Esta pequeña reseña nos aclara que la Puerta de San Bartolomé no coincide con la Puerta Nueva, hoy día cerrada y en trámite de restauración.
-Cuando había una peste en la ciudad, se
obligaba a estar fuera de ella a los individuos que llegaba a Alcalá, hasta que se comprobaba que el individuo no
tenía peste: esto sucedió al provincial de los Capuchinos que permaneció durante 20 días en la casa de la huerta del convento desde el 7 de junio de 1637.
-.En 15 de junio de 1649, para evitar el
gusano de los montes que destruía la bellota de los montes y el ganado, se
echaron conjuros; a ellos, solía venir fray Diego Chacón, para echar el conjuro; pero este año murió, y el
regidor don Luis de Quesada Méndez llamó
a fray Juan de Valdivia de la
Orden de San Francisco. Este se ofreció y se le buscó
cabalgadura y gente, que le acompañara;
también el fraile pidió que el ayuntamiento de la ciudad votase el conjuro al
santo que quisiese; y, así, lo hizo con
San Antonio de Padua “y así lo exige como abogado de esta imprecación”. Le
dieron cien reales al padre frailes
y otros tantos de limosna al convento de
San Francisco por las misas que se tenían que celebrar. En tiempos de peste, se
ponía una puerta en el barrio de San Bartolomé que llegaba a una era que había
donde hoy sube la carretera y camino de Rodahuevos ( deformación de
Rodajuelos), allí estaba la casa de Sebastián Ayna, donde se colocaba la puerta
enfrente de la ermita de San Bartolomé. Era el lugar por donde salían los trabajadores a las labores del campo y,
desde el alba hasta la oración de noche permanecía abierta.
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