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miércoles, 2 de octubre de 2024

ALBAÑILES Y MAESTROS DE OBRAS EN LAS SALINAS DE BAENA

 

    En 1634, el duque de Baena poseía el  control de muchas salinas de esta ciudad. Llevó a cabo una serie de obras en sus salinas , La Grande y Manzarranas y promiovó una subasta entre trabajadores de la construcción, para que le hicieran obras. Acudieron varios maestros de albañilería, sobre todo para la reparación de las casas de las Salina Grande de Baena y Manzarranas. Ganó el maestro de albañil alcaláino Marcos Ruiz, que fue avalado por el albañil Juan Méndez y Alonso de Alcalá, que declarabn con una fórmula muy curiosa "no ser labradores monederos ni astilleros". Se lo concedieron  en la cantidad de mil reales ( AHPJ LEGAJO 4972. FOLIO  1230  , 3 DE MARZO , GERÓNIMO RAMÍREZ). 

APORTAMOS ESTE TEXTO PAR SUS ESTUDIO A GABELA DE SAL CUYO BLOGG RECOGEMOS


En el municipio de Baena se han identificado un total de 20 salinas hasta la fecha.. Olivos y barro en el mejor de los casos, ocultan calentadores y piletas; de los almacenes de sal, saladeros y viviendas del salinero solo quedan ripios y montones de piedras junto a un antiguo camino o senda.


Tejas Coloras y Granadillo mantienen cierta actividad asociada al consumo familiar de los propietarios. En Cuesta Paloma, objeto de una iniciativa de recuperación a finales del siglo pasado, el conjunto de edificaciones auxiliares se encuentra muy deteriorado, igual que el de la salina de El Justo hasta su completo derribo el pasado mes de septiembre. En la del Rincón de Muerto todavía se pueden reconocer diferentes estratos de otras tantas etapas de extracción de sal.

De otras salinas en plena producción en los 50, poco queda ya de la estructura original, salvo piedras sueltas e incluso alguna referencia explícita a lo que fueron en su día como en la de San JoséFuentidueñaMartín SobrinoVadofresnoFuentidueñaMirabuenoRoblizas y Brincas.

Sobre el resto de salinas incluidas en esta primera versión del inventario presentamos más una posible localización qué una identificación in situ o sobre la imagen de 1956. Es el caso de Pedro Muñoz en el Arroyo del Saladillo junto a la antigua fábrica de aceite, Pedro Ortiz en cruce singular de caminos de la campiña, las de los cortijos de Covatillas y Gangas, y las cabeceras de los arroyos de Brincas y Gastaceite.

Los estudiosos se han centrado  en la caracterización de cada una estas salinas, así como en su potencial económico. Hasta ahora nos hemos centrado en las salinas de Vadofresno y Tejas Coloras  con una primera cosecha de sal. Sobre el resto  queda por delimitar estructuras y elementos patrimoniales de interés y verificar como en los dos casos anteriores la calidad y seguridad alimentaria de los pozos o manantiales originales.

Se puede hacer rutas e itinerarios tomando como punto de partida Albendín o Baena. I
En el entorno de Albendín, las salinas de Vadofresno Altozano podrían constituir un paseo tranquilo junto al Guadajoz. Si ampliamos el radio incluiríamos a BrincasPedro Ortiz y Mirabueno hacia el oeste y a Covatillas al este.

Desde el aula de naturaleza y área recreativa del Puente de Piedra, entre los puentes del Palomar y Maturra hay un interesante itinerario que incluiría las salinas de las AlberquillasCuesta PalomaGranadilloGastaciete y Gangas. El paseo seria largo pero podemos disfrutar de elementos de interés ambiental y arqueológico asociados a las terrazas y sotos del Guadajoz, incluyendo la Cueva del Yeso.

Desde Fuentidueña, podemos recorrer la cabecera y curso principal del arroyo del Vaquillero, arroyo salinero por excelencia de la cuenca del Salado de Porcuna que incluye, como mínimo, a las salinas de FuentidueñaSan JoséRincón del Muerto y El Justo en Baena, y otras tantas en Valenzuela y Porcuna en la parte baja de la cuenca.

Desde Baena, la salina de Pedro Muñoz nos queda muy cerca junto a la fuente del mismo nombre, mientras que la de Martín Sobrino en el entorno del arroyo Vela y las Roblizas en el de Cea se apartan un poco de la localidad.

Y para rematar, como parte de la visita a Torreparedones o del simple paseo por una de los caminos tradicionales de la campiña no podemos pasar sin visitar las Salina de Tejas Coloras. De su pozo brotan aguas curativas que manan en la misma fuente de la Romana y vuelven a la tierra en forma de salmuera mágica en la parte alta de la cuenca del Salado. En sus muros y caballones quedan las piedras de recintos fortificados de iberos y romanos del entorno, y eras centenarias, quizás milenarias, aguas abajo.

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Salinas de campiña, patrimonio olvidado entre minas y campo

Salina del Rincón del Muerto (Baena). Septiembre 2013

Hasta mediados del siglo pasado, en medio de mares de tierra calma a son de seguidilla sevillana, soleá de Córdoba y taranta de Jaén, cientos de salinas salpicaban el paisaje de la campiña andaluza.

En cruces de caminos, a pie de arroyos salados, en pueblos y cortijos grandes sobre tierras rojas, margas y yesos, el blanco sal de las salinas anunciaba cada verano una nueva cosecha y venta de sal. A las salinas llegaban cabreros de paso, panaderos y familias que hacían acopio para la matanza, aceitunas y alcaparrones.

Lejos estaban en la distancia las grandes salinas del litoral como en el tiempo procesos industriales y nuevos usos de la sal. Pocas clases de sales especiales había más allá de lo mucho o poco de buena era la sal de de esta o aquella salina para el saladero, la salmuera del encurtido y la hogaza de pan, o de la blanca o turbia de la cosecha del año.

Quizá por su vínculo ancestral más a la minería que a la agricultura, la salina de interior, más de campo que de galería, quedó fuera de reformas agrarias de la postguerra, de la era dorada del cooperativismo agrario, y de un proceso continuo de mecanización y mejora tecnológica de la producción agraria.

Quizá esta forma no resuelta todavía de ver al salinero más como minero que campesino haya alejado a la producción y cosecha de sal de los objetivos de proyectos, programas y planes primero de capacitación y extensión agraria, luego de desarrollo rural, sostenibilidad y producción ecológica.

Quizá sea también su situación geográfica en un entorno otrora de espigas y olivos en la actualidad, lo que explique la falta de interés e iniciativas de apoyo, modernización o reconversión de una actividad minera ajenas al beneficio de la piedra y los metales.

Sea o no sea por lo anterior, la cuestión es que cuando tratamos de recuperar una actividad ligada al territorio y a lo rural, más agraria que minera, o viceversa, da igual; cuando planteamos el integrar en la idea de sostenibilidad ambiental una actividad agraria en la que el sol, el viento y las manos del salinero son los únicos insumos de energía, sin vertidos ni aditivos; cuando incluso tratamos de recuperar una actividad minera ancestral como el beneficio de la sal; cuando, en definitiva, nos planteamos el recuperar toda una cultura de sal desde lo minero o lo agrario, nos encontramos con el mismo vacio de la veta agotada o la poza vacía.

La sal reluce por su ausencia en la planificación del campo y la mina quedando fuera de los programas de desarrollo rural así como de la planificación de recursos mineros del territorio andaluz. Desde Gabela de sal hacemos un llamamiento general cuanto menos a la reflexión sobre el tema. En otros foros e incluso administraciones el debate y la propuesta está en marcha.

Aprendamos de estas experiencias y construyamos entre todos un nuevo marco que regule de forma más racional un sector que, siendo y estando reconocido como artesanal y de carácter primario en lo alimentario, necesita de la iniciativa privada, en eso estamos, pero también del apoyo institucional en sus diferentes políticas de desarrollo económico como se apoya a la producción agraria o minera desde diferentes iniciativas, en eso también estamos y deseamos…
Muy agradecido por estas informaciones a las que le aportamos el documento alcalaíno. 

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