CASA DE LOS FIELES DE LAS TERCIAS |
Alfonso de Rojas (2), de 61 años, maestro polainero, casado , que tenía cinco hijas. Se dedicaba a fabricar las polainas que no eran sino unos calentadores, prenda que protegía la pierna desde la rodilla hasta el tobillo en las largas, y desde el tobillo hasta el empeine en las cortas. Eran y son como las medias o calcetines se colocaban al exterior de la bota y del pantalón, de forma tubular y se enganchaban al pantalón con una cinta, sirga o correa, ajustados por su elasticidad y con cierres de cremallera. Las polainas eran las prendas de los labradores y pastores para protegerse en el campo y de losoficios relacionados con las piedras, y las de cuero para los uniformes militares. La usaban los niños en muchas oa¡casiones y, a aveces, se complementaban estas tiendas o lugares artesanos con sombreros y otro tipo de prendas. La DRAE le dio el nombre de grullas.
No sólo vivió de este oficio sino de ser fie sobresaliente de las tercias, un subastador de los diezmos eclesiales. El diezmo era obligado a pagar a todos los vecinos en todos los productos (cereales, legumbres, hortalizas, vino y ganado) y cuando no excedía el diezmo se llamaba minucias, se repartían varios novevos y luego en tercias que correspondía desde el abad a los beneficiados y la Capilla Real de Granada.
. Como ordenaban las constituciones abaciales, debía se una persona de confianza y de buena conciencia, impuesto por el abad, provisior y vicario de la abadía, que debían cuidar muy concienzudamente de su elección para el bien y la observación de la hacienda abacial.Se diezmaba sobe el pan ( trigo y cebada), y el vino Debían encontrarse en el momento de de coger el pan de los diezmos y otros productos para no existir pérdida alguna en la era de los propietarios, o en otros establecimientos como viñas o lagares, o se calculaba para las minucias que no alcanzaban el listón de diezmo. Estos fieles debían tener a su disposición unos libros donde anotaban todo el pan denunciado en el diezmo , y otro en el se anotare todo el que se trajere para las tercias de la ciudad. Se encargaba de enviar las bestias y los acarreadores de traer el pan que estuviera denunciado. No podían mezclar tareas los acarreadores entre los trigos de las eras y el que se traía para las tercias. Se encargaba de darle la cebada necesaria a los acarreadores para sus bestias.
Debía dar también el pan a los acarreadores y nunca mezclarlo con el que se traía para las tercias, y estar presente en el momento de descargar los acarredores el pan de la tercia en el edificio ecesiástico elegido para ello. Y debía tener medidas yseñaladas las baldas y costales de los acarretos.
No podían repartir antes de traerlo ningún pan a los señores que le pertenecían parte del trigo o cebada. Ni debía coger trigo por lo que le correspondiera de su salario, hasta que se repartieran las tercias. Y se le pagaba por el provisor o vicario.
En los tablones de las iglesias y por pregones se veía obligado a hacerle saber al pueblo en algún domingo del año que se le denunciara a aquel que debía de diezmar y no otro. Una vez que se hizo y remató el acarreto, se señlaba y ponía el fiel de tercias o sobresaliente y debia jurar todos estaso cumplimientos.
Este fiel se ganaba 18 fanegas de trigo y diecinueve de cebada, quje , a 18 reales el trigo y nueve la cebada , importaba 435 reales. Se cumplimentaba con una fanega de olivos, de tercera calidad, en el la Hoya del Peñón, propio del presbítero don Nicolás Galabarado, que le rentaba 20 reales,
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