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viernes, 2 de octubre de 2015

SEGUIMOS CON LA VENDIMIA

Incluso en las modas infantiles también la cultura del vino impregnaba el canto de los muchachos como en esta canción de la Pulga y el Piojo, recogida de finales de siglo, que solía interpretarse con el coro de los presentes a la fiesta y  la interpretación monódica de cada uno de ellos. El primero siempre era :

          Al rum, rum,
          Del alma,
          Rum, rum.

          Que se continua con cada una de estas estrofas:
         










          Respondió el tamo:
          -Carne ya tenemos,
          Por falta de vino
          No nos casaremos.
          Respondió el mosquito
          Desde su tinaja:
          -Que sigan las bodas,
          yo daré una carga.
          Respondió el tamo.
          Respondió el tamo:
          -Vino, ya tenemos,
          por falta de bodega
          no nos casaremos.
          Respondió la araña:
          -desde su telar.
          Que siga la boda
          Yo saldré a bailar.
          Respondió el tamo:
          -Bodega tenemos,
          por falta de padrinos
no nos casaremos.
Respondió el ratón
Con desatino:
-Que siga la boda,
yo seré el padrino.
Respondió el tamo:
-Padrino tenemos,
por falta de cura
no nos casaremos.
Respondió el gato:
-Con tanta pintura,
que siga la boda
yo soy el cura.
Respondió el tamo:
-Cura, ya tenemos,
vamos a la iglesia
y nos casaremos.
Se van a la iglesia
Tristes y afligidos
De ver que el cura
Se comió al padrino.

En las ferias, suelen existir, además del intercambio de ganado, algunas casetas de madera, que se colocaban en los aledaños de la calle Real, donde la gente solía comprar vino.

Las fiestas de aldea ofrecían un lugar para refresco y degustar el vino. Proliferaban los diálogos, dirigidos por un personaje curioso, cual era Dominguito Zahorí o los de  don Juan Tenorio, las relaciones. La interpretación de pequeños sainetes estereotipados al estilo de los carmina fescenina o las fábulas atelanas, basados en los romances famosos de Gernildo, el Conde de Olinos, de Moros y cristianos......
Y además de estas fiestas se mantenían las de las romerías, que eran antiquísimas la de San Isidro, San José, Santa Ana, y la Virgen de la Cabeza. En ellas, lo mismo que en las fiestas de las aldeas, este cuadro campestre se desarrollaba:

Grupos de familias  bailando; otros engullendo sendos trozos de salchichón y descomunales vasos de vino; borrachos fastidiando a los concurrentes;  vendedores de arropia, garbanzos tostados y avellanas americanas. Perdonavidas adornados de terribles y mortíferas facas; jóvenes que para el celebrar el santo le hacen una descarga cerrada demás de cuarenta tiros; novios que muerden de celos; novias que  varían de amores, con la misma facilidad que cambian las veletas de posición según que corre el viento; madrecitas que refunfuñan porque sus hijas están finas con zetanito, que le es antipático y grosero; jamonas que se pican porque las muchachas les corren el velito de sus ilusiones, y se encuentran  de patittas en la triste realidad de la vejez; y maridos y madres, que cual otro Job a todo dicen amén.

          En Alcalá, en Santo Domingo de Silos, los misacantanos decían por primera vez misa y los jóvenes por su fiesta comían vino con sardinas.

          La fantasía, provocada por el efecto etílico, ha dado lugar a muchas leyendas de este momento del siglo pasado. No es raro que, en el camino de Alcalá y Frailes, se aparezca  a un labrador una noche una bruja cerniendo higos en el Portichuelo. O que aprezca una bruja encantada  volando por los cortijos de la vega de Paz de la Rivera Baja o el Charro frailero. O que , en la fuente del cortijo de las Semillas de las peñas de Majalcorón, salieran de ella botellas de varios colores al anochecer. O las leyendas del caballero  de los Castillos que murió por una apuesta en la taberna cuando trata de conseguirlo colgado en la puerta del arrabal. Anica la de Ribera Alta me referirió el origen de varias cruces tras el sarao de una fiesta, la fábula de los cerdos del cortijo del Albarracín,  los cuentos de la Inquisición de la casa de los molinos de la Ribera Alta, las Vegas de Paz... en la zona del Robledo, 
          A veces, la fantasía ha desbordado a los poetas como a Gabriel Enciso que escribió una variante de la conocida Leyenda de la Mora y el Capitán enamorado, imaginándose una comarca, en la que la vid ocupaba un primer lugar:

          _No podré darte, dice Germán,
darte para tu regalo
diademas para tu frente
de rubíes y topacios.
...pero te daré un hogar,
en Castilla,  limpio y sano,
con su parral a la puerta
de óptimos frutos cargado,
y dentro, sobre la mesa,
en manteles de damasco,
pan de trigo de mi tierra,
vino de tierra claro.
Tras del hogar, la viña
Del abuelo, que he heredado,
Y más allá de la ladera,
Junto al tomillar lejano,
Un aprisco de corderos,
Todos blancos, todos blancos-
-        Qué prefieres? El alcázar?
-        Yo no, el hogar castellano´
       



En 1834, un informe de la ciudad al Gobernador demuestra que sólo se cria vino para el consumo y se importa de la Costa de Málaga. La producción alcanzaba las 7.000 arrobas. .

A mediados del siglo la filoxera, esa epidemia tan terrorífica para las vides, afectó como en el resto de la provincia, a todos los viñedos. Prácticamente, era nula la producción  de vinos en la comarca  hasta tal punto que  los vinos del país llegaban a costar de cinco a siete pesetas por arroba. Un informe de 1874, apuntaba a que 10.000 arrobas de vino eran las que se producían en el país, y dos mil forasteras.
De esta época, es una defensa de la abstemia  frente a la embriaguez como en 1879, esta poseía de tejada de un pretendiente que servía de modelo:
                    Y nos suelo embriagarme,
                    Con los licores
                    Ni con ron y aguardiente
                    Ni otros alcoholes.
                    Pues sólo bebo
                    El agua de la mora
                    Que me las pelo
                    No soy neo ni subneo,
                    Ni absolutista
                    Ni conserva gastado
                    Ni progresista
                    Soy del partido
                    De que toda soltera
                    Tengas marido.              
O estas reflexiones que tratan sobre la inmoralidad de la embriaguez:

El desprecio y el ridículo alternan. Si habla nadie le escucha; si llama nadie le oye: si llora nadie le compadece y si le ve el erudito se indigna y el ignorante se porque le ponen en lugar de los seres irracionales. 



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