de
jinetes romeros con potros de resistencia y enjaezados caballos, acompañados de
mujeres con vestidos y de época. Y
recita como si describiera el paso por el Castillo:
Van recorriendo los pueblos
Donde en igual forma esperan
Las Juntas y Cofradías.
Y en cada pueblo que llegan,
Se funden los corazones,
Saludan las banderas,
Se desborda la alegría
En mil formas ¡y se reza!
Se reza el santo rosario
Por el capellán, mientras
A devoción tan piadosa
La santa hermandad se entrega;
Tiene el Hermano Mayor,
Con sus manos la encomienda,
divina, la enseña santa,
el cetro, donde se ostenta
la imagen gloriosa
Virgen de Sierra Morena,
Alcalá, el Castillo y Martos,
Donde algún reposo encuentra,
después Torredonjimeno,
Villadompardo, Escañuela,
Arjona, pueblos y pueblos…
Este encuentro de cofrades se recogía
por un vecino castillero Federico Castillo en abril de 1931 “Hoy es una de
las fiestecillas locales de más sabor arcaico ante mis ojos. Se va la gente del
cerro, como vulgarmente se dice a los romeros de Nuestra Señora de la Cabeza, y
es una cosa que infunde respeto y simpatía a la vez el ver los saludos a la imagen y unas banderas con
otras. Este año ha resultado bastante deslucida, pues la Cofradía de Alcalá,
por cuestiones políticas no va este año en bestia y además de aquí han ido
reducidas personas”. Era costumbre
unirse castilleros y alcalaínos y emprender juntos la romería por la vía mencionada. Antes y tras ser declarada la
cofradía del Castillo. Luego vinieron otros tiempos y otros medios s de
locomoción. Y fue Patrona de Castillo de Locubín. Pero, lo que
les da a alas a sus pies:
Ciudades, villas y pueblos,
Que los romeros recorren,
Sin cansancio ni molestia,
Porque van a ver a su Virgen
La madre que les consuela.
Francisco Martín Rosales.
, e
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