Se paran ante un edificio recién restaurado,
con señales en su fachada oriental de antiguos vítores, que insinúan grafías
del licenciado de Ávila entre otros. Muy de estilo renacentista, de la escuela
de Siloé, y de su discípulo Martín de Bolivar. Se rompe todo el mural con cuatros
ventanales que simulan en sus antepechos
medallones con fechas muy deterioradas y cabezas de personajes, en medio se
alzaba el escudo de la ciudad. Por la parte que daba a la plaza, totalmente se
yergue una facha dade arcos en la primera planta y ventanales en la parte alta.
-En esta plaza, todavía resuenan
muchos ecos de la historia de la ciudad, pues la presidían estas Casas de
Cabildo.
-Hay otros edificios, la Iglesia
Mayor, las casas hidalgas, la casa de la Justicia…
-Sí, pero ellas eran el eje. Pues estaban
colocadas junto a la puerta de la Iglesia y capilla del Deán, y a través de un
corredor o baranda, construido en 1578, desde este rincón hasta la esquina de
las casa, se abrían varias ventanas con puertas de madera de pino; a través de una escalinata de madera que se
hizo en 1576.
-Vayamos por parte-interviene el
asesor-.
-Por una puerta de nogal se
comunicaba con su planta alta dedicada a
las reuniones de los regidores y jurados, su capilla y archivo, iluminada por
unos amplios ventanales, que miraban a la plaza-continua el guía- , y en ella un retablo con su cajón de madera . Toda la labor de
carpintería artística fue realizada por el entallador Martín Pérez
-Su planta baja con los corredores
ocupaban unos soportales de los arcos y
una sala.
-Estaba dedicada para
la audiencia de la justicia en el verano, donde presidia el corregidor sentado en una silla grande de
taracea y se abrían unas ventanas con
sus vidrieras, compradas al hidalgo Serrano de Alférez. Su suelo estaba
enladrillado y solía estar cubierto de alfombras, hasta que se vendieron en
1572 para comprar unos nuevos asientos de nogal grandes en lugar de los
antiguos que eran pequeños. En la parte baja había unos corredores. El suelo
era de ladrillo al principio, posteriormente de losas y se trasladaron los ladrillos al Alhorí.
-¿Era muy lujoso?
-Una silla para el corregidor y
seis bancos sobre un estrado componían el mobiliario del cabildo, obra del
entallador Martín Pérez en 1558. Varios escabeles o tarimas, una mesa, sillas
para regidores era el mobiliario básico junto con un retablo, altar y archivo. Imaginémonos
al corregidor y los dos regidores de turno ejerciendo la justicia con los
acusados en esta sala de justicia del
ayuntamiento en un ordenado recinto de sillas, asientos sin espaldera, bancos,
y un encerado con su tablado donde se colocaban el juez y los dos comisarios de
los regidores para fallas las penas o recibir las apelaciones. A unos
gañanes les caían cien los azotes por la
entrada de su rebaño o piara de cerdos en una heredad de viña, a otros los mandaba al tormento por haber acudido a una hechicera, y los
había que sufrían la horca de manos del verdugo negro contratado de Granada
-Más datos. En las ventanas que se
orientaba daban a la plaza, existían las armas los escudos de las armas reales
y de la ciudad, con su llave, orlada de torres y leones rampantes, pintados en
1570 por los hermanos Raxis y esta parte de los corredores fueron realizadas
por el Maestro Pedro de Alcalá o Monte, un arquitecto alcalaíno que intervino
en Priego, y se fue a Murcia, donde hay huellas de su obra en el Pósito de
Lorca y en la misma capital, sobre todo
en todas las obras de carpintería. Tejado, caballete, ventanas y puertas de los corredores de las plaza realizadas en
1580 y en 1588 acabaron la obra el carpintero Juan Sánchez Montañés y e Lucas
de Pareja, y el herrero Miguel Muñoz.
-Era muy curioso que, antes de entrar a las distintas dependencias se reunían los miembros del cabildo en el patio en torno al brocal del
pozo que estaba sobre un aljibe, construido en el 1556, y reutilizado
posteriormente como osario de la Iglesia Mayor, todavía quedan restos en su
interior.
El grupo de extranjeros quedó un poco desconcertado
porque no había ningún elemento de arte arábigo y el asesor de arte musulman preguntó.
-
¿Estuvieron
siempre situadas las casas de Cabildo en este lugar?
-
Amigos míos, el cabildo no siempre estuvo organizado como ahora. En un
principio, incluso, se celebraban concejos abiertos que se reunían a las
puertas de la Iglesia Mayor para debatir asuntos importantes de la ciudad,
pero, cuando el rey Alfonso XI le concedió
una serie de regimientos comenzaron a reunirse en una torre de la muralla, la llamada del Rey, o del Pendón.
Las actuales son obra de los regidores de los años cuarenta del siglo XVI y del
corregidor Francisco de Cherinos, que las encargaron a un gran artista de la
escuela de Siloé., y, donde su discípulo Martín de Bolívar intervino con toda
seguridad. Porque la mayoría de los pagos se le hacen a él y a su hermano
Miguel en el 1550. Poco a poco, se perfeccionaron algunos destalles, en 1556,
se hizo la obra del aljibe y el pozo que
abastecía al cabildo por Sancho Meléndez.
-Pero las Casas de Cabildo no sólo
ejercían las actividades típicas de la administración municipal sino
también una función festiva. Pues desde
sus balcones se recibía el estandarte de la ciudad (que era de rojo carmesí y
adornado de cordones y borlas), y se
colgaba el cuadro real con motivo de la proclamación de los reyes, se vestía de
gala y sus balcones eran ocupados por todo el cabildo con motivo de las fiestas
de toros y de cañas que se celebraban en
la plaza de acuerdo con un metódico y riguroso orden de preeminencias y con
la jerarquía y antigüedad de los miembros y oficiales de cabildo.
-Y ¿celebraban muchas fiestas con frecuencia?
-De todo había. Las ordinarias
estaban fijadas en unas tablas colgadas en las habitaciones de cabildo. Todas relacionadas
con las ferias católicas, de santos, vírgenes, Jesús…
Pero también había fiestas extraordinarias.
- Raro era el día que el bullicio
no fuera la nota de color de aquel recinto tan
pequeño. Pues, frecuentaban las concentraciones de vecinos motivadas por
mil motivos. Con proclamaciones de reyes, llegada de autoridades, victorias,
paces, tratados, nacimiento de hijos de reyes, matrimonios de infantes, fiestas
con motivo de la llegada del abad o del
corregidor, juegos de cañas para ejercitar la caballería, procesiones del Corpus Christi, rogativas o
de acción de gracias por el preñado, los seis meses o alumbramiento la reina,
exposición de sambenitos, escarmientos
de herejes judíos,..
-.Pongamos ante nuestra mente la
fiesta del 1570 con motivo del nacimiento del Príncipe Felipe III. Días antes
de la fiesta, se enladrillaba, remendaba,
allanaba y barría la plaza alta. Era un trasiego de peones, oficiales y
maestros de albañilería que se daban
prisas para que estuviera preparado el espinapez de la plaza, el
empedrado de en medio y quitar las peñas, en medio de un continuo ir y venias
de bestias con cargas de ladrillos, piedras de cantería y agua. Otros acudía
con cargas de leña para la hoguera que se hacía por la noche en el centro de
este recinto y un espadador colocó dos troncos
de álamo para realizar un juego. Que consistía en alcanzar la parte alta que sostenía
unos lienzos de tafetán multicolor como premio para el mejor. Y no sólo, se arreglaba esta sino las calles
por donde transcurría la procesión general. En las vísperas, luminarias con
papeles de varios colores y la
tradicional mascarad con hachas.
-¿Qué es eso de la mascarada? Me
suena a desfile.
-Los regidores se reservaban las
ventanas y balcones de los corredores y del cabildo municipal, que se adornaban
con lienzos de tafetán rojo carmesí. En esta
fiesta hubo una justa ficticia entre dos caballeros en medio de la plaza, un juego de cañas, acompañado de chirimías,
trompetas y tambores, y una representación dramática referida a la
nacimiento del Príncipe, un entremés parecido al que el oficial de zapatería
Garrido preparaba para el Corpus. Los colores de los vestidos eran espectaculares. Terciopelo verde, tafetán
rojo carmesí, marchamo de lona, Damasco turqueado , rasos amarillos, y sedas.
-Pero la que se hizo con motivo de
la batalla de Lepanto, fue la más sonada.
- Habló de la justicia,- interrumpió el jeque- ¿ me gustaría que me aclarara en qué consistía
ese personaje, que ha mencionado en varias ocasiones el corregidor?
-Personaje clave para la ciudad,
tanto o más que el abad. Pues, el primero está
relacionado con el estamento civil y el
segundo con el religioso. Pero, aún más el nudo umbilical con la Corona. Su papel fue fundamental, pues las
ciudades ejercían una función
importante, y esta por ser fronteriza, mucho más. Teniendo en cuenta que
desde que decayó el poder del alcaíde,
en manos por cierto de familias
nobiliarias, ellos jugaron el papel moderador y de conexión con el poder del
Estado.
-
Pero¿ debieron surgir conflictos y muchos?
-
Claro
que sí. Pues, Alcalá estaba gobernada por varios bandos que ocupaban la mayoría
de los cargos de la ciudad. Sentémonos, aquí, donde estaba colocada la
audiencia
-
-Ya
hemos escuchado el relato del corregidor Santa
Cruz. Nos basta.
-
Pero hubo algunos casos más.
Al subir a la sala alta, rodeada de
cuadro de reyes, una muestra de objetos arqueológicos, el documento del Vino,
algunas cornucopias y , copias de los privilegios, el guía se vuelve a explayar
sobre la vida cotidiana de las casas plaza. Los miembros del cabildo se
reunían en esta sala alta, donde
hacían propuestas, libraban gastos, recurrían acuerdos, debatían y
exponían sus votos que no eran sino sus pareceres para que la Justicia los
armonizase y, como hombre de bien
nombrado por la Corona, o, por así decirlo con términos de hoy, de consenso, lograba el acuerdo final para
ejecutarlos; inmediatamente se distribuían en grupos de dos y tres, lo que
llamaban diputaciones y comisiones para cumplir con las tareas que se les
habían adjudicado en el famoso cabildo de suertes.
-¿ Qué es eso?
-
Una
reunión municipal que se celebraba en el día de la víspera de san Juan, y posteriormente,
a finales de año , en la que se repartían
las funciones del año.
-
¿Qué
son las Vísperas?
-
Es
el día anterior de las fiestas, que se anunciaba por la mañana con el repique
de campanas, y por la noche con luminarias en la torre de la Iglesia Mayor,
Santo Domingo, algunas torres de las murallas y en lo corredores de las casas
de Cabildo. También, había un desfile, acompañado de las chirimías y atabales de los
juegos de cañas, con los regidores y el pregonero a caballo, a lo largo de
todos los rincones de la ciudad, que llamaban mascarada.
-
-Hablábamos
de las diputaciones de los regidores y jurados, siga, siga…
-
Por
eso, unos bajaban a la sala de
audiencias y resolvían acompañando al
alcalde mayor los delitos de faltas contra las ordenanzas de la ciudad,
otros revisaban la calidad y los pesos de os alimentos, controlando los precios
y las cuentas de los mayordomos. En tiempos bélicos reclutaban a los soldados,
y lo que era frecuente, con la sequía, repartían acompañados de los panaderos,
papeletas de pan a los pobres. Los había
que se encargaban de las obras de la ciudad, de los caminos, de los montes,
de las veredas, del agua, de las fuentes, de los
abastecimientos básicos y, sobre todo , de las cuentas.
-
Y,
desde esta sala, en frente de la plaza , podemos imaginarnos los corredores
bajos llenos de tiendas de escribanía-interrumpe el asesor-
-
Por
su parte, los escribanos registraban las escrituras de poder, los testimonios, los autos judiciales y los contratos más variopintos: desde la compra de un burro hasta
la herencia de un cortijo pasando por
el contrato de una obra de arte,
realizado por un clérigo a la familia de Pablo de Rojas.
-
También
podemos imaginarnos a las mansiones de
los hidalgos, adonde acudían una caterva
de criados, peones del campo, gañanes a que le distribuyeran las tareas del
campo y los encargos para abastecerse de
alimentos; al hospital de los Monteses se acercaban, los viajeros que iban a
Alhama a curarse en los baños, los
extranjeros, que huían de la Justicia de otros lugares, y los pobres de
solemnidad que mendigaban por toda España .
Algunos pasajeros se inventaban y
tramaban miles de argucias para avecindarse en la ciudad. Sobre todo, los
portugueses y los franceses, estos últimos solían arrendar los puestos de las
tiendas de las plazas de la Mota. Aunque algunos lograron avecindarse, la
mayoría lo más que pudieron recibir fue
un donativo, pues eran increíbles leyendas y cuentos tan insólitos como el del
matrimonio de Pedro de Roez. Se hacía pasar por ser perseguido por la justicia francesa acusado
de matar a un clérigo calvinista, que
les había forzado a renunciar a su fe católica. Personas como estas se ayudaban de los
clérigos que frecuentaban la plaza tras la
salida de los cantos de la tercia
o de realizar algún oficio de
misa celebrado en un altar de la Iglesia Mayor, donde periódicamente oficiaban misas con la
presencia de las familias que empeñaban sus bienes para cumplir con las mandas
testamentarias de sus capellanías. Los niños, algo más tarde, se dirigían al
colegio de los niños y a la escuela de gramática; pero solían entrenarse
jugando a la pelota, a la alcancía y a las cañas, simulan a los mayores.
-
Era
la plaza el centro de la ciudad, el principios de todos los actos- comenta el
asesor-.Ordinariamente, se veía el deambular de demandantes, que, por el
agosto, salían con el permiso del
cabildo abacial para pedir por los campos, los había de cofradías, del
hospital, de la Virgen de Monserrat, y de la institución más lejana que se
pudiera conocer.
-
-Sin
embargo, las más sonadas se realizaban con motivo de las asonadas militares. Al toque ronco y reiterado de la campana de la Iglesia Mayor, como si
sonara a fuego, todos los vecinos varones, que estaban comprendidos entre los
veinte y cuarenta años, acudían de inmediato ante las puertas del cabildo. Otros,
acudían más tarde tras oír el pregón,
anunciado por los atabales y chirimías, que anunciaban la lectura en alta voz del pregonero. En la plaza, el corregidor ordenaba silencio
y se iniciaba el pregón de la convocatoria leyéndose la carta real por el
pregonero. Al instante, los corrillos se formaban en los bajos de los
corredores. Murmullos, imprecaciones,
insultos soterrados. Otras vez,
los moros de Colomera dando la lata. Ya
me lo esperaba, hace días que tomaron a Antequera y a nosotros no ha tocado
sufrir el tormento.. No hay otras ciudades para vengarse. Parece como si
estuvieran grabadas estas frases en las piedras de este recinto.
-
-Si
las ondas pudieran recogerlas, podríamos
descubrir la historia de España, con
cada una de las manifestaciones de los soldados que volvieron a su
tierra tras algún acontecimiento bélico.
Pues, algunos escribieron algunos comentarios, como si fueran Cesares renacentistas, para ensalzar las
hazañas de sus antepasados. Es el caso de los Aranda, las Frías o los Arjona..
Pero, si estas piedras hablaran,
contarían las hazañas de tantos anónimos soldados que ayudaron a los reyes de España.
-
No
exagerará usted.
-
Datos
lo tengo. Pues, siempre tenían
dispuestas dos compañías para hacer frente a todo lo que le requiriera la
Corona y al buen servicio de la fe católica. Y les puedo relatar cómo los Reyes Católicos en la toma de Granada, contaron con
hidalgos alcalaínos, entre ellos los
Pineda y recibieron mercedes de fincas, solares y reconocimientos de hidalguía,
cómo se aliaron contra Fernando V, tras la muerte de Isabel de Castilla y a favor
de Juana su hija, a instancias del marqués
de Priego, cómo ayudaron al emperador Carlos V en el levantamiento de las ciudades comuneras de Andalucía Huéscar,
y Úbeda. Las veces que acudieron a la Costa, unas veces a Motril o Almuñécar,
las más a Vélez y los menos a Almería, ante la simple presencia de los bajeles
turcos o las fragatas tunecinas.
-
Es,
pues, una historia por descubrir. Pues
son las mismas historias que se escriben con mayúsculas y con el nombre de
batallas.
-
Evidentemente, pero no siempre sería así.
-
No,
hombre, a mí me hubiera gustado compartir la noticia del aquel pregonero negro, un verdugo que provenía de
de Loja, cuando comunicó en esta
plaza la victoria de Lepanto en el día
cinco de noviembre de 1571. En ella,
rodeado de los alguaciles, que le leían por lo bajo el contenido del bando
referente a la carta de don Juan de
Austria y él lo repetía para que lo
escuchara la muchedumbre apiñada a su alrededor. “ Por orden del concejo,
justicia, regidores, jurados y hombres buenos de la ciudad , sabed que hemos
recibido una carta de don Juan de Austria, enviada a través del correo de
Madrid, en la que se anuncia...”. Y continuaba
describiendo el triunfo contra los enemigos de la fe, los turcos en
Lepanto.
GRUPO JMJ AMERICANO |
-
-Sabía
que saldría Lepanto. Fue un hito. Habría que ver la cara de espanto y alegría
que pondrían los tenderos de la plaza, los capellanes de pelada corona, las
viudas, los niños pobres y los viejos de
la fortaleza. Cambiaban de faz, cuando se les comunicaba que habían muerto nada
menos que veinte mil turcos, rescatado dieciséis mil cristianos, rendido ciento
ochenta y siete galeras y treinta faroles,
cautivado ocho mil turcos y, nada menos que el muy temido Bujan , que
gobernaba la galera principal. Se echarían las manos a la cabeza
cuando se recitaba en voz alta
que se le había cortado su cabeza y
había sido expuesta en los bajeles de la flota castellana. Menearían
dubitativamente las cabezas, cuando les decían que se habían escapado cinco
galeras turcas. Lo que no se les olvidaría son las muestras de alegría y de fervor religioso de la noche y
días posteriores. Al a tarde, dos peones
subían con escalas a la torre de
la Iglesia Mayor, y al antepecho de las fortaleza y casas de Caldo colocando y
encendiendo teas que ardían durante toda la noche. En la plaza y, en sus
alrededores, se encendían hogueras, en
las que se quemaban las ramas de encina, fresno, los espinos y las támaras
secas de los arbustos de los caminos. Estallaron algunos cohetes, para que se transmitiera
el júbilo a los vecinos de los barrios
de San Francisco, San Sebastián, San Bartolomé y los nuevos de la
Veracruz, Llanillo, Torres Bermejas y
Tejuela. Desde las casas de Cabildo, se formaba la comitiva de regidores montados a caballo, vestidos a la
usanza de las lides caballerescas de los juegos de caña y provistos de hachas
de cera, con el acompañamiento de dos atabales y unas chirimías y, al paso del ronco
tambor, pasaban por todas las calles de la fortaleza, bajaba las Entrepuerta,
Real, Pozuelo, Veracruz, Llanillo y, de nuevo volvían a la fortaleza,
anunciando las fiestas de los días venideros, mientras se paraban en la
Alhóndiga, y en las puertas de las Ermitas para emitir el bando que anunciaba
las fiestas.
-
-Luego
la fiesta religiosa. Tras haber sido avisado
el prelado por los dos munícipes encargados de las fiestas, se preparaba
para tres días después, una misa de
acción de gracias, en la que el maestro de capilla contratado de la capilla
Real de Granada y unos niños de la localidad, entonaba un hermoso Te Deum en
una misa en la que el abad escuchaba
atentamente al prior del monasterio de san Francisco en un púlpito que se trasladaba
desde el mismo convento. Tras la misa, una procesión general por la plaza y
claustro, y el juego de los mozos que se divertían tirando a unos doce gansos
hasta matarlos. Había veces como en el
1571, en el que por la tarde los vecinos de la ciudad, los artesanos,
labradores, mancebas y gente llana competían a manera de comparsas, inventando
unos regocijos y demostraciones de alegría, c0onsistentes en cortas mojigatas y
parodias burlescas para conseguir como premio algunos metros de tela de tafetán
o de damasco. . .
- No siempre,
debió tener tanta vida esta plaza que contemplamos . Pero debemos
considerar que el centro del comercio y mercado de la ciudad. Allí se traficaba
de todo, y, por eso, los regidores e hidalgos siempre se manifestaban en contra
de cualquiera que comerciantes o artesano que montara su tienda en las afueras
de la plaza y de la calle Real. Allí, los vecinos podían comprar una tela de
tafetán de varios colores, seda importada o de los talleres alcalaínos, damascos,
especies, frutas, y hortalizas, y, el
pescado
-Claro que no. Hubo tiempos que no
había regidores para celebrar el cabildo en tiempos de guerra, reclutamiento de
soldados, boicot a la autoridad del corregidor
o juez enviado por la Corona.
De todo hubo en este recinto. Ahora
bajaron a la parte baja, entre los arcos se formaba un recinto donde se
celebraban los cabildos de verano. Una maqueta a medio camino permitía hacerse
una idea de la ciudad fortificada. Explicaron a vista de pájaro todo el
recinto. Le insinuaron las primeras señales de la historia del Bronce, la
oppidum iberoromana, y el castillo en la parte alta musulmán, de tiempos de los
primeros árabes hasta el asentamiento de las casas de palacio de los señores
gobernadores en todo el cerro de la Mota. El jeque preguntaba y preguntaba,
sobre tiempos de sus antepasados almohades. Se imaginaba como varios anillos
habían ampliado el castillo de la cima hasta llegar a la zona del Bahondillo.
Preguntó por la mezquita aljama. Lo dejaron para otra sesión.
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