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domingo, 8 de mayo de 2022

DIARIO DEL RUTERO POR EL CAMINO PLAYERO

 

 

RUTA POR EL CAMINO DE LOS PLAYEROS




Hemos  acudido 48 ruteros capuchinos a la Estación de Autobuses y hemos disfrutado de un excelente día de senderismo. Iniciamos la marcha a pie en el camino que salía de la carretera de Montefrío hacia tierras cordobesas y Peñas de Majalcorón. Bajo el cerro  que encierra leyendas de alquería árabe y cabe el ribazo del Palancares bajos frondosos álamos que refrescaban la mañana, ascendimos entre tierras del Sapillo y Fuente de la Piedra. Divisamos la Encina Leona, pasamos el camino viejo de Montefrío y contemplamos las fuentes y arroyuelos del nacimiento del Palancares en un paisaje de dehesa. Tras pasar por tierras de villar romano y con la vista al frente de las Peñas de Majalcorón, la sierra nos sonreía entre sus rajas amplias  y superpuestas. Llegamos al cortijo de la cruz, y  , tras desayunar torta, posamos ante la Cruz de término (antes comentamos el punto exacto de los tres ‘términos de Granada, Córdoba y Jaén), no nos olvidamos del presidente bolivariano Carlos Mesa, el yugo de Isabel y la F de Fernando, el `puesto militar y la reja de cuitas amorosas. Las leyendas de los tontos y la ermita de Fátima fueron comentadas, antes de iniciar el camino hacia la Venta Valero y doblar por el camino que llegaba a la Casa de los Maestros. Tras un repecho pasamos por una nueva granja caprina.  y descendimos en dirección a la fuente de Santa María y de los Peñascales, Entre tierras de Almedinilla a la izquierda y de Alcalá a la derecha, el camino comenzaba a descender entre las tierras volcánicas de la Venta Valero y las Peñas de Majalcorón donde  comentamos la leyenda del emir. Desde allí, por camino de asfalto, pasamos por los Gamonales  siguiendo el camino playero, que traían los arrieros de las costas malagueñas hacia tierras de Jaén y Córdoba). Nos desviamos antes del cortijo del Cerro sin llegar a las Pilas para adentrarnos a tierras cordobesas y dirigirnos a la Viñuela. Desde  este camino contemplamos el camino interrupto de los playeros y llegamos al cortijo y ermita. Juan Diaz, aborigen y labrador de la zona de las Pilas nos brindó su excelente aceite y unas habas de rechupete, tras visitar la ermita de la Virgen de la Cabeza y cantar el himno de la Morenita, Subimos a los restos de la excavación arqueológica de un castro que dominaba unas vistas fantásticas que se prolongaban al sur hacia Brácana y al norte hacia tierras de la RÁBITA y montes de Alcaudete, a oriente todo el cerro de la Lastra y de las Peñas. 

Bajamos entre olivares y contemplando el camino de los playeros entre la cresta del cerro que sube a las Pilas. camino entre hileras de olivares y de motas de encinares, y alguna que otra descendida y barrancal. Divisamos la Loma del Carril y otros cortijos aledaños a las Pilas. Llegamos a la Escaleruela, con la era  que quedaba al margen  del camino que nos llevó a un gran barrancal donde se perdía y llegaba el desaparecido camino real de los playeros. Finalmente, llegamos a otro nuevo cortijo junto a la Cruz de Término, que pudimos contemplar. Comentamos que habíamos hecho el camino que hacían los corregidores y la ciudad. 

Llegamos al puente Suárez, montamos en autobús, contemplando el Cerro del Aguilar, nos dio oportunidad para explicar la leyenda de la mezquita y el águila de oro que se encuentra en su subterránea cueva. 

Al llegar a las Pilas, en sus instalaciones deportivas  una comida y banquete excelentemente preparado por María y servido por su familia. Mil gracias a todos ellos y a la familia de Juan Díaz y Paqui Fuente. Un día excelente. 

 

Este fue el itinerario 

Venta de los Agramaderos

Por tierras de Fuente la Piedra y cortijo del Sapillo

Cortijo de la Cruz

Por zona de la Venta Valero

Carretera por los Gaminales.

Gam0nales

Cortijo de la Viñuela. Parada y avituallamiento

Escaleruela

Tierras de Almedinilla

Puente Suárez

COMIDA

 IMAGINEMOS ESTA  VISITA DE HACE 500 AÑOS DE LA D

ELIMITACIÓN DEL TÉRMINO DE ALCALÁ LA REAL EN LOS SIGLOS XVI Y XIX (Los corregidores y la visita de términos) Por Francisco Martín Rosales



L A importante figura del corregidor en la vida de las ciudades ha sido poco estudiada en nuestra comarca, cuando fue una institución que contribuyó de una manera muy significativa en muchos aspectos: desde el urbanismo hasta la el mantenimiento de las costumbres, pasando por aspectos esenciales como era el abastecimiento de los vecinos, la milicia y, sobre todo, la relación con la vida de la Corte. Aunque continuaremos su historia en futuros trabajos, el presente artículo va a centrarse en uno de los objetivos que la Corona obligaba a todos los corregidores durante su nombramiento, la visita de términos o lo que es lo mismo el mantenimiento de los límites de la corregiduría o de una de las partes de ellas, como vamos a tratar con la visita de la de Alcalá la Real, ya que, durante muchos años, sabemos que Loja y Alhama componían toda la demarcación del corregimiento. Así, en los continuados nombramientos de los corregidores nos viene definida esta función: «asimismo tomad residencia al dicho nuestro corregidor y sus oficiales de las comisiones en que por nuestro mandato obieran entendido y otrosí vos ynformad si an visitado los términos y hecho guardar, cumplir y executar las sentencias que son dadas a favor de la dicha ciudad sobre la restitución de los términos y sino estubieran executados executadlas vos al tenor de la Ley de Toledo que abla sobre la restitución de los términos e ynstruccion sobre ello hecha en el nuestro consejo» (1). Sin embargo, no era por motivo de confrontación o por sentencia judicial lo que conllevaba a la visita de los términos, ya que, en nuestra ciudad, normalmente se realizaba de una manera consuetudinaria, sobre todo por razones económicas para preservar todos nuestros montes y terrenos comunales de la invasión de los ganados vecinos, que venía en perjuicio de los nuestros. Además, en la mayoría de las ocasiones, se resolvía el conflicto en forma de concordia entre los cabildos colindantes. Así, en el siglo xvi, los puntos más conflictivos del arroyo de Chiclana, límite con el término de Alcaudete, y los pocos terrenos que nos dividían con el de Martos y el de Valdepeñas, se resolvieron de modo pacífico con un acta de concordia entre los dos cabildos sin necesidad de apelar a la Corona ni esperar un fallo judicial de la Real Chancillería. Como el nombramiento de los corregidores era anual, generalmente se visitaban los términos cada año, e, incluso, se mantenía la obligación a pesar de la prórroga del mandato. Para ello solían formar una comisión, que era nombrada en una sesión del Ayuntamiento, integrada por el corregidor o el teniente de corregidor, generalmente, el alcalde mayor, dos regidores y un jurado, el alguacil, tres o cuatro guardas de campo y dos arcabuceros, acompañados de un escribano que levantaba acta de todos las inspecciones. También hubo ocasiones en las que intervinieron el síndico y los medidores de tierra. Visitaban el recorrido a caballo y, por los lugares más inhóspitos, lo hacían a pie o enviaban a los guardas tras el juram ento de decir la verdad. En Alcalá solía prolongarse durante cuatro o cinco días el recorrido del perímetro de toda la comarca que abarcaba hasta el siglo xix la villa del Castillo de Locubín, Frailes y, como es lógico, el actual término de Alcalá la Real. Durante la inspección, comprobaban los testigos del término que, en la mayoría de las ocasiones, coincidían con un accidente geográfico (el cauce del río, la cumbre de una montaña, un barranco, un camino...) o un testigo histórico (una torre, una venta, una fuente...). No obstante, los tramos intermedios se marcaban por medio de elementos significativos como encinas, fresnos, corcojales, espinos, lagunas y cualquier amontonamiento, que eran presididos por una cruz, elevada con una mata de ramaje y tierra. Ésta suele predominar en los límites del antiguo reino nazarita. Mojones, mojoneras y guías son los elementos de la delimitación. Se mantuvo el número de ciento cinco hasta que el 1596 se realizan otros nuevos, alcanzando el dígito de ciento venticuatro. Por la noche, o según las circunstancias lo requerían, pernoctaban en ventas y cortijos. Así, solía iniciarse en el punto de la Rábita, donde la venta que ya existía a finales del siglo dieciséis les servía de alojamiento nocturno y si avanzaban en mayor recorrido lo hacían el cortijo de Santamaría. El siguiente punto de parada era el Cortijo de los Frailes de Cartuja en el Menchón. En la cortijada de Frailes solían detenerse por la noche para afrontar los terrenos abruptos de su sierra. Y, por último, tras la visita de la H oya Bermeja, se alojaban en el Castillo de Locubín. Regresando el último día, generalmente el quinto, desde el arroyo de Chiclana a Alcalá. La dirección del recorrido era dirección Norte hacia el Sur para finalizar en sentido inverso, en el punto de salida. Tan sólo, una visita hemos constatado que se iniciara en la zona de la comarca granadina (2). Deberían haber sido significativas todas las visitas correspondientes a la fase del repartimiento de términos, las posteriores a la conquista del Reino de Granada, con el que posteriormente existirán algunos momentos de conflicto por la zona de M odín, e, incluso, en el reinado de los Reyes Católicos. Sin embargo, tan sólo se conservan completas en el archivo alcalaíno las correspondientes al siglo xvi y posteriores. A una de ellas nos vamos a referir porque debieron servir de momento final de los conflictos anteriormente enumerados y demuestran la constatación de un término asentado y perfectamente definido. En concreto, el diecinueve de octubre de 1568, por orden del corregidor Gómez de Mesía, el alcalde mayor y lugarteniente licenciado Francisco de Tellez, emprenden la visita, acompañados de los comisionados siguientes: los regidores Baltasar de Aranda y el alcaide don Pedro de los Ríos, el jurado Diego Felipe y el escribano Alonso de Castro. Forman también la comitiva, el alguacil mayor, Pedro de Carranza, los guardas de campo Hernando López, Diego Martínez Padillo, Pedro de Ribas y Juan Alonso, y los arcabuceros Francisco García Gallego y Martín García Gallego. Inician la visita y su posterior amojonamiento o renovación desde la Rábita en dirección al término de Priego para finalizar por la delimitación con Alcaudete. La operación es sencilla, auscultación de los testigos, renovación y refresco de los mojones y levantamiento de acta de cada uno de ellos. El término de Alcalá venía marcado por estas fechas por ciento cinco mojones que vamos a describir, aunque futuras futuras se acrecentó para delimitarlo mejor de otros términos.

(1) AMAR. Libros de Cabildos de 1568 en adelante. Título de nombramiento de corregidor de cualquier año. BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

 

 

 

PRIMER DÍA (Martes 19-X) I. El día diecinueve comienzan el itinerario, una vez que llegaron a la Rábita, término de la ciudad de Alcalá la Real. Allí visitaron el primer (2) AMAR. Caja 18, pieza 14 y 13. Los amojonamientos de visita de términos de los lugares circunvecinos antiguos y modernos. Corresponden desde 1568 hasta 1611. BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES mojón y lo renovaron.

 

 

 

 

PARA EL DÍA DE  LA RÁBITA

Se localizaba donde «está antiguamente el puntal de la Sierra de San Pedro junto a una peña». Años más tarde le llaman M ojón de la covezuela.

 II. Sierra abajo, los miembros de la comisión visitaron el segundo mojón «que está a derecho del de arriba del puntal el cual se renovó con piedras y tierra», el sitio exacto era «Junto a la Sacedilla y se dice el M ojón de las Madrigueras».

III. Yendo a campo atraviesa, se acercaron «hasta la fuente de la Sacedilla, donde está otro mojón que parte el término con esta ciudad y con la villa de Alcaudete» el cual, renovándolo, es el tercero.

IV. Más adelante del anterior, visitaron «otro mojón que se dice de la Fuente Blanquilla en derecho del Cortijo de Lucas López M ontijano que parte el término de esta ciudad y la villa de Alcaudete».

V. El quinto mojón se ronovó con piedras, tierra y retama y estaba situado un poco más adelante «delante de la Fuente Blanquilla junto a las tierras que solían ser de Luis Carrillo Valdivia y del dicho Montijano».

VI. Avanzando se encontraron el sexto que se llamaba de los «A tochares que parte el término de esta ciudad con la villa de Priego» renovándose con los mismos elementos

. VII. Siguieron por un barranco adelante y visitaron el séptimo que le «dicen del Encinilla del Barranco».

VIII. El octavo, bajando el barranco, es el «de la Haza del barranco los Tiembles que alinda con el arroyo del Salado entre la dicha ciudad y la villa de Priego» que lo renovaron como los anteriores.

 

AQUÍ ACABAMOS

IX. Marcharon desde el mojón del arroyo del Salado arriba hasta que dieron con «el noveno mojón que está junto a al Camino que va de la dicha ciudad a la dicha villa de Priego», por ser terreno abrupto se renovó sólo con tierras y piedras. X. El décimo de la visita fué «el que se dice el de Escaleruela donde a la mano izquierda como iban visitando está el dicho mojón» donde se hizo la acostumbrada renovación de materiales y plantas.

XI. Fueron visitando la dicha mojonera por el camino de los Playeros y encontraron el «que se dice del Carrizalejo y Gamonares que alinda entre la dicha ciudad y la dicha Villa de Priego, era el undécimo, por ser terreno de calma, tan sólo lo marcaron con tierra y retama.

 

. SEGUNDO DÍA MIERCOLES 20

-X De nuevo, los mismos miembros de la comisión emprenden el amojonamiento y renovación de ellos, siguiendo por el mismo lugar y camino del Carrizalejo y, correspondiendo el primer mojón al número: XII. Se llamaba «el mojón de las Lanchas de los Buhedos» renovándose y servía de límite entre la ciudad de Priego y la de Alcalá.

 XIII. Siguieron el camino adelante hasta llegar la décimo tercero que llamaban «el mojón de encina de los Carrizalejos encima el Cerro Bermejo», haciéndose lo mismo que en los anteriores.

 XIV. Continuaron el camino hasta llegar al mojón «Del Espino que parte los tres términos el de la dicha ciudad de Alcalá la Real y villa de Priego y la ciudad de Granada». Parece que, por ser límite de ciudades, se hacían visitas fijas a las mojoneras conflictivas; constatando que estaba ya visitado, no hubo que renovarlo sino tan sólo refrescarlo en sus ramas y tierras.

XV. Adentrándose ya en terreno limítrofe con Granada, visitaron otro situado más adelante del anterior, en Valdegranada «que alinda con el término de la dicha ciudad de Alcalá la Real y la de Granada y se dice el mojón de la Ventilla Quemada junto a la Fuente el Adoradero que está en un quejigo». Por ser un árbol el testigo, se hizo una cruz y se remarcó con piedras y retama.

XVI. Por este lugar de visita se mantiene la labor de refrescar las mojoneras, porque se asegura que lo habían visitado este año, como marca el decimosexto mojón «en el camino de Granada que se dice el mojón de las Lanchas entre esta ciudad y Granada».

XVII. Así se describe el decimoséptimo: «item se visitó otro mojón por los dichos señores donde cruza el camino viejo que va a Montefrío que linda entre esta ciudad y la de Granada que está en un robre en que se refrescó una cruz que estaba fecha de nuevo y se refrescó con tierras, rama e piedra». En los años siguientes constataron que estaba cortado y pusieron piedras y ramas.

XVIII. Otro mojón, hecho sobre un roble, al que se renovó con una cruz, estaba colocado «junto al arroyo donde viene a dar el agua a la Fuen­te la Piedra», lindando con el término de Granada y se le pusieron de nuevo piedras y ramas. Era el decimoctavo.

XIX. Siguiendo el camino hacia delante, que estaba debajo de la fresneda, el décimo nono se encontraba en el troncón de un roble. Años después debió desaparecer, aunque esta vez se renovó con tierras y piedra.

 XX. Por el mismo camino, llegaron al vigésimo mojón «que se dice de la Vera de los Bramaderos que está en un espino “ situado” junto al arroyo de los Bramaderos». También lo renovaron.

XXI. A partir de éste continúa la mojonera por el camino hacia adelante y se llega «hasta dar en la Boca de la Cañada Damar e junto al agua a la pasada se visitó otro mojón que está en un frexno», donde se refrescó una cruz que era antigua y se pusieron piedras y ramas

 

VENTA DE BRAMADEROS O AGRAMADEROS, UNA VENTA EN EL CAMINO.

 

LA VENTA DE AGRAMADEROS

 

 

 

 

          -Oh, pastor de zamarilla,

Híncate aquí de rodillas

Que te voy a confesar:

¿Cuántos panes te has comido?

-Un costal de rebanás,

Un panete y un rosquete

Y un borrico hecho tajás,

Y la ubre de una vaca,

 Y los sesos de un lagarto,

 Y todavía no estoy harto

Porque quiero comer más

          (Dolores Contreras Peña, de la zona)           

 

 

Comentamos en el autobús que su nombre  del término es también Valdegranada y  procede  de  ser una zona – cuenca  de un arroyuelo del término alcalaíno que limitaba entre los montes  de Granada  Situada a 16 kilómetros de Alcalá la Real, en la parte sur occidental  del término municipal,  es limítrofe con las provincia de Granada y  Córdoba, en un sitio  de cruce de caminos que proceden de Montefrío,  Íllora, Tocón, Priego, Almedinilla, donde se colocó una antigua venta  para vender ganados  que se ataban  en los Bramaderos. De ahí el nombre Venta de los Bramaderos, hasta llegar al actual de los Agramaderos

Su hábitat es muy disperso, pero la carretera agrupó a muchos vecinos  a partir de la posguerra. En esta aldea nace el río Palancares, un arroyuelo que desembocaba en  el río de Frailes. Es una tierra de gran calidad y muy estimada por su producción de cereales, en tiempos de Madoz se estimaban mucho sus garbanzos. El encinar  era típico de mediados del siglo XIX, pero, poco a poco, se fue imponiendo el olivar y cerezo. 

Era un lugar de descanso en la venta para los antiguos comerciantes que  venía de Málaga por el  camino de los Playeros de Málaga y se adentraban en la Campiña cordobesa, o tomaban el camino de  Úbeda.

El Centro Social, la ermita y algunas  viviendas rurales destacan entre ellas el camino de la Matanza, la Peñuela, Cañada Ámbar

 

          Sus viviendas rurales más importantes procedían de cortijos de propios o de la ciudad que pasaron a manos privadas en el siglo XIX:

                    -Zapillo.

                    -La Cruz.

                    -Fuente de la Piedra.

          Y cortijos particulares o de entidades religiosas:

                    -el de las Monjas

                    -La Loma.

-Blancares

                    -Alamoso Alto y Bajo

                    -Agramaderos 

Leyendas,

 

LA DE LA CAÑADA ÁMBAR, hace referencia a unas tierras que eran de un señor  musulmán ( Granada y Jaén) y su castillo en Venta Quemada se comunicaba con  el de la Peñuela.

LA DE  CORTIJO DE LA PIEDRA. Una encerrona de unos moros  a una comitiva de  cristianos que acompañaban a la mujer de Pedro de Aranda..

    y la  de los Animeros.

 

 COMPROBAMOS EL PARTIDO DE VALDEGRANADA, SU HABITAT DISPERSO ABANDONADO 

 

Han cambiado los tiempos de la distribución e importancia de los diversos partidos de campo, aldeas y núcleos rurales. Este es el caso de las Peñas de Majalcorón y el de Valdegranada, que apenas se cita par denominar estos lugares, Así y en otros tiempos, las Peñas eran más importantes que la propia Venta de los Agramaderos. Pues, hay noticias de que, en época árabe, este asentamiento se le conocía como Mary Al-Qurum, de donde procedía el nombre de Majalcorón. Se cuenta que el poeta Ibn Jatib comentó la anécdota de que en 1.129 pasó el emir almorávide Tasfin ibn Alí por aquí y  le llamó Prado de los Cuernos “Mary al Qurum” . Se burló de un acemilero de su escolta diciéndole “que ese prado era suyo, a lo que respondió muy enfadado el acemilero que ese prado era suyo, del emir, y su padre”.

 Su hábitat ofrece cierto atavismo cercano a este tiempo musulmán. Sus antiguas viviendas denotan un aspecto semejante a los diseminados de parajes de las Alpujarras. En la edificación de las casas se utilizan piedras erosionadas de la misma peña.

 

A principios del siglo XVII, el campo de Alcalá la Real (Jaén) se dividía según el trayecto de sus ríos y caminos para formar las aldeas pertenecientes a su término, una de las zonas es la que comprendía el territorio entre el Palancares, Peñuela, Cantera Blanca Chaparral de Nubes, Bramaderos, Alamoso y Valdegranada. Más específicamente, unos años antes de realizar el Catastro de la Ensenada, Valdegranada contaba con 60 vecinos o familias, que vivían en chozas, y en 1842 se censaron 334 personas.

Curiosamente, hace más de un siglo, cuando Madoz escribió su Diccionario, el partido de Valdegranada ocupaba la parte suroriental del término de Alcalá la Real. Era un núcleo rural formado por un gran número de cortijos y las casillas y calle de Las Peñas de Majalcorón. Se denominaba Val de Granada, (val, apócope de valle) o Valle de Granada y así nos la describe Madoz: Aldea de la provincia de Jaén; es uno de los 12 partidos de campo en que está dividido el término de la ciudad de Alcalá la Real ( el V en su diccionario), a cuyo partido y abadía corresponde,  y dista de ella 3/4 de leguas al SO. y tiene una poblacioncita llamada Majalcorón. Situada bajo de un tajo que se denomina Peñas de Majalcorón. No forma calles y tiene diseminadas 10 casas por lo general habitadas de gente pobre y j o r n a l e r a; se cuentan, fuera de e s t a s ,  43 cortijos, de los que los principales son la Cruz, Zapillo, la Loma, Alamoso alto, Alamoso bajo, Cerro Gordo, Blancares, Parra , Fraile, Agramaderos, Monjas y el Maestro. Donde se separan los términos de la ciudad de Alcalá la Real y los de Priego y Montefrío se encuentra una ermita al Norte del partido; y en la parte opuesta del mismo, o sea al Sur inmediato a una venta llamada de los Agramaderos está el nacimiento del Paloneares que en su origen es un arroyuelo insignificante. El terreno del partido, sobre todo la parte inferior, es de superior calidad, y son muy apreciados los garbanzos que en él se c r i a n; también hay algunas encinas y pocos olivos”.






Asentado este partido de campo sobre la vertiente sur del monte de las Peñas, a una altitud de 1145 metros y al abrigo de los vientos del norte, es una zona muy adecuada para los cultivos de secano.  

En 1911, este partido estaba habitado por 657 personas y con 152 edificios la mayoría eran cortijos. A mediados del siglo XX, comenzó su dispersión y su decadencia, se fue despoblando. Majlacorón, y, a pesar de la mejora de sus nuevas vías de comunicación, quedó situado a 14 Kilómetros de Alcalá la Real, por la entrada del camino de la Hortichuela y, algo más lejano, por el cortijo de la Cruz. Por sus diversos caminos se contemplan los cortijos del Sapillo y Fuente de la Piedra, el Alamoso y las ruinas de Aldea Quemada. Su hábitat es muy pequeño y hay numerosas viviendas rurales, que sig

 

 



uen utilizando las piedras erosionadas de la Peña.  

Se encuentra en el límite con la provincia de Córdoba, por el camino de los Playeros.  En el cortijo de la Cruz, se separaba el término de Alcalá la Real, Priego y Montefrío, y allí existe actualmente la misma ermita, hoy día sin culto. Fue un punto de demarcación de términos y puesto militar en la Guerra Civil. Hoy este se encuentra un trayecto más bajo. Apenas quedan vecinos ni cortijos.

En medio de un paraje bellísimo, la ermita y algunas casas de turismo rural y de segunda vivienda se alzan como testigos de un partido de campo que era de los más diseminados y poblados. Y, hoy se hace eco de este canto animero y lastimero de estas tierrasA las ánimas benditas/   No hay que cerrarles las puertas, /se les dice que perdonen/ y ellas se van tan contentas. / Dales por amor de Dios/ limosna de caridad/a las ánimas benditas,/que Dios os lo pagará.


PARTIDO DE CAMPO DE LA HORTICHUELA Y SUS AGREGADOS










No respondía la división administrativa de las aldeas en los siglos anteriores a la del territorio actual. Ni era la misma configuración geográfica, ni la delimitación de terreno. Respondía a un criterio de distribución y reparto administrativo para llevar a cabo la labor de los padrones y censos, lista y levas de soldados, servicios varios, entre ellos los religiosos. Se partía de caminos radiales que salían de Alcalá la Real hasta final  del término municipal y los límites con otros términos . Se valían  de las manillas del reloj comenzando por el del Palancares. El de la Hortichuela  y sus agregados partía del camino viejo de  Montefrío, desde el partido de campo de las Caserías que legaba a la Cañada del Membrillo, llegaba hasta las tierras de Montefrío, seguía por el camino de los Playeros y límite con tierras prieguenses y granadinas y  giraba por el Puente Suarez hasta llegar a la Fuente de la Encina y, de allí a la Cañada del Dornillo, incluyendo los Gayumbares, Pilas de la Fuente del Soto, la propia zona de la Hortichuela, algunos bienes de propios, Fuente de la Encina, Majalcorón, el Allozo y otros. Difiere con el actual  en algunos territorios. 
En su mayoría toda su gente se dedicaba al sector primario, no existía ni uno de oficios ni de servicios. Predominaba una nueva figura, la de los Labradores,  ( de dos tipos, jornalero arrrendadores de tierras rentistas de hidalgos y bienes religiosos y de propios, y  con bienes de algún cortijo propio, los menos); en segundo lugar so frecuentes los vecinos jornaleros que habitaban en chozones, cuevas y  casas de retamas, y vivían del jornal, alguna tierra arrendada y muy pocos con algunas fanegas;  las viudas suelen proceder de los labradores que mantienen el arrendamiento de tierras junto con la ayuda de sus hijos labradores.  No se puede confundir labrador con campesino, pues estos labradores son más bien arrendadores, que con el paso del tiempos se hicieron con propiedades de los cortijos que labraban o se turnaban el arrendamiento de los cortijos de los rentista y de la ciudad. 
Las viviendas forman un hábitat diseminado, aunque hay varias zonas que concentran algunas caserías o cortijos como las de La Hortichuela ( junto el camino de Majlacorón y cercanas al Portillo de las Carretas ),  y la Fuente del Soto. En la zona hay cortijos de rentistas foráneos de Alcalá , de hidalgos alcalaínos y de los monasterios trinitarios ( sobre todo ) y de las dominicas y e propios, uno denominado de Majalcorón y algunas tierras de los Gayumbares. Responde al repartimiento de reinados anteriores, sobre todo, los Cortijos de los hidalgos, que se transmitieron desde los primeros caballeros ( de Alfonso XI ), y otras tierras de repartimientos de tiempos de Carlos I y Felipe II. El terreno es de sembradura, monte y un pedazo de huerta en torno a la Fuente del Soto. La roturación de los campos y el asentamiento de los vecinos con su consiguiente traslado desde las calles del valle de la ciudad hasta estos nuevos territorios, logró que se formara el partido del campo desde el siglo XVII en adelante, aumentando la población con el repartimiento de tierras de Carlos III y las posteriores desamortizaciones y compra de terrenos por los nuevos labradores. Pero en el siglo XIX, ya existían nuevos partidos de campos y nuevos núcleos rurales. 

 Este es el caso de la Hortichuela, uno de los doce partidos de campo que recogía el diccionario histórico-geográfico de Madoz, simplemente un refrendo de aquellas divisiones administrativas de índole local para el pago de impuestos, guarda de montes y tierras privadas y comunales, reclutamiento y levas, y disfrute de servicios religiosos. Hace más de ciento sesenta años se componía de 103 casas en un hábitat de los más dispersos que comprendían el municipio alcalaíno. Citaba este autor los siguientes cortijos de tejaParreño, Portillo de las Carretas, Domínguez, Jabalquinto, Flores, Churro, Álamos, Laguna, Rincón, Retamales, Gayumbares, las Monjas, la Chinche, el Pedregal, Donadío, la Cuesta, Cadimo, Nuevo, Loma del Carril, la Memoria, la Reja, Carvajal alto, y bajo, Aguilerica, la Zarza, Citora, las Monjas, Cerro de la Cruz, Huertas, Fuente del Soto y el Hospital. Todavía no le habían alcanzado a este partido la roturación de los campos ni las consecuencias de los terrenos desamortizados con el repartimiento de las tierras comunales, dando lugar al nacimiento de muchas más viviendas rurales. Los nombres de los cortijos recuerdan parajes donde los labradores vivían como  Aguilera, Flores o Domínguez, o se resaltaba que labraban tierras de hidalgos, descendientes de los conquistadores de Alcalá o de hacendados de otros lugares que lo habían recibido de compraventa o por herencia como los granadinos Carvajales o Cadimo. Otros eran, tierras municipales que hacían referencia a tierras hoy de olivares y, en aquellos tiempos,  un monte bajo, lleno de la verde  retama o de la amarillenta gayumba,  y entre terrenos pedregosos. Y, no escaseaban los provenientes de las instituciones llamadas de las manos muertas, que luego se desamortizaron, cono los de La Memoria, las Monjas o el Hospital, -de seguro del Dulce Nombre de Jesús-. Y, en el resto de los otros cortijos, el accidente geográfico o motivo histórico artístico les dieron el nombre como las Huertas, La loma, la Cuesta o la Cruz.



LA VIÑÚELA

Se encuentra en tierras de Almedinilla, cerca de un asentamiento anterior íbero, junto a la fuente de su mismo nombre. Está constituido por un cortijo y una ermita, que se remonta  a la segunda mitad del siglo XVIII. Preside la Virgen de la Cabeza, una pequeña imagen de la posguerra donada por la familia propietara. En la ermita destaca el armazón rural del tejado con las tijeras y vigas de sosten bien visibles. Un cuadro de San Pablo destaca en el hastial junto con otro de Cristo resucitado. Tiene sacristia , planta de cajón y y una puerta de un recio portón. Una cruz preside delante de la iglesia mal recompuesta entre los brazos y el árbol. Una era colateral presidía la fiesta, que se celebra el ocho de septiembre, día de la Natividad de la Virgen,

 

 






LA GENTE DE LA FUENTE DEL SOTO

 

 









El núcleo actual de la  Fuente del Soto se encontraba en torno al venero o fuente y el arroyo que surgía de él y del arroyo del Salado. De las pilas y de su fuente le viene la primera parte de su nombre; y, en segundo lugar, Soto hacer referencia al soto, zona boscosa. de árboles, maleza, arbustos y plantas en torno a un manantial o arroyo, en este caso el nacido de la fuente.  En torno suyo, se encontraban el  cortijo importante fue el de la capellanía del baenero don Francisco de Valenzuela, de don Fernando Carvajal, conde de Humanes, del presbítero don Pedro de Góngoras  y varias huertas y tierras de labor e inútiles de monte. 

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