EL
SENDERO DEL VELILLOS
Este sendero
es una página, más bien un fascículo completo de la historia local, una lección
del pueblo y de la gente alcalaína. Le hubiera llamado a esta ruta o
sendero, con el nombre de los romances fronterizos. Por eso de que el río se
revuelve, a lo largo de su trayecto, en una confusión de nombres. De Huéscar a
Riberas, de Riberas a Frailes, y de Frailes a Velillos, ya en tierras granadinas;
y además no es el único río, más bien arroyo o afluente del Genil, ya que se
pasa por los arroyos de Salobrar y Palancares. Recorrerlo como lo
hicieron más de doscientos ruteros,
convocados por el ayuntamiento alcalaíno(delegaciones de Turismo, y Deportes,
Federación de Montaña), consiste en metamorfosearse en aquellos caballeros de
Alcalá a la llamada del soldado herido tras la matanza de Malabrigo: Oídolo ha don Pedro,/por su desventura
negra;/cabalgara en su caballo,/que le dicen Bocanegra.
Desde las últimas casas de la Ribera Alta en dirección a Frailes, se desciende por entre callejas hasta la fábrica harinera ( hoy segunda vivienda de recreo) , donde el antiguo molino del Cubo, imparte la primera lección histórica de convertirse una función artesanal e industrial, en medio de la sociedad del ocio, en casa de recreo, o en un paraje delicioso de álamos.
Desde las últimas casas de la Ribera Alta en dirección a Frailes, se desciende por entre callejas hasta la fábrica harinera ( hoy segunda vivienda de recreo) , donde el antiguo molino del Cubo, imparte la primera lección histórica de convertirse una función artesanal e industrial, en medio de la sociedad del ocio, en casa de recreo, o en un paraje delicioso de álamos.
No puede llegarse, por ahora, al río y por un camino de servidera se
cambia la marcha en dirección hacia las faldas de la Mesa y el puente de la
Ribera. Segunda lección, en este caso arqueológica de un yacimiento de nuestro
pasado iberorromano y de un puente que se amplió recientemente por la
Diputación Provincial de Jaén como consecuencia de abrirse a una mejora de un
tráfico más intenso y susituir una carrocería que recuerda los primeros tiempos de
carretas, carrozas de campo o, a lo sumo, camiones de los primeros tiempos del
motor.
Tras cruzar la carretera provincial, continuando por el mismo camino
junto al río, se detiene el senderista en la fuente de los desparecidos Baños, donde,
de nuevo, esta nueva casa de segunda vivienda muestra solamente, por el nombre,
la historia de aquellos baños que ejercieron una labor terapéutica, y, ahora,
de nuevo se readaptaron a los tiempos de la sociedad del ocio. La tercera
lección del cambio social de la mentalidad de los tiempos.
La ruta asciende al caído cortijo de Bochiqueros (Vado del Chiquero)
hasta descender al camino que dirige a las Casas Nuevas, en el cruce con el
molino de la Tahona, donde se brinda a la cuarta lección histórica con la explicación
del entorno de un ayer marcado por los hitos de más de cinco los molinos
antiguos y por la belleza singular de la aldea la Ribera Baja. Sus aguas de
meandro están envueltas en canciones molineras y romances de fronteras, sin
olvidar las heridas de la guerra en La Cabeza el Molino. Las cuevas dejan al
descubierto la desnudez de una sociedad que pasó de la roturación de las tierras
hasta su colectivización. Una lección que se escribe con una caligrafía de
nuevos visitantes en El Asno Azul, los tulipanes de Elisabeth, el recuerdo de
los lavaderos y fuentes hasta llegar al Molino Bajo, y de allí un paso a la
Fuente de Huéscar.
Esta fuente es la cátedra de honor para impartir la lección del doctorado
en historia medieval, el lugar ideal para la explicación de las escaramuzas del
hijo del Señor de Alcaudete, las matanzas de los moclineros por las tropas de
Alcalá y Alcaudete durante la visita al lavadero y recitar estos primeros
versos de este famoso romance: Caballeros de Moclín, /peones de Colomera,
/entrado había en acuerdo, /en su aconsejada negra, /a los campos de Alcalá/donde
irían a hacer presa. / Allá la van a hacer, /a esos molinos de Huéscar. /Derrocaban
los molinos, /derramaban la cibera, /prendían lo molineros,
La última lección, la sexta, acerca
al siglo XXI. Pues, se emprende con el camino hacia
las Vegas de Paz, entre leyendas de fantasmas, y hacia el cruce con el arroyo
del Salobrar, donde se dejan, a la izquierda, las Casillas de Mures y las vegas del
río Frailes, la fábrica derruida de Francisco Batmala, los campos de yeso, varios cortijos abandonados, y se topa con el antiguo cortijo de propios del Medianil,
y el recuerdo de la primera cosechadora de los años cuarenta. De allí a la
Media Luna, los Cortijuelos, la Mina, a la izquierda otros cortijos de tiempos
de frontera, Santa María y Malabrigo, y por fin, se clausura la ruta en la
Gineta ( no por la caballería, sino por espada de los ziríes), el puente
de Antonio Martín Espinosa, el arsenal de la Guerra Civil y se cierra con otra
oppidum iberorromana.
Esta lección es un epítome de la historia de Alcalá,
del hombre neardenthal al iberorromano, del musulmán al
caballero de frontero, del labrador de cortijos de propios y de los cartujos,
de las tierras roturadas a las minas, de los molinos a la primera fábrica
harinera, del cortijo a la vivienda rural, de la vereda al camino real, de la
carretera local al desdoble de la carretera nacional, delos pagos agrícolas a
las zonas de servicios en las nuevas vías de comunicaciones desdobladas. Una lección
que hace reflexionar al vecino en medio de la convocatoria de elecciones, una
apuesta ciudadana para emprender otra nueva lección. La séptima las del nuevo
futuro de España, Europa y Alcalá.
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