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viernes, 12 de abril de 2019

EN LA REVISTA DE SEMANA SANTA. COSTUMBRISMO DE LAS HERMANDADES DE ALCALÁ LA REAL








Actualmente, se manifiesta un proceso de uniformidad organizativa de la mayoría de las cofradías y hermandades por los decretos diocesanos de finales de siglo, de modo que han perdido muchas características, así como la adaptación y conversión de sus modos asociativos, al pasar de fórmulas de pasos, cuadrillas, y hermandades de contrato a auténticas cofradías o hermandades y grupos parroquiales.  


                FORMA DE ORGANIZACIÓN


Desde el siglo XVI
 hasta la actualidad, para el desarrollo de la Semana Santa, las hermandades, cuadrillas, pasos y asociaciones actuales como los grupos parroquiales, se agrupaban para representar los pasos o portar gallardetes o imágenes, un modo de asociación que varía en el tiempo y en las distintas cofradías. Los primeros que surgieron fueron los hermanos de gallardetes, banderolas o estandartes e imágenes, que abundan en los pasos de la Cofradía de la Veracruz y de la del Dulce Nombre de Jesús. En la primera cofradía, para la tarde del Jueves Santo se enumeraban los gallardetes de la Cruz, pendón de la Cofradía, el de la Soledad, de San Juan, Crucificado y Cristo de la Columna con sus correspondientes imágenes. En la del Dulce Nombre de Jesús, para la  mañana del Viernes Santo el propio Pendón, gallardete de Jesús[1], el de la Madre de Dios del Rosario y el de San Juan[2] y  sus correspondientes hermandades de imágenes. Se caracterizaban por constituirse como un número cerrado de hermanos en torno a veinte a sesenta y cuatro en el caso de los Discípulos pasando por unos cuarenta como la hermandad de  los Judíos; en tiempos pasados, se  establecía una relación de contrato notarial  con la cofradía, la abadía ( en el caso de la Veracruz) y/o  con el convento, cuyos puntos más importantes de los estatutos  o reglamentos se centraban en la salida procesional del gallardete o paso por parte de la hermandad constituida y la obligación de la cofradía o convento de acompañamiento y misas a la hora de la muerte. La cuota de ingreso varió a lo largo de la historia cofrade, y se regulaba, por ejemplo, en el siglo XVIII la cantidad de los dos reales o el pago de una misa al Convento. No era privativo este tipo de cuadrillas a las anteriores cofradías, sino que otras cofradías también lo asumieron: la Hermandad de la Señor de la Humildad, también solía tener varios gallardetes y resaltaba el del Crucificado en la tarde del Miércoles Santo; con similares características. el de la Soledad es un claro ejemplo de ello, formado por cuarenta y tres hermanos que, vestidos de túnica negra, acompañan al gallardete portándolo con sus borlas y en riguroso orden de antigüedad.[3]  El Paso de la Soledad  del Convento de San Francisco también se acompañaba de un gallardete de dicha imagen[4] y el de San Juan con su un gallardete  en la procesión n que salía con motivo del Entierro de Cristo en el Viernes Santo por la tarde.[5] Actualmente ha desparecido el número cerrado de hermanos y se han articulado otras fórmulas de salida procesional con las cofradías.  Era de obligado cumplimiento asistir y representar a determinado paso según la cofradía matriz en un día determinado de Semana Santa (miércoles para la Cofradía de la Oración en el Huerto, jueves para La Veracruz y viernes para el Dulce Nombre de Jesús), con los que se ganaba el beneficio de sufragios y pompas de enterramiento (tumba o bóveda, misas, pendón y hachas) que recibían del Convento y de la Cofradía, sin olvidar la cuota de hermandad. 

Pero los pasos vivientes de ambas cofradías nos suelen formar un compromiso contractual, En concreto, los pasos de personajes del Antiguo Testamento suelen constituir grupos de personas que representan sin diálogo los momentos culminantes de la Biblia desde la Creación con Los planetas hasta Los profetas, pasando por Los Ángeles, Abraham, Jueces, Tribus de Israel o Reyes, sobre todo, el rey David. Hay constancia de que solía encargarse un Padre de Animas de su organización en la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, o, incluso el Capitán de la Tropa, en la Cofradía de la Veracruz. Disfrutaban de los mismos beneficios de las anteriores cuadrillas como enterramiento, misa y acompañamiento de pendón para el hermano y familia. Al principio estas cuadrillas respondían a una estructura medieval en la que un oficial o patrón o padre de ánimas se encargaba de todas las obligaciones que le ligaban a la cofradía, mientras que otro responsable de la hermandad se comprometía a ejecutar el paso en los aspectos técnicos de representación en la procesión. Dentro de este grupo, fueron las de la Cruz de los Discípulos, donde, incluso, se distribuyen en forma de las distintas cuadrillas de los Juegos de Cañas.  A veces, como en el caso de la comentada, se constituyen en hermandad, cuyos estatutos se conciertan entre la cofradía, el convento y la propia hermandad. Esta forma de organización se generalizó a gallardetes y hermandades y pasos. Lo mismo que en las hermandades de gallardetes se comprometen a la salida del paso, se insiste en el número limitado de miembros (en este caso setenta y tres) y en la asistencia a entierros y misas de muerte.Todos estos grupos se constituyeron, tras el paso de cuadrillas, en   hermandades, cuyos estatutos se conciertan entre la cofradía, el convento y la propia hermandad. Esta forma de organización se generalizó a gallardetes e imágenes y pasos            LA TROPALas milicias de la ciudad eran un ejemplo de organización jerárquico desde la escuadra a la compañía. Con el nombre de tropa se organiza   y con los anteriores postulados, asumieron, dentro de la cofradía de la Veracruz, el papel director de la Semana Santa. Su estructura trata de imitar a la milicia de la ciudad en la jerarquía, las órdenes, el reclutamiento y la vestimenta, pero en los deberes y derechos se regulan atendiendo a conciertos de escritura parecidos a los de los gallardetes. Por eso, se conservaban costumbres como el aleo y recogida de la tropa a la manera de la leva militar, el escalonamiento de recogida de personajes antes del desfile procesional, la vestimenta de los cargos y soldados a la manera de soldados del Antiguo Régimen, la diana, los heraldos de las chirimías y atabales con sus peculiares tambores de cuero y trompetas de hojalata, y la transformación de su milicia  en personajes de Pasión (Anás y Caifás, capitán y alférez); los sargentos y soldados en cargos, verdugos y sayones de  la tropa judía, que, en algunas cofradías constituyeron el Paso  o hermandad de los Judíos, de la Túnica o de la Sinagoga.Por otra parte, estos pasos individuales como el Longinos o Simón Cirineo, o grupales como los Judíos, Los Azotes, la Gente Armada, los Apóstoles o Judas, el Juego de la Túnica, la Sinagoga, los Letrados se integraron en unas nuevas hermandades, como la del Señor de la Columna en la Cofradía de la Veracruz y la del Señor del Ecce-Homo en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. El siguiente paso constituyó en formar una hermandad unificada tras la desaparición de la Veracruz como cuadrilla o hermanad y la integración de los Discípulos y Apósteles en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad.
En todas estas hermandades, el número limitado de miembros obligaba que, ante la muerte u otra circunstancia de baja, el miembro ausente se sustituía generalmente por los lazos familiares de los más directos a los de baja consanguinidad.            Estos pasos individuales como el Longinos o Simón Cirineo, o grupales como los judíos, Los Azotes, la Gente Armada, los Apóstoles o Judas, el Juego de la Túnica, la Sinagoga, los Letrados se van a ir agrupando en unas nuevas hermandades, como la del Señor de la Columna en la Cofradía de la Veracruz y la del Señor del Ecce-Homo en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. En todas estas hermandades, el número limitado de miembros obligaba que, ante la muerte u otra circunstancia de baja, el miembro ausente se sustituía generalmente por los lazos familiares de los más directos a los de baja consanguinidad.


GRACIAS DE IMÁGENES


 Las variantes de sorteo de imágenes, vestimentas penitenciales o de actores, suelen ser muy pocas y se han mantenido hasta la actualidad. Solía recaer el objeto religioso en un hermano, al que se le acompañaba desde su casa hasta la vuelta de la procesión. En su casa, preparan un altar, donde solía guardarse el gallardete, la lámina, la mesa, o la Túnica. Se rinde una devoción especial, propio de la religiosidad familiar, obligando a sus depositarios, denominados hermanos mayores, a abrir, a lo largo del año, las puertas de sus casas para recibir las visitas de hermanos y devotos. Suelen recibir el cargo y su correspondiente gracia mediante el sistema de suerte solicitada entre los miembros de las hermandades, que se realiza en el cabildo de suertes, en las hermandades del Ecce-homo y Jesús en la Columna y los Apóstoles el Domingo de Ramos y el Gallardete de Jesús en el Domingo de Resurrección, así como la entrega los nuevos mayordomos o depositarios en la primera tras las procesiones de Semana Santa, y el gallardete de Jesús el domingo Segundo de Pascua. Este sistema de suerte imita al proceso de insaculación, muy frecuente en los cabildos municipales, con la diferencia de que eran bolas de plata y los sacaba un niño para adjudicar cada una de las delegaciones; y en estas hermandades suelen ser de madera con un orificio donde se alberga el nombre de la lámina.
CABILDOSEn los cabildos generales antes de la Semana Santa, tanto la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús como la de la Madre de Dios del Rosario o de la Santa Veracruz, los hermanos mayores, mayordomos, alcaldes, y patronos bajo la presidencia del prior o del vicario organizaban el desarrollo de los pasos. Bajo la anuencia del prior del Convento la primera solía determinar "que en la dicha Procesión se sacaran los Pasos". Tras el nombramiento de oficiales y encargados, estos se comprometían a realizar el paso. Unos lo hacían individuales, otros en forma de cuadrillas o gallardetes, otros en forma de hermandades filiales o concertadas con los dos anteriormente mencionados, la cofradía y el prior del Convento. Debieron preparar al principio cada escenificación de un modo autónomo bajo la dirección religiosa de algún fraile del convento. Más tarde, se transmitió el papel del paso, a través de la transmisión oral de padres a hijos o parientes. No obstante, se realiza en torno al Domingo de Ramos toda la puesta en escena de tal modo que en sus casas ensayan para el día del Viernes Santo. El ensayo de los tambores de piel y Trompetas de hojalata se incorporó recientemente a la Víspera de San José; y el de resto de los pasos en los días anteriores a la Semana Santa.
DESFILE PROCESIONAL
El desfile procesional se desarrolla con elementos que recogen tradiciones especiales, como la salida y entrada a las casas por la derecha evitando el carácter siniestro por su carácter de mal augurio desde tiempos de los romanos. Durante el desfile, los elementos militares predominan en muchas escenas y una moral maquiavélica que se encarna en la dualidad entre buenos y malos, reflejados desde el color de sus rostrillos hasta la elección de vestimentas y diálogo de la trama.  En los períodos de oscuridad que se originan, a lo largo de los tres siglos de la historia de los pasos, unas veces, los judíos; otras, el Juego de la Túnica mantuvieron latentes dichas tradiciones. Desaparecido el Convento de los padres domínicos, resorbió en el siglo XIX la Hermandad del Señor del Ecce- Homo y Jesús en la Columna. En nuestros días, es significativo que continúen la cofradía y la hermandad en la defensa de estos aspectos tradicionales. Entre ellos, se mantiene el refresco final tras la procesión que pagaba el hermano mayor, lo que provocaba disidencias entre los hermanos y se mantienen a lo largo de la Historia. Algunos aspectos gastronómicos como el pestiño, dulces artesanos y licores caseros perduraron en el convite tras las Juntas Generales y Ensayos, así como las tradicionales, invitaciones.


VESTIMENTA Y REFORMISMO


Un aspecto fundamental de este costumbrismo fue su singular traje militar en todos los pasos del auto de Pasión, salvo el de los apóstoles, los reos, y los discípulos que responden a la iconografía religiosa y los trajes de los condenados Inquisición o la Mortaja de los Ajusticiados que no respondía en ocasiones con el reformismo abacial. El penitencial del gallardete siempre fue signo de esta hermandad y nunca ofreció problemas. El resto se mantuvo desde su origen, pero fue cuestionado en muchos momentos de la vida cofrade. Pues, a finales del siglo XVIII, fueron extinguidos y prohibidos los pasos, pero de nuevo aparece el Ecce-Homo, acogiéndose a la posibilidad que dio el abad a constituirse en hermandades y sacar sus insignias, gallardetes y cuadros amparándose en el decreto de veinte de febrero de 1782 del abad Esteban Lorenzo de Mendoza y Gatica. En estos años ochenta, debieron sufrir un fuerte impacto el reformismo del abad Palomimo y las disidencias entre la cofradía, el convento y los propios gallardetes, un preludio de lo que fue el final del siglo XX. A pesar de las dificultades, los miembros de los pasos no querían perder este aspecto tradicional y así manifiestan en 1792: "En la ciudad de Alcalá la Real a diez y nueve de junio de mil setecientos noventa y dos años, estando juntos en el Convento del Rosario Orden de Predicadores, juntas las dos Cofradías de Madre de Dios y del Dulcísimo Nombre de Jesús, convocadas a toque de campana para tratar con los que tienen a su cargo los Gallardetes si han de salir n la procesión en los términos que expresa el Decreto del Sr. Ilmo. el obispo Abad de esta ciudad y inteligidas de su contenido, de unánime  consentimiento dijeron todos que de ningún modo quieren salir en dichos términos y sí en los que hasta de presente se han acostumbrado, con el distintivo de cada gallardete que le corresponde, vestido el Apóstol de Apóstol, y el Discípulo como Discípulo, cuyas vestimentas arregladas y lo mismo las de los Judíos representan el Sacrosanto paso de Nuestra Redención, siendo notorio  en muchas partes la Derogación con que se practican en esta Ciudad los referidos pasos que de tiempo inmemorial se ejecutan en ella, y sin ellos serían las procesiones más de risa que de Devoción. Y visto por las Cofradías que sin estos ramos de ningún modo le es factible sacar la procesión que les corresponde el Viernes Santo, aunque es la principal de todas. Desde luego discriminan que se guarde la costumbre inmemorial o que de lo contrario no salga dicha. En 1797, de nuevo el abad permite que salgan a la antigua usanza. El corregidor también ordena lo mismo. Y de nuevo aparecen los soldados, los judíos, los apóstoles, descubiertos y tapados, con túnica y sin túnica.[6]El siglo XIX y XX es simplemente de un retazo de una serie de composiciones de este costumbrismo, que quedó como una reliquia de los autos de pasión.


[1] AHPJ. Legajo 5143. Año 1722 Francisco montes Lezcano. Pag 5. Concierto entre los hermanos del Gallardete y la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús. Ver Revista del Gallardete año 1996.[2] AHPJ. Legajo 5372. Manuel Monte Lezcano. Fol. 1. Fecha veintidós de marzo de 1649.[3]AHPJ Legajo 5373. Folio 73. Escribano Manuel Monte Lezcano. Escritura de concierto entre el Convento de Consolación, la hermandad de la Soledad y la del Cristo de la Humildad. Seis de abril de 1651.[4] AHPJ. Legajo 5371. Folio 20. Felipe Montes Lezcano. Concierto entre el Convento de San Francisco y hermandad del gallardete y la de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Eran cincuenta y tres hermanos, de los cuales tres iban con el gallardete, el resto, vestidos con túnicas negras y disfrutaban de las hachas, misas y enterramientos acostumbrados.[5] AHPJ. Legajo 5369, Folio 334. Manuel Monte Lezcano. 16 de septiembre de 164O. Concierto entre el Convento de Nuestro Señor San Francisco, la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y los cuarenta y los hermanos del Gallardete del Señor San Juan.[6] Garrido Espinosa de los Monteros, Diego. Historia de la Abadía. Pag. 306. Diputación Provincial de Jaén.


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