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miércoles, 9 de octubre de 2024

LA PUERTA VILLENA

 

 

    Por la Tejuela, desde el Camino Nuevo se alcanza por la vista la cruz de hierro de Villena. Haciendo una digresión de su origen, ya vivía Tomé de Villena en el siglo XVI y algún familiar regentó el mesón del entorno a la puerta y cruz de Villena. Esta cruz, era de humilladero  estuvo ligada con la puerta de Villena.  Es una crúz más entre las cruces que abundan comos humilladeros de la Santa Cruz a lo largo deel contorno de la ciudad de Alcalá la Real: sirvena de ejemplo los de San Marcos y la Tejuela. Esta cruz se define también como una cruz de término y es una especie de mojón que se colocaba desde la conquista de las ciudades por las tropas cristianas a la entrada de los pueblos "como muestra de piedad por parte del pueblo y para su fomento entre los viajantes". También pertenecen a este tipo de humilladero la Cruz de los Muladares, la de los Moros o de los Valencia, la de las Tórtolas y la antigua del Barrero. No hay duda de que la cruz estaba presente en las dos puertas más importantes de la ciudad que bajó de la Mota: la de Villena y la de los Arcos. Su decadencia festiva tuvo lugar por el accidente pirotécnico de años sesenta del siglo XX. 

    A partir del siglo XVI, por el norte de la ciudad del llano se habían urbanizado varias hazas que correspondían a varios caminos o calles que llegaban a las Azacayas, haza propia de la familia Garrido, relacionada con una zona de huertas, tejares, barreros, tenerías y tiendas de tinte; otra haza en el entorno de la Tejuela, propia de otras familias alcalaínas, que dio lugar al barrio de la Tejuela, cuyo camino continuaba con el de Castillo de Locubín. 

    En 1587, la puerta Villena, fue  final del tramo de calle con el mismo nombre, que venía de la calle del Llanillo hacia la Puerta Villena y continuaba con la de la Tejuela, de modo que cerraba la salida de la ciudad hacia el norte y nordeste del territorio abacial, tanto a los caminos de Priego, Baena y Alcaudete que partían desde la misma ciudad fortificada de la Mota hacia estas direcciones por tierras de Barrero, la Fontanilla y Pasaílla Baena. La propia puerta estaba rodeada de viviendas y de cerramiento  con paredes de cantería. Hay noticia de maestros como Marcos López, maestro de albañilería y cantarería, contratando con Alonso Sánchez Astildoro la pared de cantería acuchillda de sus casa en la Puerta Villena por 21 ducados sin afectar a la portda de la casa. Los documentos ilustran de que, por estos años, existía una posada y las casas de Juan Rivas, Francisco de Hinojosa (arrendada a Alonso de Alcalá), de  Catalina García, esposa de Juan González, que arrendaba la casa a Pablo Ruiz y la de Francisco Mazuela, que arrendaba junto con una tienda al barbero Cecilio Pizarro.  Este lugar se prestaba a ser  asentamiento de personas excluidas en el siglo XVI. Los gitanos formaban un grupo que participaba poco en la vida de la ciudad. Aunque asimilado, en los libros de penas de cámara se ven altercados entre estos miembros, dedicados a la venta de animales. Habitaban, a principios del siglo XVII, en las afueras de la ciudad, lejos del recinto amurallado, como pone de manifiesto el año de la peste de 1602, que se hallaban varias familias fuera de la Puerta Villena

Varios momentos de pestes y epidemias confirman la existencia de la Puerta Villena a lo largo del siglo XVII, integrado su tramo de calle en la calle Tejuela, así como el límite del suelo urbano de la ciudad de Alcalá la Real. Fueron muy significativas las medidas para prevenir la extensión de la peste de Málaga en 1637, sin afectar a Alcalá. Sin embargo, por su cerco, se constata la importancia que adquiere la Puerta Villena. Este era el circuito urbano; desde la calleja de Francisco Velasco, hasta la Tejuela y Puerta Velasco, desde la puerta Villena hasta el barrio de San Sebastián y la cuesta del Cambrón, colocando tres puertas de entrada y salida en Villena, los Álamos y Peña Horadada, Como era notorio, en esta puerta se ordenaban rondas de vigilancia[1].

 

 

Consolación hasta Fuente Tejuela 21

 

Toril

 

Tejuela 20

 

Tejuela (3)

48

 

Tejuela 45

 

Tejuela

Callejón del Huerto

SD

 

Villena 40

 

Callejuela

 

 

 

Tejuela 33

 

 

 

Tejuela

 

Tejuela

SD

 

Calle 1587

 

1640

 

1668

 

1710

 

1751

 

1810

 

A lo largo de este siglo varios mesones y posadas se encontraban en este tramo de la calle que se dirigía a la Puerta Villena.

En el siglo XVIII, dos mesones se colocaron en el Llanillo, uno el de los Álamos, propiedad de la Obra Pía del abad Moya, y otro el de los Arcos, propiedad de la capellanía de las Niñas Huérfanas de Córdoba. Junto al primero, en el Llanillo, lindando en su parte posterior con el Pradillo, el de Juan Leo. Además de los anteriores, en la Tejuela existían algunos otros. En los primeros decenios de siglo, eran los siguientes: el del clérigo Juan Ignacio Navarro, el de Juan de Murcia, el de Alonso Bellido, el de Manuel de Mármol, el del francés y afincado en la ciudad, Antonio Bertín que se creó en el año 1751 en solares o casas junto a la Cruz de Villena, y el de Alfonsa de Alba.

Rompió el cerramiento de este entorno una nueva vía que se abrió en tiempos del Felipe V con todo el beneplácito real. Era el Camino Nuevo. Algunos la remontan a un acta de cabildo de 1643 por el pago de un haza al convento y monasterio de las Madres Dominicas. En 1730, tras su muerte, dejó de ser maestro mayor de obras de la ciudad Manuel del Álamo siendo sustituido por Felipe Peinado. En este año se edificó un arco que unía dos solares de Juan Montijano en la calle Gala frente a la Puerta Villena, para que permitiera el paso de coches y carretas. Por cierto, otra referencia de este lugar.

En este año, las monjas en cabildo, presididas por la priora sor María de las Mercedes y Tapia, se comprometían con los regidores perpetuos Felipe José de Rincón y Ricardo de Utrilla, a elevar a escritura este acuerdo[2];

"que por parte de esta Muy Noble Ciudad se recibió fabricar un camino nuevo que sale por el sitio de la Cruz de Villena para su lugar del Castillo, Mancha y Corte, según aprobaron las Reales Facultades de Su Majestad y Señores de Su real y Supremo Consejo de Castilla, refrendadas por Miguel Fernández Munillas, secretario de S.M, y su escribano de Cámaras".

Dos documentos habían decretado que se abriera esta nueva obra, con destino a la Corte y otros lugares con fecha de ocho de noviembre de 1742, y otra, mandando al corregidor don Fernando Riquelme que continuara en 7 de septiembre de 1743. Don Ciriaco de Paredes acudió al cabildo municipal para reclamar doscientos ducados, alegando que se habían pagado a los dueños de las tierras lindando y pertenecientes al camino que se abría e inmediatas a la salida, y entre ellas se encontraba la de un haza del convento dominico cercana a esta salida y corral de Terrones. En concreto, le afectaba en dos fanegas y media y levantar las nuevas cercas tras la puerta Villena. El quince de septiembre de 1743. Al estar cargadas sobre dos censos (uno de Aparicio Martínez de Colomo, y otro de la capellanía de María Ruiz de Écija), y ser una de las tierras más productivas por ser ruedo de la ciudad, se propuso el 26 de octubre de 1744 y se aprobó el 17 de noviembre del mismo año trueque y cambio por otros lugares propios del ayuntamiento de Alcalá la Real con 5.725 reales por el haza del tejar que partía el camino de entrada para carruajes y cabañas; en su compensación se ofrecieron un haza en la Cuesta del Cambrón, junto a la Cruz del Hierro, otra en San Francisco, pero se dieron las hazas de los Portales, (once celemines), o del Rastro, otra fanega y dos celemines en La Peña Horadada, y dos fanegas y cinco celemines en el Barrero, linde con la cerca del Convento Nuestro Padre San Francisco y cinco fanegas y tres celemines en el sitio de la Pasada de Baena y arroyo del Guadalcotón que bajan a la Fuente Nueva.

No fue este el único documento, el cura Ignacio Navarro Malo también fue privado de un haza en las Azacayas y Fuente Nueve. El auto de reclamación por no estar de acuerdo con la indemnización de 1780 reales, y verse recompensado con un haza de cinco fanegas en la Dehesa de los Caballos en el Coto. Aparece nada menos como propuesta de emprender el camino al corregidor Salafranca que se asesoró el arquitecto fray Juan Nieto, y para conseguir la provisión real adujo que (20-3-1745) era necesario por ser camino de comunicación del reino de Jaén con Granada, Córdoba, La Mancha, Extremadura y Madrid.

 

CAMINO NUEVO

Es un testimonio del final de una ciudad fortificada de la Mota y el asentamiento total de la nueva ciudad del Llano. Por eso, había necesidad de urbanizar zonas que a las afueras de la ciudad se ofrecían como unas hazas (la de Terrones, Ana Montijano, convento dominico) junto a la Cruz de Villena, cercadas como un rico ruedo muy apetecido de las Azacayas y atravesadas por la vereda que bajaba a estas y camino a los tejares del Llanete de Vílchez. Por la parte alta junto a la fortaleza, sus barrios están abandonados: son las hazas del Rastro con resto de sus Portales, que lindaba por la parte alta con el camino de San Bartolomé que venía de la ermita de San Blas y la baja con el haza de este mismo convento;  la Peña Horadada que era puro solar lindero con la misma peña y camino que procedía del camino que se dirigía al convento de San Francisco y entre solares de Pedro de Pineda y los de Albarracín;  o

la ermita de San Sebastián, ya arruinada, junto a un camino que lindaba con de San Francisco.


 

 



[1]AMAR. Acta del 23 de junio de 1637.

[2] AHPJ. Escribano Juan Gutiérrez Hinojosa. Legajo 4561, folio 532.

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