Muchas veces nos preguntamos, dónde se encuentran muchas joyas de la Abadía de Alcalá la Real. No es extraño que el tiempo consume todas las cosas, realiza los cambios herclianos y , hasta destruye, todo el pasado. Por fortuna, deja restods y recuerdo de algunos testigos. Este es el caso de los libros sagrados, los libros corales, y de las horas, que eutilizaron los escribanos de la ciudad para ewncuadernar los libros notariales. Parece como si se hubiera quedado una parte gravada de la partitura musical en las portadas y contraportada de los legajos. n este caso, no nos extraña, porque este escribano Luís Méndez de Sotomayor fue un lince, sacaba partido de todo, acumuló cargos y escribanías a porrrillo, y, como no podía ser de otra manera, hasta en su oficio se muestra su personalidad. Reutiliza hasta las cosas de la Iglesia.
ES MICHI STIMULUS ...ANGELES
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