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domingo, 6 de marzo de 2022

POR LAS PUERTAS PRINCIPALES DE LA MOTA



En el recorrido de Entrepuertas, flanqueado entre la muralla del Trabuquete y el antemural, actualmente se señalan las ranuras de las vigas, y las baldas de las tiendas y el suelo de las viviendas.  Era el zoco de la ciudad. En este lugar, se levantaron tiendas, viviendas, y  sus altos se introducían en las cuevas de origen anterior, reutilizadas como bodegas, despensa  y almacén. Eran de pequeñas dimensiones y se abrían con una puerta al público y adosaban sus habitaciones a la misma roca; por una escalera se subían desde el bajo de la tienda a los cuerpos altos. Los propietarios de estas viviendas y tiendas no alcanzaban la cifra de 27 (16 en Entrepuertas y 11 en el Albaicín) fueron miembros de las familias nobles de la ciudad, descendientes de los caballeros, muchas ligadas a las capellanías y a los censos. Entre estos, cinco pertenecían a la familia de las Frías junto a la Puerta de la Imagen, ocho los Castillo de la Hinojosa, otras a Pedro Hernández, los Aranda, o los Avalo. El aspecto de estas tiendas viene ilustrado por un familiar de esta última familia que en 1597 vivía en unas casas, con sus dos tiendas y dos moradas que daban con sus miradores al Albaicín. Solían ser arrendadas a artesanos y comerciantes de la ciudad, especialmente en torno a la Puerta de la Imagen, se dedicaban a establecimientos de sastres, especieros, zapateros y barberos.  Por el tramo de mayor anchura   desde la puerta de Lanzas hasta la Imagen se ampliaba con el barrio del Albaicín. Frente a las tiendas, se levantaba un antemural, al que se permitió levantar casas tras la conquista y, en algunos lugares, se trazó un camino de anillo exterior a este círculo de murallas.

PUERTA DE LA IMAGEN

La torre de la Justicia, de la Imagen o de Santa María es un edificio emblemático de las Entrepuertas. Como torre de enflanqueamiento entre murallas, se abre con dos arcos herradura a la entrada y salida de un recinto interior cubierto de bóveda que da entrada al último tramo de acceso a la fortaleza, al mismo tiempo que se protegía por una pequeña torrecilla desaparecida y provista de un trabuquete, que le dio nombre.  Debió estar construida antes de la conquista de la ciudad, y algunos autores la remonta a una fecha anterior de la puerta de la Justicia de Granada, con la que se relaciona por sus dimensiones y características de tiempos de Yusuf I, cuya fecha inscrita fue 1348. En su primera fachada, sobresale el escudo de la ciudad y la puerta de la Imagen.  Por la fachada que mira a las Carnicerías, existía  la imagen de Nuestra Señora, con lo que consigue que se visualiza el nombre último de esta torre y puerta, a saber " de la Imagen", probablemente una reposición de alguna imagen anterior de tiempos de la conquista de la ciudad cuando quiso fijarse la huella cristiana con la advocación mariana tras los muchos años de estancia musulmana en el Cerro de la Mota. Una actual imagen simula a la costeada, a mediados del siglo XVI, por la ciudad y realizada por escultor Martín Pérez y el pintor italiano Pedro Sardo, vecino de la localidad alcalaína. Una  lámpara recuerda probablemente, la luminaria antigua, cuyo aceite pagaban los carniceros de la ciudad, y el garabato donde colgaban las cabezas de los degollados en el campo de batalla, pervivan en el nuevo ambiente recreado tras la restauración. Pues, esta torre está imbuida de un duende especial de la fortaleza, que le aportó varias leyendas como La del caballero de la capa y apuesta.

Por esta monumental puerta llamada "Puerta de la Imagen", con doble arcada mixta de herradura y apuntada, se encierra en un amplio recinto a manera de un soportal abierto que sirve de entrada y cobijo bajo una bóveda apuntada.  El buen estado de conservación de la misma, sobre todo de piedra bien labrada y con marcas en muchos sillares, y la grandiosidad de la fábrica le dan una monumentalidad especial. Algunos autores realzan su importancia social e histórica, al convertirse en la transición y control entre la fortaleza y el arrabal para todo movimiento militar y económico. Se incrustan dos escudos: uno es muy actual, el de la  ciudad con la llave en el centro, y el resto de cuarteles con los castillos y leones, el de los reinos de Castilla y León; el otro de la mano de los sardos se remonta a tiempos de Carlos V. La leyenda envuelve a esta puerta: un caballero, que osó subir a la Mota quedando por una apuesta entre amigos en una noche invernal, ya que se encontraban sus difuntos en  el cementerio, quedó  colgado en los clavos de su portón en medio de una horrorosa tormenta y fuerte lluvia.  Además, es la puerta de bienvenida y despedida de muchísimos acontecimientos de la ciudad: el último ha sido el de su extraordinaria y acertada restauración.   

Por este adarve o entrada a la fortaleza, se baja a la ciudad del llano, los arrabales nuevos, entre la roca que soporta la muralla del recinto fortificado y un elevado antemural de sillería.

PUERTA DEL POSTIGO

Tras el mirador  o puerta del Postigo, un arco de medio punto en el antemural, que daba a la calle del mismo nombre y el primer cuerpo embovedado con un gran arco apuntalado, que soporta sobre ella otro segundo cuerpo, la puerta introduce al último tramo de Las Entrepuertas, donde en una parte un antemural  adosa una lápida de Ibn Said al Magribi,    y en la otra se hallaban  unas antiguas y desaparecidas tiendas de los hidalgos por la parte inferior y, por la superior, junto a las Carnicerías por el flanco que daba a la muralla del Trabuquete; y por otro lado entre el antemural y la puerta del Postigo, por cuya calle se bajaba al barrio de Santo Domingo. 


 Subiendo por la calle, se encontraba  al abrigo del Cañuto la puerta y la torre del Argamasón en la época moderna. También llamada torre del Pendón, del Rey o del Postigo. En ella, celebraban los cabildos del ayuntamiento alcalaíno hasta el siglo XV. Por los documentos existentes, se encontraba según recoge Carmen Juan Lovera, en el documento 64 sobre lo morisco, cerca de la plaza de la villa, encima de la torre Mocha que, a su vez, es encima del cañuto, e cerca de una peña que estaba colocada en la dicha plaza, su terminación como vivienda tuvo lugar a finales del siglo XIV, siendo regidor encargado Juan de Aranda, alcaide de Montilla y regidor de Alcalá en 1387.   Debió constar de una simple habitación superior, a la que se accedía por unos poyos y una puerta. El recinto estaba amueblado por tres bancos, donde el central era ocupado por el corregidor, alcaide y regidor más antiguo, y el resto, por los otros regidores, jurados y oficiales. En otra  parte, la mesa del escribano.






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