Siempre se habla en la Mota de tiendas. De comerciantes, de cereros, boticas, pescaderías, lencerías, telas, hortelanos,,especerías
Era una casa tienda que tenía arrendada en la Mota, lindera con la del barbero Anton García Gutiérrez, y la subarrendaba por lo que quedaba de tiempo de arrendamiento hasta el día de san Juan de 1557. La renta era de 20 ducados. Lo dividía en cuatro pagas anuales.
En aquella tienda de la Plaza Alta, se encontraba con otras tiendas de la ciudad y de particulares; la tienda de la taberna se ubicaba en la planta baja, y en la parte alta la cámara del arrendador para vivir. En esta taberna, dispondía de odres y toneles para servir en las escudillas y vasos, vinos de torrontés blanco, tinto, albillo, y aguapié, y otros vidueños. Los clientes, pasaban los tiempos de tranquilidad en medio del trajinar del comercio de los vecinos. De la Mota, la taberna bajó a los arrabales Nuevos. Por aquel fue tabernero Andrés Hernández Vico. O el francés Pedro Hernández, que se ubicaba en la casa taberna de Juan de Aranda Ménez, laindera con la casa mesón de Miguel González, y la calle Real, en la calle de los Mesones. Pagaba cinco ducados en cuatro plazos a lo largo del año ( A. de Castro 5 de octubre de 1576). Y proliferaron... hasta que el final del siglo XX ,cantaron su último canto de cisne. La taberna, rincón social, lonja de trato, lugar de ocio y juego, odeón de cantos, oficina de empleo, foro político...se esfumó ante las nuevas tecnologías del siglo XX y las grandes superficies de los establecimientos hoteleros y bares.
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