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martes, 13 de mayo de 2014

HACIA LA ROMERÍA DE SAN ISIDRO V.


 

LAS CASERÍAS DE SAN ISIDRO

 

(SIGLOS XV Y XVI)

 

           
Hemos desarrollado la historia peculiar y el hábitat de la zona correspondiente al partido de campo de Las Caserías en el momento y tras la fundación de la ermita dedicada a san Isidro. Pero, en esta ocasión, le vamos a dedicar unas pocas letras a los siglos anteriores a este acontecimiento, Iniciamos su descripción basándonos en el Libro de Veredas de 1577, que recoge  todos los movimientos de repartimiento de tierras  y delimitación de las zonas públicas y viarias desde la conquista de la ciudad.

 

            ZONA DESDE LA FUENTE CHINARES HASTA EL CAÑUELO

 

            Una vereda, con mucha anchura,  se adentraba hasta una zona montuosa, porque no se podían entrar los vecinos en ella, “que es monte bajo, todo nacido en peñas, que no se puede labrar, y este llega hasta lo que le quitaron al licenciado Ocaliz, desde aquí a la entrada de la fuente del Frexno”. Esta fuente se denominará posteriormente de Chinares y existía un gran descansadero de animales. Desde aquí, se dirigía la vereda hasta la fuente del Cañuelo, rodeada de tierras de los descendientes de los conquistadores de Alcalá (familia  de Contreras, -Pedro, Núñez de Contreras, Fulano, Hernando-, o Gonzalo de Aguilar),

Además de la vereda, existía un camino desde el Cañuelo que se dirigía desde la fuente de la Fuente del Conejo a la torre de Gibralquite y desde allí a la Hortichuela.

En torno a este camino, se llevó a cabo un gran repartimiento de tierras en tiempos de Carlos I, sin afectar a los terrenos de la Fuente y a la vereda, que alcanzaba una anchura de 12.20 metros aproximadamente.

Y, además, existían dos fuentes con sus correspondientes albercas y descansaderos de animales. En concreto, este libro de veredas las llaman fuente de Frexno alta y baja”, y lo afirman con estas palabras:

“ sale de este pedazo de vereda que atraviesa la cañada y entra en la dicha fuente, de la cual vereda hace mención el libro del repartimiento, el la hoja 170, plana primera, pero no le pone allí medida, ya sí en la visita `pasada se amojonó como estaba entonces, por lo más angosto, y se hallaron cuatro estadales, los cuales se mandan guardar de aquí en adelante, y sin perjuicio del derecho que esta ciudad tiene a pedir a los vecinos, lo que pareciere que le han quitado a este pedazo de vereda, así que esta vereda de los cuatro estadales; se junta con la que habemos dicho de los cinco estadales poco más abajo de la dicha fuente en la misma entrada de su abrevadero y descansadero, que por pleito a Gonzalo de Aguilar siendo corregidor el dicho licenciado Cabezas, que se había entrado el dicho Gonzalo de Aguilar(…) y acaba esta dicha vereda, ya que esta dicha fuente ya está en el baldío de la Cañada del Membrillo; y esto se entiende de la Fuente del Frexno Alta, porque más debajo de esta, obra de cien pasos, poco más o menos, esta otra fuente junto a una alberca que está en lo que dicen de Ocaliz que le llaman del Frexno, esta entra en el pedazo de tierra que dijimos se le quitó al licenciado Ocáliz(…) esto se dijo para se visiten estas dos fuentes, porque no le la vuelva nadie a tomar, que entre ellas no hay tierra ninguna de particular, sino todo común y concejil”.

 

ZONA DEL CAMINO DE PUERTOLLANO HASTA LOS CAMINOS DEL CASTILLO Y ALCAUDETE

 

Existía un camino  que salía desde la fuente de  la Tejuela hasta el descansadero o ejido de Puerto Llano, (prácticamente la actual carretera) y, en torno suyo,  salían otras veredas. La principal, unos 24 metros y cuarenta centímetros, que  salía del paraje de los Loberones, junto una alcantarilla, seguía junto al arroyuelo y la fuente de la Blanquilla y atravesaba otras alcantarillas hasta dar con otra que bajaba del camino del Villar de los Ballesteros  ( cortijos del Villar), para después encaminarse al ejido de Puertollano juntándose con el camino de la Tejuela, Rodeaban tierras de sembradura a esta vereda y varios cortijos, el de Muñoz y Rodrigo Cano En este momento se une con el  camino del Castillo y, a poca distancia, se deriva hacia el de Alcaudete a través de el barranquillo.

 

Desde la sierra de la Acamuña, bajaba una vereda hasta el ejido de Puertollano, tierra común y concejil, que servía para apacentar los ganados y tenía cerrada la entrada por haberlas invadido los roturadores, que las debieron a abrir, para que “pudiesen salir y bajar a beber a la fuente y pilar que está en el dicho ejido de Puertollano y porque en la dicha sierra de Acamuña no hay ninguna agua”.

Además el final de la vereda de los Loberones se introducía por la sierra hacia la de San Pedro y se cruzaba por los caminos de Priego a  Castillo y el del Alcahuete, en te4rrenos de viñas.

.  Más abajo por caminos que se adentraban hasta el Castillo de Locubín, aparecen tierras de las familias de los Aranda, Montijano, Cristóbal Gallego, personajes de los primeros tiempos de Alcalá.

 

ZONA DE LA FUENTE DE LA MORALEDA

 

            Este punto era el  centro neurálgico de la zona de las Caserías, porque, desde allí salían varias veredas y era el paso obligado del camino real de Alcalá a Priego. El primer camino que subía desde el puente del Castillo hasta la Pasada Baena, lindando con el arroyo del Guadalcotón y la Fuente Nueva; desde allí se bifurca en dos: uno hacia el pilar de la Moraleda por el camino de Baena  adentrándose en las Albarizas y volviendo al pilar;  y otro hacia el portillo de Valenzuela. Otro camino se adentraba y salía hacia la Fuente del Sabuco, de alto valor medicinal para los vecinos y uso público, y un tercero que se revolvía hacia la Pasada Baena. Pero estos serán objeto de comentario de próximos artículos.

 

El pilar de la fuente de la Moraleda era una zona que se componía de varias partes.

-el propio pilar.

-el abrevadero que tenía una extensión de una cuerda de 10 estadales (320 metros)

-una entrada, de la misma anchura.

            (Continuará)

Francisco Martín Rosales

 

 

 

 

 

SAN ISIDRO LABRADOR

CANCIONERO, RELATOS Y LEYENDAS

Domingo Murcia y Francisco Martín Rosales

 

Isidro Labrador,

labrando en su quintería,

y cuando iba al trabajo

iba después del mediodía.

Los gañanes de alrededor

van y le dicen al amo:

—Mire usted, que su criado

 va después del mediodía.

—Si mi criado va tarde

y no cumple con su deber,

no les pido nada a ustedes

 para pagarle yo a él.

El amo cogió el caballo

y se marchó a la quintería

y San Isidro está arando.

Antes de pasar el río

vio dos yuntas de bueyes blancos.

—Buenos días, San Isidro.

—Buenos días tenga el amo.

—Díme de las ganancias

que estarán de tu cuidado.

Isidro cogió la yunta

y ha seguido arando,

y ha visto abrirse tres surcos

habiendo un solo arado.

El amo ha cogido el caballo

y se ha marchado llorando,
 
a decirle a su señora

que su criado era santo.

Que vayan por San Isidro

que en la quintería está arando.

 

De la familia Aranda García. Testimonio claro de la devoción campesina al santo patrono.

 

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