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sábado, 3 de octubre de 2015

EL DÍA DEL VINO

En los siglos XVIII y XIX,  surgen muchas leyendas, relacionadas con el vino. Pues, en el nacimiento de las aldeas y la separación e independencia del Castillo y Frailes se percibe que ya comenzaban a tener costumbres propias. Una de estas leyendas está relacionada, incluso, con una fiesta que le denominaban DÍA DEL VINO. Solía ser por los primeros días del mes de mayo. Varios días componían esta festividad que había paganizado el día de la Cruz. Tuvo lugar en la Pedriza. Un vecino de ella, ansioso de  disfrutar de la bebida de su tierra, se quedó por aquellos días sin la dulce bebida, y  para saciar su apetito, no tuvo mejor acierto que molturar en un cuenco varios Kilogramos de habas. Con la gran sorpresa, que aquel jarabe, no debía ser de mucho agrado, hasta tal punto que para simular un sorbo de vino, lo acompañó de unas cucharadas de vinagre. Cual fue la sorpresa, que el dolor de vientre era insoportable para una persona. No le quedaba más remedio que encomendarse a los santos del lugar y, lo que era frecuente de aquella época, prometer erigir una  Santa Cruz en lo alto del cerro, si salía de aquel duro trance, al mismo tiempo que todos los años invitaría gratuitamente a todos los vecinos con su propios fondos en dos pilones que ponía a disposición de todos los vecinos de la aldea. Logró superar aquella dura prueba y, desde entonces, el día de la Cruz se celebraba en dicha aldea con  la tradicional rifa, el baile de aldeanos y, como publicata de fiestas, el reparto del vino entre los aldeanos por medio de unos jarritos que cada familia se llevaba a sus casas.  Al morir el  vinoso protector del vino, se  formó una asociación protectora de aquella sana costumbre que mediante unas cuotas fijas, rellenaban los dos pilones y se mantuvo la costumbre hasta principios del siglo XX dicha costumbre. 




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