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sábado, 5 de octubre de 2024

EL PATRIMONIO DE NUESTRO BARRIO. EL CONVENTO DE LA TRINIDAD.LA VIRGEN DEL TORNO

 

 

 

 

No se sabe quien fue su autor, por lo tanto de atribución anónima. Pero de finales de siglo XVI, tiene 40 centímetros de alta  por 15 de ancha y una basa 3 centímetros. Es de alabastro y está habilitada en la  habitación del Torno del Monasterio de las Madres Trinitarias de la Fuente del Rey de Alcalá la Real.

           

SU ARTE

 

Imagen, renacentista, de la escu


ela cercana a los Raxis  o, incluso, a  Jusepe de Burgos. La Virgen dirige su mirada al Niño que lo tiene en su regazo, como signo de protección. Muy frecuente este tipo iconográfico que se remonta a siglos anteriores en la historia de la Iglesia Local. Se plasmó en la primera imagen de la Coronada,  y continuó con la advocación de la Antigua: todas ellas con el Niño en el brazo izquierdo por la influencia oriental. La curiosidad de esta imagen se manifiesta en que la imagen del Niño se encuentra en el brazo derecho como la antigua imagen de la Virgen de las Mercedes. Varios caracteres definen su  gubia renacentista y la aproximan l entorno de los Raxis: Su plegado algo rígido del manto y túnica, su atrevimiento manierista en el que la madre no mira al  Niño, sino que los dos lo hacen al cielo, el equilibrio y simetría de la figura de la Madre y  la belleza del rostro de ambas imágenes que se acercan más a un icono de influencia clasicista que de religiosidad católica.

 

 

            SU LEYENDA

 

            Representa a la  Virgen María  como Madre de Dios, esculpida en alabastro o mármol, muy simplificada  con manto azul y túnica roja de colores traslúcidos y en su peana adosada la lectura latina “HABITANTES PROTEGE”. Esta imagen es objeto de cierta devoción, porque recoge  una antigua leyenda de que la hermana   tornera se ausentó de su puesto a consecuencia de un enfado con algunas de sus compañeras. Durante su ausencia, la Virgen, curiosamente,  atendió esplendidamentre  a todos los que se acercaron al  monasterio  sin que se notara la ausencia de la monja encargada.

Cuentan que,  posteriormente, una vez arrepentida la monja tornera, volvió a su puesto y  se encontró con la  sorpresa de que la Virgen entabló una conversación amable con ella  y le hablaba manifestándole que le había realizado todos los cuidados y encargos.

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