AQUELLOS PRIMEROS DE
MAYO
Algunos comentan que el Día
Primero de Mayo se encuentra completamente descafeinado en comparación con los
tiempos pasados y lo justifican relacionándolo con el estilo reivindicativo,
con el que los miembros de la Segunda Internacional y, sobre todo primeros
socialistas españoles, imprimieron en España a este día tan señalado para los
trabajadores. Nadie lo duda. El origen de la efeméride está plenamente
contextualizado en medio del movimiento obrero que se generó a lo largo del
siglo XIX por la defensa de un horario de ocho horas, que al menos pudiera
dejar vivir a los explotados trabajadores de aquella Revolución Industrial
salvaje. Los mártires de Chicago fueron los primeros trabajadores que salieron
a la calle y sufrieron en sus propias carnes las condenas a muerte o la condena
a cadena perpetua por el simple hecho de humanizar el mundo del trabajo.
Sea el Día Internacional de los Trabajadores o Primero
de Mayo, nadie cuestiona que es la fiesta
del movimiento obrero mundial, día que se imprime de un lema y de unos
eslóganes relacionados con las reivindicaciones sociales y laborales. Este año,
como acontece desde el nacimiento de la democracia, no desfilaron en las
mayorías de las ciudades de España las organizaciones sindicales unidas: las
pequeñas reclamaron consignas sobre la unidad obreras; las mayoritarias UGT y
COOO corearon en alta voz NO HAY EXCUSAS.
Y modernizadas por las redes remacharon con un sintagma impresivo o
llamamiento apelativo #A LA CALLE. En nuestra localidad, se repitió la misma
desunión del mundo de los trabajadores celebrándose dos actos distintos
organizados por el PSOE e IU. Y, sin lugar a dudas, ambos coincidieron en los
motivos de la convocatoria: salario justo, empleo estable, pensiones justas y
mayor protección social.
Ya pasaron los tiempos
multitudinarios en los que obreros de la Sierra Sur atendiendo a la voz
convocante de los primeros sindicatos o de las Sociedades Obreras congregaban a
muchos trabajadores en lugares abiertos como las eras del cortijo de la Mesa,
de las aldeas de Las Grajeras, Rivera, Ermita Nueva, La Rabita o La pedriza. Lo
cuentan los libros de registros de entrada de primeros de siglo XX del
ayuntamiento alcalaíno, cuando apuntaban las notas de salida e documentos para reclamar la presencia de las parejas de
orden Público que controlaron a aquellos famélicos jornaleros que reivindicaban
simplemente un tajo para poder trabajo, al menos para alimentar a sus familias.
Tampoco, el pequeño
movimiento actual puede compararse con las concentraciones de todas las
asociaciones sindicales y obreras que, por los años treinta del siglo, tuvieron
lugar en el paraje del Coto. Concentraciones que acaban con una gran
manifestación que recorría las calles principales dela ciudad reivindicando,
entre otras peticiones, la igualdad de la mujer o las mejoras del mundo del
trabajo agrícola.
Pasamos por alto el
silencio obligado de los años del franquismo y el travestismo que trató de
convertir esa fiesta en una fiesta religiosa dentro del nacionalcatolicismo.
Siguiendo las directrices del Papa Pio XII que instituyó la fiesta de San José
Obrero con una defensa del obrero, lejana a la de los movimientos sindicalistas
internacionales, la sociedad española y los de nuestro entorno transformaron la
efemérides
simplemente en un día de convivencia festiva con el guiso acostumbrado vigilado por aquel engendro de los sindicatos verticales, donde no se distinguía entre los obreros, patronos y falangistas. Ni por asomo, nadie podía esperar que, hasta la muerte de Franco, los sindicatos del régimen pudieran ser utilizados por los sindicatos de clase en nuestro entorno, ni una reivindicación laboral saliera a la luz sin ser tachada de desafecta a aquel movimiento nacional, conllevando alguna condena por parte del Tribunal de Orden Público.
Hace cuarenta años,
comenzaron a nacer los sindicatos de clase por nuestra tierra. Algunos
sindicalistas les nacieron los dientes en movimientos de crisis industrias de
nuestra localidad y dieron su tiempo en defensa de los trabajadores desde que
se fundaron las Uniones Locales de los sindicatos mayoritarios. Luego otras
personas se afiliaron a otros minoritarios como USO, CSIF, CNT, AMPE y a una
retahíla de siglas sindicales que incluso se ve cuestionadas coyuntural y
diariamente por las plataformas, reivindicaciones asamblearias, Para colmo de
la desgracia y la impronta del
protagonismo mediático , las nuevas tecnologías han desbordado el trabajo de
estas organizaciones y tratan de suplantar su función y misión mediante al uso
de la denuncia audiovisual propagada en
cadena y con vertida en vírica para
causar mayor impacto en el ámbito
social. El problema es que hay muchos virus, abundan
los contagios y se excita la tabarrera
más de la cuenta. Para algunos, ya no tiene sentido lo que definió el trabajo
metodológico de cualquier sindicalista: negociación y presión. Y me viene a la
memoria que para conseguir Pax Augusta, desgraciadamente-lo que no le gusta a
nadie ni desea ni defiende, al contrario, desecha- fue necesario el emperador
Augusto. Por eso, el primero de mayo de 2017 debe ser el reconocimiento de
cuarenta años e presencia sindical en nuestra comarca de la Sierra Sur. Y le
deseamos muchos años más en progresión geométrica, SALUD Y TRABAJO.
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