Siempre han predominado
los estudios locales a lo largo de la geografía nacional, autonómica y
provincial. Parece como si, con la investigación, quisiera volverse a los orígenes
para explicar el presente, o, al menos, confrontarlo y servir como acicate para el futuro. En
nuestra comarca de la Sierra Sur ,
ya hubo trabajos que se remontan a más
de cuatro siglos. Se encuentran desde monografías sobre diversos linajes (este
es el caso del Discurso genealógico los
Aranda) hasta historias locales más
globales con sus dos enfoques: lineal en la secuencia temporal de épocas,
siglos, u otras unidades estacionales;
o, temática partiendo de la ideología del momento. Dos claros ejemplos de la
primera metodología son la Historia de la Abadía de Alcalá la Real , obra de Diego Espinosa
de los Monteros; y, en consonancia con
la segunda, una incipiente obra inconclusa de la Historia de Alcalá la Real , cuyo autor fue el cura
Agustín Garrido y Linares en el siglo XVIII. Alcalá la Real ,
historia de una ciudad fronteriza y abacial, (con sus cuatros tomos) representa un modelo de trabajo intelectual,
realizado por un excelente grupo de escritores universitarios y con una
proyección enciclopédica que sirvió de ejemplo para muchos otros lugares.
Dentro de este grupo, se
constata que pocos pueblos y ciudades
pueden poner de manifiesto una cantidad tan inmensa de publicaciones locales o
sobre diversas especialidades como Alcalá la
Real. Se ha estudiado, ya hace tiempo, el
microclima local por un geógrafo tenaz y concienzudo, se han realizado jornadas
sobre los diversos campos de la sociedad alcalaína (desde la economía hasta el
costumbrismo pasando por la historia y la literatura) con la participación de
muchos estudiosos de la comarca, o se ha profundizado en temas muy sugerentes
como la campanas de las tierras de la
Abadía, se singularizó el estudio local con proyección global con Las Jornadas
de la Abadía. Por su parte, los Estudios
de Fronteras significaron un paso trascendental
para avanzar en otro tipo de congresos y jornadas, que multiplicaron los
encuentros de historiadores con motivo de muchas efemérides.
Merecen una especial consideración el enorme conjunto de revistas, opúsculos,
libretos y estudios sobre temas locales, sobre todo de asociaciones religiosas; muchos de ellos han puesto al día muchos aspectos de su
patrimonio, vida, origen y fundación.
Algunas obras han trascendido lo que sería un simple artículo para desarrollar
un estudio pormenorizado y concienzudo de
hermandades y cofradías. En estos días, un nuevo libro salió a la luz, La Historia de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la
Cabeza, obra de varios autores. Es una nueva contribución a la
investigación local sobre las vivencias y costumbres de nuestros antepasados
que acudieron a la cita romera del Cerro de la Cabeza y de su difusión
devocional en nuestra localidad. Por otra parte, en los pasados meses, Las
Actas del anterior Congreso de la Abadía de Alcalá la Real, publicadas hace
unos meses por el ayuntamiento alcalaíno, recogían las comunicaciones de los estudiosos de esta
faceta histórica. Y, en estos días, se celebra un nuevo congreso sobre el mismo
tema. Una nueva metodología enriquecedora podría abrir nuevos campos de
investigación con la sugerencia de llevar a cabo líneas de estudio, que se
concretaran con ponencias participativas en los congresos a través de mesas
redondas o puestas en común. Podría significar un paso importante para el
desarrollo del Congreso de Estudios Locales, que conllevaría unas conclusiones
para el conocimiento, elaboración de propuestas y participación de los
congresistas.
Hace unos años, el profesor Domínguez Ortiz
visitaba nuestra ciudad con uno de estos congresos y se manifestaba sobre la
importancia de los estudios locales para
la elaboración de las grandes historias. Aportaba la clave metodológica de la
incardinación de lo local en la globalidad. De ahí que el profesor Andrés
Bansart reclame un puesto de excelencia para este tipo de estudios con estas palabras· la misma definición de identidad cultural debe ayudar a los individuos
a identificarse de manera solidaria en el yo colectivo de su comunidad local.
Y matizaba alentando a que este enfoque se correlacionara con una entidad
superior como su Estado, Patria o País. Pues este es el motor de su historia
para no caer en el patrimonio fosilizado, ni en la simple referencia a unas
tradiciones. Con esta visión se amplía el horizonte, porque es “el transcurso del crecimiento de una
sociedad, es decir su historia”. Bella lección de dos maestros para los
discípulos locales.
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