Se detienen en el centro de la plaza baja, que siempre fue muy importante, pero aún más hasta la tercera década del siglo XVII. Le comentan que era el centro de la vida social de la ciudad fortificada, y,
sobre todo, para los parroquianos de Santa María. Al mismo tiempo que
presentaba para los visitantes un aspecto atractivo, dentro del anárquico diseño
de la ciudad militar, guardaba cierta armonía urbanística en su entorno y, lo
que era muy significativo, por aquellas fechas. Todavía quedaban restos del
pequeño comercio de la ciudad, ya que las autoridades obligaban a los
comerciantes y a los hombres de oficios a que allí vendieran sus productos para
no perder los privilegios que disfrutaban por ser ciudad de frontera gracias a
esta fortaleza de defensa militar. Tenía
casi una forma circular y, a su alrededor, se levantaban edificaciones de
planta baja, destacando por lo alto de ellas el Trabuquete, la torre del Argamasón
y el edificio de la Mazmorra. La plaza
era pequeña, pero soportaba el trajinar y el bullicio de los que pasaban por su
empedrado suelo. Desafortunadamente, en 1623, con la remodelación de la Iglesia
Mayor, perdió todo su encanto y atractivo, pues la Iglesia Mayor se apoderó de
seis tiendas de sus fondos abaciales ycompró al cabildo alcalaíno por 350 ducados tress tiendas municipales, porque las necesitaba para edificar la
nueva iglesia cuya fachada oriental puede contemplarse que no realza la plaza,
sino que desentona por su frontalidad con los actuales cimientos de los destruidos
edificios.
Se esforzaban los guías en describirla con la ayuda de los paneles de una tienda botica que se ha levantado actualmente. Con su visión, se c ontempla que la
plaza estaba rodeada de una serie de tiendas, desde su puerta de entradadel Peso de la Harina hasta
la salida a la calle de las Cuatro Esquinas y la de Ordóñez. En los primeros
años, se encontraban también varias casas que funcionaban de los alhoríes del pan y
recogían el trigo de propios y pósito, junto a una de las tiendas.
A
partir del siglo XVI, en la entrada,
precisamente,se encontraba la tienda de
la Escaleruela alta o tienda del
Contraste, y frente a ella, junto a las
casas del ayuntamiento, dos tiendas pertenecientes al cabildo municipal, y otras dos,
pertenecientes a la Iglesia
Mayor, una de la capellanía de Hernando
de Contreras y otra del cerero Alonso
García,( casado con María de Frías, que
poseía una casa y tienda, vendida por Diego
Cabrera), linderas con casas de Juan de Aranda y casas de la ciudad, donde se vendía la cera en el surtido de
hachas, hachones, teas, y velas . Todas eran de cantería, talladas por los
canteros de origen norteño, como Domingo Oribe, Martin Izquierdo y los Bolívar,
y estaban ligadas con la parte posterior
de la antigua capilla mayor y la torre de la iglesia gótica. La primera tienda
del cabildo tenía un alto y un bajo y se encontraba en la esquina de la plaza arrimada a la Iglesia y se comunicaba con sus
tiendas. Ss encontraban otras dos más alejadas, la de la mazmorra y una
botica, donde los físicos preparaban los mejunjes y jarabes para paliar los
tabardillos, las enfermedades venéreas, la gota
y las pulmonías que tanto se
propalaban entre los vecinos de la fortaleza. Cuentan que causó un gran impacto
el bálsamo, que, con licencia real, trajo en 1571 el protomédico Juan de
Granada para curar heridas. Los vecinos la denominaron Botica Vieja y era perteneciente a los Aranda y,
junto con el edificio de la mazmorra, se vino abajo en el año 1672, que servía
de tienda y casa para aceitería.
Se adentran en la reconstruida botica que
ilustraba de este oficio, además de la economía del mundo de frontera.
El jeque muy interesado, parecía que le había llegado el moemntp crucial.
-Me siento muy a gusto con vosotros, sobre todo con su señor´çia el señor alcalde. Pero dígame, podemos hablar en serio.
-Dígame, mi señor.
-Vayamos al grano, me están encantaando todos los pormenores de la visita, su paisaje , su entorno, su historia y el deseo de complacerme. Pero mi intención es otra diferente. Vayamos al trato- insitió el jeque.
-¿Qué trato, señor! Yo he venido para hacer campaña turística y divulgue nuestro entorno al mundo árabe.
-Bueno, eso, lo da por seguro. No me olvidaré de la tierra de mis Banu Said. de Abuy Yafar, de Hafsa, de Ben Jackan...
-Ni tampoco de los Reyes Católicos, ni Carlos V, ni hasta el mísmísimo César. Ni tampoco de nuestro mejor poeta de lengua castellana.
-Otra vez me desvía del asunto.
-Déjame que se lo cuente. Este poeta Juan Ruíz de Cisneros nos une.
-Otra disgresión. Pero me interesa esta. Cuente, cuente...
- Mire, esa mazmorra, ese pozo con brocal modernista que donó un emigrante charnego de Alcalá y procede de Barcelona. Ahí está la clave. Ahí estuvo cautivo su padre...
-¡Qué interesante!
-Sí, en esta mazmorra.
-Detalle...
-En algunos documentos esta tienda de la mazmorra se denominaba con el nombre de alhorí y debía hacer referencia al antiguo pósito situado dentro de la Mota. Ahí se halla esta mazmorra horadada en la roca, a la que se accedía por medio de una escalera de madera y, actualmente, protegida por un brocal modernista. Junto a ella, se encontraba la casa de una de las ramas de la familia Aranda, utilizada como mesón, según parece por los restos de sus pesebres que responden a las caballerizas de las antiguas casas de María de Aranda y en el siglo XVI se arrendó por mesón a un converso perteneciente a la misma familia. Ya, en 1576, se unieron dos caballerizas, las de un tundidor y la del mesón del clérigo Cabrera o Aranda Estas casas causaron grandes destrozos en las Entrepuertas con sus desagües que se contemplan en los restos de las Carnicerías. También llego a utilizarse como cuartel de soldados. Esta se abría a la plaza con una tienda hasta principios del siglo XVII.
-Pero, y el cautivo árabe...
-Noi , cristiano, Arias González, el padre del Juan Ruiz de Cisneros. Desde el último tercio del siglo XX el Arcipreste de Hita y Alcalá la Real han vivido una serie de acontecimientos que los han marcado significativamente. Con motivo del I Congreso del Arcipreste de Hita, celebrado en Barcelona, los profesores Emilio Sáez y José Trenchs removieron, en 1972, las bases del lugar del nacimiento del poeta del Libro de Buen Amor, al establecer la ciudad de la Mota como lugar de nacimiento del poeta castellano. Se fundamentaban en el personaje Juan Ruiz de Cisneros que identificaron con la trayectoria vital del Arcipreste de Hita. Estos investigadores relacionaban al autor del Libro de buen amor con un familiar de don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo, hijo legítimo del noble Arias González, de origen palentino, que cayó, en los últimos años del siglo XIII, cautivo en tierras musulmanas, sus antepasados. Sugiriendo como lugar del nacimiento y cautividad de su padre la Alcalá de Aben Zayde, la actual Alcalá la Real, por una deducción lógica sobre la frontera y la ubicación de esta ciudad en torno a la fecha del autor del Libro de buen amor. Y entre sus hijos destacó este Juan Rodríguez (Ruiz) de Cisneros, un clérigo que se vio implicado en varios expedientes recogidos en los Archivos Secretos del Vaticano.
Se detienen en el centro de la plaza baja, que siempre fue muy importante, pero aún más hasta la tercera década del siglo XVII. Le comentan que era el centro de la vida social de la ciudad fortificada, y, sobre todo, para los parroquianos de Santa María. Al mismo tiempo que presentaba para los visitantes un aspecto atractivo, dentro del anárquico diseño de la ciudad militar, guardaba cierta armonía urbanística en su entorno y, lo que era muy significativo, por aquellas fechas. Todavía quedaban restos del pequeño comercio de la ciudad, ya que las autoridades obligaban a los comerciantes y a los hombres de oficios a que allí vendieran sus productos para no perder los privilegios que disfrutaban por ser ciudad de frontera gracias a esta fortaleza de defensa militar. Tenía casi una forma circular y, a su alrededor, se levantaban edificaciones de planta baja, destacando por lo alto de ellas el Trabuquete, la torre del Argamasón y el edificio de la Mazmorra. La plaza era pequeña, pero soportaba el trajinar y el bullicio de los que pasaban por su empedrado suelo. Desafortunadamente, en 1623, con la remodelación de la Iglesia Mayor, perdió todo su encanto y atractivo, pues la Iglesia Mayor se apoderó de seis tiendas de sus fondos abaciales ycompró al cabildo alcalaíno por 350 ducados tress tiendas municipales, porque las necesitaba para edificar la nueva iglesia cuya fachada oriental puede contemplarse que no realza la plaza, sino que desentona por su frontalidad con los actuales cimientos de los destruidos edificios.
Se adentran en la reconstruida botica que ilustraba de este oficio, además de la economía del mundo de frontera.
El jeque muy interesado, parecía que le había llegado el moemntp crucial.
-Me siento muy a gusto con vosotros, sobre todo con su señor´çia el señor alcalde. Pero dígame, podemos hablar en serio.
-Dígame, mi señor.
-Vayamos al grano, me están encantaando todos los pormenores de la visita, su paisaje , su entorno, su historia y el deseo de complacerme. Pero mi intención es otra diferente. Vayamos al trato- insitió el jeque.
-¿Qué trato, señor! Yo he venido para hacer campaña turística y divulgue nuestro entorno al mundo árabe.
-Bueno, eso, lo da por seguro. No me olvidaré de la tierra de mis Banu Said. de Abuy Yafar, de Hafsa, de Ben Jackan...
-Ni tampoco de los Reyes Católicos, ni Carlos V, ni hasta el mísmísimo César. Ni tampoco de nuestro mejor poeta de lengua castellana.
-Otra vez me desvía del asunto.
-Déjame que se lo cuente. Este poeta Juan Ruíz de Cisneros nos une.
-Otra disgresión. Pero me interesa esta. Cuente, cuente...
- Mire, esa mazmorra, ese pozo con brocal modernista que donó un emigrante charnego de Alcalá y procede de Barcelona. Ahí está la clave. Ahí estuvo cautivo su padre...
-¡Qué interesante!
-Sí, en esta mazmorra.
-Detalle...
-En algunos documentos esta tienda de la mazmorra se denominaba con el nombre de alhorí y debía hacer referencia al antiguo pósito situado dentro de la Mota. Ahí se halla esta mazmorra horadada en la roca, a la que se accedía por medio de una escalera de madera y, actualmente, protegida por un brocal modernista. Junto a ella, se encontraba la casa de una de las ramas de la familia Aranda, utilizada como mesón, según parece por los restos de sus pesebres que responden a las caballerizas de las antiguas casas de María de Aranda y en el siglo XVI se arrendó por mesón a un converso perteneciente a la misma familia. Ya, en 1576, se unieron dos caballerizas, las de un tundidor y la del mesón del clérigo Cabrera o Aranda Estas casas causaron grandes destrozos en las Entrepuertas con sus desagües que se contemplan en los restos de las Carnicerías. También llego a utilizarse como cuartel de soldados. Esta se abría a la plaza con una tienda hasta principios del siglo XVII.
-Pero, y el cautivo árabe...
-Noi , cristiano, Arias González, el padre del Juan Ruiz de Cisneros. Desde el último tercio del siglo XX el Arcipreste de Hita y Alcalá la Real han vivido una serie de acontecimientos que los han marcado significativamente. Con motivo del I Congreso del Arcipreste de Hita, celebrado en Barcelona, los profesores Emilio Sáez y José Trenchs removieron, en 1972, las bases del lugar del nacimiento del poeta del Libro de Buen Amor, al establecer la ciudad de la Mota como lugar de nacimiento del poeta castellano. Se fundamentaban en el personaje Juan Ruiz de Cisneros que identificaron con la trayectoria vital del Arcipreste de Hita. Estos investigadores relacionaban al autor del Libro de buen amor con un familiar de don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo, hijo legítimo del noble Arias González, de origen palentino, que cayó, en los últimos años del siglo XIII, cautivo en tierras musulmanas, sus antepasados. Sugiriendo como lugar del nacimiento y cautividad de su padre la Alcalá de Aben Zayde, la actual Alcalá la Real, por una deducción lógica sobre la frontera y la ubicación de esta ciudad en torno a la fecha del autor del Libro de buen amor. Y entre sus hijos destacó este Juan Rodríguez (Ruiz) de Cisneros, un clérigo que se vio implicado en varios expedientes recogidos en los Archivos Secretos del Vaticano.
Pues, se parte de la estancia de unos 25 años de la vida de este personaje en tierras musulmanas, lo que justifica la fuerte impronta mozárabe en este libro. De ahí que los defensores de esta nueva hipótesis abunden en el conocimiento del Arcipreste de la vida musulmana; y lo dejan traslucir en las costumbres, el léxico, algunos ambientes y territorios que se traslucen entre sus versos…
- No está tan claro- interrumpe un asesor del jeque- . A pesar de que su patria complutense nunca fue abandonada por muchos prestigiosos y estudiosos del Arcipreste de Hita, surgieron muchos defensores de la paternidad andaluza por parte de escritores e investigadores, como Deyermond que recogía, con su presencia en el II Congreso alcalaíno, esta identidad del Arcipreste de Hita con Juan Rodríguez (o Ruiz) de Cisneros. Y resaltaba su extraordinaria historia junto con el fuerte sentido «mozárabe» del «Libro de buen amor» (LBA). En una modalidad de esta misma línea, el profesor Manuel Criado de Val, uno de los mayores estudiosos de la obra y del Arcipreste, en la introducción al LBA en 1976 desarrolló, años más tarde, en Historia de Hita y su Arcipreste (1998) su teoría en torno a un clérigo que satirizaba de continuo a la figura del Obispo y Cardenal don Gil de Albornoz. Por cierto, el primer abad de Alcalá la Real tras la conquista del rey Alfonso XI.
- Ya comprendo estos versos que declamaba ante una mora- interrumpi¡ó el asesor sacando un papel
Por olvidar la cuyta, tristesa e pessar,
rrogué a la mi v
r.
Fabló con una mora; non la quiso escuchar:
ella fiso buen seso, yo fiz' mucho cantar.
Dixo Trotaconventos a la mora por mi:
«¡Ya amiga, ya amiga! ¿quánto ha que non vos vy?
non es quien vervos pueda: ¿Cómo sodes ansy?
salúdavos amor nuevo». Diz' la mora: «Lesnedri».
«Fija, mucho vos saluda uno que es de Alcalá,
enbíavos una çoda con este alvalá.
El Criador es convusco, que mucho desto tal ha:
tomatlo, fija señora». Diz' la mora: «Legualá!»
«Fija, ¡sí el Criador vos dé paz con salud!
non gelo desdeñedes, pues más traer non pud',
aducho bueno adugo, fabladme a laúd,
non vaya de vos tan sola». Diz' la mora: «¡Ascut!»—
Desque vido la vieja, que non rrecabdava y,
diz': «Quanto vos he dicho, bien atanto perdí:
pues ál non me desides, quiérome partir d' aquí».—
Cabeçeó la mora e dixo: «¡Amxy, amxy!—
Por olvidar la cuyta, tristesa e pessar,
rrogué a la mi v
rrogué a la mi v
r.
Fabló con una mora; non la quiso escuchar:
ella fiso buen seso, yo fiz' mucho cantar.
Dixo Trotaconventos a la mora por mi:
«¡Ya amiga, ya amiga! ¿quánto ha que non vos vy?
non es quien vervos pueda: ¿Cómo sodes ansy?
salúdavos amor nuevo». Diz' la mora: «Lesnedri».
«Fija, mucho vos saluda uno que es de Alcalá,
enbíavos una çoda con este alvalá.
El Criador es convusco, que mucho desto tal ha:
tomatlo, fija señora». Diz' la mora: «Legualá!»
«Fija, ¡sí el Criador vos dé paz con salud!
non gelo desdeñedes, pues más traer non pud',
aducho bueno adugo, fabladme a laúd,
non vaya de vos tan sola». Diz' la mora: «¡Ascut!»—
Desque vido la vieja, que non rrecabdava y,
diz': «Quanto vos he dicho, bien atanto perdí:
pues ál non me desides, quiérome partir d' aquí».—
Cabeçeó la mora e dixo: «¡Amxy, amxy!—
ella fiso buen seso, yo fiz' mucho cantar.
Dixo Trotaconventos a la mora por mi:
«¡Ya amiga, ya amiga! ¿quánto ha que non vos vy?
non es quien vervos pueda: ¿Cómo sodes ansy?
salúdavos amor nuevo». Diz' la mora: «Lesnedri».
«Fija, mucho vos saluda uno que es de Alcalá,
enbíavos una çoda con este alvalá.
El Criador es convusco, que mucho desto tal ha:
tomatlo, fija señora». Diz' la mora: «Legualá!»
«Fija, ¡sí el Criador vos dé paz con salud!
non gelo desdeñedes, pues más traer non pud',
aducho bueno adugo, fabladme a laúd,
non vaya de vos tan sola». Diz' la mora: «¡Ascut!»—
Desque vido la vieja, que non rrecabdava y,
diz': «Quanto vos he dicho, bien atanto perdí:
pues ál non me desides, quiérome partir d' aquí».—
Cabeçeó la mora e dixo: «¡Amxy, amxy!—
El guía y el alcalde salieron de la tienda. Y dejaron con la boca abierta al jeque, que quería continuar con el trato.Siguieron coemntando la plaza. Frente a estas tiendas, se encontraban otras propias del
ayuntamiento alcalaíno. En 1569, un censo comprometido por el cabildo municipal
para hacer frente a los gastos de los fallecimientos de los principies, nos
resumía esta situación: Una tienda y casa
que se dice de la Mazmorra, que tiene renta Francisco Hernández Jabonero, linde
con la Botica Vieja; tienda Vieja de Botica en la Plaza Baja, linde con la
tienda de la Mazmorra, la usa de botica Alonso Rodríguez; tiendas de Argamasón,
que están metidas en murallas y adarve encima de la Puerta Segunda, como salen
de la Plaza, que es de propios; una tienda y alto y bajo de ello, que son de
propios de esta ciudad en la esquina de la Plaça baja e arrimada a la pared de
la Iglesia, que tienen Juan Francés y
Juan García morisco.
Subieron a un adarve que redujo el recinto de la plaza y quitó su vista panorámica. De ahí que en
1571 sufrió varias rectificaciones con el fin de que se encerrara toda ella por medio de un antepecho y de todas las
portadas de piedra que abrían las pequeñas mansiones y tiendas de oficios. No paraba de hablar el guía, aportando datos históricos y el ambiente. Aludía que, por
este tiempo, solían ser los comerciantes y tenderos de origen portugués,
francés e, incluso, algún que otro morisco o judío. En este lugar, solían
acudir los vecinos de los barrios altos y bajos a comprar el pescado que traían
los playeros; las hortalizas y frutas de los hortelanos del Castillo, Fuente
Rey y Riberas; y otros productos como las especies, la cera y las menudencias. Todo ,lo sabiía, Que les gustaba este trasiego a esos arrieros, pues solían evadir la subida a
la plaza vendiendo el pescado en los mesones de los arrabales nuevos y en las
pequeñas mercadurías. Incluso, que otros trasladaron las oficinas a la parte baja
de la ciudad, donde acudían muchos vecinos a realizar sus escrituras.
Hasta comentó lo que no había. Como la Tienda del pendón. Se
utilizó antes de la caída de la torre como sala de cabildo hasta la
construcción de las Casas de Cabildo a finales del siglo XVI. Posteriormente
hasta 1581, se arrendaba como tienda de propios y despareció tras del derrumbe. Y no olvidó la Tienda del argamasón. Esta estaba incrustada en la
muralla y adarve encima de la Puerta Segunda, conforme se salía de la Plaza, y
era de propios. Esta tienda más famosa del Argamasón, que, a mediados del siglo
XVI, arrendaron Martín Alonso y Ana de Aguilera por ser de propios de esta ciudad,
tras la muerte de los anteriores arrendadores a Alonso de Rueda y su mujer e
tres hijos. Como la arrendaron durante muchos años esta nueva familia de Aguilera,
le dio el nombre a la parte de la torre a la que estaba adosada, por ser su
vivienda de Argamasón, pues ocupaba todo el adarve y su muralla y estaba
cubierta con un tejado. Fue reconstruida en 1572, y se realizó con materiales pasajeros
como yeso, y techumbre de tierra y tejas. No
siempre se emplearon con finos comerciales, sino que fueron en ocasiones sede
de varios escritorios y pescaderías, tienda de la
cera, junto con las dos boticas.
Señaló desde el adarve LA TIENDA DE LA BOTICA VIEJA, que colindaba
con la tienda de la casa de la Mazmorra y solía arrendarse por botica acudiendo
varios farmacéuticos importantes, como Sebastián de Quesada, Barea, Taste, o Alonso
de Jerez en el siglo XVI, y Melchor de los Reyes Mejía en el siglo XVII. Hizo que se imaginaran LAS TIENDAS DEL CABILDO, que en 1595, eran cuatro tiendas en Plaza Baja, linde
unas con capellanía de Hernando de Contreras, clérigo, y con las Casas de
Cabildo y otras con casas de Alonso García Cerero. Esta última disponía de alto
y bajo de ello y se encontraba en la esquina de la Plaza baja e arrimada a la
pared de la Iglesia, que por cierto
tiempo fueron arrendadas tienen Juan Francés y Juan García morisco. Estas
desaparecieron con la reforma de la iglesia. Existía otra eque se denominaba” Tienda del Contraste”, se quedó
Pedro Núñez y eran donde se guardaban pesas y medidas. Y la TIENDA BAJO LA ESCALERUELA que hasta
los primeros decenios del siglo XVII, se mantuvo esta tienda de la Escaleruela.
Solía ser arrendada a comerciantes foráneos y, entre ellos, destacan los
moriscos, que se vieron afectados por las medidas reales de expulsión a partir
de 1609. Junto a ella estaba el portón del pescado con dos tiendas denominadas
tercias del pescado bajo la Escaleruela. Cercana estaba otra tienda con el
nombre de Tabla del Tocino. Y acabó cvon TIENDAS BAJO EL PORTÓN DEL CAÑUTO, que estaba situada en el entorno de la Plaza baja se arrendaba a los comerciantes y
escribanos cono el título de Tienda del Portón la Plaza Baja. Hay noticias de
comerciantes judíos y de origen portugués relacionados con el cambio de dinero y,
sobre todo, con el comercio de paños y telas.
Entre ellos la familia de los
Núñez que se vieron implicados a principios y mediados del siglo XVII con varios
expediente de la Santo Oficio de la Inquisición.
-Bueno, muchas tiendas, mucho trato, mucho comercio, contraste, ¿ y el nuestro?
Callaron todos y qusieron acabar en la sesión siguiente el interior de la ciudad fortificada. Lo aplazaron.
El guía y el alcalde salieron de la tienda. Y dejaron con la boca abierta al jeque, que quería continuar con el trato.Siguieron coemntando la plaza. Frente a estas tiendas, se encontraban otras propias del ayuntamiento alcalaíno. En 1569, un censo comprometido por el cabildo municipal para hacer frente a los gastos de los fallecimientos de los principies, nos resumía esta situación: Una tienda y casa que se dice de la Mazmorra, que tiene renta Francisco Hernández Jabonero, linde con la Botica Vieja; tienda Vieja de Botica en la Plaza Baja, linde con la tienda de la Mazmorra, la usa de botica Alonso Rodríguez; tiendas de Argamasón, que están metidas en murallas y adarve encima de la Puerta Segunda, como salen de la Plaza, que es de propios; una tienda y alto y bajo de ello, que son de propios de esta ciudad en la esquina de la Plaça baja e arrimada a la pared de la Iglesia, que tienen Juan Francés y Juan García morisco.
Señaló desde el adarve LA TIENDA DE LA BOTICA VIEJA, que colindaba con la tienda de la casa de la Mazmorra y solía arrendarse por botica acudiendo varios farmacéuticos importantes, como Sebastián de Quesada, Barea, Taste, o Alonso de Jerez en el siglo XVI, y Melchor de los Reyes Mejía en el siglo XVII. Hizo que se imaginaran LAS TIENDAS DEL CABILDO, que en 1595, eran cuatro tiendas en Plaza Baja, linde unas con capellanía de Hernando de Contreras, clérigo, y con las Casas de Cabildo y otras con casas de Alonso García Cerero. Esta última disponía de alto y bajo de ello y se encontraba en la esquina de la Plaza baja e arrimada a la pared de la Iglesia, que por cierto tiempo fueron arrendadas tienen Juan Francés y Juan García morisco. Estas desaparecieron con la reforma de la iglesia. Existía otra eque se denominaba” Tienda del Contraste”, se quedó Pedro Núñez y eran donde se guardaban pesas y medidas. Y la TIENDA BAJO LA ESCALERUELA que hasta los primeros decenios del siglo XVII, se mantuvo esta tienda de la Escaleruela. Solía ser arrendada a comerciantes foráneos y, entre ellos, destacan los moriscos, que se vieron afectados por las medidas reales de expulsión a partir de 1609. Junto a ella estaba el portón del pescado con dos tiendas denominadas tercias del pescado bajo la Escaleruela. Cercana estaba otra tienda con el nombre de Tabla del Tocino. Y acabó cvon TIENDAS BAJO EL PORTÓN DEL CAÑUTO, que estaba situada en el entorno de la Plaza baja se arrendaba a los comerciantes y escribanos cono el título de Tienda del Portón la Plaza Baja. Hay noticias de comerciantes judíos y de origen portugués relacionados con el cambio de dinero y, sobre todo, con el comercio de paños y telas. Entre ellos la familia de los Núñez que se vieron implicados a principios y mediados del siglo XVII con varios expediente de la Santo Oficio de la Inquisición.
-Bueno, muchas tiendas, mucho trato, mucho comercio, contraste, ¿ y el nuestro?
Callaron todos y qusieron acabar en la sesión siguiente el interior de la ciudad fortificada. Lo aplazaron.
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