RUTA POR
EL CAMINO DE LOS PLAYEROS
Bajamos entre olivares y contemplando el camino de los playeros entre la
cresta del cerro que sube a las Pilas. camino entre hileras de olivares y de motas
de encinares, y alguna que otra descendida y barrancal. Divisamos la Loma del
Carril y otros cortijos aledaños a las Pilas. Llegamos a la Escaleruela, con la
era que quedaba al margen del camino que nos llevó a un gran barrancal
donde se perdía y llegaba el desaparecido camino real de los playeros.
Finalmente, llegamos a otro nuevo cortijo junto a la Cruz de Término, que
pudimos contemplar. Comentamos que habíamos hecho el camino que hacían los corregidores
y la ciudad.
Llegamos al puente Suárez, montamos en autobús, contemplando el Cerro del Aguilar,
nos dio oportunidad para explicar la leyenda de la mezquita y el águila de oro
que se encuentra en su subterránea cueva.
Al llegar a las Pilas, en sus instalaciones deportivas una comida y
banquete excelentemente preparado por María y servido por su familia. Mil
gracias a todos ellos y a la familia de Juan Díaz y Paqui Fuente. Un día
excelente.
Este fue el itinerario
Venta de los
Agramaderos
Por tierras
de Fuente la Piedra y cortijo del Sapillo
Cortijo de
la Cruz
Por zona de
la Venta Valero
Carretera por los Gaminales.
Gam0nales
Cortijo de la Viñuela. Parada y avituallamiento
Escaleruela
Tierras de
Almedinilla
Puente
Suárez
COMIDA
L A importante figura del corregidor en la vida de las ciudades ha sido poco estudiada en nuestra comarca, cuando fue una institución que contribuyó de una manera muy significativa en muchos aspectos: desde el urbanismo hasta la el mantenimiento de las costumbres, pasando por aspectos esenciales como era el abastecimiento de los vecinos, la milicia y, sobre todo, la relación con la vida de la Corte. Aunque continuaremos su historia en futuros trabajos, el presente artículo va a centrarse en uno de los objetivos que la Corona obligaba a todos los corregidores durante su nombramiento, la visita de términos o lo que es lo mismo el mantenimiento de los límites de la corregiduría o de una de las partes de ellas, como vamos a tratar con la visita de la de Alcalá la Real, ya que, durante muchos años, sabemos que Loja y Alhama componían toda la demarcación del corregimiento. Así, en los continuados nombramientos de los corregidores nos viene definida esta función: «asimismo tomad residencia al dicho nuestro corregidor y sus oficiales de las comisiones en que por nuestro mandato obieran entendido y otrosí vos ynformad si an visitado los términos y hecho guardar, cumplir y executar las sentencias que son dadas a favor de la dicha ciudad sobre la restitución de los términos y sino estubieran executados executadlas vos al tenor de la Ley de Toledo que abla sobre la restitución de los términos e ynstruccion sobre ello hecha en el nuestro consejo» (1). Sin embargo, no era por motivo de confrontación o por sentencia judicial lo que conllevaba a la visita de los términos, ya que, en nuestra ciudad, normalmente se realizaba de una manera consuetudinaria, sobre todo por razones económicas para preservar todos nuestros montes y terrenos comunales de la invasión de los ganados vecinos, que venía en perjuicio de los nuestros. Además, en la mayoría de las ocasiones, se resolvía el conflicto en forma de concordia entre los cabildos colindantes. Así, en el siglo xvi, los puntos más conflictivos del arroyo de Chiclana, límite con el término de Alcaudete, y los pocos terrenos que nos dividían con el de Martos y el de Valdepeñas, se resolvieron de modo pacífico con un acta de concordia entre los dos cabildos sin necesidad de apelar a la Corona ni esperar un fallo judicial de la Real Chancillería. Como el nombramiento de los corregidores era anual, generalmente se visitaban los términos cada año, e, incluso, se mantenía la obligación a pesar de la prórroga del mandato. Para ello solían formar una comisión, que era nombrada en una sesión del Ayuntamiento, integrada por el corregidor o el teniente de corregidor, generalmente, el alcalde mayor, dos regidores y un jurado, el alguacil, tres o cuatro guardas de campo y dos arcabuceros, acompañados de un escribano que levantaba acta de todos las inspecciones. También hubo ocasiones en las que intervinieron el síndico y los medidores de tierra. Visitaban el recorrido a caballo y, por los lugares más inhóspitos, lo hacían a pie o enviaban a los guardas tras el juram ento de decir la verdad. En Alcalá solía prolongarse durante cuatro o cinco días el recorrido del perímetro de toda la comarca que abarcaba hasta el siglo xix la villa del Castillo de Locubín, Frailes y, como es lógico, el actual término de Alcalá la Real. Durante la inspección, comprobaban los testigos del término que, en la mayoría de las ocasiones, coincidían con un accidente geográfico (el cauce del río, la cumbre de una montaña, un barranco, un camino...) o un testigo histórico (una torre, una venta, una fuente...). No obstante, los tramos intermedios se marcaban por medio de elementos significativos como encinas, fresnos, corcojales, espinos, lagunas y cualquier amontonamiento, que eran presididos por una cruz, elevada con una mata de ramaje y tierra. Ésta suele predominar en los límites del antiguo reino nazarita. Mojones, mojoneras y guías son los elementos de la delimitación. Se mantuvo el número de ciento cinco hasta que el 1596 se realizan otros nuevos, alcanzando el dígito de ciento venticuatro. Por la noche, o según las circunstancias lo requerían, pernoctaban en ventas y cortijos. Así, solía iniciarse en el punto de la Rábita, donde la venta que ya existía a finales del siglo dieciséis les servía de alojamiento nocturno y si avanzaban en mayor recorrido lo hacían el cortijo de Santamaría. El siguiente punto de parada era el Cortijo de los Frailes de Cartuja en el Menchón. En la cortijada de Frailes solían detenerse por la noche para afrontar los terrenos abruptos de su sierra. Y, por último, tras la visita de la H oya Bermeja, se alojaban en el Castillo de Locubín. Regresando el último día, generalmente el quinto, desde el arroyo de Chiclana a Alcalá. La dirección del recorrido era dirección Norte hacia el Sur para finalizar en sentido inverso, en el punto de salida. Tan sólo, una visita hemos constatado que se iniciara en la zona de la comarca granadina (2). Deberían haber sido significativas todas las visitas correspondientes a la fase del repartimiento de términos, las posteriores a la conquista del Reino de Granada, con el que posteriormente existirán algunos momentos de conflicto por la zona de M odín, e, incluso, en el reinado de los Reyes Católicos. Sin embargo, tan sólo se conservan completas en el archivo alcalaíno las correspondientes al siglo xvi y posteriores. A una de ellas nos vamos a referir porque debieron servir de momento final de los conflictos anteriormente enumerados y demuestran la constatación de un término asentado y perfectamente definido. En concreto, el diecinueve de octubre de 1568, por orden del corregidor Gómez de Mesía, el alcalde mayor y lugarteniente licenciado Francisco de Tellez, emprenden la visita, acompañados de los comisionados siguientes: los regidores Baltasar de Aranda y el alcaide don Pedro de los Ríos, el jurado Diego Felipe y el escribano Alonso de Castro. Forman también la comitiva, el alguacil mayor, Pedro de Carranza, los guardas de campo Hernando López, Diego Martínez Padillo, Pedro de Ribas y Juan Alonso, y los arcabuceros Francisco García Gallego y Martín García Gallego. Inician la visita y su posterior amojonamiento o renovación desde la Rábita en dirección al término de Priego para finalizar por la delimitación con Alcaudete. La operación es sencilla, auscultación de los testigos, renovación y refresco de los mojones y levantamiento de acta de cada uno de ellos. El término de Alcalá venía marcado por estas fechas por ciento cinco mojones que vamos a describir, aunque futuras futuras se acrecentó para delimitarlo mejor de otros términos.
(1) AMAR.
Libros de Cabildos de 1568 en adelante. Título de nombramiento de corregidor de
cualquier año. BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES
PRIMER DÍA
(Martes 19-X) I. El día diecinueve comienzan el itinerario, una vez que
llegaron a la Rábita, término de la ciudad de Alcalá la Real. Allí visitaron el
primer (2) AMAR. Caja 18, pieza 14 y 13. Los amojonamientos de visita de
términos de los lugares circunvecinos antiguos y modernos. Corresponden desde
1568 hasta 1611. BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES mojón y lo
renovaron.
PARA EL DÍA
DE LA RÁBITA
Se
localizaba donde «está antiguamente el puntal de la Sierra de San Pedro junto a
una peña». Años más tarde le llaman M ojón de la covezuela.
II. Sierra abajo, los miembros de la comisión
visitaron el segundo mojón «que está a derecho del de arriba del puntal el cual
se renovó con piedras y tierra», el sitio exacto era «Junto a la Sacedilla y se
dice el M ojón de las Madrigueras».
III. Yendo a
campo atraviesa, se acercaron «hasta la fuente de la Sacedilla, donde está otro
mojón que parte el término con esta ciudad y con la villa de Alcaudete» el
cual, renovándolo, es el tercero.
IV. Más
adelante del anterior, visitaron «otro mojón que se dice de la Fuente
Blanquilla en derecho del Cortijo de Lucas López M ontijano que parte el
término de esta ciudad y la villa de Alcaudete».
V. El quinto
mojón se ronovó con piedras, tierra y retama y estaba situado un poco más
adelante «delante de la Fuente Blanquilla junto a las tierras que solían ser de
Luis Carrillo Valdivia y del dicho Montijano».
VI.
Avanzando se encontraron el sexto que se llamaba de los «A tochares que parte
el término de esta ciudad con la villa de Priego» renovándose con los mismos
elementos
. VII.
Siguieron por un barranco adelante y visitaron el séptimo que le «dicen del
Encinilla del Barranco».
VIII. El
octavo, bajando el barranco, es el «de la Haza del barranco los Tiembles que
alinda con el arroyo del Salado entre la dicha ciudad y la villa de Priego» que
lo renovaron como los anteriores.
AQUÍ
ACABAMOS
IX.
Marcharon desde el mojón del arroyo del Salado arriba hasta que dieron con «el
noveno mojón que está junto a al Camino que va de la dicha ciudad a la dicha
villa de Priego», por ser terreno abrupto se renovó sólo con tierras y piedras.
X. El décimo de la visita fué «el que se dice el de Escaleruela donde a la mano
izquierda como iban visitando está el dicho mojón» donde se hizo la acostumbrada
renovación de materiales y plantas.
XI. Fueron
visitando la dicha mojonera por el camino de los Playeros y encontraron el «que
se dice del Carrizalejo y Gamonares que alinda entre la dicha ciudad y la dicha
Villa de Priego, era el undécimo, por ser terreno de calma, tan sólo lo
marcaron con tierra y retama.
. SEGUNDO
DÍA MIERCOLES 20
-X De nuevo,
los mismos miembros de la comisión emprenden el amojonamiento y renovación de
ellos, siguiendo por el mismo lugar y camino del Carrizalejo y, correspondiendo
el primer mojón al número: XII. Se llamaba «el mojón de las Lanchas de los
Buhedos» renovándose y servía de límite entre la ciudad de Priego y la de
Alcalá.
XIII. Siguieron el camino adelante hasta
llegar la décimo tercero que llamaban «el mojón de encina de los Carrizalejos
encima el Cerro Bermejo», haciéndose lo mismo que en los anteriores.
XIV. Continuaron el camino hasta llegar al
mojón «Del Espino que parte los tres términos el de la dicha ciudad de Alcalá
la Real y villa de Priego y la ciudad de Granada». Parece que, por ser límite
de ciudades, se hacían visitas fijas a las mojoneras conflictivas; constatando
que estaba ya visitado, no hubo que renovarlo sino tan sólo refrescarlo en sus
ramas y tierras.
XV.
Adentrándose ya en terreno limítrofe con Granada, visitaron otro situado más
adelante del anterior, en Valdegranada «que alinda con el término de la dicha
ciudad de Alcalá la Real y la de Granada y se dice el mojón de la Ventilla
Quemada junto a la Fuente el Adoradero que está en un quejigo». Por ser un
árbol el testigo, se hizo una cruz y se remarcó con piedras y retama.
XVI. Por
este lugar de visita se mantiene la labor de refrescar las mojoneras, porque se
asegura que lo habían visitado este año, como marca el decimosexto mojón «en el
camino de Granada que se dice el mojón de las Lanchas entre esta ciudad y
Granada».
XVII. Así se
describe el decimoséptimo: «item se visitó otro mojón por los dichos señores
donde cruza el camino viejo que va a Montefrío que linda entre esta ciudad y la
de Granada que está en un robre en que se refrescó una cruz que estaba fecha de
nuevo y se refrescó con tierras, rama e piedra». En los años siguientes
constataron que estaba cortado y pusieron piedras y ramas.
XVIII. Otro
mojón, hecho sobre un roble, al que se renovó con una cruz, estaba colocado
«junto al arroyo donde viene a dar el agua a la Fuente la Piedra», lindando
con el término de Granada y se le pusieron de nuevo piedras y ramas. Era el
decimoctavo.
XIX.
Siguiendo el camino hacia delante, que estaba debajo de la fresneda, el décimo
nono se encontraba en el troncón de un roble. Años después debió desaparecer,
aunque esta vez se renovó con tierras y piedra.
XX. Por el mismo camino, llegaron al vigésimo
mojón «que se dice de la Vera de los Bramaderos que está en un espino “
situado” junto al arroyo de los Bramaderos». También lo renovaron.
XXI. A
partir de éste continúa la mojonera por el camino hacia adelante y se llega
«hasta dar en la Boca de la Cañada Damar e junto al agua a la pasada se visitó
otro mojón que está en un frexno», donde se refrescó una cruz que era antigua y
se pusieron piedras y ramas
VENTA DE BRAMADEROS O AGRAMADEROS, UNA VENTA EN EL
CAMINO.
LA VENTA DE AGRAMADEROS
-Oh, pastor de zamarilla,
Híncate aquí de rodillas
Que te voy a confesar:
¿Cuántos panes te has comido?
-Un costal de rebanás,
Un panete y un rosquete
Y un borrico hecho tajás,
Y la ubre de una vaca,
Y los sesos de un lagarto,
Y todavía no estoy harto
Porque quiero comer más
(Dolores Contreras Peña, de la
zona)
Comentamos en el autobús que su nombre del término es también
Valdegranada y procede de ser una zona – cuenca de un arroyuelo
del término alcalaíno que limitaba entre los montes de Granada
Situada a 16 kilómetros de Alcalá la Real, en la parte sur
occidental del término municipal, es limítrofe con las provincia de
Granada y Córdoba, en un sitio de cruce de caminos que proceden de
Montefrío, Íllora, Tocón, Priego, Almedinilla, donde se colocó una
antigua venta para vender ganados que se ataban en los
Bramaderos. De ahí el nombre Venta de los Bramaderos, hasta llegar al actual de
los Agramaderos
Su hábitat es muy disperso, pero la carretera agrupó a
muchos vecinos a partir de la posguerra. En esta aldea nace el río
Palancares, un arroyuelo que desembocaba en el río de Frailes. Es una
tierra de gran calidad y muy estimada por su producción de cereales, en tiempos
de Madoz se estimaban mucho sus garbanzos. El encinar era típico de mediados
del siglo XIX, pero, poco a poco, se fue imponiendo el olivar y cerezo.
Era un lugar de descanso en la venta
para los antiguos comerciantes que venía de Málaga por el camino de
los Playeros de Málaga y se adentraban en la Campiña cordobesa, o tomaban
el camino de Úbeda.
El Centro Social, la ermita y
algunas viviendas rurales destacan entre ellas el camino de la
Matanza, la Peñuela, Cañada Ámbar
Sus viviendas rurales más importantes procedían de cortijos de propios
o de la ciudad que pasaron a manos privadas en el siglo XIX:
-Zapillo.
-La Cruz.
-Fuente de la Piedra.
Y cortijos particulares o de entidades religiosas:
-el de las Monjas
-La Loma.
-Blancares
-Alamoso Alto y Bajo
-Agramaderos
Leyendas,
LA DE LA CAÑADA ÁMBAR, hace
referencia a unas tierras que eran de un señor musulmán ( Granada y Jaén)
y su castillo en Venta Quemada se comunicaba con el de la Peñuela.
LA DE CORTIJO DE LA
PIEDRA. Una encerrona de unos moros a una comitiva de
cristianos que acompañaban a la mujer de Pedro de Aranda..
y la de los Animeros.
COMPROBAMOS EL PARTIDO DE VALDEGRANADA, SU HABITAT DISPERSO ABANDONADO
Han cambiado los tiempos de la
distribución e importancia de los diversos partidos de campo, aldeas y núcleos
rurales. Este es el caso de las Peñas de Majalcorón y el de Valdegranada, que
apenas se cita par denominar estos lugares, Así y en otros tiempos, las Peñas
eran más importantes que la propia Venta de los Agramaderos. Pues, hay noticias
de que, en época árabe, este asentamiento se le conocía como Mary
Al-Qurum, de donde procedía el nombre de Majalcorón. Se cuenta que el poeta
Ibn Jatib comentó la anécdota de que en 1.129 pasó el emir almorávide
Tasfin ibn Alí por aquí y le llamó Prado de los Cuernos
“Mary al Qurum” . Se burló de un acemilero de su escolta diciéndole “que ese prado era
suyo, a lo que respondió muy enfadado el acemilero que ese prado era suyo,
del emir, y su padre”.
Su hábitat ofrece cierto atavismo cercano a este tiempo musulmán. Sus
antiguas viviendas denotan un aspecto semejante a los diseminados de parajes de
las Alpujarras. En la edificación de las casas se utilizan piedras erosionadas
de la misma peña.
A principios del siglo XVII, el campo de
Alcalá la Real (Jaén) se dividía según el trayecto de sus ríos y caminos para
formar las aldeas pertenecientes a su término, una de las zonas es la que
comprendía el territorio entre el Palancares, Peñuela, Cantera Blanca Chaparral
de Nubes, Bramaderos, Alamoso y Valdegranada. Más específicamente, unos años
antes de realizar el Catastro de la Ensenada, Valdegranada contaba con 60
vecinos o familias, que vivían en chozas, y en 1842 se censaron 334 personas.
Curiosamente, hace más de un siglo,
cuando Madoz escribió su Diccionario, el partido de Valdegranada ocupaba la
parte suroriental del término de Alcalá la Real. Era un núcleo rural formado
por un gran número de cortijos y las casillas y calle de Las Peñas de
Majalcorón. Se denominaba Val de Granada, (val, apócope de valle) o Valle
de Granada y así nos la describe Madoz: “Aldea de la provincia de Jaén;
es uno de los 12 partidos de campo en que está dividido el término de la ciudad
de Alcalá la Real ( el V en su diccionario), a cuyo partido y abadía
corresponde, y dista de ella 3/4 de leguas al SO. y tiene una poblacioncita
llamada Majalcorón. Situada bajo de un tajo que se denomina Peñas de
Majalcorón. No forma calles y tiene diseminadas 10 casas por lo general
habitadas de gente pobre y j o r n a l e r a; se cuentan, fuera de e s t a s
, 43 cortijos, de los que los principales son la Cruz, Zapillo, la
Loma, Alamoso alto, Alamoso bajo, Cerro Gordo, Blancares, Parra , Fraile,
Agramaderos, Monjas y el Maestro. Donde se separan los términos de la ciudad de
Alcalá la Real y los de Priego y Montefrío se encuentra una ermita al Norte del
partido; y en la parte opuesta del mismo, o sea al Sur inmediato a una venta
llamada de los Agramaderos está el nacimiento del Paloneares que en su origen
es un arroyuelo insignificante. El terreno del partido, sobre todo la parte
inferior, es de superior calidad, y son muy apreciados los garbanzos que en él
se c r i a n; también hay algunas encinas y pocos olivos”.
Asentado este partido de campo sobre la vertiente sur del monte de las Peñas, a una altitud de 1145 metros y al abrigo de los vientos del norte, es una zona muy adecuada para los cultivos de secano.
En 1911, este partido estaba habitado
por 657 personas y con 152 edificios la mayoría eran cortijos. A mediados del
siglo XX, comenzó su dispersión y su decadencia, se fue despoblando. Majlacorón,
y, a pesar de la mejora de sus nuevas vías de comunicación, quedó situado
a 14 Kilómetros de Alcalá la Real, por la entrada del camino
de la Hortichuela y, algo más lejano, por el cortijo de la Cruz.
Por sus diversos caminos se contemplan los cortijos del Sapillo
y Fuente de la Piedra, el Alamoso y las ruinas de Aldea Quemada. Su
hábitat es muy pequeño y hay numerosas viviendas rurales, que sig
uen utilizando las piedras
erosionadas de la Peña.
Se encuentra en el límite con la provincia
de Córdoba, por el camino de los Playeros. En el cortijo de la Cruz, se separaba el término de
Alcalá la Real, Priego y Montefrío, y allí existe actualmente la misma
ermita, hoy día sin culto. Fue un punto de demarcación de términos y
puesto militar en la Guerra Civil. Hoy este se encuentra un trayecto más
bajo. Apenas quedan vecinos ni cortijos.
En medio de un paraje bellísimo, la ermita y algunas casas de turismo rural
y de segunda vivienda se alzan como testigos de un partido de campo que era de
los más diseminados y poblados. Y, hoy se hace eco de este canto animero y
lastimero de estas tierras: A las ánimas benditas/ No hay que cerrarles las
puertas, /se les dice que perdonen/ y ellas se van tan contentas. / Dales por
amor de Dios/ limosna de caridad/a las ánimas benditas,/que Dios os lo pagará.
PARTIDO DE CAMPO DE LA HORTICHUELA Y SUS
AGREGADOS
No respondía la división administrativa de las aldeas en los siglos anteriores a la del territorio actual. Ni era la misma configuración geográfica, ni la delimitación de terreno. Respondía a un criterio de distribución y reparto administrativo para llevar a cabo la labor de los padrones y censos, lista y levas de soldados, servicios varios, entre ellos los religiosos. Se partía de caminos radiales que salían de Alcalá la Real hasta final del término municipal y los límites con otros términos . Se valían de las manillas del reloj comenzando por el del Palancares. El de la Hortichuela y sus agregados partía del camino viejo de Montefrío, desde el partido de campo de las Caserías que legaba a la Cañada del Membrillo, llegaba hasta las tierras de Montefrío, seguía por el camino de los Playeros y límite con tierras prieguenses y granadinas y giraba por el Puente Suarez hasta llegar a la Fuente de la Encina y, de allí a la Cañada del Dornillo, incluyendo los Gayumbares, Pilas de la Fuente del Soto, la propia zona de la Hortichuela, algunos bienes de propios, Fuente de la Encina, Majalcorón, el Allozo y otros. Difiere con el actual en algunos territorios.
En su mayoría toda su gente se dedicaba al sector primario, no existía ni uno de oficios ni de servicios. Predominaba una nueva figura, la de los Labradores, ( de dos tipos, jornalero arrrendadores de tierras rentistas de hidalgos y bienes religiosos y de propios, y con bienes de algún cortijo propio, los menos); en segundo lugar so frecuentes los vecinos jornaleros que habitaban en chozones, cuevas y casas de retamas, y vivían del jornal, alguna tierra arrendada y muy pocos con algunas fanegas; las viudas suelen proceder de los labradores que mantienen el arrendamiento de tierras junto con la ayuda de sus hijos labradores. No se puede confundir labrador con campesino, pues estos labradores son más bien arrendadores, que con el paso del tiempos se hicieron con propiedades de los cortijos que labraban o se turnaban el arrendamiento de los cortijos de los rentista y de la ciudad.
Las viviendas forman un hábitat diseminado, aunque hay varias zonas que concentran algunas caserías o cortijos como las de La Hortichuela ( junto el camino de Majlacorón y cercanas al Portillo de las Carretas ), y la Fuente del Soto. En la zona hay cortijos de rentistas foráneos de Alcalá , de hidalgos alcalaínos y de los monasterios trinitarios ( sobre todo ) y de las dominicas y e propios, uno denominado de Majalcorón y algunas tierras de los Gayumbares. Responde al repartimiento de reinados anteriores, sobre todo, los Cortijos de los hidalgos, que se transmitieron desde los primeros caballeros ( de Alfonso XI ), y otras tierras de repartimientos de tiempos de Carlos I y Felipe II. El terreno es de sembradura, monte y un pedazo de huerta en torno a la Fuente del Soto. La roturación de los campos y el asentamiento de los vecinos con su consiguiente traslado desde las calles del valle de la ciudad hasta estos nuevos territorios, logró que se formara el partido del campo desde el siglo XVII en adelante, aumentando la población con el repartimiento de tierras de Carlos III y las posteriores desamortizaciones y compra de terrenos por los nuevos labradores. Pero en el siglo XIX, ya existían nuevos partidos de campos y nuevos núcleos rurales.
Este
es el caso de la Hortichuela, uno de los doce partidos de campo que
recogía el diccionario histórico-geográfico de Madoz, simplemente un
refrendo de aquellas divisiones administrativas de índole local para el pago de
impuestos, guarda de montes y tierras privadas y
comunales, reclutamiento y levas, y disfrute de servicios religiosos.
Hace más de ciento sesenta años se componía de 103 casas en un hábitat de los
más dispersos que comprendían el municipio alcalaíno. Citaba este autor los siguientes
cortijos de teja: Parreño, Portillo de las Carretas, Domínguez,
Jabalquinto, Flores, Churro, Álamos, Laguna, Rincón, Retamales, Gayumbares, las
Monjas, la Chinche, el Pedregal, Donadío, la Cuesta, Cadimo, Nuevo, Loma del
Carril, la Memoria, la Reja, Carvajal alto, y bajo, Aguilerica, la Zarza,
Citora, las Monjas, Cerro de la Cruz, Huertas, Fuente del Soto y el Hospital.
Todavía no le habían alcanzado a este partido la roturación de los campos ni
las consecuencias de los terrenos desamortizados con el repartimiento de las
tierras comunales, dando lugar al nacimiento de muchas más viviendas rurales.
Los nombres de los cortijos recuerdan parajes donde los
labradores vivían como Aguilera, Flores o Domínguez, o se
resaltaba que labraban tierras de hidalgos, descendientes de los conquistadores
de Alcalá o de hacendados de otros lugares que lo habían recibido de
compraventa o por herencia como los granadinos Carvajales o Cadimo. Otros
eran, tierras municipales que hacían referencia a tierras hoy de olivares y, en
aquellos tiempos, un monte bajo, lleno de la verde retama
o de la amarillenta gayumba, y entre terrenos pedregosos. Y, no
escaseaban los provenientes de las instituciones llamadas de las manos muertas,
que luego se desamortizaron, cono los de La Memoria, las Monjas o el Hospital,
-de seguro del Dulce Nombre de Jesús-. Y, en el resto de los otros cortijos, el
accidente geográfico
o motivo histórico artístico les dieron el nombre como las Huertas, La loma, la
Cuesta o la Cruz.
LA VIÑÚELA
Se encuentra en tierras de Almedinilla, cerca de un asentamiento anterior íbero, junto a la fuente de su mismo nombre. Está constituido por un cortijo y una ermita, que se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII. Preside la Virgen de la Cabeza, una pequeña imagen de la posguerra donada por la familia propietara. En la ermita destaca el armazón rural del tejado con las tijeras y vigas de sosten bien visibles. Un cuadro de San Pablo destaca en el hastial junto con otro de Cristo resucitado. Tiene sacristia , planta de cajón y y una puerta de un recio portón. Una cruz preside delante de la iglesia mal recompuesta entre los brazos y el árbol. Una era colateral presidía la fiesta, que se celebra el ocho de septiembre, día de la Natividad de la Virgen,
LA GENTE DE LA FUENTE DEL SOTO
El núcleo actual de la Fuente del Soto se encontraba en torno al venero o
fuente y el arroyo que surgía de él y del arroyo del Salado. De las pilas y de
su fuente le viene la primera parte de su nombre; y, en segundo lugar, Soto
hacer referencia al soto, zona boscosa. de árboles, maleza, arbustos y plantas
en torno a un manantial o arroyo, en este caso el nacido de la fuente. En
torno suyo, se encontraban el cortijo importante fue el de la capellanía
del baenero don Francisco de Valenzuela, de don Fernando Carvajal, conde de
Humanes, del presbítero don Pedro de Góngoras y varias huertas y tierras
de labor e inútiles de monte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario