Se han perdido desgraciadamente las familias
artesanales en estos tiempos de la globalización. Y estos artesanos
de la madera, de la cerámica y de la construcción contribuyeron,
con su saber y la experiencia transmitida a través de sus hijos, a
que se perfeccionara el dominio de muchos oficios y a que las
ciudades recibieran las aportaciones estéticas de sus saberes. Este
es el caso de la familia de los Fernández Álvarez, que brillaron en
el siglo pasado dentro del mundo de los albañiles alcalaínos.
Probablemente, su origen se remonte a tiempos remotos, pero el
patriarca fue Miguel Fernández que trabajó bajo el cobijo de Manuel
de la Morena en muchos rincones de la geografía andaluza y supo
transmitirse el amor por este trabajo a sus hijos. Todavía, su hijo
del mismo nombre, es un fiel testigo de su obra. Pero Juan, el
mayor, falleció recientemente y, con él se cortó el nudo umbilical
edilicio. Pues, la nueva sociedad amplió su actividad en otros
campos derivados de la albañilería , centrándose como encargado de
la gestión de la sociedad cooperativa en la que se integró durante
muchos años del siglo pasado, La Cooperativa Alcalaina de Santo
Domingo de Silos. Juan fue testigo de aquella pequeña revolución
alcalaína de los años de desarrollismo que se manifestó en las
nuevas edificaciones públicas como colegios y obras públicos de la
ciudad de la Mota, y también participó con sus gestión en algunos
cambios que transformaron la habitabilidad de los alcalaínos, ya que
su empresa construyó los primeros bloque de piusos en las zonas de
expansión que superaron el casoc antiguo.
Juan compartió amistades y el barrio de San Juan
con sus padres y vecinos, formó pandilla con los hijos de las
familias de diversas ramas de los Rosales, Heredia. Ruiz,
Arjona...estableciendo un lazo que perduró hasta el final de sus
días; incluso, residió, y crió sus hijos en una de las viviendas
que se levantaron en los solares de la iglesia de Nuestra Señora
del Rosario, desgraciadamente destruida a mediados del siglo XX, una
casa que mostraba las marcas del oficio constructivo. Luego, bajó a
otros lares de las calles del centro de la ciudad, la de las
Angustias y Obispo Ceballos disfrutando de su jubilación y del
retiro merecido con su esposa Aurora.
Pero Juan no olvidó nunca su barrio ni su
hermandad, sino mantuvo los vínculos con la hermandad sanjuanera y
la devoción del Cristo de la Salud. No se me olvidará el año en
el que se presentó para ocupar el cargo de hermano mayor, una año
que se renovó la solería de la iglesia de San Juan. Lo intentó y
cooperó con todo lo que pudo realizando la donación de parte de su
solería marmórea para embellecimiento de aquella ermita, a la que
acudía a rezar "al santo de las senagüillas". Esta
devoción transmitió a a sus hijos y nietos , sobre todo a la
familia de su hijo Juanmma, que han participado y siguen colaborando
activamente en la Junta Directiva de la Hermandad del Cristo de la
Salud.
Como hombre afable, siempre se nos acercaba a
mantener una conversación agradable y superaba sus dificultades
auditivas para recordar antiguas vivencias compartidas en la cofradía
y entre las familias, cuyos hijos recogíamos los frutos de la sana
amistad de nuestros padres y vecinos. Últimamente, nuestro contacto
se hizo más intermitente porque residió en los últimos años de su
vida en la ciudad de la Alhamra, donde murió. Pero, siempre me
recordaba tu amistad la mujer saharahi que os cuidó en los últimos
años de la vida. Hace unos días la ví y sus recuerdos me
trajeron a estas páginas estos versos algo corregidos " Adiós.
Me voy. Perdona mi partida. / Vuelvo a la tierra en donde está la
vida/de un alcalaíno que perdió su canto".
Gracias Paco, a él le hubiera gustado leerlo. Y a mi madre.
ResponderEliminarA vosotros, un abrazo. Gracias por tus palabras del correo.
EliminarAnte todo darte las gracias por este precioso artículo acerca de mi abuelo. Poco que objetar a una detallada biografía profesional y personal tan bien redactada.
ResponderEliminarPermíteme comentarte que su segundo apellido era Armenteros, siendo Álvarez el segundo de su padre Miguel (supongo que de ahí la confusión).
Gracias de nuevo, procuraré escribir una reseña (más personal), para el programa del Santo Cristo de la Salud y Virgen de las Mercedes.
Evidente, pido diculpas por el apellido.
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