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miércoles, 7 de mayo de 2014

DIARIO DEL RUTERO VIII. EN TOLEDO Y CON EL GRECO


DIARIO DEL RUTERO VIII. EN TOLEDO Y CON EL GRECO

 

 

            Si intensa fue la actividad en  Cuenca, en Toledo  y con el Greco se convirtió en unas jornadas que no dejaron tiempo ni para descansar. Tras pasar por Ocaña- donde comentamos en el Belén viviente del convento de los dominicos-,  de allí a Mora y a Nambroca y, sin darnos cuenta , bajo la buena conducción de José Romero, nos adentramos en la misma ciudad de Toledo. Y, sin esperarnos, soportamos los atascos de un dos de mayo , cuando Madrid, en su fiesta autonómica,  hace su diáspora veraniega y se desparrama por toda España, por las costas, las ciudades patrimoniales y las casas rurales; en esta ocasión  buscando Toledo y el Greco como nosotros. Fue un laberinto de rotondas, desviaciones de calles y dobles recorridos causados por los guardias de tráfico en una manifiesta incompetencia que nos hicieron peligrar las actividades vespertinas hasta llegar a las escaleras mecánicas, por las que pudimos acceder a las calles colindantes a la plaza de  Zocodover y, de allí,  por la calle Comercio al Restaurante Los Arcos, que fue el único comedor  que nos dio una sobria comida sin alcanzar el nivel y  la talla de la buena gastronomía que hemos disfrutado por tierras castellanas. A las cinco de la tarde,  nos acercamos, a través del Arco de la Sangre de la plaza,  al hospital de la Santa Cruz, sede principal de la Exposición de la Celebración del IV Centenario de la Muerte de Toledo, donde la nueva guía Rosario dividió al grupo de la Huerta  y nos presentó una maravillosa muestra de la obra del Greco y su entorno en un edificio que levantó el cardenal Mendoza y muestra reminiscencias   y semejanzas con el Hospital  Real de Granada. Obra del siglo XVI, que sobresale  por su fachada plateresca, el patio y la escalera ejecutados por Covarrubias. La muestra situada en las cuatro naves que forman una planta de cruz han recogido una  visión pictórica  de Domenico Theotocopulos que abarca desde el contexto de su infancia y de la ciudad de Toledo hasta las últimas obras de su mano. En  su catálogo “Esta exposición parte de la actividad del Greco antes de llegar a España, de Candía y Venecia a Roma, con la mirada puesta en su primera formación como maestro pintor en Creta y su paulatina apropiación de los modos occidentales italianos, a la sombra de Tiziano, Tintoretto, Giorgio Giulio Clovio, Miguel Ángel y otros artistas italianos de lienzos o estampas”.

 Muchas de ellas son procedentes de  museos, colecciones y templos nacionales e internacionales .   De su catálogo recogimos  las siguientes obras y su destino:  El arquitecto Andrea Paladio (Copenague, Den - National Gallery of Denmark). Vista de Toledo (Nueva York, USA  - The Metropolitan Museum of Art), San Martín y el mendigo (Washington, USA - The National Gallery), Cristo en la Cruz con dos donantes (París, Fr - Museo de Louvre), San Lucas pintando a la Virgen (Atenas, Gr - Benaki Museum), La Dormición de la Virgen (Syros, Gr -  Iglesia de la Kolmesis)

Tríptico de Módena (Modena, It - Galleria Estense), El soplón (Nápoles, It - Museo di Capodimonte), La Adoración de los pastores (Roma, It - Galleria Nazionale d´Arte antica Palazzo Barberini), La Adoración del Nombre de Jesús (Londres, UK - The National Gallery), San Pedro y San Pablo (San Petersburgo, Rus - The State Hermitage Museum), Retrato de un escultor (Ginebra, Sui - Colección particular), San Pedro y San Pablo  (Barcelona - Museo Nacional de Arte de Cataluña), La Coronación de la Virgen (Guadalupe, Cáceres - Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe), El caballero de la mano en el pecho (Madrid - Museo Nacional del Prado), La Adoración de los pastores de Sto. Domingo el Ant.  (Madrid - Museo Nacional del Prado)

La Anunciación  (Madrid - Fundación Thyssen- Bornemisza), San Sebastián  (Palencia - Obispado de Palencia), Jorge Manuel Theotocópuli  (Sevilla - Museo de Bellas Artes de Sevilla),

 Con la guía, los rutistas pudieron contemplar el proceso evolutivo de la obra del Greco: desde su primera etapa con las pinturas egipcias  hasta su paso por Italia y la influencia de Tiziano y  el pintores venecianos hasta la originalidad y creatividad de su obra alejándose de los modelos clásicos  del renacimiento, la estilización y manierismo de sus figuras, el uso de la paleta suelta, el retrato y autorretrato, la iconografía  religiosa de sus cuadros, la premonición del impresionismo y , sobre todo lo que nos manifestaba el catálogo y  las grandes pantallas del crucero “ Aunque parezca sorprendente, nunca se ha realizado una exposición sobre el Greco en Toledo. En 1902 se celebró la primera muestra sobre el artista en el Museo del Prado y, desde entonces, la figura del pintor se ha dado a conocer a través de exposiciones en el mundo entero, pero nunca en Toledo, su ciudad".

Luego con el  catálogo en mano,  destacamos  tres apartados _ el retratística que fue cuestionado por la similitud en los parecidos “  Pone un importante énfasis en su labor como retratista, la única con la que obtuvo fama y el reconocimiento de sus clientes contemporáneos, incluso a pesar de su contraste con el tipo de retrato vigente en la España de Felipe II. En segundo lugar, el gran conjunto de escenas de Jesús y María, personajes,  santos, apostolado y otros, por los que “ Se presenta al Greco como pintor de imágenes devocionales en España, vinculándose esta actividad con sus estrategias comerciales y su tendencia a la réplica seriada de sus composiciones, así como a la difusión final de las mismas a través de la estampa, medio que le permitía ampliar su oferta y diversificar sus clientes. En tercer lugar, su carácter de humanista renacentista “ Además, en España desarrolló sus capacidades escenográficas evolucionando como artista, de pintor a inventor y pintor de retablos complejos y pluridisciplinares en los que diseñaba su arquitectura y sus esculturas, lo cual le exigió un nuevo aprendizaje, transformándolo en un artista plural .De la mano de Huerta de capuchinos el resto del grupo recibió las siguientes explicaciones: El Hospital estaba destinado a todo tipo de enfermos y a los niños abandonados y se realizó a las afuera s de la ciudad con un sentido muy moderno que se distanciaba de otros que se realizaban más para morir que por la salud. Nos detuvimos en el relieve de la portada , donde se encuentra del abrazo entre Joaquín  y Ana cuando engendran a María. Luego subimos  a la planta alta del Hospital y, visitando las salas del Mueso Provincial de Toledo, se ilustraba del mundo de la cerámica  ( de Talavera, Toledo ), de los artesonados mudéjares y renacentistas,  y una buena colección de pintura de los siglos XVI-XVIII  que se cuelga y ocupa las paredes, entre las que destacamos el cuadro de San José de Alonso Cano, taller del Greco  ( Tristán, su hijo Jorge Manuel…), retablo de Besuguete,  y otras obras platerescas.  

 

 

 

            Una vez alojados en el  hotel Beatriz, que nos ofreció un excelente alojamiento y gastronomía en los extramuros de la ciudad, de noche, el día dos nos dejó agotados con la visita nocturna a la ciudad de Toledo a través de las calles que accedían a Zocodover y la calle Comercio. Hubo quien se atrevió a llegar  y hacer la ruta de San  Nicolás  a través de la puerta del Sol y la mezquita del Cristo de la  Luz y  acceder a la Plaza Mayor y a la catedral  para pasar por la casa de la Hermandad, la plaza del Corralito, y , sobre todo, a los bares toledanos que se hallaban repletos de personas.

El día tres, madrugamos y llegamos a la Puerta Bisagra para visitar el Hospital Tavera, obra de mecenazgo de este cardenal, donde la guía  nos mostró la historia  de este edificio y personaje, para adentrarnos en la sacristía en las obras del Greco, que se resumen:   La Sagrada Familia con Santa Ana, San Pedro en lágrimas, El Cardenal Tavera, San Francisco arrodillado en oración, El Bautismo de Jesús y Cristo Resucitado.

Este fue el principio del maratón del Greco que nos hizo atravesar la ciudad de punta a punta, comenzando desde las escaleras  de  la Puerta Bisagra  para llegar a  la iglesia de Santiago  el Antiguo, tan ligada a nuestro patrón Santo Domingo de Silos por albergar un  convento cisterciense de monjas, donde la huella del santo de Cañas se encuentra en varias imágenes. En sus bancos pudimos escuchar  del guía el  primer contacto del pintor con Toledo para realizar el retablo para la  señora portuguesa María de Silva, compañera de Isabel de Portugal, y  contemplar un templo que albergaba  en su altar mayor  y cuadros de capillas colaterales los cuadros: San Juan Evangelista, San Juan Bautista y La Resurrección de Cristo con San Ildefonso. No pasaron  por alto la  sala capitular, la tumba del Greco, el coro y  el museo del Coro, donde se albergaban documentos relacionados con el Greco, Niños Jesús, obras menores y cuadros de excelente calidad del convento.  Esto sin olvidar el rico mazapán que adquirimos y está elaborado por las monjas. 

De allí, tras la plaza Del comunero Juan de Padilla, por la calle de Santo Tomé y otras llegamos a la iglesia del mismo nombre, donde algunos renovaron sus fuerzas en la plaza con una cerveza y tapa de jamón. En medio de una capilla repleta  de turistas y con colas  en la puerta,  la obra dedicada  al  entierro del conde de Orgaz nos introdujo al mundo medieval  con la paleta renacentista del Greco en una visión de  paso de la vida terrena ( caracterizada con unos retratos de personajes reales  y los detalles de su hijo, la trasparencia del  roquete,  la riqueza de las dalmáticas de los santos,  el movimiento de las manos, la espiritualidad de los rostros )  a la vida eterna simbolizada por la corte celestial que recibe a través de un ángel la llegada del  alma del  conde Orgaz y recogen  con sus manos  los personajes divinos. En medio de  los pasillos que se abrían  de la muchedumbre, pudimos contemplar la obra del hijo del Greco en la iglesia que permanecía abierta.

            Pasamos  por calles estrechas y el bar la Abadía, que retuvo a varios del grupo hasta llegar a la capilla de San José, ermita particular marqueses del Vado y Gandulain por su especial devoción a San José, donde una inscripción latina  colocada en el friso  nos  anunciaba la primera iglesia de San José, con fuertes medidas de seguridad  y en subgrupos pequeños,  pudimos  contemplar  San José y el Niño y  la Coronación de la Virgen..

            De allí al hotel, donde nos esperaba un rico caldoso toledano y un excelente plato de chuletas de cordero  finalizado con un postre  de tarta elaborado por el servicio  de cocina del hotel.

            Por la tarde, sin tregua ni siesta,  otra vez las escaleras  mecánicas nos llevaron a Zocodover  y la calle Comercio para visitar la catedral toledana, sirviéndonos del audio guía. Desgraciadamente la visita quedó mermada por los ensayos y la ocupación del espacio central del crucero, altar mayor y coro  con motivo de un extraordinario concierto vespertino de órganos, cuyo ensayo nos interrumpía las  explicaciones de los más de veinte puntos de la catedral ( estos comenzaban  con la descripción y arquitectos de la catedral y acababan con la famosa custodia de Toledo), a través de los cuales pudimos contemplar  y  descubrir el sentido  y la funcionalidad de las más famosas capillas deteniéndonos en la de don Gil de Albornoz, el Transparente de Tomé, la doble Girola, la sala capitular, (fotografiando a nuestro primer abad en el Episcopologio), el claustro, la descensión, y la salas del museo catedralicio  deteniéndonos en  la obra del  Greco ; el Apostolado y el Expolio  sin olvidar San Pedro en lágrimas, San Francisco y Fray Luis meditando sobre la muerte, San José y el niño, Cristo en la Cruz, y Santo Domingo en oración y el Redentor.

En la capilla neoclásica del Sagrario, algunos asistieron a la misa del  sábado. Tras su finalización, se fueron a degustar los ricos bocadillos de jamón serrano de la calle Comercio y a probar un helado en la plaza Zocodover.  Casi morimos con las botas puestas, porque a las once de las diez de la noche, nadie se quedó para disfrutar de la buena noche toledana sino que subió al autobús, emprendiendo una visita panorámica nocturna de la ciudad pasando por la antigua plaza de toros y la carretera de la ermita  del Valle y los cigarrales, desde donde contemplamos los puentes de Alcántara, San Martín puerta del Cambrón , murallas y puertas de la ciudad , y esta con sus arrabales en penumbra destacando las luces de las calles tortuosas y la iluminación de la Catedral , el Alcazar y otras iglesias importantes como san Juan de los Reyes…i

 

El último día, cuatro de mayo, nos reservó otra visita de la ciudad, que comenzó con una ronda panorámica desde los mismos  miradores del día anterior, pudiendo contrastar la visión nocturna con la  diurna.  A través del puente de San Martín, llegamos a la iglesia de San Juan de los Reyes y con pulsera roja en mano llevamos a cabo la primera visita,  donde explicamos el carácter de monumento funerario  y de capilla real del monasterio, la simbología de la unidad nacional , el gótico flamígero, el retablo de Bigarny y algún que otro Berruguete. De allí, a Santa María la Blanca, donde nos centramos en  el arte mudéjar y las partes de una sinagoga; de esta a la del Tránsito, con el museo sefardí, deteniéndonos en la sala baja y la de las mujeres. Por una cuesta empinada de San Juan de Dios, de nuevo  a  la iglesia de Santo Tomé donde los rezagados del día anterior y nuestras hispanista inglesa  Shiela  pudo contemplar y le explicamos el conde de Orgaz. Sin perder aquel amuleto que nos permitía hacer una ruta de la ciudad por ocho euros visitamos la iglesia de l Salvador con sus restos visigodos,  mezquita y yacimiento arqueológico;  luego la grandiosa iglesia de los Jesuitas, mezcla de estilos y obra arquitectónica del siglo XVIII, donde nos llamó la atención la escena de san Ignacio en la Cueva; posteriormente,  los catorce  supervivientes sin tomar ni una cerveza llegamos a la mezquita del Cristo de la luz, donde comentamos las pinturas románicas las leyendas de los judíos y su Cristo y la del rey Alfonso.

            Nos esperaba  el autobús en las escaleras mecánicas y desde allí, fuimos  a  almorzar  una delicada comida con ensalada especial y merluza al horno más rico postre y café, todo para emprender el regreso a las cuatro de ala tarde.

Tras detenernos en Consuegra y contemplar la mayor concentración de molinos de viento, comprar azafrán y miel y recuerdos, seguimos camino hacia Valdepeñas donde contemplamos el mayor molino de viento del mundo y  tomamos café en la plaza Mayor que preside una gran iglesia y  está rodeada de unos edificios con fachada blanca y ribetes azulones. Tan sólo, unos quesos en Almuradiel  nos hicieron parar  en el final del trayecto salvo un ruido misterio que logramos salvar gracias a la buena técnica del conductor ( a los que estamos muy agradecidos por su buena disposición y afabilidad) y una letanía  imprecatoria que nos introdujo al llegar a la ciudad al último reto de hacer una ruta por un cuadro del talle del Greco en Alcalá. Nadie acudió a la cita y no recibió los caramelos del hotel para resolver el enigma .
 
MUSEOI DE SANTA CRUZ

 CERÁMICA TOLEDANA


 
 ALONSO CANO

 


 EL EXPOLIO

HOSPITAL TAVERA

 

 

 



 

 



 

 


 


 
 SEPULCRO DE DON GIL DE ALBORNOZ EN CATEDRAL DE TOLEDO
 EL EXPOLIO
 

 VISTA PANORÁMICA

 

 CUADROS DEL GRECO


 SANTSA MARÍA LA BLANCA




 COMIDA EN HOTEL BEATRIZ









 CONSUEGRA
 CONSUEGRA


 






 SAN JUAN DE LOS REYES


 VALDEPEÑAS

 


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