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domingo, 10 de julio de 2016

EL PASEO EN AÑOS DE CONFLICTO

Dos conflictos se recrudecen desde los años setenta de este siglo, el conflicto de la villa del Castillo de Locubín y la separación de Loja y Alhama del corregimiento alcalaíno. A esto había que añdir la crisis jornalera, provocada por las intensas lluvias y nieves y propagación de la langosta en muchos campos andaluces  que en el año 1772 obligan a una gran parte de la población a mendigar y a provocar situaciones cercanas a la  violencia para poder mantener la vida de sus hijos y familia. Para ello, se tomarán  todas las medidas extraordinarias de abastecimiento de la ciudad y de los servicios del abad cardenal













de la Cerda en la Corte para poder emplear los trigos del Pósito  en favor de los pobres necesitados. Hubo momentos en los que hasta de tres días de desabastecimiento de pan. De nuevo, se distribuye el pan en tiendas prefijadas en los 10 cuarteles, se nombran panaderos que se turnan el abastecimiento, se nombran comisarios,  y se persigue cualquier tipo de fruade en la calidad y peso del pan. Las cargas de trigo se redujeron a los panaderos de tres de pan blanco y y diecisiete de pab bazo a los panaderos.
El año 1773 continua la escasez de trigo y el aumento del precio del pan, a pesar de las medidas proteccionistas que imponía el cabildo alcalaíno con el control de precios, abastecimiento por medio del Pósito y distribución y organización  del reparto del pan. Todas estas medidas se llevaban a cabo en favor de las clases más desfavorecidas que se veían obligadas como en otros tiempos a comprar el pan fiado por falta de recursos y en contra del fraude de los panaderos que se aprovechaban del bajo precio del trigo para revenderlo a forasteros a mayor precio. No obstante, la situación debió ser muy violenta, porque, a pesar de tener que adoptar medidas de una racional y restrictiva distribución del pan por medio de la limitación de tiendas, panaderos, abastecedores y 10 cuarteles ( ocho en el caso, uno para forasteros, y otro para el campo), al final se hubo de unificar en uno sólo en las Casas Capitulares por la violencia de los que hacían cola que daba lugar al lanzamiento de pedradas a los repartidores del pan. Incluso en los primeros días de mayo los vecinos tomaron el hornal de la Plaza  y obligaron a a que la ciudad requiriera los sevcios del corregidor para poner el orde. Una situación especial se produjo al disminuir en gran cantidad las provisiones del trigo del Pósito que hubo que acudir a la compra de 1000 fanegas a  particulares del caso y al gobierno eclesiástico  y el Castillo ( 784 fanegas en el casco y 75 en el Castillo a un precio que exceía las 60 y 68  reales por fanega). A esto se añadieron grandes tormentas por el mes de junioque lo hicieron muy escaso. Como gota que colma el vaso de agua, aquel año diversos destacamentos de regimientos nacionales debieron alojarse en las Casas de Cabildo, provocando un auténtico caos en las casas de Cabildo. No obstante por el mes de mayo, se controla la situación , se fijan dos puntos de venta cercanos al ayuntamiento uno para los labradores y forasteros y otro para el resto del pueblo.   



Este clima continua  los dos años siguientes contra el corregidor Juan Pablo Salvador y el alcalde mayor Nicolás de Mella  y los miembros del cabildo, que lleva, sobre  todo, este último el tema a los  tribunales e, incluso, se ejerce situaciones de gran violencia entre ellos ante el autoritarismo del alcalde. Las nuevas listas de reclutamiento, donde se quiere expurgar a muchos  que se consideraban favorecidos por privilegios es fruto de solicitar a la Chancillería una revisión del padrón de hidalgos. Aunque el corregidor logra salvar la situación, sin embargo la ciudad habá deteriorado mucho sus relaciones, debido a que no le pudo ofrecer una casa digna, ya que la anteriormente alquilada  tuvo que abandonarse al morir el anterior corregido por la enfermedad  tísica y  tuvo que alojarse en las casas del cabildo que suponía una incomodidad para el ejercicio de la vida municipal. Además a ello, se añadió un enfrentamiento con el personero por adoptar medidas sin consulta del cabildo en el nuevo planeamiento del  Paseo Público que fue aceptado posteriormente po la ciudad  atendiendo a razones de ornato y de previsión racional de ampliación de la ciudad en las vías de comunicación de entrada por  Granada desde los Arcos hasta la Magdalena. Era un momento de resentimientos personales, que manifiesta una sociedad en la que los que ocupaban cargos públicos,. Incluso de elección, se aprovechaban de los cargo para ocupar tierras comunales como el personero Antonio de Moya en la invasión de abrevadero de animales en las Peñuelas.

La ciudad, por estos años, recupera muchos lugares arruinados y adecenta algunas zonas como el Paseo de Capuchinos que se traza a cartabón desde los Arcos hasta la Magdalena, un  nueva torre se coloca en Consolación, obra de Martín Espinosa,  se amplían las zonas linderas con la fuente de Marí Ramos y Álamos y cuartel de los Arcos. La iglesia de las Angustias  se construye en su mayor parte. Las medidas de embellecimiento se aplicaron a la vida de la ciudad con el derrumbe de las casas abandonadas, la reconstrucción de edificios y adorno de fachadas , siempre que contaran con la licencia municipal, Por eso, no es de extrañar que en el año 1784 el propio regidor Pedro de Lastres  pidiera permiso apara la instalación de un testero o lienzo con la imagen de la Santísima Trinidad en sus casas cercanas a las casas de Cabildo. Este motivo iconográfico tuvo una escultura en la propia calle Real con motivo de la misión espiritual del Padre Diego de Cádiz.   
La ciudad inicia un plan forestal que obligaba a la plantación de cinco pies por vecinos. En Alcalá, el plan se inició en la alameda de los Capuchinos, prologándose hasta la ermita de la Magdalena- cosa que tuvo  muchas vicisitudes y finalizó en el 1785. Otro punto, en donde hubo una gran reforestación fue en el coto y en la Dehesa de los Caballos, la actual Dehesilla, en este caso de otra variante cual es la moreda. Este plan chocaba con la ganadería, que defiende la ciudad impidiendo la reforestación en los abrevaderos, caminos y descansaderos. Lo mismo sucedía con la nueva roturación que se produjo por estos años en Mures, la ribera y Sierra san Pedro.


Una obra importante en la ciudad se lleva a cabo con la reforma de todo el sistema de abastecimiento con una cañería que surtía a las fuentes de la Mora, Álamos, Utrilla, Pilar de las Tórtolas, Plaza y Utrilla. A esto hay que añadir que los caminos y calles de la ciudad experimentaron una reforma importante, para lo que hubo que emprender nuevas fuentes de financiación, que  demuestran un intento de racionalización y saneamiento de las arcas municipales. Así en el año 1781, los caminos del  Levante, Granada, Málaga y Madrid se cubrieron con arbitrios de subastas de servicios básicos como la carnicería, nuevas roturaciones de tierras en Mures o las ilícitamente usurpadas, nuevas elevaciones de los impuestos del aguardiente, e , incluso con fiestas públicas de toros . También se inaugura el pago en licencia de casas, solares y huertos en las aldeas y el casco. 


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