Vivamos, Lesbia mía, et amémonos
Y un céntimo, nada más, nos importen
De los trasnochados sus palabras banales:
la luz pura del sol, un día, muere,
y, con fulgor, día después, renace.
Si la llama declina brevemente,
Durmamos, pues, una eterna noche,
Mil besos, pronta, ven a darme,
Mil besos, luego, ven a doblarme,
Mil besos más, cien mil hasta saciarme
Luego, otros cien mil, un millón más
Hasta hacer la cifra interminable.
Que sea cadena de ósculos infinita
Sin correcta cuenta, y al libre socaire,
Envidia del cornudo que nos acecha,
En tanto nuestras bocas se eternizan.
Hasta las vacilaciones y dudas que le conlleva el amor de Lesbia, su sentimiento del amante herido, reflejado en el poema 85, los versos más cortos y más intensos de la lírica amorosa, alargados por la versión poética :
Te odio y te amo, cara pura de Jano
¿acaso real, o, en verdad, posible?
pregunta para ti desconcertante,
entraña rota en la cruel torturade sentimientos duales de un amante.
Pasando por estos versos que, al estar hastiado de la vida política del siglo I antes de Cristo, exclama:
¿Que te pasa, Catulo, que Caronte
Te espera, en la laguna, a embarcarte?
Si ya Nonio tu enemigo escrofuloso
Se sienta sobre la silla justiciera,
E impaciente Vatinio profiriera
un pronto y de seguro consulado
¿Qué te pasa, Catulo, que Caronte
Te espera con la barca en la ribera
Y te tardas soñando en quimeras?.
Mil y una vez, Lesbia me maldice;
contra Catulo ahora despotrica,.
Que me muera, de amor, si no me incita.
Mil y ciento de señales me remite,
Y con el dedo, desvelarla puedo
Que m e muera de amor porque la quiero.,
Buen libro, este de Carmina, para la fiesta de San Valentín, tan impregnada de lo comercial y tan evasiva de la esencia del auténtico amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario