ICONOGRAFÍA DE JESÚS EN LA COLUMNA
Este óleo barroco, en forma de gallardete y lámina, recoge una escena
muy concentrada ya que, frente al tenebrismo del entorno, brilla la blanca
luz del eje central, con la presencia de un Jesús apoyado sobre una
columna baja y desnudo con tan sólo el paño de pureza por la parte del vientre
y coronado con tres potencias. Forma el
eje central de otros subejes pareados. Está zaherido por varios sayones,
vestidos con el traje típico de verdugos a la turca, con su togado otomano,
saya y camisa libre de mangas en los brazos que blanden los flagelos de modo
que encierran a Jesús con el movimiento de sus miembros agresivos de manos y
pies y la dirección torva de sus miradas. Jesús no impreca al Padre ni eleva
sus ojos al cielo, como en otros modelos, más bien baja su mirada de modo que
parece darle serenidad y paciencia. La escena resalta dentro del fondo negro
que impregna un tinte barroco de contraste entre la oscuridad y la luz
artificial de los rostros.
Entre los
romanos, al flagelado, a la vez condenado a muerte, carecía de derecho como
persona y quedaba totalmente a merced de los verdugos; a menudo se desmayaba
bajo los golpes y no raramente perdía la vida. Jesús, en su tránsito de Herodes
a Pilato, recoge las palabras de Isaías: No
tenía apariencia ni presencia; lo vimos y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo tuvimos
en cuenta.
Este cuadro responde, desde mediados del
siglo XVI, a su nacimiento dentro de la cofradía penitencial de Vera Cruz. En
sus desfiles, los disciplinantes incluían la flagelación de sus penitentes. Y
posteriormente, en este caso a mediados del siglo XVII, añadieron el paso del
Señor de la Columna dentro de una manifestación religiosa, en la que en un
principio no procesionaban sino un Crucificado, una Virgen y la Cruz.
Tras el Concilio de Trento y en pleno
barroco, este cuadro fue fruto de la herencia de la presencia en los desfiles
procesionales de los momentos más significativos de la Pasión de Cristo, dando
lugar a los pasos de misterio, lo que por supuesto influyó en la iconografía de
la Flagelación. De seguro que la imagen del Cristo de la Columna reflejaba la
copia de la imagen de un Cristo del barroco del siglo XVII, que recreaba los
azotes y el dolor en el cuerpo de Cristo con violentos movimientos del tronco
para mover a los fieles a la compasión. Como los columnarios de Priego, esta
escena se anunciaba con el gallardee y sus hermanos miembros; y, se hacía aún
más natural con el paso de los Azotes o judíos, que eran como denominaban a la
hermandad que realizaba la escena del auto de pasión en la calle durante la
tarde del Jueves Santo con la Cofradía de la Veracruz.
LA LAMINA
Este óleo sobre tabla de 97 cm de alto por 78 cm de ancho (sin marco, de
69 por 50 cm) se encuentra ubicado, según la suerte del cabildo de Domingo de
Ramos, en la casa del Mayordomo. Procede del convento dominico de Nuestra
Señora del Rosario. Lo conocemos a través de la pieza 26 del legajo cinco
del Archivo Municipal de Alcalá la Real y se realizó años antes de la
exclaustración de los dominicos, en torno al 1820. Allí, según parece y de
acuerdo con el anterior, se acrecentó con algunos bienes de otras iglesias
y de la Santa María la Mayor. También aparecen enseres de otras cofradías y
hermandades actuales. Aunque es muy extenso, por su interés, lo vamos a resumir
y solamente nos vamos a fijar en los tatos relacionados con la hermandad del
Señor del Ecce-Homo y Jesús en la Columna. En la sacristía, había objetos, ornamentos
sagrados, un crucifijo, una lámina dorada de “La degollación de San Juan
Bautista” con coronación, seis marcos de diferentes imágenes de advocación, la
imagen de Nuestra Señora Santa Ana, y para interés de nuestra hermandad dos láminas de Ecce-Homo; del Coro. Y un dato muy interesante para la Hermandad
del Ecce Homo y Jesús en la Columna, que aparece añadido y con letra
distinta, por lo que parece que es un traslado de alguna hermandad, tras
desaparecer la anterior cofradía de la Veracruz. A la entrada de este convento
se encuentra una capilla con su verja de palo del SEÑOR DE LA COLUMNA estampado
en lienzo, colocado en retablo en talla, con su altar, hay tres faroles, uno
grande que está en medio, y dos a los lados de dicho retablo con sus pies de
madera, dos cornucopias con coronación grande, donde hay varios milagros de
plata y algunas matas de pelo.
La tradición alcalaína del Cristo de la
Columna se remonta a finales del siglo XV, con la erección de la capilla de
esta advocación en la Iglesia Mayor de la Mota en tiempos de Alonso de Burgos.
La cofradía de la Santa Veracruz disponía de una capilla con una imagen y un
gallardete columnarios. Y, también, hubo una capilla en el claustro del
convento franciscano de Consolación. Presenta el momento de Jesús atado a la columna, y ser sometido a
burlas (relativas a su presunto delito: de pretender ser "rey de los
judíos" -INRI-) y torturas (entre ellas, la
flagelación y la coronación de espinas, denominaciones iconográficas
que a veces son totalmente identificables con ésta y a veces se diferencian con
precisión). En este cuadro, la columna es pequeña, de aproximadamente un metro
de altura con ataduras de manos. Sale en
procesión el Jueves Santo por la noche, junto a la Cofradía del Señor de la
Humildad y María Santísima de los Dolores. El resto del año se encuentra en el
domicilio particular del segundo Hermano Mayordomo.
II
EL GALLARDETE
Los dos gallardetes no son sino dos
estandartes religiosos, que por ser de una hermandad religiosa se denomina
estandarte cruciforme, largo, o vertical. Los dos están constituidos por un
pedazo de tela o terciopelo rectangular, de color morado terminado en farpas.
Están asegurados por su borde superior mediante la vara, vergeta, antena o
astil horizontal, de su ancho, atravesada a un mástil medianero, forma una cruz
con él, y pende del mismo; los mástiles medianeros están rematados en cruz. De
la parte superior, bajo la cruz de remate, salen dos cordones de pasamanería
que, anudados en los extremos de la vergeta, caen lateralmente con borlas en
los cabos, para ser portados por dos acompañantes). El centro lo ocupa una
copia de la antigua imagen de Jesús en la Columna pintada sobre lienzo y otro
sobre la tela de fondo de terciopelo, damasco, brocado u otro tejido rico pero
recio (o, a ser posible, e) También están rodeados y rematados por un festón,
por flecos, borlas, etc., o por una combinación de algunos de estos adornos.
GALLARDETE DEL SEÑOR DE LA COLUMNA
Este gallardete refleja
verticalmente un estandarte grapado en forma de trompeta de dos puntas. Sobre
la asta la cruz, y en el paño morado oscuro
la carga recoge la lámina del Señor de la Columna. En la misma estación
de penitencia del Jueves Santo sale también el Gallardete de Jesús en la Columna, copia de la imagen del siglo XVII, como el
cuadro de la Lámina. En el centro del estandarte, de nuevo la imagen de Jesús
azotado por dos sayones, mientras que en su paño alrededor del dibujo podemos
apreciar diferentes instrumentos y símbolos de la pasión: clavos, martillo,
tenazas, escalera, cáliz, gallo..., todos en plata, sobre fondo de terciopelo
morado. Se guarda en la casa del tercer Hermano Mayordomo.
Existe un Gallardete nuevo, obra del
siglo XX, pero que no procesiona y se encuentra presidiendo un altar familiar
del vestíbulo de la casa de la Hermandad del Señor del Ecce-Homo, en la calle
de los Caños, número 71. Aunque parte del modelo anterior, la vestimenta se
transforma en túnicas de colores vivos, y el fondo de su tela es un violeta
claro, No destaca por su calidad artística, ya que responde a una obra de
mediados del siglo pasado y de una mano aficionada.
ENTRE EL PASO DEL SEÑOR DE LA COLUMNA Y LA HERMANDAD DE LOS JUDIOS
El Jueves Santo, la hermandad del
Señor de la Humildad mantiene su procesión, sustituyendo a la del paso de la
Veracruz, desde el siglo XX, y recorriendo el itinerario oficial acompañada de
la Virgen de los Dolores en medio de judíos y sayones que representan, entre
otros pasos, el Reparto de la Túnica del Señor, y la caterva de los apóstoles
con la mesa transportando los panes y cálices de la Cena Pascua. La hermandad
del Ecce-Homo asume los pasos que se relacionaban con la Veracruz y viene
representada por la Tropa con Capitán, Alférez y Sargento, judíos, Escuadra de
Tambores y Trompetas, Lámina y Túnica del Señor de la Columna, Signos de
Pasión, Pregoneros, Gallardete del Señor de la Columna. Incluso, mantiene la
tradición de sus demandantes, denominado popularmente de tacillas.
A mediados del siglo XVII, los
escribanos no son muy prolíficos en aportar documentos sobre las cofradías y
hermandades pasionales. Las primeras están completamente constituidas, sobre
todo la del Dulce Nombre de
Jesús y, por otro lado, la de la Santa Veracruz.; las segundas aparecen casi
por casualidad entre textos que no tienen nada que ver con la vida cofrade. Es
el caso concreto de la hermandades del Señor de la Columna ( gallardete y
titular) que suele aparecer
esporádicamente en las mandas testamentarias especificando algunos hermanos
suyos que sean enterrados en la capilla del Señor de la Columna; también
algunos estatutos se encuentran entre la cofradía dela Veracruz y la hermandad de la Columna u
otras que salían el Jueves Santo, cuya finalidad fundamental , amén de la
salida procesional, era el enterramiento de sus miembros que solían ser de una
cantidad fija en los diferentes pasos a principios del siglo XVIII. Por su
parte, Los Judíos, Azotes, e, incluso Sinagoga suelen aparecer dentro de las
anteriores cofradías y en otras hermandades como la de la Humildad, Soledad y
el Santo Entierro del Dulce Nombre de Jesús.
En los años ochenta del siglo XVIII,
sufrieron un gran declive, pero tuvo lugar cierto renacimiento de los pasos
vivientes. En la procesión del Jueves Santo, seguía apareciendo la imagen del Señor de la Columna
en sus andas que se renovaron, pero adquirió un importante papel el Gallardete
del Cristo de la Columna (sic).El
hermano mayor que reorganizó el compromiso con la Cofradía de la Veracruz, fue
Francisco Collados, pero venía asistido por dos padres de almas, representantes
de la cofradía de la Veracruz que tutelaban a esta hermandad; uno de los
compromisos adquiridos por los hermanos del gallardete eran portar las
andas del Señor de la Columna con una
cuadrilla a cargo de un hermano de la hermandad del gallardete que se llamaba
José Relimpio, y además delante de la
imagen debían acudir sesenta penitentes con sus cirios correspondientes sin que
los tuviera que pagar la cofradía de la Veracruz. Y, además sacaban su propio
gallardete, que seguía al gallardete de la Cruz que dirigían los padres de
almas Florencio Jiménez y Miguel a continuación seguía el gallardete del cristo
de la Penas, con los mismos compromisos y luces antes de la imagen, a la que
posteriormente seguían el Gallardete de San Juan y el de la Soledad con los
mismos compromisos, cirios y penitentes y obligación de portar las andas.
El
Cristo de las Penas asume la titularidad de la cofradía de la Veracruz
Por un legajo de cuentas del a
cofradía de la Veracruz en el decenio 1760/1780, conservado en el AMAR, en esta
cofradía centenaria y laterana se produjeron importantes cambios. Ya no se
denominaba de la Veracruz, sino que cambia el nombre por la del Santísimo
Cristo de las Penas. Aunque mantenía los principales cultos y fiestas
principales, del monumento y procesión del Jueves Santo, la fiesta de la Santa
Cruz con rezos y sermón de las benedictas de los Jueves de Cuaresma con
asistencia de una capilla de música a cargo de un predicador que se dedicaba a
la Virgen de la Soledad (por este tiempo el capellán era el cura de Santo
Domingo de Silos don Julián del Barrio) y colgar la iglesia con lienzos,
asistencia de capilla de música. En 1774, se compuso y asentó el trono del
Cristo de la Columna, que pertenecía a esta cofradía por parte de Cristóbal
Rosales, maestro dorador y el carpintero Pedro Pariente, importando 38
reales las libras de oro y al carpintero por las andas noventa reales que
consistieron en los tornillos, una tabla de la Sierra de Segura, el trabajo de
trono, en que dicha imagen se ha puesto para el seguro de ella por la quebracía
de la pierna y demás composición. A principios
de siglo XIX, tras su ausencia por los decretos abaciales de finales de siglo
XVIII, volvieron a salir las hermandades e iniciaron una campaña en contra
de aquel rigorismo de la Ilustración, que le estaba ocasionando muchos
problemas. Pero, pronto se presentó una difícil
situación en un período de guerras y cambios políticos constantes y momentos de
penuria económica. Y, se agravaba la situación con la declaración del decreto
de prohibirlas en el Real Supremo Consejo a principios de siglo. En el mes de
abril de 1808, se integraron las hermandades como Gallardete del Señor de la
Columna (incluyendo el Paso de los Azotes, Verdugos o judíos) en la forma
de patronazgo, según las recientes y aprobadas Constituciones, dentro de la
Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. La procesión salía, y entre gallardetes se
señalaba el de sus imágenes titulares y la Cruz de los Discípulos, figurando el
resto como cuadrillas, a cuyo frente estaban un cuadrillero y dos padres
de almas elegidos entre ellos. Se mantenían la misma organización, beneficios
de enterramiento y obligaciones que siglos anteriores como cuota de
entrada. Las cuadrillas como auxiliares de la cofradía, en los elevados
fines de la misma, aparte de cofrades que llevaban las funciones directas de la
Hermandad, se dividió esta en cuadrillas, en número igual a los gallardetes
existentes, recibiendo el nombre de estos que en la actualidad son de Nuestro
Padre Jesús Nazareno, del Ecce-Homo, de la Lámina de Jesús del Señor de la
Columna, san Juan, Santo Sepulcro, la Soledad, Apostolado, Cruz de los
Discípulos y Verónica
En el 1814, el paso columnario apareció unificado como
Gallardete la hermandad del Ecce-Homo y Jesús de la Columna, que les obligaba a
rendir cuentas a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús antes de la aprobación
en su balance general, el único que se mantenía al corriente. Además, este año:
“recibieron ... convenio hecho entre los hermanos y cofrade patrono, en lo que
estando corrientes quedaron convenidos y su aprobación por esta Cofradía y no
estando corrientes las de los demás gallardetes". Pero hay constancia
de la Hermandad del Cristo de la Columna y de la procesión que salía de la
Veracruz el Jueves Santo, se componía de unos 43 hermanos con ropa de
judíos y sacaban la Lámina de Jesús en la Columna que había sido adquirida
recientemente por los propios hermanos se organizaban mediante una Junta
Directiva y un hermano mayor que guardaba lámina y ropa. Hacían el desfile
portando lámina los mayores y la Túnica el hermano mayor.
Aunque, a finales de siglo XIX, surgió otra nueva corriente
reformista y un importante cambio en las Semanas Santas, que pasaron de un
carácter devocional y penitencial a un predominio del esplendor
externo, que se fijaba más en los grandes pasos de las
imágenes, olvidando este tipo de representaciones, que, como sucedía en la
diócesis sevillana, consideraban actos indecorosos.
Muy descompuestos dichos pasos, participando
de las dos hermandades del Ecce-Homo en la mañana del Viernes Santo y de
Jesús en la Columna en la tarde del Jueves Santo, por muchos testimonios
periodísticos, como los María Pilar Contreras o las noticias de otros
escritores locales, se mantienen como una reliquia de este tesoro
cultural a finales del siglo XIX y a principios del XX. No obstante,
debieron perderse algunas partes como las denominadas Los votos,
que reflejan las actuaciones de cada uno de los miembros del Consejo de los
Judíos, donde se le acusa a Jesús para condenarle y, al final, se vota... Y, en
concreto, la descripción del Viernes Santos es muy certera “Por la mañana se
saca en procesión solemne a la venerada imagen de Jesús Nazareno, a ella
asisten cofrades, cuadrilleros, cada cual con respectivas insignias y
gallardetes: los apóstoles con sus túnicas, los discípulos con sus albas, los
judíos con las colitas, y los penitentes con sus grandes colas que arrastran
por el suelo. Va Pilatos, el Buen y Mal Ladrón. Barrabás y Longinos”.
Desgraciadamente, no ha recogido el Paso de Judas que se desarrolla en la
mañana del Viernes Santo con dos movimientos escénicos: la Venta y el
Arrepentimiento de Judas. Es curioso que se dio un paso hacia atrás con estas
constituciones, porque se ordenaba.
A principios
del siglo XX, las Constituciones de 1903 dan por hecho que se han
incorporado nuevos gallardetes y sus correspondientes cuadrillas a la
cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Estableció varias categorías de hermanos:
cofrades a los miembros de la tradicional cofradía de Jesús, algo así como los
patronos, porque ejercían el tutelaje y control de actos, revisores de cuentas,
interventores, censores de las cuadrillas; hermanos de gallardetes que se
relacionaban con los miembros de los pasos y gallardetes, y el resto eran
hermanos de la cofradía que dependían de los anteriores-
A partir de este momento, su historia se liga completamente
a la de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad, como hermandad
del Señor del Ecce-Homo y Jesús en la Columna de modo que así se recoge en las
Constituciones de 1949 y obtuvo su independencia a finales del siglo >XX:
PASOS
Se mantienen los siguientes pasos de la antigua hermandad
del Señor de la Columna.
-PASO DE LOS AZOTES,
llamado también Verdugos, Sinagoga y judíos, simulaba la flagelación con las
disciplinas y flagelos, que se representa jueves y Viernes Santo con el crujir
de la honda y Exposición de los cuadros y láminas.
-PASO DE LA VELADA que procede de tiempos anteriores como el
de Judas, velada de los Soldados y la Oración en el Huerto. Se realizó en la
Iglesia de Consolación, durante el momento de Oración en el Monumento del
Jueves Santo en los años ochenta del siglo XX, recogiendo el momento evangélico
que los apóstoles duermen mientras Jesús ora, y acude Judas con la tropa judía
para prenderlos. No se dramatiza actualmente,
-PASO DE JUDAS, en la mañana del viernes Santo. A la manera d un contrato de
compraventa entre el Capitán y Judas.
-E PASO DEL FALSO CONCILIO. Es un paso pregonado que recoge
el momento del auto de Pasión, en el que lo acusan a Jesús como reo ante Anás y
Caifás. Este es el pregón.
Judas con tos sus intentos,
Casa Caifás entró,
Y junto a los fariseos
Esta palabra habló:
-Príncipes, ¿qué es lo que hacéis?
De Jesús, ¿qué estáis tratando?
Si algo más prometéis,
Os lo pongo en vuestras manos.
Contesta el falso concilio;
-Treinta dineros te damos.
En medio del ronco sonido de trompetas y redoble de tambores
de rancio cuero se repite la frase del fallo condenatorio de aquellos siglos:
Ninguno le consuele ni alabe/infiel que tal hizo que tal pague.
-El PASO DEL PRENDIMIENTO
Recogen el momento de llevar a Jesús preso ante el Sanedrín.
Los pregoneros cantan: Ya llevan preso al Rey divino,
Con cruel soga a la garganta,
Como unos le tiraban
De aquellas sus carnes santas.
Y le dicen pícaro,
Traidor y hombre maligno,
hechicero y malhechor,
Embustero y jurador,
Y revolvedor de pueblos,
que, por sus falsos enredos,
Y acaba con la frase sentencia de fallo judicial: Ninguno le
consuele ni alabe/infiel que tal hizo que tal pague.
PASO de la TROPA
Es el grupo del capitán, alférez, sargento además soldados y
judíos que van desfilando con espadas en alto, acompañados de los Signos de
Pasión y ropas de soldados y verdugos del siglo XVII y XVIII, con sus casas de
flores, sus turbantes, rostrillos y vestidos de peto, camisas sin mangas,
sayos, medias de encajes, y botines bordados.
PASO DEL GALLARDETE, portado por el mayordomo.
PASO DE LA LÁMINA, portado por mayordomo.
SOBRE EL PASO DE LA TÚNICA
Este
paso procedía de la hermandad del Gallardete columnario de la Veracruz de modo que
se mantuvo hasta el siglo xx, porque se publicaron sus constituciones con
el nombre de la Túnica y Santo Cristo de la Columna. En concreto,
en un catorce de abril de 1814, se reunieron unos cuarenta antiguos
hermanos de la mencionada hermandad con el fin de reorganizarla, a cuyo
cargo se pusieron Juan Ibáñez y Domingo Fernando acompañados de muchos
familiares de la familia Canovaca y Víboras; antes habían comprado una lámina
de la Sagrada Imagen del Santo Cristo de la Columnas y su fin no era otro sino
“sacar la procesión del Jueves Santo en la tarde”.
En 2014, se reconstruyó ese paso, mediante el
cual un judío, antes el hermano mayor, presentaba la Túnica a los
presentes con el respeto y seriedad convenidos en medio de un
silencio concorde con la escena y honores de majestad y alzando sables y
signos de pasión en posición de firmes. Como acto mímico, solo ofrece la
novedad de portar la mesa, el juego de dados y la acción de sortearlos en el
Llanillo para recibir la túnica.
Ese es el aspecto iconográfico, pero para nuestros antepasados tenía un
auténtico sentido simbólico, y esa es nuestra intención para los actuales,
cogiendo el pasaje evangélico de que Cristo lo despojaron hasta de sus
vestiduras para darlo todo a los demás, que más puede pedirse a un Cristo
Salvador de Hombres como está inscrito en la bandeja de portar la
Túnica. Este es pasaje de San Juan, 19, 23-24:
Los soldados... cogieron su ropa,
haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una
túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No
la rasguemos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca». Así se cumplió
la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica».
Esto hicieron los soldados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario