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domingo, 28 de marzo de 2021

en el jaén de hoy, dos obituarios, a Aurora Esteo y José Luís Caravias.


 JOSÉ LUIS CARAVIAS AGUILAR
Hace unos días fallecía en Paraguay el padre José Luís Caravias Aguilar, un sacerdote jesuita. Sus padres fueron él notario José Caravias Villén y Mercedes Aguilar.  Esta familia es un ejemplo del espíritu de aquella época, que, en los actuales tiempos, se reivindica para otras generaciones de la posguerra. Descendientes de un labrador, en el sentido de administrador de fincas de la familia Abril Fernández Figares, formaron una comunidad de familia numerosa, integrada por los hermanos de José Luis (Carlos, Carmelo, Antón, María del Carmen, Manuel, Mercedes y Ángela). Su padre estudió la licenciatura de Derecho en Granada y se hizo notario ejerciendo en muchos pueblos de España, terminando en Portugalete y Bilbao. Vivieron la migración profesional de su padre, y se hicieron eco de aquellas vocaciones profesiones, en las que se compartían el fraile y el militar. En este caso, dos miembros de la familia Carlos y José Luís fueron miembros de la Compañía de Jesús.
            José Luis volvió hace unos años a su tierra y comentaba en su visita a la iglesia de las Angustias su pasado en su biografía de la página jesuítica y se despedía siendo consciente de su enfermedad que le condujo a la muerte.
Había nacido en 1935 en la ciudad de la Mota, ingresando al noviciado de la Compañía de Jesús en Puerto de Santa María en 1954. Continuó los estudios de filosofía en Alcalá de Henares y se trasladó a Paraguay para realizar su magisterio en el Colegio Cristo Rey de Asunción entre 1961 y 1964. Regresando a España para realizar los estudios de Teología, fue ordenado sacerdote en 1967, en Granada.
Retornó a Paraguay en 1968, destinado a las Misiones de San Ramón de Santiago e iniciando su etapa de vida de sacerdote campesino en las “Ligas Agrarias Cristianas” (LAC), Esta actividad y el ser nombrado asesor nacional de las (LAC), marcó su espíritu durante cinco años. Como recogía de su biografía “Trabajó con los campesinos desde su ser campesino, dando cursos constantes de formación, cuya experiencia le sirvió para la publicación de su primer libro “Vivir como Hermanos”; pero, en la noche del 5 de mayo de 1972, durante su estancia en las compañías de Yacarey y Guasú Rocái de Piribebuy (Cordillera), fue expulsado violentamente por la dictadura del Gral. Alfredo Stroesnner. La policía lo llevó hasta la frontera de Clorinda (Argentina), pero a los tres días los gendarmes argentinos, por órdenes superiores, lo obligaron a salir enseguida de su país”.
Después de dos meses de descanso en España, volvió de nuevo a la Argentina, el 26 de agosto de 1972 y trabajó con el obispo de Sáenz Peña, Chaco argentino, Mons. Di Stéfano, y le ayudó en la pastora campesina de las Ligas Agrarias del Noreste argentino, y  de los hacheros  con el  llamado “Equipo Monte”.
Párroco de  Avia Terái,  mantuvo estas mismas reivindicaciones . hizo la Tercera Probación en Santiago de Chile (1971-1972) y los Últimos Votos lo pronunció al Padre General Pedro Arrupe, en 1973, en las ruinas de San Ignacio Miní de  Argentina.
En Buenos Aires, conoció la P. Jorge Bergoglio, el actual Papa Francisco, y fue su superior provincial, quien lo recibió muy amablemente Vivió en el Teologado de San Miguel, donde escribió “Cristo nuestra esperanza”, adentrándose en n los barrios periféricos en los que vivían los paraguayos. Siempre recordaba que        el P. Bergoglio, “le avisó que tenía informaciones fidedignas de que la “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina) había decretado su muerte, junto a la de otros dos jesuitas más y lo ayudó a escapar rápidamente del paìs, el 11 de octubre de 1974”.
Tras su regreso a España, trabajó en la HOAC, y en 1975 fue destinado a Quicua de Ecuador trabajando en las comunidades de base. En este lugar también compartió misión con el equipo EXPA (Expulsados del PAraguay) de ese equipo nació la publicación “En busca de la tierra sin mal: Movimientos campesinos en el Paraguay, 1960-1980”.
También colaboró con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en el proyecto de un “catecismo básico”, titulado “En camino hacia el Reino de Dios” y   en “Palabra y Vida”, con materiales de reflexión bíblica para la vida religiosa, promovidos por la CLAR y viajando por Latinoamérica, e impartiendo cursos a las comunidades.
En 1989 con la caída del régimen de Stroessner en Paraguay, el Padre Caravias regresó a Asunción donde continuó su trabajo pastoral como director del CEPAG (1989-1991), luego pasó como superior del Escolasticado en San Cayetano (Bañado Sur), en ese tiempo movilizó a la gente para que con mingas trajeran el agua de Essap a sus barrios y casas. Luego se integró a la Comunidad de la Curia Provincial y ocupó cargos de la comunidad parroquial de Cristo Rey.  Es un tiempo en el que el padre sin abandonar lo Bíblico, continuó sus publicaciones y cursos de formación, estando en sus manos el asesoramiento y formación de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). Como indica su biografía “Dirigido a gente más profesional en su compromiso por el pueblo, laicos con espiritualidad ignaciana, puso en marcha aquello de la opción profesional por los pobres.
En los últimos años de su vida fue Asesor Nacional y Eclesiástico de la (CVX) y de Asunción (2011) y miembro del equipo Magis de la Asamblea Latinoamericana, lo eligieron para formar parte del equipo de coordinación “Magis”. Y en 2013 de la Asamblea Mundial de la CVX en el Líbano.
Como escritor de libros, artículos periodísticos periódicos y revistas, siempre intentaba e relacionar fe y justicia, fe y vida. Aparte de los libros formativos, ha elaborado materiales audiovisuales denominados “Fe y Vida. Biblioteca del Laico”, con unos 11.000 libros digitalizados, sobre todo religiosos, pero también sociales y literarios. También desde el 2006 ha seleccionado una colección de películas con mensajes.
En su etapa final, se dedicada al crecimiento de la fe cristiana de los laicos, acompañó a las parejas y movimientos matrimoniales, y escribió con este fin  “Ejercicios Espirituales en la Vida Corriente. Guías de ayuda para laicos de Comunidades Cristianas”, su principal libro en el acompañamiento espiritual.
Hace unos días fallecía y recogimos de su sobrina Loli, el recuerdo de su despedía con estas notas biográficas que hacía hace unos años. Le decía que ya se despedía de esta tierra y de su familia. En estos días nos ha dicho adiós un jienense que dio testimonio de una generación de personas que vivió la diáspora y el espíritu de la vocación religiosa implicándose no solo en la promoción religiosa de otras tierras, sino también en la promoción de los derechos humanos. Que Dios le dé el descanso eterno.

 

 

JOSÉ LUIS CARAVIAS AGUILAR

Hace unos días fallecía en Paraguay el padre José Luís Caravias Aguilar, un sacerdote jesuita. Sus padres fueron él notario José Caravias Villén y Mercedes Aguilar.  Esta familia es un ejemplo del espíritu de aquella época, que, en los actuales tiempos, se reivindica para otras generaciones de la posguerra. Descendientes de un labrador, en el sentido de administrador de fincas de la familia Abril Fernández Figares, formaron una comunidad de familia numerosa, integrada por los hermanos de José Luis (Carlos, Carmelo, Antón, María del Carmen, Manuel, Mercedes y Ángela). Su padre estudió la licenciatura de Derecho en Granada y se hizo notario ejerciendo en muchos pueblos de España, terminando en Portugalete y Bilbao. Vivieron la migración profesional de su padre, y se hicieron eco de aquellas vocaciones profesiones, en las que se compartían el fraile y el militar. En este caso, dos miembros de la familia Carlos y José Luís fueron miembros de la Compañía de Jesús.

            José Luis volvió hace unos años a su tierra y comentaba en su visita a la iglesia de las Angustias su pasado en su biografía de la página jesuítica y se despedía siendo consciente de su enfermedad que le condujo a la muerte.

Había nacido en 1935 en la ciudad de la Mota, ingresando al noviciado de la Compañía de Jesús en Puerto de Santa María en 1954. Continuó los estudios de filosofía en Alcalá de Henares y se trasladó a Paraguay para realizar su magisterio en el Colegio Cristo Rey de Asunción entre 1961 y 1964. Regresando a España para realizar los estudios de Teología, fue ordenado sacerdote en 1967, en Granada.

Retornó a Paraguay en 1968, destinado a las Misiones de San Ramón de Santiago e iniciando su etapa de vida de sacerdote campesino en las “Ligas Agrarias Cristianas” (LAC), Esta actividad y el ser nombrado asesor nacional de las (LAC), marcó su espíritu durante cinco años. Como recogía de su biografía “Trabajó con los campesinos desde su ser campesino, dando cursos constantes de formación, cuya experiencia le sirvió para la publicación de su primer libro “Vivir como Hermanos”; pero, en la noche del 5 de mayo de 1972, durante su estancia en las compañías de Yacarey y Guasú Rocái de Piribebuy (Cordillera), fue expulsado violentamente por la dictadura del Gral. Alfredo Stroesnner. La policía lo llevó hasta la frontera de Clorinda (Argentina), pero a los tres días los gendarmes argentinos, por órdenes superiores, lo obligaron a salir enseguida de su país”.

Después de dos meses de descanso en España, volvió de nuevo a la Argentina, el 26 de agosto de 1972 y trabajó con el obispo de Sáenz Peña, Chaco argentino, Mons. Di Stéfano, y le ayudó en la pastora campesina de las Ligas Agrarias del Noreste argentino, y  de los hacheros  con el  llamado “Equipo Monte”.

Párroco de  Avia Terái,  mantuvo estas mismas reivindicaciones . hizo la Tercera Probación en Santiago de Chile (1971-1972) y los Últimos Votos lo pronunció al Padre General Pedro Arrupe, en 1973, en las ruinas de San Ignacio Miní de  Argentina.

En Buenos Aires, conoció la P. Jorge Bergoglio, el actual Papa Francisco, y fue su superior provincial, quien lo recibió muy amablemente Vivió en el Teologado de San Miguel, donde escribió “Cristo nuestra esperanza”, adentrándose en n los barrios periféricos en los que vivían los paraguayos. Siempre recordaba que        el P. Bergoglio, “le avisó que tenía informaciones fidedignas de que la “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina) había decretado su muerte, junto a la de otros dos jesuitas más y lo ayudó a escapar rápidamente del paìs, el 11 de octubre de 1974”.

Tras su regreso a España, trabajó en la HOAC, y en 1975 fue destinado a Quicua de Ecuador trabajando en las comunidades de base. En este lugar también compartió misión con el equipo EXPA (Expulsados del PAraguay) de ese equipo nació la publicación “En busca de la tierra sin mal: Movimientos campesinos en el Paraguay, 1960-1980”.

También colaboró con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en el proyecto de un “catecismo básico”, titulado “En camino hacia el Reino de Dios” y   en “Palabra y Vida”, con materiales de reflexión bíblica para la vida religiosa, promovidos por la CLAR y viajando por Latinoamérica, e impartiendo cursos a las comunidades.

En 1989 con la caída del régimen de Stroessner en Paraguay, el Padre Caravias regresó a Asunción donde continuó su trabajo pastoral como director del CEPAG (1989-1991), luego pasó como superior del Escolasticado en San Cayetano (Bañado Sur), en ese tiempo movilizó a la gente para que con mingas trajeran el agua de Essap a sus barrios y casas. Luego se integró a la Comunidad de la Curia Provincial y ocupó cargos de la comunidad parroquial de Cristo Rey.  Es un tiempo en el que el padre sin abandonar lo Bíblico, continuó sus publicaciones y cursos de formación, estando en sus manos el asesoramiento y formación de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). Como indica su biografía “Dirigido a gente más profesional en su compromiso por el pueblo, laicos con espiritualidad ignaciana, puso en marcha aquello de la opción profesional por los pobres.

En los últimos años de su vida fue Asesor Nacional y Eclesiástico de la (CVX) y de Asunción (2011) y miembro del equipo Magis de la Asamblea Latinoamericana, lo eligieron para formar parte del equipo de coordinación “Magis”. Y en 2013 de la Asamblea Mundial de la CVX en el Líbano.

Como escritor de libros, artículos periodísticos periódicos y revistas, siempre intentaba e relacionar fe y justicia, fe y vida. Aparte de los libros formativos, ha elaborado materiales audiovisuales denominados “Fe y Vida. Biblioteca del Laico”, con unos 11.000 libros digitalizados, sobre todo religiosos, pero también sociales y literarios. También desde el 2006 ha seleccionado una colección de películas con mensajes.

En su etapa final, se dedicada al crecimiento de la fe cristiana de los laicos, acompañó a las parejas y movimientos matrimoniales, y escribió con este fin  “Ejercicios Espirituales en la Vida Corriente. Guías de ayuda para laicos de Comunidades Cristianas”, su principal libro en el acompañamiento espiritual.

Hace unos días fallecía y recogimos de su sobrina Loli, el recuerdo de su despedía con estas notas biográficas que hacía hace unos años. Le decía que ya se despedía de esta tierra y de su familia. En estos días nos ha dicho adiós un jienense que dio testimonio de una generación de personas que vivió la diáspora y el espíritu de la vocación religiosa implicándose no solo en la promoción religiosa de otras tierras, sino también en la promoción de los derechos humanos. Que Dios le dé el descanso eterno.


AURORA ESTEO MONTENEGRO

 

Hay familias que definen el espíritu de nuestra tierra. La familia Lizana Esteo es un espejo de la vida de las últimas generaciones. El padre Juan Lizana fue un trabajador metalúrgico modélico que compartió la experiencia y vivencia cooperativa de muchas familias alcalaínas, que fueron un ejemplo de una formación artesanal y se trasladó a un ámbito superior, y que se mantiene  actualmente. Pocos ensayos cooperativistas pervivieron en ramas diferentes del olivar, pero esta del metal es un testigo claro y, manifiesto, y Juan cooperó con este grupo de hombres honrados y laboriosos. Con el fallecimiento de su esposa Aurora Esteo, se patentiza la pervivencia de una mujer excepcional que supo levantar su casa y aportar su ilusión y formación en una familia numerosa, muy característica de estos tiempos pasados del siglo XX. Era la madre ideal, la que su hija Mercedes revivía estos días con estas palabras, que comparte con sus hermanos ””que no daría yo…escuchar de nuevo… esta niña que llega tarde a casa y escuchar ese grito de mi madre pregonando mi nombre por la ventana…y volar en los brazos de mi padre… que no daría  yo no poder abrazarlos como cuando era niña,  agarrarme a sus piernas para sentirme protegida, cogerme de su mano y presumir de ellos por la calle , porque nadie tenía un papá más bueno y una mamá tan guapa como la mía…” . Ese era el espejo de su alma que imbuía a su alrededor, amor y alegría de vivir en todos los momentos de la vida, siempre espíritu de superación y no arredrarse ante nada.
No sólo se imbuyó a sus hijos, también lo expandió a la sociedad, fue pionera del movimiento femenino de los últimos cincuenta años, quiso superarse y fue la líder de las mujeres de la Escuela de Adultos, donde formó y se formó, transmitiendo la vitalidad de vivir y la superación por subir nuevos peldaños en la cultura y en la reivindicación de las mujeres en la sociedad. Con la Asociación de Mujeres Sendero, formaba un grupo de amigas, que supieron transmitir la integración de la mujer en la vida de Alcalá la Real, reivindicaron a las mujeres en el protagonismo social, laboral y cultural hasta que le valieron las fuerzas físicas, entablando retos de encuentros, aprendizaje innovador y actividades como el teatro.
            Siempre estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos y sus manos a todas las empresas que necesitaba la sociedad alcalaína. Y cooperaba con otras instituciones, estaba incardinada en la vivencia del barrio sanjuanero, por septiembre siempre esperaba la revista del Cristo de la Salud como si fuera un actante más de aquel colectivo y de una pasión por una devoción, a la que siempre amó.
Aurora no era una simple y sencilla matrona, era una mujer que arrastraba con su simpatía, su saber estar y su implicación con las mujeres. Verus amor nullum novit habere modum, ese era su lema.
 
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