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miércoles, 23 de mayo de 2018

PANADEROS, ALBÉITAR, ALBARDONERO Y CORREDOR DE VINOS ENTRE LOS OFICIOS DE LA CALLE PEDRO DE ALBA

OTROS OFICIOS







Ana de Esperanza  y Osuna, (1.499), de 60 años, panadera, viuda con dos hijos, dos mayores de 18 años (uno no trabaja por estar enfermo y otro ra oficial de sastre), y una hija. En su despensa de panadería, ganaba 366 reales. 
Antonio de Ortega (1.500), panadero de 60 años que ganaba 550 reales, casado,  figuraba también como pegujarero,  tenía dos hijos, uno llamado Domingo y otro Fernando. Vivía en una caa de la calle Pedro de Pedro Alba, lindera por alta de don Nicolás González, y , por la baja, casa de de Juan López de Morales, gravada con un censo de 50 ducados a favor del convento trinitario con 16 reales y medio anuales de renta.  Tenía arrendada una fanega y media en el Guadlacotón, de segunda calidad,  lindera con tierras de propios (E y O), con el Guadalcotón (N)  y de propios (S), propiedad del dominico de la Encarnación. Labraba 18 fanegas de tierraa de propios, por los que ganaba 90 reales. Disponía de dos bueyes, dos jumentos, y dos cerdos grandes. 
 Francisco Serrano, corredor  de vino, casado, sin hijos ( 1505). De 35 años, casado don Ana de Soto, sin hijos ni otra familia.  Poseía y vivía en una parte de casa en la calle Pedro Alba, que está poseida pro in divisa con Juan de Rosales, compuesta de cuarto   bajo, cocina, cámaras, portal, corral , de seis varas de frente por  seis de fondo, , lindera por la parte alta con la casa del presbítero don Cristóbal Bolívar, y por la baja, Ana Matías de Atencia, viuda de Alonso Martín de Iglesias. Como corredor de vino, ganaba 15 pesos de quince reales, jugaba un papel fundamental a la hora de servir de intermediario y recatón entre  los propietarios y los compradores. Este oficio estaba reglamentado por las ordenanzas. Poseía un jumento, y no sabía firmar que lo hizo Francisco Martín. El oficio de corredor de vinos tuvo, a veces y a lo largo de la historia alcalaína, que regularse por el cabildo debido a los abusos que cometían quedándose con los mejores vino e imponiendo los precios. De todos es sabido que       El vino tenía un mercado exterior en Granada,  por el privilegio otorgado en siglos anteriores, en Jaén y en otros pueblos de la provincia granadina[ Un registro de venta de vino de principios de siglo XVI, correspondiente a los años 1609 hasta el 1616, nos puede explicitar más profundamente sobre el comercio del vino. Curiosamente, el mayor trasiego se lleva a cabo a lo largo de los meses otoñales, octubre, noviembre y diciembre, decae en el invierno; en la primavera y verano vuelva a resurgir. En los primeros meses, se centra la venta de vino a los pueblos giennenses y granadinos y, en el verano, a partir de mayo,  se trasiega principalmente a la capital granadina. Hay una tendencia a abandonar los mercados jiennenses en compensación de los mercados granadinos, probablemente, por la produccción de otros pueblos cercanos a la capital jiennense.  Los  núcleos más importantes de compra de vino son Granada, Jaén , Alcaudete y Motril en esta progresión de mayor a menor, aunque el pueblo comarcano de Alcaudete practicamente se abastecía de Alcalá la Real, lo mismo que un gran número de tabernas de la capital del Santo Reino a través de intermediarios que enviaban a los arrieros alcalaínos. No nos extraña que el vino que se enviara al puerto motrileño se enviara a la exportación por el amplio y la red comercial que tenían montada los productores alcalaínos.  En Granada, además de la Alhambra, se vendía a comerciantes, particulares, y en la propia Alhambra a través de arrieros de Albolote. En ellos, se abastece a través de representantes comerciales,, los corredores de vino,  que venden el vino de los mayores surtidores, regatones, y productores de vino alcalaíno para las tabernas, otros comerciantes y abastecimiento de población o en la alhóndiga. Generalmente, los productores y comerciantes envían criados y arrieros que suelen superar partidas de vino de más de treinta arrobas y de dos a cinco cargas. Otros compradores envían a comerciantes o familiares para comprar el vino. Existe una red de arrieros, ligados con determinados  productores o comerciantes, algunos de Alcalá , aunque los hay afincados a nuestra zona, procedentes de otros lugares como de Trujillo, Martos o pueblos de Jaén. Se observa una tendencia de venta a  grandes cantidades que sobrepasan las cincuenta arrobas y superan las ciento cincuenta a la capital granadina, que suele ser  transportada por arrieros que forman casi una compañía de arrieros al frente de los cuales hay uno que es el que se hace cargo del traslado, la mayoría de ellos son los alcalaíno y suelen transportar las cargas de los mayoristas o vendedores.  También existen los que compran, venden y transportan el vino a sus pueblos en pequeñas cantidades. Las ventas( Puerto Lope, Vélez...) y algunos cortijos como el de Domingo Pérez en término de Granada o el Cortijo  de Ambar son puntos de gran abastecimiento para zonas rurales. Pero, también son numerosos otros pueblos que compran  el vino para el estanco de la villa, como Iznalloz, Campillo de Arenas, Noalejo, Cabrilla, Moclín , Cambil, Guadahortuna, abastecimiento de sus propios negocios o de sus tabernas o para venderlo a particulares en casi todos pueblos de la provincia de Jaén. Los estancos de las comarcas  limiítrofes de Alcalá suelen ser mercados que perduran, sobre todom Izanlloz. Moclín, Campillo y Noalejo.

. Hay vino tinto, añejo, torrontes, trasñejo, vinagre y mosto, que suele almacenerse en las bodegas de los particulares. No sólo es importante el volumen de venta, sino su calidad de ahí que sea adquirido por miembros de la chancillería de Granada como el oidor Sancho de Flores en 1617 o Pedro Veneroso, alguacil mayor. El propio obispo de Málaga envía a Antón Díaz que le compre catorce arrobas en dos cargas el 29 de enero de 1609 y respita el año siguiente la misma cantidad,y el mismo rey Felipe III para el servicio de la Corte, compra el 26 de diciembre de 1608,  acudiendo Antonio Romero, acemilero del rey, que compra a un clérigo catorce arrobas para el real servicio de Su Majestad y lo transporta en dos cargas. Muchos  miembros de conventos de religiosos y religioso/as de Granada, Baeza y übeda o el convento de Nuestra Señora de la Victoria de Noalejo, así como miembros del clero alto como vicario Carrillo de Íllora o el canónigo doctor Lucas del Castillo de san Santiago en  Granada] suelen ser consumidores del vino alcalaíno así como miembros de la chancillería. A veces, incluso, se vende de particular a particular por la fama como muestra de su alta cualidad. Otros estamentos como el corregidor Enriquez de Valdeolomar, envía desde Alcalá a Granada una carga de ocho arrobas en 1614, el capitán Cristobal Merino de Alcaudete también lo consumen, el licenciado Garrido de la villa de Baños, el regidor o veinticuatro de Baeza Antonio López Porcel o el alcalde mayor de Priego don Juan de Montalvo en 1609. Un año como  el 1608 superó las quince mil arrobas, el 1609, superó la cifra de las treinta mil arrobas de  vino(30.673 ) vendidas a los mercados exteriores, lo que supone una cantidad de     1.013.635 litros, sin embargo el año 1615, se exportaron 17,734 arrobas, denotándose una decadencia en el mercado de Granada, Motril y Jaen. 






Juan Garzón (1516), de 22 años, maestro albardonero, que ganaba 200 reales, casado   con Tomasa Gómez, y tenía un hijo. Ganaba dos reales y medio por jornalero y la comida. 
José de Peñalver, de 28 años, maestro de herrador o albeitar que le dejaba cien ducados, casado con Raimunda Romero, tenía un hijo menor y una hija. El albeitar llegaba a desempeñar el oficio de veterniario antiguo, además de herrador. Se mantuvo este ofico en esta calle hasta el siglo XX  con la familia Canovaca, e incluso, se transformó en herrería con Cecilio A;rmenteros. Curiosamento en los documentos o libros del Catastro aparecen los nombres de  este oficio, como maestro de herrador, destacando la excelencia con la categoría dentro del oficio en el máximo grado, o con la palabra de origen árabe, albeítar, un oficio que fue requerido siempre  por el cabildo alcalaíno y mantuvo hasta el siglo XX, y luego transformado con el nombre de veterinario. Y es lógico la presencia de este oficio por el desarrollo de la ganadería y el fomento de la cría de caballos tanto para la crianza como  para la guerra. De ahí que se protegieran las zonas acotadas como dehesas, desde la cercana de la Dehesa de los Caballos o Dehesilla,  y de la Hopndonera hasta más apartadas cerrando el círculo de los terrenoscultivables y adentrándose a la zona montuosas, cuales eran las del Camello, Mures, Navasequilla, Charilla, Fuente Álamolamo y San Pedro sin olvidar las de Encina Hermosa y Fuente Tetar en el Castillo de Locubín . El nombre de albeitería procede del árabe, y, a su vez, este del griego hipiatra, el médico de los caballos, qel que los herraba adecuadamente, conocía toda su autonomía, sus enfermedades, prácticas quirúgicas, medicamentos, procreación,  y los trataban adecuadamente. Así lo expresa la DRAE albéitar procede del árabe hispano  albáyṭar, y este del árabe clásico . bayṭar o bayṭār, y este del griego r. ἱππίατρος hippíatros. Estos se cultiurizaron en el humanismos con el nombre de t. veterinario (‖ persona que ejerce la veterinaria). No todos los herradores lograban este grado de conocimientos y prácticas, de ahí que se se sometían a unas pruebas para poder ejercer el oficio y eran contratados  por grandes suelos para fomentar el yeguado y el ganado caballar, por ser asunto de guerra. 








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