FUENTE NUEVA, UNA REFLEXIÓN
URBANA
Siempre que acompaño a algunos grupos,
visitantes o amigos en la visita a la Alcalá Moderna, me detengo y hago la
primera estación de Alcalá la Real en la renacentista y elegante
Fuente de los Álamos. Es nuestra carta de presentación de la ciudad de la Mota,
con su escudo ornado de castillos y leones y centrando el frontis y los
tenantes y grifos representando el mundo de fronteras a lo largo de la historia
local (castellanos y musulmanes, caballeros cristianos y adversarios de miles conflictos...).
Esta fuente cerraba el perímetro de la ciudad del valle tras bajarse la población a la Mota
a finales de siglo XIV. El dos de agosto del 1529 se encontraba el corregidor
Hernán Pérez de Torres en Alcalá y llevó a cabo personalmente la visita de las
veredas, caminos reales y cañadas junto con los miembros comisionados por el
cabildo municipal. Se nos describe la existencia de esta Fuente Nueva de los
Álamos de la siguiente manera: hágase otro mojón en el haza de Pedro de
Pineda, y otro en la haza de Hernando de Aranda; y, en el cabo de esta
haza, se hizo otro mojón que alinda junto al ejido de la Fuente
Nueva; y queda por ejido, desde este mojón del camino, do quedó una
piedra grande hasta el arroyo, y hay, desde este mojón mirando hasta la Fuente
Nueva, de ejido y eras concejiles cinco
cuerdas y un estadal hasta el camino del Pilar y en cada cuerda diez
estadales. En 1533, en la ciudad intervenía un tal Florentín, yerno
del herrero Juan Muñoz en la obra de esta Fuente, de modo que recibió un pago
por valor de dos mil maravedís. En el pilar de los Álamos continuaron
labores de cantería por parte de Diego Martínez Izquierdo, y, en tiempos del corregidor
licenciado Mora, se acabaron las obras del frontis y pilar. Y, en 1555,
visitaron la obra como veedores de la obra de Miguel de Bolívar Juan de
Alcántara y Andrés de Vandelvira. El pilar se convirtió en eje
fundamental de aquella sociedad agroganadera y comercial por ser paso del
camino de la Corte, que transitaba en su cercanía.
Por encima de esta Fuente, se fue
trazando una nueva calle, que los censo y padrones denominaban, “la que va por
encima de la Fuente Nueva”: Y, con este nombre, se quedó para la posteridad.
La calle de la Fuente Nueva desembocaba al final del Llanillo, en el arrabal de
la Veracruz, y, se surtía de aquellas aguas, que paliaban la sed de sus vecinos
y de los animales que acudieron a pastar en el ejido de la ciudad, antes de que
fuera alameda y parque. Esta calle, fue mayoritariamente del sector
primario, agricultores por excelencia, algún miembro del sector secundario y
terciario. Pero, conforme avanza el tiempo, en la primera sección junto a la
Fuente, se alojaron algunos hidalgos y hombres de oficios y profesiones
liberales. Y, estacionalmente, esta fuente surtía de agua a los feriantes
de casetas, ganado y artilugios e ingenios que se arremolinaban por este
recinto en los días finales de agosto por ser la feria dedicada a San Agustín,
y, posteriormente, en diversos días de septiembre, que se escalonaron a lo
largo de los siglos hasta establecerse en la penúltima quincena de este
mes.
Si la fuente define la calle, no menos
importancia fue adquiriendo en los últimos años. En los años cuarenta del siglo
XX, llegó a ubicarse el colegio de la Sagrada Familia en los primeros años de
su fundación; y fue entrada poterna del COPEM, y del colegio Martínez Montañés
por los años cincuenta. Por cierto, este año se celebra el sexagésimo
aniversario de aquel centro de Enseñanza Media, que fue el precursor del
Instituto de Enseñanza Media "Alfonso XI", inaugurado en el mes de octubre de 1969 (0tro
quinto Aniversario de un centro que amplió la formación escolar en otras capas
de la sociedad alcalaína y dio significativos frutos desde aquella fecha hasta
hoy día). Desde su patio, antiguo jardín
del Palacio Abacial, se encontraba y contemplaba en contrapicado la prisión del
Partido Judicial.
En la primera sección de esta calle, no
faltaron los edificios dedicados a otros
servicios de la sociedad alcalaína:
estuvo la pensión de Isabel Sánchez, y las oficinas del Registro; se abrieron tiendas agropecuarias, se
construyeron las primeras viviendas de bloque de pisos y, oficinas; no
muy lejano de tiempo, se abrió el Casino Liberal y Republicano; la Oficina de Correos
abrió sus puertas en esta calle a mediados del
siglo XX, y no faltaron algunas agencias en el mundo de la
administración.
Una institución procedente de las fundaciones
del Antiguo Régimen, el Hospitalico de los Pobres, se ubicaba en la última
sección de esta calle.
El ocio lo tenía gratuito. Desde las viviendas de estas
casas por sus patios, se contemplaban las películas del Oeste y artistas españoles
que se proyectaban en el Cine de Verano por los años sesenta del siglo
XX.
Muchas anécdotas podrían comentarse en esta calle: desde la casa de
la costurera de túnicas nazarenas en el
último tramo del final de la calle hasta los primeros gorilas y monos de goma que
se compraban junto con el regalí en la tienda de Ramón
Delgado; las primeras escapadas de las clases haciendo las nonas por parte de
los alumnos de Bachillerato, las novedades del
cine de verano, la primera escritura que las familias firmaban, la
subida de artistas al Teatro
Martínez Montañés...Esta calle, pina y de gran desnivel, decumana,
de muchas viviendas de tipología andaluza (blanca fachada, y pequeños huecos),
se ha deformado con algunos bloques de pisos, y solo mantiene alguna casa modernista de
principios del siglo XX, vetusta propiedad de las familias privilegiadas e
hidalgas; esta calle sigue acercando al Teatro Martínez Montañés. Ha dejado su
dedicación agrícola, pero se sangra y se despuebla por las últimas secciones. En
la sociedad del ocio i
nvita también a la subida del parque periurbano, y a un replanteamiento funcional para el nuevo plan interior de reforma urbano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario