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viernes, 31 de agosto de 2018

EN ALCALÁ INFORMACIÓN DE HOY, LA CALLE DE UTRILLA


CALLE UTRILLA, UN ANTIGUO CAMINO PECUARIO
El damero de Alcalá Moderna, entre cardos y decumanas (calles perpendiculares y paralelas al Llanillo desde el reinado de los Reyes Católicos), se rompe por el camino pecuario que se dirigía a los Molinos de Huéscar (que era como se denominaba el río y la zona molinera de las Riberas) y a Frailes a través de esta calle. Algo destartalada, sin una anchura uniforme en su calzada, pero amplia para el paso del ganado entre viñedos, huertos, solarines llenos de alcachofares, parras de viña y algún que otro frutal.
 Recibió el nombre de Miguel de Utrilla, un accitano que comerciaba el ganado entre los Montes del Sur de Jaén y las tierras granadinas. “Quién sabe si no debió ser su primera entrada por esta travesía que enlazaba con el camino de Guadix y transportaba el ganado vacuno a las Sierras Granadinas en las estaciones de su privanza   de pasto en Sierra Morena”. Lo cierto que Miguel se afincó en la ciudad de la Mota y vivió en una casa de este vial. Pronto alcanzó el grado de jurado por los años ochenta del siglo XVI, y, posteriormente un cargo de regidor. A partir de estos primeros miembros de la familia Utrilla, sus descendientes siempre estuvieron presentes en el cabildo alcalaíno hasta el siglo XVIII y ocuparon puestos relevantes del cabildo eclesiástico. La calle siempre conservó el nombre de Utrilla, salvo en la Guerra Civil, cuando lo cambió por el de comandante Tapia, pero popularmente siempre mantuvo esta nomenclatura hasta la actualidad. 
Esta calle destaca, en su primera sección, desde el punto de vista urbanístico, donde siempre se levantaron casas de hidalgos, funcionarios y sujetos de la burguesía alcalaína, entre ellos los Valenzuela, los Benavides, los Canos, y los Fernández de Moya, en cuya casa se albergó desde el segundo decenio del siglo XX el convento trinitario de Nuestra Señora de los Remedios; un lugar que mantuvo una escuela infantil ·La Inmaculada Concepción, hasta mediados del pasado siglo. Allí, tuvieron la suerte de aprender las primeras letras de la mano de las monjas, muchos sesentones de la actualidad y recuerdan cuando fue ampliado por los años sesenta con las donaciones de devotos alcalaínos, entre ellos doña Clotilde Batmala Laloya; curiosamente, este edificio en los primeros momentos de la Guerra civil se transformó en un cuartel de soldados milicianos.
En este primer tramo, vivieron las familias García de Negrete, los Miqueu y Camy, emigrantes de origen francés que alcanzaron puestos administrativos y de la medicina local, sin olvidar la familia Rosales. Todavía, se conservan entonando su canto de cisne las casas modernistas y requiriendo una propuesta patrimonial.
El segundo tramo se recuerda por el pilar, que se levantó a finales del siglo XVIII, con el nombre del Tesillo y se mantuvo hasta la segunda mitad del siglo XX. Se ha remozado en algunas viviendas hidalgas y otras albergan nuevos vecinos en unas casas remozadas por los años ochenta. Se ubicó una residencia social que se mantuvo hasta tiempos recientes.
 El tercer tramo, acababa en la Cruz de los Moros o de los Valencias, donde se colocaba una puerta de salida de la ciudad, que jugó un gran papel en tiempos de guerra o epidemias. En el siglo XX, vivió una ampliación con un nuevo sector que conectaba con la Corredera y albergaba la manzana de la Casería de los Valencias. Curiosamente, la vecindad conserva en mejor estado sus viviendas-
Existieron muchas tabernas en esta calle, y destacaba la de Canovaca, con sus ricos callos. Desde hace tiempo, se ubicó el Salón del Trono de los Testigos de Jehová. 
A esta calle desembocaban todos los viales que procedían de la Torres Bermejas (Zalamea, Pintor, Juan Jiménez, Pajarejos), y se comunicaba con las de Fuente Nueva, Monjas, y Marines.
La calle Utrilla es un testimonio de la Alcalá actual, patrimonio y nuevas urbanizaciones, rehabilitación de casas hidalgas y casas de vecinos, agrícola y de servicios, de fachadas blancas y de balcones variopintos.  Trazo pecuario y entre el asfalto y el cemento. Cantones y estrechuras. Y, sobre todo, acceso al parque periurbano de Los Llanos en la sociedad del ocio.  

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